Nos encontramos encarando la parte final de la temporada atlética. Es el momento en el que muchos atletas aprovecharán para hacer un pequeño alto en los entrenamientos programados y poder disfrutar del simple hecho de correr por correr y alternar esto de gastar zapatillas con otros deportes, como puede ser la bicicleta, un complemento ideal para los corredores. Y aunque ahora se celebren competiciones por las muchas fiestas de los pueblos, que suelen coincidir con esta época del año en la que las temperaturas son más altas, los objetivos en ellas posiblemente disten mucho de los del resto del año y el único objetivo sea el de disfrutar de un rato agradable y “quitarnos la carbonilla”, pero sin hacer mucho caso al cronómetro y simplemente dejarnos llevar por nuestras sensaciones. Sin embargo, puede que algunos estén pensando en preparar alguna maratón para finales de verano o primeros del otoño y no durante todos estos meses de calor, pero sí durante algunos, les tocará seguir entrenando a las órdenes de un plan de entrenamiento, por lo que este “asueto” o lo estarán haciendo ya mismo, con la idea de llegar más o menos frescos a la preparación, o lo harán una vez completado su objetivo en los 42195 metros de esa maratón.
Hay otro grupo de corredores, que no estamos en ninguno de los dos grupos anteriores. Somos aquellos a los que nos gusta correr por correr, que nos ponemos muy de vez en cuando algún dorsal y cuyo único objetivo es poder salir a correr sin que nos duela nada. No llevamos una planificación con series, cuestas, cambios de ritmo o ritmos controlados, simplemente nos calzamos las zapatillas e intentamos disfrutar al máximo de nuestros rodajes. Si bien es cierto que durante esta época de más calor a lo mejor podemos introducir alguna modificación, continuamos rodando a diario, pues correr es nuestra válvula de escape. En este grupo se encuentra el que escribe. Durante unas temporadas, cuando entrenaba con Teo de las Heras, estas fechas eran las de cerrar la temporada. Corríamos la Milla de La Horta y luego, el 29 de junio (tenía siempre fecha fija) el Cross del Ajo, por las fiestas de San Pedro, y ahí dábamos por finalizados los entrenamientos, un periodo que se alargaba durante el mes de julio para luego, ya en agosto, recuperar los entrenamientos, que durante las primeras semanas únicamente eran de carrera continua. Era una buena manera de hacer una transición de una temporada a otra, pues nos manteníamos activos (en mi caso, con la bicicleta y la natación), pero nos recuperábamos y volvíamos más frescos al inicio de los entrenamientos. Claro que los objetivos en ese momento estaban más centrados en competir, en no llegar “agotados” al cross y poder aguantar el resto de la temporada sin muchos percances mientras hacíamos las correspondientes series o cuestas.
Ahora, los objetivos son otros y ya desde hace unos años decidí modificar lo de no correr en julio. Es cierto que quizá esto de no correr absolutamente nada durante un mes y centrarme solo en la bicicleta y la natación fuera algo un tanto drástico y que, de volver ahora a organizar una temporada como las organizábamos entonces no lo haría así. De volver, ahora me plantearía alternar un día de carrera continua con otro de bicicleta (se me hace más llevadero lo de dar pedales que nadar), pero no dejaría por completo lo de encadenar zancadas. ¿El motivo? Bueno, está claro que el objetivo principal era el de recuperar tras una temporada compitiendo y entrenando, pero no sé hasta qué punto nos podía beneficiar, a la hora de volver a entrenar, haber estado durante cuatro semanas haciendo deportes sin impacto para luego, empezar a encadenar entrenamientos de carrera continua. Para evitar que el cuerpo, por decirlo de alguna manera, “se olvidara” del impacto que tiene correr, podría ser una buena opción continuar con rodajes, quizá con algo menos de volumen, y alternarlos con sesiones de bicicleta, que no tiene ningún impacto y nos podría ayudar perfectamente a recuperar. Un día un deporte y al siguiente otro.
