De
nuevo, han pasado un montón de días desde la última vez que me
puse manos a la obra con la última entrada en el blog, que consistió
en una entrevista al atleta Antonio Núñez, la cual venía de otra
racha de varios días sin publicar nada. Pasado este tiempo, decido
hoy sentarme de nuevo frente al ordenador e intentar escribir unas
cuantas líneas. Mi idea principal para esta ocasión es intentar
expresar una serie de opiniones y, a la vez, sentimientos, acerca de
unos algunos temas ligados, como suele ser habitual en este blog, con
el deporte, más concretamente con el atletismo.
A
lo largo de este tiempo sin actualizar el blog han pasado varias
cosas, tanto a nivel deportivo como personal. Centrándonos en el
tema puramente físico, he tenido momentos de altibajos hasta llegar
al momento en el que me encuentro ahora, donde he conseguido salir a
rodar durante casi un mes. Y es que, tras competir en la carrera de
Bobadilla del Campo a principios del mes pasado, en concreto el día
dos, me tocó parar por completo debido a una sobrecarga muscular.
Otra lesión más que se suma a las muchas que he tenido desde que
comencé a tener molestias en el tendón de Aquiles, allá por el mes
de junio de 2017. Posteriormente, una fractura en una costilla (y
otra que quedó en duda), una inflamación en el tendón que ya me
había dado guerra y dos sobrecargas que me tuvieron sin correr otras
tres semanas estuvieron presentes. Y tampoco hay que olvidarse que a
finales de 2016 empecé a correr tras dos meses sin poder rodar
debido a otra lesión en uno de los dedos del pie, una lesión que,
al igual que esta última, apareció tras comenzar a hacer series.
Cuando
me vi de nuevo lesionado tras competir en Bobadilla me vine bastante
abajo, pues creí que la época de tantas lesiones durante los meses
anteriores estaba ya por completo olvidada y que, tras unos cuatro
meses, ya podría tener cierta continuidad entrenando y que esa
dichosa racha se había quedado como una anécdota. Estaba
equivocado. Tras unos días de asueto, decido empezar con la
natación. No me vino mal, sobre todo para esta espalda mía, que en
cuanto abandono la práctica deportiva durante unos días decide
empezar a quejarse, pero debo reconocer que me sucedió algo que
nunca previamente me había ocurrido: tenía tan baja la moral
después de volver a tener un problema que me impedía correr que en
cierta ocasión me planté en la puerta de la piscina y allí mismo
me di la vuelta y me volví para casa. Estaba completamente
desmotivado por estar otra vez “cojo” (siempre que me lesiono
utilizo varias veces esta palabra, dando igual el tipo de lesión que
tenga). Así, parada durante unos cuantos días. Aunque volví a
estar inactivo, seguí bajando a la orilla del Duero para ver si
podía encadenar alguna zancada sin molestias, y fue precisamente
durante estos últimos días cuando realmente empecé a ver mejorías.
Cada vez que intentaba correr veía que tenía molestias, hasta que
un día conseguí hacer catorce minutos (en vaqueros y con unas
zapatillas que “jubilé” en octubre con algo más de 1000
kilómetros y que ahora utilizo para ir por la calle). Ese día acabé
con la moral bastante alta, decidiendo intentar salir a rodar unos
cuantos kilómetros al día siguiente. Así, por tierras leonesas
(debido a motivos laborales, he estado unas semanas por allí) me
puse las zapatillas y salí a hacer un rodaje. Nada de pensar en
ritmos, solamente ver cómo respondía la lesión. Tras una sesión
de tres cuartos de hora, veo que el tiempo va pasando y si bien es
cierto que noto algo en la zona afectada, no tiene nada que ver con
las molestias tan intensas que tuve varios días antes, así que el
siguiente objetivo es seguir rodando, aumentando poquito a poquito
las sesiones, pero olvidándome de ritmos, dejando que sea el propio
cuerpo el encargado de decidir a qué velocidad hay que ir, algo que
incumplí un día que, aprovechando unos descansos laborales, pude
acercarme a Zamora y que aproveché para ir con un grupo del Zamora
Corre que salía de Valorio. Lo pasé fatal y durante prácticamente
todo el rodaje tuvieron que ir esperándome, pero, al menos, debo
decir que, a pesar de sufrir, me lo pasé como un enano rodando junto
a ellos.
Desde
que comencé a correr, han pasado tres semanas y pico (cuando acabe
esta, serán ya cuatro las que lleve rodando) y la verdad es que creo
que está siendo la primera vez en mucho, pero que mucho tiempo, que,
si bien he ido aumentando el volumen de las sesiones (en minutos,
pues estoy corriendo por tiempo), estoy dándole una importancia
relativa a los ritmos. Sí intento controlarme algo más durante los
primeros minutos, los cuales aprovecho para ir entrando en calor,
pero, una vez que lo he conseguido, intento olvidarme de lo que va
marcando el reloj y procuro centrarme en lo que me va diciendo el
cuerpo. También llevo todo este tiempo sin un plan de entrenamiento,
pensando qué voy a hacer cada día prácticamente cuando estoy a la
espera de que el GPS se cargue. La verdad es que tiendo a ser
bastante cuadriculado, por lo menos a la hora de organizar los
entrenamientos, y durante bastante tiempo he estado corriendo
sabiendo qué iba a hacer al día siguiente, algo que ahora no he
estado haciendo. Es una manera diferente de correr, y la verdad es
que ya no me acordaba lo que era salir improvisando la sesión.
No
tengo muy claro si a partir de la próxima semana empezaré algún
plan de entrenamiento de cara a volver a hacer “la base” o
seguiré improvisando los entrenamientos, pero lo que sí tengo claro
es que, por ahora, el tema de las competiciones está muy, muy
alejado. La verdad es que no tengo ninguna intención de preparar
alguna prueba con un entrenamiento más específico, igual que
tampoco previsto tomar la salida en alguna carrera, aunque sea con la
única intención de salir a pasármelo bien. Si soy sincero, no echo
para nada de menos ni las series ni lo de colgarme un dorsal en la
camiseta. Ahora mismo, lo que quiero es poder seguir saliendo a rodar
a diario. Lo que comentaba de empezar a hacer “la base” no deja
de ser una de mis manías dentro del deporte, pero, como digo, nada
enfocado a la competición. No me veo con ganas de salir en una
prueba y tampoco siento ninguna envidia cuando veo a gente que
conozco hacer series y rodar a los ritmos a los que yo antes también
rodaba. Como una vez leí en un artículo de una revista, prefiero
ser capaz de correr una hora a cinco minutos que un kilómetro en
3'40. Ahora mismo, mi único objetivo es poder seguir corriendo, sin
más, y disfrutar de este deporte.
Nos
vemos… haciendo deporte, claro.