Pues
nada, nos hemos ventilado otro año. 2016 se acabó el sábado pasado
a las doce de la noche. Un año que habrá sido completamente
diferente para cada uno de nosotros. A lo largo del año que acabó
hace tres días, habremos tenido días donde habremos acabado muy
contentos con lo sucedido a lo largo de esas 24 horas, mientras que
otros, ese espacio de tiempo se habrá hecho interminable, llegando a
parecer que el día no llegaba nunca a su fin.
A
nivel personal, el 2016 ha sido un año un tanto peculiar en varios
aspectos, y del cual creo que he ido aprendiendo diferentes cosas.
Comencé el año iniciando mi formación no reglada, lo que supe que
se llamaba así al empezar el curso que durante tres meses me
permitió, por un lado, conocer a nuevas personas vinculadas a la
rama sanitaria, y por otro lado, seguir ampliando conocimientos
dentro de dicha rama, algo que siempre es de agradecer. Finalizada
esta parte, me puse con una nueva experiencia, la preparación de mis
primeras oposiciones. No es algo sencillo y la verdad, he llegado a
la conclusión de que, para poder aprobar una cosa de estas, se
necesita ser muy, muy meticuloso, y ser capaz de memorizar un montón
de datos. No sé cuál será el resultado, pero creo que estos meses
preparando las oposiciones me pueden venir bastante bien para saber
cómo es una cosa de estas, cómo se deben preparar, y llegar con más
experiencia a otras ocasiones, algo que seguro que cuenta tanto como
los conocimientos que se lleven guardados en la cabeza. Y para acabar
el año formativo, el último viernes de 2016 comencé otro curso
formativo que creo me puede venir fenomenal para seguir formándome.
Creo que es muy importante que nos formemos, y que estos cursos de
formación no reglada pueden venir genial para seguir adquiriendo
conocimientos.
En
lo deportivo, he tenido he seguido sumando sesiones de kilómetros,
dejando bastante de lado las sesiones de series o cambios de ritmo.
Me he centrado bastante en sumar kilómetros, unos días por
sensaciones, otros días guiándome por el pulsómetro o el propio
GPS, pero, al fin y al cabo, sumando kilómetros más o menos
cómodos. He seguido probando conmigo a lo largo de estos 365 días,
lo que me ha llevado a ir conociéndome un poquito más, y a estar
lesionado durante prácticamente un par de meses (tan solo me faltó
una semana para completar ese espacio de tiempo). En temas
competitivos, he repetido en algunas pruebas y he conocido otras
nuevas. Apenas he corrido en campo a través (solo Ávila), pero en
carreras populares he debutado en alguna bastante interesante. De la
carrera de Sardón de los Frailes guardo un recuerdo genial, un
recorrido que, creo, me venía bastante bien y donde realmente puedo
decir que disfruté muchísimo. En Becerril de Campos me tocó
competir en la carrera que lleva el nombre de Mariano Haro, donde no
tuve para nada malas sensaciones, pero el recorrido no se adaptó del
todo a mi. Aun así, creo que hice un buen papel. De una carrera de
la que no guardo un buen recuerdo es de la celebrada en Faramontanos
de Tábara. Hubo muchos cambios de última hora y una medición del
recorrido bastante errónea (inicialmente fueron ocho kilómetros;
allí se nos dijo que por la lluvia caída, lo habían reducido a
unos siete y medio, y finalmente corrimos seis kilómetros) y
físicamente no me noté del todo bien, aunque he tenido días donde
las sensaciones fueron bastante peores. Como carrera sufrida, podría
recordar la de El Encinar, en Salamanca, un día donde las
sensaciones no acompañaron para nada. Fueron 8000 metros con el
pulso disparado desde el primer metro y en más de un momento pensé
que no sería capaz de llegar a meta. Y como carrera donde haya
mezclado sufrimiento y disfrute, sin duda, la carrera de La Zarza de
Pumareda, también en Salamanca, una carrera muy bonita e
interesante.
Y
para cerrar el año, muchos habréis corrido la San Silvestre de
Zamora. Sobre un recorrido de 3500 metros, los más rápidos fueron
Alejandro González, en la categoría masculina, y Rosa Folgado, en
la categoría femenina. En una edición bastante rápida y marcada
por la lluvia (hubo varios resbalones y caídas), Zamora salió a la
calle para despedir al 2016 dando zancadas. De entre los
participantes, Diego Bravo sigue con su evolución como atleta, y se
mantuvo siempre en el grupo cabecero, para finamente entrar en cuarta
posición, siendo superado solamente por Alejandro González, Ángel
Nieto y el veterano Fernando Lorenzo, un gran ejemplo de ilusión
intacta tras varios años encadenando zancadas. Este año, como lleva
siendo habitual desde hace alguna edición, tampoco estuve presente
en la San Silvestre zamorana. Tanto por motivos personales como por
el hecho de estar solamente haciendo rodajes, no tenía demasiado
cuerpo para competir, menos en una prueba para cuya distancia sé
que, por el ritmo que suele llevarse, no estoy ni de lejos para
disputar. Mi cabeza seguía dándole vueltas a algunas situaciones
vividas en el último mes, y que, por cierto, la carrera a pie me ha
ayudado a superar, y por otro, era consciente de que, físicamente,
estoy metiendo bastante volumen, pero solo eso, así que opté por
esperarme hasta el cross de Ávila, que será el próximo 22 de
enero, dándome así más tiempo para recuperarme tanto física como
mentalmente.
Ávila
será mi primera competición tras mi lesión. Será un test de unos
8500 metros para ver de dónde parto, para analizarme y ver cómo
estoy para futuras competiciones. Quizá aun algo temprano, espero
poder estar presente ene l Regional de cross. Este año allí me
tocará correr 10.000 metros, y creo que, como suele decirse, “me
darán hasta el DNI”. Tendré que salir con la única idea de
acabar lo más entero posible. Ese circuito no es de los que mejor se
me da, y si el primer año que corrí, donde creo recordar que
corríamos algo menos de 5000 metros, las pasé canutas para acabar,
haciendo más del doble de distancia, me puede pasar de todo. Pero
bueno, habrá que intentar hacerlo lo más dignamente posible. Para
seguir con objetivos competitivos, el fin de semana siguiente le he
vuelto a echar el ojo a la carrera de Don Bosco, en Valladolid, una
prueba que me encanta. Y, por ahora, son los únicos tres objetivos
competitivos que me he marcado.
En
lo que a los entrenamientos se refiere, comencé el año entrenando
por tierras salmantinas. Rodando por la zona del estado de Salamanca,
más conocido como el Helmántico, completé la tirada larga de la
semana, 17 kilómetros justos en 1h15'47”, a 4'27 min/km y 164
pulsaciones (llevo entrenando con pulsómetro desde finales de la
pasada semana). El lunes comencé la semana con un rodaje por la zona
de Cabañales, una de mis vueltas favoritas, completándolo en 57'58,
a 4'28 min/km y 162 pulsaciones medias. Un día en el que tuve
bastante buenas sensaciones. Siguiendo, hoy tocó ir a rodar para la
zona del carril bici, acabando con un total de 14 kilómetros justos
en 1h03'05”, a 4'30 min/km y 162 pulsaciones medias. Por ahora, aun
me faltan un par de semanas para acabar los dos primeros meses del
plan. Toca ir valorando y ver si, una vez completados estos días,
toca comenzar de nuevo con las series, o me hago un poco más
conservador y sigo haciendo “la base” un mes más, como dicen los
ciclistas.
Nos
vemos… haciendo deporte, claro.
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