Correr es adictivo. Cuando uno
se calza unas zapatillas, tarde o temprano acabará cogiéndole el
gusto y empezará a tomárselo como un estilo de vida y como algo que
nunca queremos que falte. Salir a sumar unos cuantos kilómetros con
nuestras zapatillas, preparar una competición o colgarnos un dorsal
es algo realmente motivador. Pero, por desgracia, no todo dentro del
mundillo del atletismo es “de color rosa”, y, como todos sabemos,
también existen esas dichosas molestias, que en algunas ocasiones no
dejan de ser eso, molestias, y nos van a permitir seguir corriendo;
sin embargo, habrá otras ocasiones en las que, queramos o no,
tendremos que poner punto a nuestros entrenamientos durante unos
cuantos días si queremos recuperarnos por completo. En este último
punto me encuentro ahora mismo.
Ayer tenía en mente hacer
unas cuantas series largas como primer día de calidad. El hecho es
que, según iba completando el calentamiento, las sensaciones estaban
siendo pésimas, no me notaba nada cómodo y las piernas no acababan
de ir nada sueltas. Finalmente, al completar los primeros veinte
minutos opté por seguir rodando y acabar los últimos kilómetros
rodando a buen ritmo. El rodaje iba siendo uno más, rodando sobre
los 4'38-4'40 min/km, hasta que, hacia la mitad, di una mala pasada
al hacer un giro. Empecé a tener una pequeña molestia en uno de los
dedos del pie derecho. No le di demasiada importancia y continué
rodando. Con el paso del tiempo esa molestia iba en aumento, hasta
que, durante los últimos kilómetros, esa molestia pasó a ser
dolor. Al parar y empezar a caminar, veía las estrellas. Lo primero
que se me vino a la cabeza fue “¿cómo es posible que ahora tengo
estos dolores caminando y he acabado hace dos minutos de correr 14
kilómetros?”. Aguantándome el dolor, llegué a casa. La cosa no
pintaba bien, y empecé a darme cuenta de que, tuviera lo que
tuviera, me la había preparado gorda, y que seguramente me tocara
colgar las zapatillas durante unos días. En un principio, para hoy
barajé la posibilidad de salir en bicicleta para evitar parar, y,
aunque no poder correr, sí poder estar activo. Finalmente, y tras
haber estado hablando con un par de compañeros, opté por parar por
completo y no complicar más las cosas. Por lo tanto, hoy, en vez de
completar los 16 kilómetros previstos, he tenido que conformarme con
estar toda la mañana sentado, poniéndome hielo en el pie. Por lo
menos, y acordándome bastante de las zapatillas, he aprovechado la
mañana para avanzar algo del temario de las oposiciones, por lo que,
por lo menos, tiempo no he perdido.
Deportivamente, ¿qué hacer
ahora? Pues supongo que me tendré que aguantar las ganas de salir a
correr hasta que se pase el dolor en el pie. ¿Deportes alternativos?
Lo he pensado, y de hecho estoy deseando subirme a la bicicleta
(ahora que no puedo correr, sí que tengo ganas de pedalear), pero
creo que en esta ocasión, un deporte como el ciclismo, tan apto para
algunas lesiones atléticas por su escaso impacto, no es recomendable
para mi actual lesión, ya que es una zona con la que tengo que hacer
cierta fuerza al dar pedales. No sé qué tal me vendrá la natación,
quizá me venga mejor que el ciclismo, pero, para esta ocasión, creo
que, aunque me cueste, estaré quito del todo. Como bien sabéis, me
supone un esfuerzo muy grande estarme quieto, y si hoy ya me está
costando, prefiero no imaginarme cómo estaré cuando vuelva a
correr. No sé para cuántos días tendré, si para el fin de semana
ya estaré listo o me tocará esperar dos meses. Por ahora, desde
luego que me tocará reorganizar todo lo programado. No sé cuándo
podré volver a correr, así que tampoco podré programar nada hasta
entonces. La temporada de campo a través, que comenzará en el mes
de noviembre, creo que se me quedará un tanto grande. Cuando me
lesioné hace dos años, volví a correr a mediados de septiembre y
en Atapuerca no andaba lo suficiente como para ponerme en la línea
de salida de este tipo de competiciones, donde descolgarse ya estando
en forma es muy fácil. A ver para cuándo logro ponerme a entrenar
de nuevo, pero creo que, a priori, descartaré la posibilidad de
ponerme un objetivo competitivo dentro de la temporada de cross, y me
centraré (o por lo menos lo intentaré) en las pruebas de 10.000
metros, con el objetivo de siempre, ir a por esos 33'. Pero, para
todo esto, antes tengo que recuperarme de esta lesión que ahora me
tiene parado. A ver si la espera no es muy larga.
Nos vemos… haciendo deporte,
claro. (Esperemos).
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