Ayer
se celebró la XXXIII edición de la Media Maratón “Ciudad de
Zamora”, con victoria para Rui Muga y Andrea Román, con unas
marcas de 1h10'48 y 1h23'22, respectivamente. En una mañana un tanto
calurosa, pero donde, por suerte, el viento decidió no estar
presente, algo más de 600 atletas se dieron cita en la Plaza Mayor
de Zamora para completar los 21097 metros por las calles de la
capital.
Tras
mi debut en la distancia el año pasado en Ávila, y debutar unos
meses después en la media de casa, rondando en ambas ocasiones la
hora y media (1h30'06 y 1h30'54, respectivamente), para esta ocasión
decidí que solo estaría en la línea de salida. Me parecía que,
ahora mismo, no tenía demasiado sentido aumentarla distancia de una
tirada larga normal por el mero hecho de completar una prueba de tan
larga distancia, sin tener objetivos cronométricos o competitivos.
Por lo tanto, el único objetivo para ayer sería el de colocarme en
la línea de salida y disfrutar de un rodaje en compañía de otros
600 atletas, hasta el lugar decidido para retirarme, que a priori
sería en el kilómetro 18, lo que viene a ser la distancia habitual
que lo completar en una tirada larga.
La
recogida de dorsales de la prueba estaba programada para el sábado,
tanto por la mañana como por la tarde, y para el domingo por la
mañana. En mi caso, decidí acercarme el sábado después de salir a
completar el rodaje correspondiente. La bolsa de corredor que se
entregaba con el dorsal correspondiente, a mi entender, es una bolsa
bastante repleta, con camiseta técnica (que me ha resultado bastante
más cómoda que la del año anterior, con un tejido más suave),
garbanzos, vino y queso, entre otras cosas. Debo reconocer que la
bolsa de corredor que se da en esta prueba, por norma general,
siempre me ha resultado bastante completa, y este año, a mi
entender, tampoco ha defraudado. Sin duda alguna, lo que más me ha
gustado es, como decía, que la tela de la camiseta técnica se haya
cambiado. Siendo sincero, la camiseta del año pasado me resultaba un
tanto incómoda porque tenía la sensación de que me “raspaba”
un poco la piel.
Con
el dorsal en casa, tan solo quedaba esperar al domingo. No hubo
nervios, no se trataba de una competición donde quisiera salir a
darlo todo, sino de una prueba que no tenía previsto terminar, y
donde el único objetivo era el de sumar unos cuantos kilómetros en
compañía de varios atletas y por lugares que en muchas ocasiones no
transito debido al tráfico. Por la mañana, desayuno lo que
normalmente tomo para una sesión larga y, tras acercarme por la
Ciudad Deportiva para ver a los compañeros del Club que estaban
entregando los dorsales, marcho a la Plaza Mayor. Cuando llegué, ya
había por allí varios atleta cambiados, y todo estaba más o menos
colocado. Charlo con unos, con otros, y al cabo de un rato, a
colocarse en la línea de salida. Opto por no salir demasiado
delante, sobre todo por no molestar a aquellos que quieran hacer una
carrera más rápida que la mía, aunque debo reconocer que me
equivoqué un tanto en la situación de la salida, ya que me pilló
una parte del “embudo” que se formó al salir de una parte
bastante ancha a una bastante estrecha en muy pocos metros. Decidí
plantear el rodaje por sensaciones, dejando que fuera el cuerpo el
encargado de marcar el ritmo. El primer kilómetro, con todo el
mogollón, lo pasé en casi 5'10, que me vino genial para activarme
un poco de cara a los siguientes kilómetros, pues debo reconocer que
estaba un poco atrancado. Poco a poco los kilómetros fueron pasando,
a un ritmo bastante constante. Voy pasando diferentes grupos, sin
acoplarme a ninguno. Debo reconocer que, en líneas generales, poco
tengo que contar hasta la parte final. El GPS iba marcando ritmos en
torno a los 4'15 y 4'20 min/km. Hasta la subida de San Frontis, en
torno al kilómetro 14, tuve sensaciones bastante interesantes, pero
creo que quise hacer ese tramo a un ritmo un poco más elevado del
que debía, lo que me llevó a cargar un poco las piernas al final de
la subida, que, poco a poco, fue en aumento. Así, sufrí algo de lo
que me habían hablado muchas veces los días previos. Como decía, a
partir de ahí las piernas empezaron a acusar el esfuerzo del rodaje
del día previo (15 kilómetros) con el hecho de no haber controlado
bien en la subida, pero, insensato de mi, al terminar de completar la
bajada del cementerio y girar en el puente de hierro, creyendo que
habría recuperado, pues había intentado no gastar demasiado en ese
tramo hacia abajo, decidí intentar aumentar el ritmo. Y ahí me vino
error. Quise correr más rápido de lo que estoy acostumbrado en los
rodajes habituales (en torno a los 4'05-4'08 min/km), y el cansancio
de los kilómetros previos y los 15 del día anterior empezaron a
hacer efecto. Quizá, estaba acercándome al momento de parar y dar
por completada la tirada larga. La idea era parar en el 18, y en ello
estaba, pero despistado que es uno, me pasé el punto kilométrico.
Así, decidí tirar hasta el siguiente y ahí parar. Mi padre, que
había estado acompañando a los primeros en bicicleta, se vino en
busca, y me pilló poco después de pasar el 18. Me había comentado
la posibilidad de completar los 21 kilómetros antes de salir. “¿Cómo
vamos?”. “En el siguiente me paro, las piernas dicen que no
quieren más”. En el punto marcado, paro el cronómetro y abandono
la prueba. Analizando, creo que debí pararme antes, cuando me di
cuenta de que me había pasado el kilómetro 18. Aunque el ritmo no
fue desorbitado, llevo mucho tiempo tocando ritmos un poco más
lentos, y en las tiradas largas hacía mucho, mucho que, primero, no
rodaba por debajo de 4'20 y, segundo, hacía casi un año que no
completaba más de 18 kilómetros rodando. Como curiosidad, en el
kilómetro 19, el GPS me marcaba casi 19,300.
Me
gustaría hacer un pequeño comentario acerca de lo que vi hasta el
kilómetro 19. Por norma general, el circuito creo que no estaba mal
señalizado, pero, bajo mi punto de vista, se debería señalizar
mejor el trazado de las rotondas. Lo dije el año pasado y lo vuelvo
a decir este año. Por la zona del Puente de los Poetas creo que
habría que indicar cuál es el carril por que deben ir los atletas,
porque estaban colocados unos conos que, por lo menos a mi, me
hicieron dudar sobre cuál era por el que debía pasar corriendo. Al
final, cogí la trazada que consideré oportuna, no sé si haciéndolo
o no bien. Por otro lado, en uno de los pasos por ese mismo puente,
nos tocó subirnos a la acerca al encontrarnos con un camión y uno o
dos coches en nuestro carril, y me consta que no han sido los únicos
vehículos que se han metido en la prueba. Por lo demás, creo que
todo ha estado bastante bien. Me gustó especialmente ver a los
jueces en diferentes puntos de la prueba controlando que todo fuese
en orden. Vamos, una mañana interesante de atletismo popular.
Nos
vemos… haciendo deporte, claro.
1 comentario:
Una de las cosas que no me gustó es que los jueces no dejasen entrar a los padres con sus niños entera....Demasiado legalistas...Y esto no deja de ser una carrera popular...Con una mínima parte de federados..
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