Una
vez más, y ya van nueve, el Club Atletismo Ecosport celebró ayer el
ya tradicional Cross “Ciudad de Ávila”-Memorial José Soriano,
una edición que vino marcada por el sol, aunque el viernes el tiempo
empezó a amenazar con una nevada por la provincia, y porque este
año, después de unas cuantas ediciones, los más pequeños han
tenido un hueco en esta prueba de campo a través, corriendo desde
400 metros los atletas pertenecientes a la categoría Prebenjamín,
hasta los 2500 de la categoría Cadete. Dentro de la categoría
Absoluta, el vencedor fue Luis Miguel Sánchez Blanco, seguido de
Jesús Antonio Núñez, segundo clasificado, y Sergio Salinero
completando el podio. En la categoría femenina, la victoria
correspondió para Jimena Martín, acompañada en el podio de Laura
Segura y Helena Herrero, respectivamente.
Como
no podía ser de otra manera, este año volvimos a correr al Cross de
Ávila, con la intención, primero, de disfrutar de la carrera, y
segundo, de hacerlo lo mejor posible. La verdad, no tenía muy claro
a qué ritmos iba a poder manejarme ni cómo me iba a responder el
cuerpo después de tanto tiempo sin colgarme un dorsal (la última
carrera que hice fue la de El Encinar, a principios del mes de
septiembre), por
lo que estaba completamente lleno de dudas. Sí es cierto que,
previamente, había hecho algún rodaje progresivo, habiendo acabado
los últimos kilómetros tocando ritmos en torno a los 3'40-3'50,
pero habían sido siempre sobre asfalto y, no vamos a negarlo,
siempre con el terreno lo más favorable posible y buscando que el
aire soplara lo más a favor posible. Por eso, a pesar de que había
visto ritmos interesantes en el reloj, tampoco podía tener
referencias demasiado objetivas, solo que sí había ido viendo
mejorías según iba completando esos rodajes progresivos.
Con
esto, llegamos ayer a la capital abulense. Tocaba recoger el dorsal,
ver correr a mi primo, que este año se animó a competir, y calentar
para la competición. Aunque creo que no ha sido de las ediciones más
frías que he corrido, sí se notaba cierto frío, así que mejor
hacer un buen calentamiento que y lograr entrar en calor, que no
apurar demasiado y salir aun con sensación de frío. La recogida de
dorsales, como siempre, bastante bien organizada, con un buen trato
al atleta, aunque este año la bolsa de corredor fue un poquito más
floja respecto a otras ediciones. Ya con él colocado en la camiseta
del Club Atletismo Zamora, tocaba esperar un ratito y ponerse a
calentar. El ambiente por la zona de los dorsales y alrededor iba en
aumento, cada vez más corredores se iban acercando, muchos de ellos
comentando cómo tenían previsto hacer la carrera. Por allí estaban
algunas caras conocidas. Roberto, Raquel, Fernando, Codesal, los
hermanos Núñez… En definitiva, muchos galgos por allí sueltos.
Con
la llegada de los Prebenjamines chicos, decidí que era la hora de
ponerse a calentar. Fuera toda la ropa, salvo la chaqueta del
chándal, y a dar unas vueltecillas por El Soto, primero en busca de
la línea de salida, y luego, en busca de alguna zona tranquila donde
poder ir entrando poco a poco en calor. Como de costumbre, unos
cuantos ejercicios de movilidad articular combinados con algo de
carrera continua muy suave. Por allí me seguí cruzando con más
zamoranos, como fueron Gago y Marcos, con quien calenté durante un
ratito, hasta que ambos decidimos irnos a cambiar de zapatillas. Yo
este opté, como en pasadas ediciones, por las zapatillas de clavos,
y la verdad es que no me arrepiento de haberlas llevado durante los
más de ocho kilómetros de carrera.
