jueves, 8 de diciembre de 2016

Juntando música, escritura y entrenamientos

Entre unas cosas y otras, han pasado otra vez muchos días desde la última vez que escribía en el blog. Juntando situaciones complejas un tanto complicadas junto a la preparación de las oposiciones y los entrenamientos, la verdad es que he estado bastante desconectado en esto de la escritura, aunque, por suerte, he podido seguir manteniendo la lectura, otra de mis grandes aficiones, aunque, debo reconocerlo, tampoco con tanta intensidad como en otras ocasiones. Lo que sí he intentado mantener, junto a los entrenamientos, ha sido la música. En unos momentos un tanto complicados a nivel personal, unas zapatillas y unas cuantas notas musicales podríamos decir que “hacen milagros”.

Para un músico, sus composiciones son como para un escritor un libro, una manera de expresar unos sentimientos concretos ante una situación determinada. Estos días he dejado de lado las canciones que me gustan más por el sonido que su significado, para centrarme en buscar temas donde los músicos expresaran unos sentimientos semejantes a los que sentía en ese momento, o al menos, que lo que me transmitían esos temas levantaran crearan esos sentimientos, algo que la música, como también puede ocurrir con la escritura, permite hacer. Como siempre, he recurrido a mis “clásicos personales”. Miguel Ríos o Antonio Vega han sido dos de los españoles que, con su voz, me han acompañado estos días, haciendo caso a esa frase del granadino que dice “la música estará siempre ahí para reconfortarnos”. Rebuscando, me he encontrado con temas que hacía muchísimo tiempo que no escuchaba y que realmente cumplían los “requisitos” para ser oídos en este momento. Por supuesto, he seguido escuchando a Roger Taylor, Freddie Mercury, Brian May y John Deacon. “These are the days of our lives” es uno de esos temas que, en cierta medida, podrían cuadrarme. Me he puesto no solo a los cuatro juntos, sino que también he buscado algunos temas que han interpretado en sus correspondientes etapas en solitario y de la banda sin Freddie, como el tema que comentaba interpretado por Roger Taylor o la canción titulada “Too much love will kill you” interpretada por Brian May. También he escuchado a David Bowie, aunque debo reconocer que a este último bastante menos que a los comentados anteriormente. Pero bueno, el tema principal y donde más cómodo me encuentro escribiendo es el deporte, así que para esta ocasión retomaré esto. No es que me disguste escribir de música, pero debo reconocer que se me acaban bastante rápido las ideas para hacerlo sobre este tema, y es que mis conocimientos sobre esto no son demasiado amplios. Tampoco es que sepa demasiado sobre deporte, pero me resulta bastante más sencillo escribir sobre esto, así que me pondré manos a la obra con algún que otro tema vinculado a las zapatillas o la bicicleta.

Nos encontramos en el mes de diciembre, la temporada de cross está en auge y nos encontramos a relativas pocas semanas de cerrar el año de una manera deportiva, con esa prueba tan popular como es la San Silvestre, unas pruebas donde prima más el disfrutar del ambiente popular que el hecho de competir, aunque nos encontramos con pruebas de este tipo con un nivel impresionante. A pesar de todas las San Silvestres que hay, muchas de ellas cerca de mi ciudad, la verdad es que no he participado en muchas, solamente en la de Zamora, y no en todas sus ediciones. Si tuviera que echar la vista atrás para buscar mi primera participación en una prueba de estas, tendría que irme a finales del año 2008, cuando, aun sin entrenar con Teo (a correr empezaría casi un año después), mi padre y yo nos calzamos las zapatillas y nos apuntamos, en mi caso sin saber muy bien qué era eso de las competiciones. Tenía alguna noción de cómo iba esto del atletismo, gracias al profesor de Educación Física del colegio, que era atleta, pero nunca me había puesto en una línea de salida de una competición, por lo que creo que hacerlo en una San Silvestre, además como la de Zamora, que no es demasiado larga (unos 3500 metros) fue una gran idea. A partir de ahí, corrí las ediciones de 2009, 2010, 2011 y 2012, esta última ya con el nuevo recorrido que el Atletismo Zamora elaboró pasando primero por la zona un poco más céntrica de la ciudad, para, tras un primer paso por meta, meternos en el recorrido que se había estado celebrando en las ediciones anteriores. Y debo reconocer que, a pesar de ser una prueba que en la que físicamente siempre notaba que no me acaba de adaptar al circuito, sí es cierto que me gustaba hacerla. Disfrutaba compitiendo en la San Silvestre “de casa”, como suele decirse. Ahora mismo, cuando han pasado cuatro años desde la última vez que corrí esta prueba, no tengo previsto participar. He cambiado por completo la manera de entrenar, y ahora mismo creo que competir en una prueba de 3500 metros, aunque podría venirme bien para darme algo de chispilla de cara a otras distancias, creo que sería una manera de “arrastrarme” y de ver que, cuatro años después, cuando se suponía que tenía que estar tocando unos ritmos bastante más elevados que los que ahora estoy manejando, no he cumplido con la evolución que me correspondía con el paso de los años y que tampoco me he quedado estancado en los ritmos que tocaba hace cuatro años, sino que he retrocedido y me he acabado convirtiendo en un “trotón”, algo de lo que en su día quise huir.

