jueves, 11 de abril de 2019

Reflexiones deportivas


Ha pasado casi un mes desde la última entrada que publiqué en el blog, la cual trataba sobre la Media Maratón “Ciudad de Zamora”. Desde entonces, he ido “dejando para mañana” las publicaciones en el blog. Y es que, entre unas cosas y otras, al final siempre he acabado dejando a medias los artículos que tenía escritos. Sin embargo, espero que para esta ocasión pueda sentarme y dedicarle un buen rato a una de mis aficiones favoritas: la escritura. ¿Sobre qué escribir? Me gustaría hacerlo, como de costumbre, acerca de temas relacionados con el mundillo del atletismo. Y es que, si bien es cierto que a lo largo de estas últimas semanas no ha habido cambios excesivos, alguno sí que ha sido de cierta importancia a nivel deportivo, como puede ser el cambio de club.

En octubre de 2018 decidí renovar la licencia con el Atletismo Zamora, el club con el que me he formado como corredor y con el que he ido creciendo dentro de este deporte. Aunque tenia bastante claro que no iba a participar en ningún evento deportivo en el cual se me exigiera este documento, me parecía mejor seguir con mi club de toda la vida a participar en las poquísimas competiciones en las que tenia programado competir sin un equipo. En ese momento no me paré a pensar en algo que, poco tiempo después, me empezó a rondar por la cabeza y que ahora podríamos decir que se ha materializado. Siendo sinceros, por mi mentalidad de corredor popular, creo que desde hace ya alguna que otra temporada, formaba parte de un club en el cual no acababa de encajar. El Atletismo Zamora, si bien es cierto que gracias a ellos (en especial a Teo de las Heras) me he aficionado a este deporte mucho más que al ciclismo, algo que en su día parecía bastante complicado, es un club dedicado, primero, a la formación de deportistas, y luego, el objetivo más principal suele estar enfocado más hacia la variante competitiva del atletismo, bien sea en pista, cross o diversos eventos populares. Y un día, allá por principios de año, me puse a hacer un pequeño balance de todo esto. Me di cuenta de que tan sólo he corrido en pista en un par de ocasiones, ya no participaba en pruebas federadas, y entre una prueba popular y otra pasaban varios meses de separación. Tampoco entrenaba ya con Teo, y aunque en alguna ocasión me he animado a rodar con el grupo de atletas que tenía de edades parecidas a la mía, ya hacía también mucho que no lo hacía. Por otro lado, mi mentalidad hacia ciertas cosas ha seguido cambiando, pudiendo destacar que, si bien es cierto que cuando dejé de entrenar con Teo me molestaba que se me dijera “que hay que competir”, porque para mi el atletismo es una afición, no un trabajo, ahora el que se me hable constantemente de pruebas, marcas y demás es algo que me “quema” bastante. Y, así, decidí empezar a buscar un nuevo equipo. Debo reconocer que no lo dudé ni un momento a la hora de ponerme en contacto con uno: el Mesa de Valorio. ¿Por qué? Porque posiblemente sea el club de atletas populares (o sin licencia federativa, como queráis llamarlo) más antiguo de Zamora y porque, entre otras cosas, suelo bajar en varias ocasiones a entrenar con ellos a nuestro querido bosque de Valorio. Tras hablar con algunos de sus integrantes para saber cómo podía empezar a formar parte “del Mesa”, enseguida me aceptaron como una más de sus integrantes.

