Aunque de manera oficial, la temporada atlética no empiece hasta el uno de enero, septiembre suele ser un mes que suele estar marcado en el calendario de varios atletas y entrenadores de cara a comenzar los entrenamientos y, poco a poco, ir cogiendo la forma de cara a la época de cross, en invierno. Retomar los kilómetros con el grupo habitual de entrenamiento, las primeras tomas de contacto con algún que otro ritmo rápido para ver cómo está el cuerpo después del verano e incluso alguna competición con el objetivo de que esos primeros días exigentes se hagan algo más amenos. Algunos habrán aprovechado el verano para tocar otros deportes, como puede ser el ciclismo o la natación, mientras que otros habrán continuado gastando zapatillas, pero, seguramente, con un poco menos de intensidad. Salvo que, claro, se tenga en mente competir en alguna de esas maratones que se puedan celebrar en otoño, pues entonces seguro que habrá tocado seguir entrenando a buen nivel durante una buena parte de la época de calor.
En mi caso particular, estos meses de calor he continuado en mi línea. En mi línea de los últimos años, porque cuando entrenaba con Teo las temporadas estaban mejor estructuradas. Este verano he continuado entrenando, sin ningún plan de entrenamiento más allá que el de correr por sensaciones. Por diversos motivos (no relacionados con el atletismo), esta época estival se me ha hecho bastante pesada, y debo reconocer que los kilómetros hechos con mis inseparables zapatillas me han sido de una gran ayuda para despejarme. Posiblemente no haya sido la mejor opción de cara a querer preparar una temporada atlética en condiciones, pero a nivel mental desde luego que ha merecido la pena. Lo suyo, aunque sin dejar de correr del todo, habría sido incluir alguna sesión de deportes alternativos, como bicicleta, pero debo reconocer que tampoco me he querido andar complicando la vida en exceso. El tiempo era más bien escaso y como no nos ganamos la vida con el deporte y lo que buscamos, principalmente, es despejarnos, he preferido continuar haciendo kilómetros a pie. Seguramente, me habría agobiado bastante más si volvía a hacer como antaño, estar un mes alternando ciclismo y piscina, y el objetivo no era ese, así que a seguir con los que nos gusta, aunque a nivel de entrenamientos no fuera lo más apropiado. Si algo he aprendido en estos años es que no siempre hay que buscar el rendimiento, sino hacer lo que creamos más conveniente en cada momento para nuestro bienestar físico y mental.
También es verdad que, con prácticamente todos los fines de semana ocupados, lo de valorar ir a alguna competición estaba bastante complicado. Por eso, tampoco me he querido agobiar demasiado a la hora de empezar ninguna planificación de cara a alguna prueba en cuestión. La situación me ha estado llevando un poco, en este aspecto, a ir día a día, organizándome “a verlas venir”, según los horarios que tuviera. Como el 99,99 por ciento de la gente que no nos dedicamos de manera profesional al deporte, dicho sea de paso. Bueno, y de algunos deportistas de alto rendimiento también, que también estudian e incluso alternan su etapa como profesionales con una jornada laboral. Podríamos decir que ha sido una cuestión más de preferencias, pues han sido, como decía, unos meses de mucho movimiento y la cabeza tampoco estaba para andar dando vueltas a cómo programar los entrenamientos de una semana. En un momento en el que me encontraba bastante agobiado, no quería complicarme más la vida con una planificación y ver que ni cuerpo ni cabeza estaban para ello.
Pasado este verano tan largo, ya con septiembre terminado, con unas cuantas semanas por delante que se presentan bastante más tranquilas (crucemos los dedos) respecto a julio y agosto en temas de horarios y, sobre todo, con bastantes más ánimos y menos agobios, tengo la impresión de estar en el momento justo para empezar a hablar de competiciones. Bueno, de preparaciones, mejor dicho. Porque si bien físicamente he tenido, en esta última semana, días donde me he podido ver corriendo con mejores sensaciones respecto a días previos, es algo que hay que coger muy pinzas, a sabiendas de que lo más probable es que sea algo transitorio, como ya me ha ido ocurriendo a lo largo de la primavera y del verano, con rodajes bastante majos (dentro del nivel de “paquete trotón”) seguidos de otros muchos con sensaciones más que regulares. Malas en muchas ocasiones me atrevería a decir. Y que tampoco me fío mucho de las posibles averías que pueda dar mi cuerpo.
