miércoles, 21 de diciembre de 2016

Sumando kilómetros

Hoy me pongo a escribir con la intención de que ha pasado bastante tiempo desde la última vez que lo hacía, a principios de este mes. Han pasado unas tres semanas desde entonces, pero tengo la sensación de que ha sido un tiempo muchísimo mayor. Desconozco el motivo por el cual ésto sucede, pero es así. Quizá, el “mono” que muchas veces tenemos cuando, por diversos motivos, no podemos salir a entrenar, también aparece en este mundillo de la escritura. ¿Por qué no? Es algo que perfectamente puede suceder, y que estoy seguro de que, en esta ocasión, me ha sucedido. Para la entrada de hoy en mi blog más personal, me gustaría escribir sobre estos primeros entrenamientos, sus correspondientes sensaciones y alguna que otra “historieta” relacionada con este tema o con las competiciones. Al final, tengo la sensación de que ésto es un tanto monótono, siempre unos temas iguales o muy parecidos, pero, cuando uno está flojo de ideas, tiende a tirar de lo que mejor le sale a la hora de sentarse frente a un teclado para juntar unas cuantas líneas, y ésto es lo que me lleva pasando desde hace ya bastante tiempo.

Desde que comencé a entrenar hasta hoy, han pasado cinco semanas completas y los tres días que llevamos de esta. En este tiempo, he podido empezar a entrenar de una forma más o menos regular, cumpliendo con los entrenamientos que estaban marcados dentro del plan de entrenamiento. La primera semana consistió en readaptarse a la carrera después de estar casi dos meses lesionado (faltó una semana), guiándome por pulsaciones y tiempo, sin hacer intervalos más fuertes y procurando no quemar etapas antes de tiempo. Completados esos primeros días, elaboré el primero de los tres meses de preparación con la idea de ir acumulando kilómetros a un ritmo cómodo, intentando mantenerme entre 160 y 165 pulsaciones, introduciendo, con el paso de los días, algún que otro intervalo a un ritmo más fuerte (180-185 pulsaciones), al ver, tras completar las primeras sesiones dentro de esta tabla, que me veía un tanto estancado a partir de la mitad del entrenamiento, y ya de paso, aprovechar para “quitarme la polvorilla” tras tantos kilómetros rodando a un ritmo constante, pero teniendo teniendo la sensación, en contra de lo que el GPS o, mejor dicho, el pulsómetro, solía indicarme, de que podía ir más rápido. Así, con estos intervalos de unos 15-20 minutos y sesiones guiadas por pulsaciones y por tiempo en vez de por distancia, he estado sumando los primeros kilómetros tras lesionarme. Poco a poco, aunque también, quizá, con excesiva rapidez, depende de cómo se mire, he llegado a alcanzar los 80 kilómetros semanales al final de este primer periodo.

Una de las ventajas que creo que puede tener el hecho de entrenar de forma autodidacta es que te permite modificar las sesiones de entrenamiento sin tener que consultar con nadie y teniendo como único objetivo ver cómo reacciona el cuerpo ante diferentes maneras de entrenar dentro de un mismo periodo. Después de estar estas primeras cinco semanas rodando por tiempo y basando el esfuerzo en las pulsaciones, opté, al empezar a organizar las siguientes cuatro semanas de entrenamiento, cambiar todo por completo y empezar a entrenar por kilómetros y sin ponerme la banda del pulsómetro. ¿Por qué este cambio? Por un lado, debo reconocer que el cambio a rodar por distancia lo he hecho un poco por comodidad a la hora de buscar rutas para rodar. Después de bastante tiempo entrenando por metros, tengo más o menos medidos unos cuantos circuitos, unos más largos que otros según lo que quiera hacer, lo que me permite ponerme a rodar casi sin hacer cálculos. Cuando he estado entrenando por minutos, me he dado cuenta de que tenía que acabar haciendo cálculos basándome en el ritmo que llevaba y el tiempo que faltaba para acabar, para así poder meterme por un sitio u otro. Al final, he tenido que darle una importancia relativamente amplia a los kilómetros para así, poder rodar por distancia (creo que no me he expresado nada bien), por lo que, al final, esos metros o kilómetros han tenido que ver igualmente en los entrenamientos, por lo que me decido a volver a rodar basándome en ellos y haciendo las rutas que tengo más o menos medidas según lo que quiera hacer cada día. Respecto al uso del pulsómetro, he vuelto a caer en el error de siempre. Le he acabado dando más importancia a lo que me iba marcando el reloj que a las sensaciones de mi cuerpo, quizá, en alguna ocasión, forzando más de lo que el cuerpo quería por mantenerme dentro de las pulsaciones marcadas, y en otras, teniendo la sensación de ir parado, en ambas ocasiones por el mismo motivo.

Así, siguiendo esta “nueva” forma de entrenamientos, llevo estos tres primeros días de la semana. El lunes comencé haciendo un rodaje de un pelín más de 13 kilómetros en 56'34, a 4'20 min/km. El martes rodé 14 kilómetros justos en 1h01'24”, a 4'23 min/km y bastante buenas sensaciones. Para seguir haciendo “la base”, como dicen los ciclistas, hoy completé otro rodaje de 15 kilómetros en 1h06'17, a 4'25 min/km con sensaciones de todo tipo, en algunos momentos muy buenas y en otros, no tanto.

En lo que se refiere a los próximos objetivos competitivos, ya estoy inscrito al Cross “Ciudad de Ávila”. Desde que corrí la primera vez en el 2014, he participado en todas las ediciones, y la verdad es que he disfrutado muchísimo compitiendo en Ávila. En todos los eventos deportivos que he visto por allí, no solo de atletismo (he corrido en Ávila y en Navalmoral) sino también de ciclismo (mi padre era un habitual de la Ciclomarcha Carlos Sastre) he visto una organización impecable y un trato hacia el corredor que podría catalogar de impecable. En lo que al cross se refiere, siempre he acabado muy contento y con la sensación de que la organización se esmeraba en darlo todo para que el corredor estuviera lo mejor posible en su prueba. Este año volveré, aunque mi estado físico nos será el mejor para competir. Unas semanas después espero poder competir en el Regional de campo a través, que se celebrará un año más en Valladolid. He estado echando un ojo y, siendo Promesa, me tocará correr los 10.000 metros junto a los atletas de la categoría Absoluta, por lo que más me vale llegar un poco decente, porque sino, me van a dar más “pal pelo” de lo que me podían dar estando al cien por cien. El recuerdo que tengo de ese circuito es de un terreno duro, y correr diez kilómetros allí se puede hacer muy, pero que muy largo, y más con los corredores que allí estarán presentes. Otro objetivo que será por esas fechas es la Carrera Popular de Don Bosco, también en Valladolid, otra prueba de la que me he enamorado. El año pasado no tuve del todo malas sensaciones, aunque al final pagué el hecho de no estar haciendo entrenamientos de calidad, y me costó muchísimo recuperarme del esfuerzo de ese día, aparte del bajón que tuve al llegar a meta. Por ahora, son las pruebas más o menos fijas. Tengo luego otras en mente, pero fijas, tan solo estas.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.



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