Y
llegó el momento de llegar a la línea de salida. Decidí ponerme en
primera fila, junto a Jesús Antonio Núñez, un atleta que desde
siempre me ha parecido muy cercano, y junto al gran veterano Fernando
Lorenzo. Con una puntualidad digna de alabar, se dio la salida. Pensé
que había hecho un inicio rápido de carrera, hasta que, cuando
llevaba dos zancadas, empezó a pasarme gente por todos los lados.
Tuve la sensación de que, más que estar en una prueba deportiva,
estaba en plena estampida de corredores. La verdad, me impresionó el
ritmo que impusieron los primeros clasificados ya desde el primer
metro. Y yo pensando que había hecho una salida rápida. Intenté
buscar mi sitio enseguida, para evitar hacer excesos demasiado
pronto, dejando que fuera mi cuerpo quien marcara el ritmo. Estos
primeros metros tuve la suerte de compartirlos durante un buen tramo
con Verónica, de Atletas Veteranos de Salamanca. A priori, me metí
en un grupo bastante grande de corredores, que poco a poco, con el
paso de los metros, se fue deshaciendo. Las sensaciones me iban
acompañando, así que opté por hacer la carrera progresiva e ir
adelantando puestos con el paso de los metros, siempre con la
calculadora de la mano para evitar posibles excesos que pudieran
pasarme factura. Como de costumbre, en las zonas donde teníamos los
típicos cambios de terreno de las pruebas de campo a través, o en
el momento que nos tocó saltar los obstáculos artificiales que la
organización había colocado (nos troncos), perdía bastante tiempo,
lo que creo que a la postre me jugó alguna mala pasada. Siempre me
ha pasado lo mismo en este tipo de zonas, soy un pato y en cuanto la
cosa se complica, me toca reducir algo el ritmo si no me quiero ir al
suelo.
Logré
ir avanzando posiciones, pero llegó un momento en el que ya me
costaba ir acelerando en busca de que los corredores que acababa de
pasar me cogieran, así que, una vez metidos en la zona de los
saltos, tuve que dajarles ir, las piernas me dijeron que ellas ya no
iban a perseguir a nadie más y que, como mucho, intentarían echar
una mano para, por lo menos, mantener el ritmo que había llevado
hasta entonces. Así fuimos hasta la recta de meta. Al girar, vi que
venía un grupo por detrás bastante lanzado. Lo primero que se me
pasó por la cabeza fue “venga, dalo todo que solo te quedan 300
metros para llegar y si no aprietas te van a pasar todos en la misma
línea de meta”. Llegué a la par con otro corredor, que al final
me ganó, pero, al menos, no perdí demasiadas posiciones.
Finalmente, logré entrar en el puesto 41 de la categoría Absoluta y
tercero de la categoría Promesa. Los datos del GPS fueron: 8820
metros en 32'43, a 3'43 min/km.
En
definitiva, creo que rendí mejor de lo que me esperaba, con
bastantes buenas sensaciones y logrando correr por debajo de los 3'45
min/km. El balance general creo que puede ser positivo, aunque hoy sí
me he notado algunas zonas bastante cargadas. En lo que al circuito
se refiere, noté que algunas zonas estaban especialmente malas en
comparación con otros años, aunque, curiosamente, las zonas que yo
recordaba con peor estado, estaban mejor que como yo las recordaba de
otras ediciones. ¿Algo a mejorar para otras ediciones? Creo que, por
norma general, la prueba ha estado bastante bien organizada, aunque
creo que las salidas de los niños (hablo de la Prebenjamín, que fue
la que seguí) no deberían estar tan alejadas y con tan escasa
señalización, y también mejoraría las explicaciones que una
persona de la organización me dio al preguntarle por la localización
de la salida de la categoría Absoluta. La bolsa de corredor sí ha
flojeado un poquito respecto a otras ediciones, y, personalmente, me
gustó más la camiseta que se nos dio el año pasado. Por lo demás,
creo que no podemos poner ninguna pega a la organización.
Nos
vemos… haciendo deporte, claro.