¿Por qué el Mesa de Valorio y no otro de los varios equipos con mentalidad “popular” que tenemos en Zamora? Pues por un motivo muy sencillo. Este club es uno de los “tradicionales” del atletismo zamorano (en su blog podemos observar que hacia el año 2000 aparecieron como club, aunque ya en los años noventa un buen grupo de amigos se juntaba para correr por el bosque) y, a nivel popular, posiblemente sea el primero que aparece sin una mentalidad competitiva “pura”, sino con el único objetivo de salir a correr, sin más. En mi caso particular, mis objetivos a nivel deportivo están muy alejados del deporte federado y prefiero practicar el atletismo con otra filosofía. No me gusta demasiado ir rodando y que los compañeros de fatigas me vayan hablando constantemente de las marcas en pista, de los segundos que tienen que bajar para lograr una mínima que les permita participar en los campeonatos más importantes. No digo que ésto no permita disfrutar del atletismo, porque cada uno disfrutamos del correr a nuestra manera, pero tengo claro que mi camino no va por ahí. Mi rumbo está más enfocado a intentar no volver a olvidarme de la parte más importante de esto, que no deja de ser algo tan básico como correr (se nos suele olvidar con demasiada frecuencia). ¿Participar en eventos populares? Desde luego que tengo previsto tomar parte de competiciones de este tipo con los colores del Mesa de Valorio, pues otro de los motivos de buscar un nuevo club era para, además de entrenar con ellos algunos fines de semana, poder participar con su camiseta en estos eventos. Pero, desde luego, sabiendo cuáles son mis límites y sin más pretensiones que las de intentar pasar una mañana agradable de atletismo. En resumidas cuentas, creo que he acertado empezando a formar parte del Mesa de Valorio. Desde aquí, me gustaría agradecer a todos sus integrantes el que me hayan aceptado. ¡Gracias compañeros!

El Atletismo Zamora ha sido mi club desde que comencé a correr, cuando el verano del 2009 estaba llegando a su fin. Gracias a Bernardo Cabañas me puse en contacto con Teo de las Heras. Con él comenzó mi andadura atlética, que fue de su mano hasta octubre de 2014, cuando decidí empezar a entrenar por independiente, aunque la relación la seguimos manteniendo. Pero, la verdad, gracias a este club, y sobre todo gracias a Teo, me he aficionado al atletismo y me he ido formando como atleta. Sí es cierto que, como todo en esta vida, hay ciertas cosas que no comparto y que han sido, en parte, lo que me han llevado a cambiar de club, pero no puedo negar la gran labor que han hecho conmigo (bueno, y con una gran parte del atletismo zamorano) a la hora de formarme como deportista. Gracias a Teo y al Atletismo Zamora he vivido momentos muy bonitos y he podido suplir durante unas temporadas lo que me motivó a practicar atletismo: competir. Siempre digo que yo quería competir en ciclismo, no corriendo, y como mis padres no estaban muy por la labor, un día se me ocurrió decirles que si me dejaban hacerlo a pie. Una de esas anécdotas que quedan para el recuerdo y, si soy sincero, ahora no me arrepiento de que no me dejaran ser ciclista y de que prefirieran que, si quería competir en un deporte, fuera en el atletismo. Por otro lado, la verdad es que aun me une con este club una licencia federativa. Imagino que lo de tener licencia con un club e inscribirse con otro en una competición federada o que pertenezca al calendario de la RFEA no esté permitido, pero imagino que no haya muchos problemas para participar en las poquísimas carreras que tengo previsto participar, pues todas ellas son eventos puramente populares, organizados dentro de la provincia de Zamora y que no tienen nada que ver con el deporte federado. De haber pensando poco tiempo antes este cambio, lógicamente no hubiese sacado esta licencia, pero bueno, todo surgió un poco más tarde y estos documentos ya estaban tramitados.

En definitivas cuentas, y para resumir un poco todo lo escrito a lo largo del articulo, dejo mi club de toda la vida, el Atletismo Zamora, para empezar a ir a las competiciones con el Mesa de Valorio, un club en el que, debido a la filosofía que tengo ahora, se adapta bastante a mi. Por ahora tengo una serie de objetivos tanto en los entrenamientos como en las competiciones (espero no tardar mucho en debutar con el Mesa de Valorio en alguna carrera, aunque mi estado de forma sea mejorable), pero éso ya tocará escribirlo en otra entrada. Y para cerrar ya por completo, muchas gracias a todo el Atletismo Zamora, en especial a Bernardo, que gracias él conocí este club, y a sus entrenadores (Teo de las Heras y Ángel Martín) por todo lo que me habéis enseñado acerca de este deporte, y también muchas gracias al Mesa de Valorio pro aceptarme como uno más.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.