lunes, 30 de mayo de 2022

Zapatillas y bicicleta

Durante esta última semana he estado leyendo el libro “Un hombre en fuga. Gloria y tragedia de Marco Pantani”. He aprovechado que volvía a leer temas de ciclismo para echar un poco la vista atrás y recordar que mi afición al deporte comenzó gracias a gente como el protagonista de este libro, el gran escalador italiano Marco Pantani, lo que me ha animado a ponerme manos a la obra con otra entrada para el blog y tratar un poco este tema.


Hasta que comencé a practicar atletismo a finales del verano de 2009, mi deporte “principal” fue el ciclismo. Estaba muy enganchado al deporte de las dos ruedas, hasta el punto de que estaba constantemente en casa para que me dejaran competir. Siempre obtenía un “no” rotundo por respuesta, alegando que meterse en un pelotón de una competición ciclista era muy peligroso y que éste necesitaba, además, de mucho tiempo para entrenar, un tiempo que tenía que invertir en estudiar. La verdad que ahora agradezco eternamente a mis padres esa negativa para ser ciclista, aunque en aquel momento no acababa de entender la decisión y cada vez que me subía a mi bicicleta BH de montaña me imaginaba subiendo un puerto como Alberto Contador, el ciclista de moda por aquel entonces, o intentando emular los ataques de los ciclistas que veía por la tele cada vez que salía con más gente. Lástima que al corredor del Astana esos ataques le salían bien y a mi, una vez que los compañeros, todos de la edad de mi padre, habían ido un rato por detrás, posiblemente riéndose de mis “brotes”, decidieran tensar un poco y, sin demasiado esfuerzo, pasarme y dejarme por ahí tirado.

Me enganché a las competiciones por la televisión y veía todas las que podía. Además, por casa teníamos varios números de las revistas “Bicisport” y “Ciclismo a Fondo”, los cuales me leía de arriba a abajo. Bueno, miento. En realidad buscaba las entrevistas a los profesionales de aquel momento, para ver cómo eran sus entrenamientos, cómo habían empezado ellos a andar en bicicleta y en qué pruebas iban a estar presentes. También buscaba las noticias de las competiciones que ya se habían celebrado y de las que se iban a celebrar. Juntaba noticias de los años 80 y 90, con los equipos ONCE y Banesto como principales bazas españolas, y con nombres de ilustres como Delgado o Indurain, en Bicisport, con las noticias más recientes de la mano de “Ciclismo a Fondo”, donde aparecían los Alberto Contador y Carlos Sastre. Por medio, los más conocidos, tanto de nuestro país como de otros: Mario Cipollino, Lance Armstrong, Ángel Arroyo, Marco Pantani, Laurente Jalabert, Oscar Freire, Peio Ruiz Cabestany, Chente García, Pablo Lastras… Incluso, aunque ya tenía este blog, hice otro (“Amantes delciclismo de carretera y montaña”) donde tan solo escribía temas relacionados con la bicicleta, llegando a publicar algunas entrevistas que hacía a algunos ciclistas profesionales, como Eduardo Chozas, Sergio Pardilla u David Etxebarría, aunque también tuve la oportunidad de entrevistar a gente como Antonio Alix, uno de los primeros triatletas españoles en competir en el prestigioso Ironman de Hawaii, a Javier Castañer, quien ostenta la segunda mejor marca de la hora tras Miguel Indurain, a Manolo Saiz, director del equipo ONCE y un gran revolucionario de este mundillo, o a Francisco Chico Pérez, director durante varios años de la revista “Bicisport” todo un ilustre dentro del ciclismo a nivel periodístico.


A nivel de práctica, que era lo que, sin duda alguna, más me gustaba, empecé en esto de la bicicleta de mano de mi padre, aficionado desde joven al ciclismo, de carretera de forma especial. Mis primeras salidas en grupo fueron la gente de Bicizamora, con quien he seguido compartiendo kilómetros incluso ya practicando atletismo como deporte principal, y con quienes aun a día de hoy, cuando he dejado la práctica completamente de lado, aun tengo cierto contacto. A aquellas primeras rutas familiares les acompañaron, primero, las salidas “de los miércoles”, donde completar unos kilómetros con ellos era para mi, muchas veces, un suplicio físico y también técnico, algo que siempre me flojeaba a la hora de salir con la bicicleta de montaña y que me ha acompañado en mi etapa actual como corredor. Poco a poco fueron llegando las primeras salidas también con el grupo de las nueve y media, según iba mejorando un poco y el fondo físico me iba permitiendo aguantar rutas más largas. Una buena manera de iniciarse en el mundillo del deporte.


Sin embargo, en 2009, ante la constante negativa de no poder competir en ciclismo, mi mayor ilusión, comencé, de la mano de Teo de las Heras y el Club de Atletismo Zamora, a competir en atletismo. En aquel momento reconozco que nadie de mi entorno intuía que este deporte iba a conseguir desplazar a la bicicleta. Poco a poco me fui metiendo en el mundillo del corredor, y el gusanillo me picó. Con fuerza. Contribuyeron mucho aquellas anécdotas que nos contaba Teo de su extensa época como corredor, con otros corredores zamoranos, a muchos de los cuales iba conociendo con el paso del tiempo. Cada atleta nuevo que conocía, una anécdota nueva en una competición. Atletas veteranos que nos contaban sus experiencias con los dorsales de primera mano. Estaba metido en lo que me gustaba: la competición. No era en el deporte que en un principio quería, pero es en el que ahora no quiero abandonar. Además, topé con un grupo de chavales de mi misma edad. Con Steven hice “buenas migas”, al ser dos atletas con unas características bastante parecidas. Aunque más rápido que yo, éramos los dos fondistas del grupo, de la misma edad y con una mentalidad muy parecida a la hora de entrenar y competir.

Pasó el tiempo y poco a poco me fui alejando de la bicicleta. Aunque he tenido épocas de estar más vinculado que otras, incluso mis padres llegaron a comprarme una bicicleta de carretera, reconozco que, con el paso del tiempo, he acabado completamente centrado en el atletismo. Ahora, desde la lesión del tendón de Aquiles en 2018, no me he vuelto a vestir de ciclista, y ahí ya venía precedido de varios meses sin salir. Sí que sigo un poco más la competición a través de revistas especializadas, televisión y redes sociales, aunque reconozco que a varios de los ciclistas más actuales ya no los controlo tanto como a los de la época de Alberto Contador y demás.


Actualmente, debo reconocer que estoy agradecido a mis padres de que no me dejaran ser ciclista. Durante mucho tiempo fue mi ilusión. Quería estar en un equipo de cualquier manera. Sin embargo, ahora, echando la vista atrás, reconozco que, como atleta, en estos doce años me lo ha pasado genial, y ha sido un deporte que me ha aportado mucho. Cierto es que durante estos últimos años prácticamente no he estado compitiendo y que las lesiones han sido una constante, pero, como decía, he disfrutado una barbaridad. Aunque no quiero desmerecer a la bicicleta, pues gracias a ella me aficioné al deporte y me ha salvado de varios parones cuando las lesiones me han obligado a dejar de correr durante una larga temporada. Pero, como decía, ahora mismo no cambiaría mis kilómetros corriendo por unos en bicicleta.


Nos vemos… haciendo deporte, claro.


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