Llegó diciembre y con él, la
época “gorda” del campo a través. Muchas pruebas a lo largo de
estos días se juntarán con las tradicionales San Silvestres de
finales de año, por lo que muchos seguro que os colgáis el dorsal
en varias ocasiones hasta que el año 2018 llegue a su fin. En mi
caso, me tocará, de nuevo, ver los toros desde la barrera. Aunque no
iba a participar en ninguna prueba federada, sí tenía pensado
intentar hacer alguna competición popular, como la celebrada el
pasado domingo en Bobadilla del Campo, peor ahora mismo es imposible.
Mi cuerpo sigue dando averías y, después de cuatro meses entrenando
con cierta regularidad, me ha vuelto a tocar colgar las zapatillas. Y
aunque ésto va mejorando bastante bien, creo que aun me esperan unos
cuantos días así. De todo ésto, y alguna que otra cosilla, voy a
escribir hoy.
A nivel de pruebas federadas,
en los próximos días se celebrarán dos pruebas de campo a través
que en su día corrí y que, por diferentes motivos, me gustaron
bastante: el cross de Cantimaplos y de Venta de Baños. El primero lo
corrí en 2012. Recuerdo que fue un día en el que el frío acompañó
y que, a pesar de llevar los guantes puestos desde que bajamos del
autobús, me costó bastante atarme las zapatillas con las que iba a
competir, debido al frío que tenía en las manos. Durante el
calentamiento notaba unas sensaciones bastante majas, pero no quería
confiarme demasiado. Al salir, mi compañero Jonathan y yo nos
quedamos los últimos. Guardo perfectamente la imagen de los datos
del GPS: íbamos a 3'30 cerrando el grupo. ¿A cuánto iban los
primeros? Aquella situación duró unos cuantos metros, hasta que
conseguimos enlazar con el grupo más grande y poco a poco ir
remontando posiciones. Al final, las sensaciones sí que acompañaron
y, aunque no recuerdo el puesto en el que entré, sí me acuerdo de
que corríamos Juvenil y Junior juntos y que, dentro de la categoría
que me respondía (Juvenil creo recordar), y porque daban premio
hasta cierto puesto, subí en la entrega de trofeos junto a varios
atletas para que me dieran un chorizo de Cantimpalos mientras de
fondo sonaba We are the champions de Queen (menos mal, porque
luego le tocó el turno a la música de Mark Knopfler y no me gusta
nada). Al acabar, me sucedió una anécdota curiosa. Mientras
completábamos los primeros kilómetros de la primera vuelta, una vez
ya incorporados en el grupo principal, pasamos por delante del resto
de compañeros y padres del club, y mientras, Ángel me preguntaba:
“Alejandro, ¿qué te ha pasado, que vas tan atrás?”. Mi
respuesta fue rápida y entre jadeos: “La salida, la salida”. Al
acabar, Ángel se me acercó y me preguntó por el problema que había
tenido en la barriga. Yo, por más que pensaba, no recordaba que me
hubiera pasado nada. Ya caí en la cuenta y cuando le dije lo que nos
pasó en “la salida”, no en “la barriga”, me dijo una frase
que he escuchado en más de una ocasión: “Alejandro, si es que
siempre andamos igual”. A la semana siguiente tocó desplazarse
hasta Venta de Baños. Allí aprendí lo que es un cross “de
verdad”. Ahora se habla de que Atapuerca es la mejor prueba de
campo a través del mundo, pero, para mi, que he corrido en ambas
pruebas, el cross en estado puro es la prueba palentina. Siempre lo
he dicho y no me cansaré de hacerlo. Una cosa es que se junten en
una prueba los mejores y otra que, haya una prueba que tenga un
circuito mucho más propicio para hacer eventos de este tipo y con
muchísima más tradición y antigüedad. En Venta de Baños lo pasé
fatal. Solo a mi se me ocurrió correr aquel año, que tanto barro
había, con unas Nike Pegasus (por cierto, qué bueno me salió aquel
modelo). ¡Qué de patinazos dí! No recuerdo en qué puesto llegué,
pero en uno muy discreto, corriendo a una media creo recordar de
3'45. Allí volvería luego en 2014 y todo fue diferente. Corrí con
clavos (nada de complicarme con modelos de alta gama, el modelo que
tiene Kalenji de zapatillas de clavos) y en día que empezó con
niebla y fresco y acabó con sol y una temperatura relativamente
agradable. El ritmo fue sobre los 3'25.
La verdad es que el cross es
algo muy interesante. Como nos decía Teo, el campo a través te
permite preparar muchas otras distancias. A nivel personal, eran
pruebas que me gustaban, pero creo que ha sido precisamente en el
cross donde he cometido uno de mis mayores errores. En una época en
la que tan solo pensaba en competir, corrí en Aranda, Cantimpalos y
Venta de Baños, habiendo hecho previamente, aunque unas semanas
antes, Atapuerca. Para más inri, me animé a correr también ese mes
la San Silvestre. ¿No querías competir? Pues toma. En ese momento
no lo veía, pero al verdad es que me pasé bastante de vueltas. Uno
de los motivos a los que achaco el dejar esa filosofía tan centrada
en la competición de lado fue el juntar en un solo mes tantas
competiciones. Básicamente, me pasó de rosca. Puede que muchos me
comentéis que la manera que tengo ahora de entrenar (bueno, ahora
mismo no, cuando puedo hacerlo) es peor, y que seguramente me vengan
de ahí las lesiones que últimamente estoy teniendo. La verdad es
que ahora disfruto un montón no, sino el siguiente nivel, corriendo.
