Hoy me pongo a escribir con la
intención de que ha pasado bastante tiempo desde la última vez que
lo hacía, a principios de este mes. Han pasado unas tres semanas
desde entonces, pero tengo la sensación de que ha sido un tiempo
muchísimo mayor. Desconozco el motivo por el cual ésto sucede, pero
es así. Quizá, el “mono” que muchas veces tenemos cuando, por
diversos motivos, no podemos salir a entrenar, también aparece en
este mundillo de la escritura. ¿Por qué no? Es algo que
perfectamente puede suceder, y que estoy seguro de que, en esta
ocasión, me ha sucedido. Para la entrada de hoy en mi blog más
personal, me gustaría escribir sobre estos primeros entrenamientos,
sus correspondientes sensaciones y alguna que otra “historieta”
relacionada con este tema o con las competiciones. Al final, tengo la
sensación de que ésto es un tanto monótono, siempre unos temas
iguales o muy parecidos, pero, cuando uno está flojo de ideas,
tiende a tirar de lo que mejor le sale a la hora de sentarse frente a
un teclado para juntar unas cuantas líneas, y ésto es lo que me
lleva pasando desde hace ya bastante tiempo.
Desde que comencé a entrenar
hasta hoy, han pasado cinco semanas completas y los tres días que
llevamos de esta. En este tiempo, he podido empezar a entrenar de una
forma más o menos regular, cumpliendo con los entrenamientos que
estaban marcados dentro del plan de entrenamiento. La primera semana
consistió en readaptarse a la carrera después de estar casi dos
meses lesionado (faltó una semana), guiándome por pulsaciones y
tiempo, sin hacer intervalos más fuertes y procurando no quemar
etapas antes de tiempo. Completados esos primeros días, elaboré el
primero de los tres meses de preparación con la idea de ir
acumulando kilómetros a un ritmo cómodo, intentando mantenerme
entre 160 y 165 pulsaciones, introduciendo, con el paso de los días,
algún que otro intervalo a un ritmo más fuerte (180-185
pulsaciones), al ver, tras completar las primeras sesiones dentro de
esta tabla, que me veía un tanto estancado a partir de la mitad del
entrenamiento, y ya de paso, aprovechar para “quitarme la
polvorilla” tras tantos kilómetros rodando a un ritmo constante,
pero teniendo teniendo la sensación, en contra de lo que el GPS o,
mejor dicho, el pulsómetro, solía indicarme, de que podía ir más
rápido. Así, con estos intervalos de unos 15-20 minutos y sesiones
guiadas por pulsaciones y por tiempo en vez de por distancia, he
estado sumando los primeros kilómetros tras lesionarme. Poco a poco,
aunque también, quizá, con excesiva rapidez, depende de cómo se
mire, he llegado a alcanzar los 80 kilómetros semanales al final de
este primer periodo.
Una de las ventajas que creo
que puede tener el hecho de entrenar de forma autodidacta es que te
permite modificar las sesiones de entrenamiento sin tener que
consultar con nadie y teniendo como único objetivo ver cómo
reacciona el cuerpo ante diferentes maneras de entrenar dentro de un
mismo periodo. Después de estar estas primeras cinco semanas rodando
por tiempo y basando el esfuerzo en las pulsaciones, opté, al
empezar a organizar las siguientes cuatro semanas de entrenamiento,
cambiar todo por completo y empezar a entrenar por kilómetros y sin
ponerme la banda del pulsómetro. ¿Por qué este cambio? Por un
lado, debo reconocer que el cambio a rodar por distancia lo he hecho
un poco por comodidad a la hora de buscar rutas para rodar. Después
de bastante tiempo entrenando por metros, tengo más o menos medidos
unos cuantos circuitos, unos más largos que otros según lo que
quiera hacer, lo que me permite ponerme a rodar casi sin hacer
cálculos. Cuando he estado entrenando por minutos, me he dado cuenta
de que tenía que acabar haciendo cálculos basándome en el ritmo
que llevaba y el tiempo que faltaba para acabar, para así poder
meterme por un sitio u otro. Al final, he tenido que darle una
importancia relativamente amplia a los kilómetros para así, poder
rodar por distancia (creo que no me he expresado nada bien), por lo
que, al final, esos metros o kilómetros han tenido que ver
igualmente en los entrenamientos, por lo que me decido a volver a
rodar basándome en ellos y haciendo las rutas que tengo más o menos
medidas según lo que quiera hacer cada día. Respecto al uso del
pulsómetro, he vuelto a caer en el error de siempre. Le he acabado
dando más importancia a lo que me iba marcando el reloj que a las
sensaciones de mi cuerpo, quizá, en alguna ocasión, forzando más
de lo que el cuerpo quería por mantenerme dentro de las pulsaciones
marcadas, y en otras, teniendo la sensación de ir parado, en ambas
ocasiones por el mismo motivo.
Así, siguiendo esta “nueva”
forma de entrenamientos, llevo estos tres primeros días de la
semana. El lunes comencé haciendo un rodaje de un pelín más de 13
kilómetros en 56'34, a 4'20 min/km. El martes rodé 14 kilómetros
justos en 1h01'24”, a 4'23 min/km y bastante buenas sensaciones.
Para seguir haciendo “la base”, como dicen los ciclistas, hoy
completé otro rodaje de 15 kilómetros en 1h06'17, a 4'25 min/km con
sensaciones de todo tipo, en algunos momentos muy buenas y en otros,
no tanto.
En lo que se refiere a los
próximos objetivos competitivos, ya estoy inscrito al Cross “Ciudad
de Ávila”. Desde que corrí la primera vez en el 2014, he
participado en todas las ediciones, y la verdad es que he disfrutado
muchísimo compitiendo en Ávila. En todos los eventos deportivos que
he visto por allí, no solo de atletismo (he corrido en Ávila y en
Navalmoral) sino también de ciclismo (mi padre era un habitual de la
Ciclomarcha Carlos Sastre) he visto una organización impecable y un
trato hacia el corredor que podría catalogar de impecable. En lo que
al cross se refiere, siempre he acabado muy contento y con la
sensación de que la organización se esmeraba en darlo todo para que
el corredor estuviera lo mejor posible en su prueba. Este año
volveré, aunque mi estado físico nos será el mejor para competir.
Unas semanas después espero poder competir en el Regional de campo a
través, que se celebrará un año más en Valladolid. He estado
echando un ojo y, siendo Promesa, me tocará correr los 10.000 metros
junto a los atletas de la categoría Absoluta, por lo que más me
vale llegar un poco decente, porque sino, me van a dar más “pal
pelo” de lo que me podían dar estando al cien por cien. El
recuerdo que tengo de ese circuito es de un terreno duro, y correr
diez kilómetros allí se puede hacer muy, pero que muy largo, y más
con los corredores que allí estarán presentes. Otro objetivo que
será por esas fechas es la Carrera Popular de Don Bosco, también en
Valladolid, otra prueba de la que me he enamorado. El año pasado no
tuve del todo malas sensaciones, aunque al final pagué el hecho de
no estar haciendo entrenamientos de calidad, y me costó muchísimo
recuperarme del esfuerzo de ese día, aparte del bajón que tuve al
llegar a meta. Por ahora, son las pruebas más o menos fijas. Tengo
luego otras en mente, pero fijas, tan solo estas.
Nos vemos… haciendo deporte,
claro.
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