Van pasando los días, y ya llevo tres semanas más lo que llevamos de esta entrenando. De estas casi cuatro semanas, ésta y las dos anteriores están ya incluidas dentro de un plan de entrenamiento, mientras que la primera opté por tomarla un poco de adaptación. El objetivo para estos días es “hacer la base”, como dicen los ciclistas. He planteado doce semanas para este periodo, aunque he optado por introducir algún que otro cambio. Aunque a priori no haré series durante estas doce semanas, sí que tengo he organizado alguna sesión donde la idea es hacer algo un poco más fuerte. Como decía, no tengo previsto hacer series, ni si quiera cambios de ritmo o fartlek, la idea es un tanto diferente. Consiste en ir rodando a un ritmo normal, para acabar los últimos quince-veinte minutos del rodaje a un ritmo que no sea al cien por cien, pero sí que sea exigente, que me permita poder decir al acabar que “he sudado la gota gorda” o, como dije el otro día al llegar a casa, “qué cansado es esto de querer correr más rápido de lo que estoy acostumbrado”. Vamos, en resumidas cuentas, introducir algún intervalo a un ritmo más fuerte que el habitual para variar un poco la sesión y hacer que el cuerpo trabaje a otras intensidades.

Sobre la duración de este periodo, ¿es demasiado? Puede ser que doce semanas (o tres meses) sea demasiado tiempo para estar solo rodando, pero debo reconocer que tengo ganas de preparar unos entrenamientos con la metodología de la que tantas veces me han hablado los ciclistas. Ese periodo que muchos llaman de acondicionamiento general, también más conocido como “la base” me ha demostrado que a los compañeros ciclistas que la han seguido, les ha salido de cine, así que, ¿por qué no intentarlo? He ido leyendo artículos que me han ido recomendando relacionados con es tema, unos artículos que me han resultado un tanto interesantes, y que me han venido bastante bien para aprender cosillas vinculadas a esto. Se trata de ir incrementando de una manera progresiva el volumen y la intensidad de las sesiones, llegando al tercer mes metiendo una cantidad de kilómetros y una intensidad considerables. Hay quien considera que en ese tercer mes ya habría que hacer algunas series, mientras que otros se decantan por seguir incrementando el volumen y hacer unos intervalos no al cien por cien, pero sí con una intensidad bastante elevada. También, si vamos con algo de prisa, se puede recortar este periodo cuatro semanas, quedándonos en dos meses u ocho semanas. Es una opción que también podría entrar dentro de mis planes, y que quizá podría valorar, pero ahora mismo es muy temprano para pensar en reducir este periodo a ocho semanas, así que, por ahora, creo que mantendré los tres meses. Llevo, con esta, tres semanas entrenando con un plan, rumbo a las cuatro contando la que hice como readaptación, y viendo los progresos, creo que la mejor opción será alargar y hacer las doce semanas completo.

Aunque en este tiempo tengo previsto hacer rodajes, me sigue rondando por la cabeza la idea de preparar algún 10.000. Está claro que ahora mismo, correr diez kilómetros a un ritmo de 3'30 es realmente complicado, cuando hoy mismo he hecho los últimos veinte minutos del rodaje a un ritmo medio de 3'50 sin bajar de las 180 pulsaciones, lo que me hacer ver que ese objetivo para el 10.000 queda lejísimos, pero tampoco creo que tenga que tener prisa. Es un objetivo, por decirlo de alguna manera, a largo plazo. Objetivos a corto plazo, me he planteado dos carreras de campo a través y una de asfalto como pruebas donde irme a probar y ver cómo estoy de forma en ese momento. El cross de Ávila y el Regional de Valladolid son las dos pruebas de campo a través en las que me gustaría participar, en la abulense porque es una prueba que me encanta y donde realmente se disfruta compitiendo, y en la segunda, por probarme junto a corredores de mi nueva categoría (Promesa) en una prueba federada. Quizá no sea la idónea para debutar en la categoría, pero tampoco me quedan demasiadas opciones de colgarme en dorsal en una prueba de campo a través federada. Y sobre carreras populares, me encantaría volver a competir en la Carrera Popular “Don Bosco” de Valladolid, una popular donde también me he sentido muy cómodo compitiendo, donde el trato hacia el corredor siempre ha sido buenísimo, y que ha demostrado a lo largo de los años que aun quedan carreras gratuitas que pueden reunir a buen número de participantes.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.


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