Con esto quiero decir que, si bien mi mente es empezar ya mismo a organizar esta nueva temporada, no quiero cometer el error de ir con prisa. No es cuestión de que porque haya tenido un par de días con mejores sensaciones, esté para cosas que no son. Uno ya lleva las lesiones y palos suficientes como para darse cuenta de que las prisas nunca, ni en el deporte ni en nada, son buenas. Solo para, una vez más, llevarnos un palo. Y no es la idea. Han sido demasiados meses con lesiones y problemas físicos que nos han ido impidiendo poder correr con continuidad y no estoy dispuesto a volver a pasar el calvario de ver cómo estoy un mes corriendo y tres parado. Ya lo he experimentado en demasiadas ocasiones, como supongo que os habrá ocurrido a muchos de vosotros, y desde luego que no me apetece volver a eso. Claro que no es cuestión solo de no tener prisa, sino también de organizar de una manera un poco decente las sesiones de entrenamiento. Ser consciente de cómo estamos, de dónde partimos, de hacia dónde queremos ir, e ir con buena letra.
Por ahora, antes de plantearme introducir las sesiones de calidad con sus respectivas series, sesiones específicas de cuestas y demás, entrenamientos exigentes que requieren de un pequeño acondicionamiento previo que yo ahora no tengo, me gustaría plantearme una “base”, con el único objetivo de aprovechar las sesiones de carrera continua hasta donde se pueda llegar para ir mejorando poco a poco los ritmos y dar ya ese empujón final, dentro de unas cuantas semanas, con días más específicos para trabajar los ritmos altos. Teniendo en cuenta que yo no soy entrenador, soy de los que piensa que de un rodaje bien aprovechado se puede sacar mucho beneficio y sin tener esa exigencia que pueden tener las series. Alternar un día de carrera continua a un ritmo cómodo con otro donde, dentro de esa sesión de kilómetros rodando, introducir unos cambios de ritmo de más o menos distancia, o unas cuestas, por ejemplo. Algo así hice en 2014, cuando me puse como objetivo principal de aquella temporada la carrera de El Salvador, en La Bañeza, alternando días de cambios de ritmo con otros de carrera continua y, en alguna ocasión, sesiones de bicicleta, tanto de montaña como de carretera. La verdad que la experiencia fue bastante gratificante. Al correr allí, pocos días después, empecé a introducir las series (la planificación que preparé para La Bañeza fue de doce semanas), y las sensaciones que encontré en las mismas me gustaron bastante. Los tiempos serían mejores o peores, pero, al menos, logré que el cuerpo no se me quejara, y disfrutar de los entrenamientos y las competiciones.
El objetivo de aquí de cara a unas cuantas semanas es mejorar los ritmos sin meter la pata y, según vaya viendo los ritmos y pueda ir cuadrando horarios, empezar a plantear alguna prueba. Ahora mismo, por los tiempos que he ido manejando en los últimos meses, veo muy, muy lejos poder llegar a tocar ciertos ritmos que tocaba hace cinco, seis o siete años, pero bueno, no hay que agobiarse, sino disfrutar de los entrenamientos que poco a poco vayamos realizando. Con todo lo que queda por delante, es tontería agobiarse pensando en marcas, aunque no voy a negar que esa idea de poder retomar aquella idea que me acompañó en alguna ocasión de ver hasta dónde puedo bajar el tiempo invertido en los 10.000 metros es algo que se me viene a la cabeza muchos días, igual que probar a preparar una media maratón y ver hasta dónde podemos llegar en los 21,097 kilómetros. Si sirve como motivación para ir mejorando poco a poco, pues bienvenidos sean esos pensamientos, pero siempre con los pies en el suelo, siendo consciente, como decía, de cómo estamos y de lo mucho que nos queda por delante. Pero, por ganas, que no quede. Por ahora, me conformo con ir cumpliendo con lo que esté marcado dentro de la tabla de entrenamientos, con poder colgarme algún dorsal con la idea de hacer algún test y con seguir disfrutando de este deporte.
Nos vemos… haciendo deporte, claro.