Infantiles (mi categoría)
Se salió bastante rápido, y hubo algún resbalón que acabó en caída (yo no me caí, pero estuve lo que se dice a punto, a punto).
Dimos cuatro vueltas a un circuito de 400 metros, que salía de la Plaza Mayor, iba hasta la Plaza de Viriato y volvía a la Plaza Mayor, entrando por una curva que, como estaba muy mojada por la lluvia que había caído por la mañana y los días anteriores, yo tenía miedo al pasarla, por si acababa en el suelo. En la primera vuelta fuimos “a matar”, se escapó un chaval bastante alto, con una zancada bastante buena. Otro de Benavente, yo y otro que compite en el mismo Club que yo nos quedamos un poco más atrás, como a 100 metros, y los demás, un buen, pero un buen rato más atrás. En la segunda vuelta se paró un poco mel ritmo, y el que iba escapado, hablando en términos de ciclistas, se metió en el grupo, al lado del que venía de Benavente, pero enseguida se fue más para atrás. En la tercera subimos un poco, muy poco, el ritmo, quedándonos solos el de Benavente, mi compañero del Club y yo. El de Benavente enseguida se escapó, sacándonos lo mismo que el primero que se escapó, unos 100 metros. Cuando comenzó la última recta, el más veterano del Club nos pegó una voz y nos dijo que ya solo quedaban 100 metros (los 100 más largos de mi vida) y tanto mi compañero como yo asimilamos: 100 metros = sprint, y salimos como balas los dos, para intentar llegar el uno delante del otro. Al final, yo quedé tercero, mi compañero segundo, y el de Benavente, ganó. Al final, a los tres primeros, Rosa Valdeón, la presidenta de Zamora, nos dio un trofeo. Yo ya estuve antes con ella, pero esto os lo contaré más adelante.
Popular (la que corrí con mi padre y con mi tía)
En esta se dio leña ya de salida. Mi padre y mi tía insistieron en meterse para atrás. Yo les decía que no, que para quedar bien era mejor ponerse adelante, pero no me hicieron caso, y yo, por no dejarles solos, me fuí para atrás con ellos. Salimos todos juntos. Mi padre fue como 4 ó 5 minutos en total a mi lado. Hubo un momento en el que no lo veía, pero enseguida me pasó y me dijo “hay que saber rodar en pelotón”. Después de un minuto, le pasé yo a él y le dije “adiós, buen hombre”. Y no lo volví a ver. Mi tía no pudo correr muy rápido, ya que tiene unos problemas en una rodilla. Por lo que contaba cuando llegó, se debió de hacer amiga de alguna otra chica que corría, y juntas, debieron hacer una visita turística “que pa qué” (dentro del recorrido).A mi padre le debí de sacar como 3 ó 4 minutos. A mi tía, no lo sé, porque no la vi llegar.
Crónica
Pues me han ocurrido tres. La primera fue mientras corría. Un compañero mío de la bici, Paco, pasaba por allí co su hija, y vio a mi padre. Le fue a ssaludar y le preguntó si yo corría. Él contesto que sí, y se quedó a verme. Paco es un tío con una capacidad pulmonar muy buena, es decir, que cuando de animar se trata a base de voces, se le oye de maravilla, pero yo o iba muy centrado en la carrea o me estoy quedando sordo, pero lo curioso es que no lo oí; de hecho, no me había ni enterado de que me había visto.
La segunda me pasó con Rosa Valdeón. Me preguntó mi padre “¿Te quieres hacer una foto con Rosa Valdeón?”, que estaba a mi lado. Yo le contesté que vale, pero que dónde estaba. En ese momento, me cogió ella, y dijo: “Vale, venga Alejandro, vamos a hacernos la foto”. No me preguntéis cómo sabía mi nombre, porque no lo sé, pero me llamó por ni nombre.
La tercera fue en la recogida del premio. Me lo dieron me hicieron unas cuantas fotos, y ya me iba a bajar, cuando me dice la alcaldesa: “Alejandro, ¿no me das dos besos”. No penséis mal, lo que pasa es que todos los que subían al podio se lo daban.
LOS PARTICIPANTES
Han participado personas muy importantes en Zamora, como es el caso de Ángel Nieto, también del Club Atletismo Zamora (no es el motorista). Ángel ya estuvo también conmigo en Atapuerca. Decían que también iba a participar Alma de las Heras, pero lo curioso es que yo no la vi.
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