Por decirlo de alguna manera, es hacer lo que más me ha gustado
siempre del atletismo, carrera continua, escuchando a mi cuerpo y
poniéndome como único objetivo completar unos kilómetros hoy y
mañana poder completar otros cuantos. Si voy a alguna carrera, que
en los últimos meses han sido más bien pocas, procuro no centrarme
en intentar ir delante o en una marca determinada, sino, simplemente,
dejar que sean las piernas y mi estado de forma los encargados de
marcar el ritmo. Por poner un ejemplo, el pasado domingo pasé el
primer kilómetro en 3'40, pero al ver que mi estado de forma no era
el adecuado para mantenerlo sin acabar reventando un poco más
adelante, tocó bajar el pistón y ponerse a un ritmo que, aunque más
elevado que el de los rodajes habituales, veía que podría mantener
con más facilidad a lo largo de la carrera. Y puedo decir que
disfruté muchísimo más que cuando iba a 200 pulsaciones en las
carreras.
Dejando un poco de lado el
mundo del campo a través, y siguiendo un poquito el hilo del párrafo
anterior, este último año ha sido desastroso. Resulta que hoy me
encuentro igual que hace un año: lesionado. Entre la fractura de
costilla en el mes de noviembre de 2017 y esta sobrecarga de que
tengo ahora, de la que escribiré un poco más abajo, han pasado
otras tres de por medio: una tendinitis en el tendón de Aquiles que
me tuvo unos tres meses y medio sin poder correr, y luego, otras dos
contracturas al intentar volver, que me tuvieron apartado diez días
y una semana, respectivamente. La verdad, está siendo la época con
más problemas a nivel de lesiones que estoy teniendo. Ésto, como
diría uno de los protagonistas de la serie La que se avecina,
Antonio Recio, interpretado
por Jordi Sánchez, “me mina la moral”. Es
muy desmotivador ver que cada vez que intentas volver, acabas con un
problema o que, cuando ya empiezas a notarte un poco bien, vuelves a
tener una lesión que te obliga a parar. La continuidad en estos
últimos meses está brillando por su ausencia. En dos tandas, he
corrido unos siete u ocho meses, lo que indica que cuatro o cinco han
sido lesionado. ¿Motivos? Bueno, la fractura de costilla no deja de
ser un pequeño accidente, me tropecé mientras iba corriendo por un
tramo de acera y al caer, tuve la mala suerte de darme con el filo
del bordillo en el costado. El problema en el Aquiles… Bueno,
empecé a tener las primeras lesiones y durante un tiempo podía
seguir corriendo con ellas, al calentar desaparecían y no volvía a
notar nada, e incluso salía días a rodar sin tener ninguna
molestia. Sin embargo, se fueron incrementando y, a la vez, seguí
forzando la zona. Durante el tiempo que estuve parado por la
costilla, esas molestias desaparecieron, para luego volver a la vez
que empecé con los entrenamientos. Si en su momento hubiera forzado
menos la zona, posiblemente no me habría tocado parar o, de hacerlo,
seguramente que durante menos tiempo. Pero los corredores tendemos
a pensar lo del “ya se pasará”, y éso se me pasa a mi por la
cabeza muy a menudo. Las dos lesiones siguientes imagino que vinieron
provocadas por estar tanto tiempo sin correr. Respecto a ésta
última, ya es casualidad que hasta hace dos semanas estuviera
haciendo series y ahora esté cojo. Hace dos años me sucedió algo
similar, fue ponerme con ellas y acabar lesionado. Además, fue
ponerme y acabar lesionado. Una semana duré. Será casualidad, pero
el hecho es que en ambas situaciones este tipo de entrenamiento a
estado de por medio.
Con esta ilusión tenía
esperanzas de poder seguir corriendo, pero el martes me
“descuajaringué”. En el kilómetro 10 me tuve que parar después
de ir durante medio kilómetro completamente cojo, con bastantes
dolores, y arrastrando bastantes molestias durante un kilómetro. La
verdad, no tengo previsto ni montar en bicicleta ni nadar. Lo que a
mi me gusta es correr, y como no sé si hacer esos dos deportes es
una manera de alargar o acortar el proceso, en un principio pararé
del todo. Si veo que la cosa se me va a alargar demasiado, como me
pasó con el tendón, entonces sí que empezaría a hacer algo, pero
espero que ésto, como mucho, en dos semanas esté curado. La verdad
es que, después de dejar las series, estaba disfrutando un montón
de los rodajes y había vuelto a bajar a Valorio con el grupo que
sale de allí (que me han enseñado mucho sobre atletismo), me
fastidia bastante verme otra vez lesionado. Pero, como suele decirse,
no se lesiona el que no corre, así que me tocará tirar de paciencia
y ver cómo se va solucionando esto. Solo espero que no me toque
estar parado demasiados días y que en breve pueda volver a estar
correteando de nuevo, que es, a nivel deportivo, lo que más me
gusta.
Nos vemos… haciendo deporte,
claro.
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