Pero bueno, que me desvío de lo que quería contar. Comentaba que desde ya hace unos años, en julio continúo corriendo. Y debo reconocer que lo agradezco. Desde hace ya mucho apenas participo en competiciones, pues entre lesiones, turnos de trabajo y el tiempo que hemos estado con la pandemia del coronavirus, no he tenido lo que se dice mucha opción de colgarme un dorsal, y esto ha pasado a convertirse en algo no centrado en competir, sino en intentar disfrutar del atletismo y, durante el tiempo que estoy rodando, desconectar de todo. Disfruto corriendo sea el mes del año que sea, y prefiero seguir así a “amargarme” como me pasaba entonces por no poder correr. Porque, si ya llevo mal no poder correr estando lesionado, no correr sin que me duela nada lo llevo aun peor. Como decía en el párrafo anterior, aquello quizá fue muy drástico y de haber seguido corriendo, aunque fuera a días alternos, con un día de bicicleta de por medio, lo hubiese llevado mucho mejor al no comerme tanto la cabeza por querer salir a correr. Pero bueno, ahora los objetivos son otros y tampoco es que ande sobrado de tiempo como para estar unos cuantos días a la semana invirtiendo mucho tiempo con la bicicleta porque, queramos o no, lo de dar pedales requiere de bastante más tiempo que si nos ponemos a dar zancadas. Por lo tanto, sí, la temporada a llegado a su fin, pero, en mi caso, como el de otros muchos corredores, continuaré (siempre que el cuerpo lo permita, que esa es otra) dando unas cuantas zancadas durante el mes de julio. No sé si es o no lo correcto, pero estas últimas temporadas lo he disfrutado y, al final, es lo que importa, que nos lo podamos pasar lo mejor posible con el deporte que nos gusta.
Hablando un poco de los últimos entrenamientos, por ahora el objetivo que me he marcado es el de poder correr a ritmos en torno a los cinco minutos por kilómetro, algo que no se me acaba de lograr. Durante el mes de abril tuve unos días en los que terminaba los rodajes rozando esos ritmos y tan solo algún día de manera puntual era capaz de rondar los 4’58-5’00 de ritmo medio al terminar. Según fue pasando el tiempo parecía que el cuerpo fue asimilando esos ritmos y, milagrosamente, durante algunos días del mes de mayo sí conseguí parar el cronómetro con ritmos medios en torno a 4’50-4’55, pero fue algo fugaz y, pasados esos primeros días, volví a los ritmos de 5’05-5’10. Ahí es donde me encuentro de nuevo ahora, rondando los 5’10 por kilómetro, salvo excepciones muy, muy contadas, como ayer, cuando, tras finalizar un rodaje por el pueblo (el primero que hacía desde 2017), el GPS marcó una media de 4’53 min/km. Posiblemente, haya sido la única vez este mes que haya podido bajar de los famosos “a cinco el mil”.
Aunque estoy contento de ver que, al menos por ahora, he conseguido bajar unos cuantos segundos por kilómetro respecto a los meses de enero o febrero, cuando un rodaje por debajo de 5’20 era ir forzando, creo que aun queda por mejorar. Sigue faltando ese “empujón” para poder decir que me manejo a ritmos de cinco por kilómetro en cada rodaje, pero no podemos ir con prisa, y después de muchísimo tiempo sacando las sesiones a 5’25-5’30, tenemos que ir con paciencia, sin querer hacer las cosas antes de tiempo. Quedan por delante aun muchas semanas para seguir en busca de este objetivo, así que vamos a hacer las cosas bien. Por ahora, es lo único que tengo en mente. Según vaya avanzando el verano y vaya viendo cómo van saliendo los ritmos de los rodajes, a lo mejor podía empezar a plantear organizar un poquito la temporada y, por qué no, ver el turno y, en base a los días que toque trabajar, plantearme la posibilidad de participar en alguna competición, con el único objetivo de ver cómo voy respondiendo a estos estímulos tras tanto tiempo sin colgarme un dorsal. Participar sin una idea de parar el cronómetro en un tiempo determinado o de querer entrar bien en la clasificación, solo ir haciendo alguna prueba y aprovechar estos eventos como entrenamientos de calidad para ir cogiendo algo de ritmo. Es lo que ahora mismo me planteo a largo plazo. Así, también podría debutar, por fin, con la camiseta del Zamora Corre-Adarsa, que después de llevar con ellos más o menos año y medio, aun no he corrido nada con su camiseta y un dorsal. Pero bueno, en parte, todo dependerá, lo primero, de los turnos de trabajo, que, como el noventa y nueve por ciento de la población, no nos dedicamos a esto de manera profesional y nuestros ingresos vienen de otros sitios y, por otro lado, habrá que ir viendo si soy capaz de ir acercándome a esos ansiados cinco minutos por kilómetro.
Lo dicho. Buen verano para todos y sea corriendo o con otros deportes, a disfrutar de estas semanas fuera de la temporada.
Nos vemos… haciendo deporte, claro.