El
pasado domingo, después de siete meses, me volví a colgar un dorsal
de la camiseta. Después de tanto tiempo, decidí apuntarme a la
media maratón de Ávila, una prueba a la que le tengo un cariño
especial, pues en ella debuté en la distancia en el año 2015,
haciendo una marca que no se me ha logrado volver a hacer en ninguna
de las cinco medias maratones que he corrido. Los vencedores en la
prueba absoluta fueron Sergio Sánchez y Sonsoles Pérez.
La
verdad es que tenía ganas de volver a meterme en una prueba después
de tantos meses sin hacerlo. Además, era mi primera competición con
el Mesa de Valorio. Desde la media maratón de Zamora, por motivos
varios no había vuelto a acudir a ninguna salida. Mi objetivo para
esta ocasión, como suele ser habitual en este tipo de pruebas, era
simplemente salir a rodar. No me había planteado ningún objetivo en
cuanto a marcas se refiere, solamente disfrutar de la mañana y de la
carrera. La verdad es que parecía que el tiempo no iba a acompañar,
pues durante varios tramos del viaje nos llovió y el día se
presentaba bastante fresco. Así, llegamos a la capital abulense
directos a los Cuatro Postes, para recoger el dorsal. Me gustaría
decir que la entrega de dorsales en esta competición está muy bien
hecha, y en muy poco tiempo se puede recoger. Además, a la hora de
hacer la inscripción se debe poner en una casilla la talla de
camiseta, la cual luego va impresa en el dorsal. Una buena manera de
evitar confusiones. El único “pero” que se podría poner es a la
hora de aparcar, pues había más de 1000 inscritos y aquella zona se
queda bastante pequeña para dejar los coches. Con el dorsal ya
colocado, solamente quedaba esperar hasta las 10:30 de la mañana
para colocarse en la línea de salida e intentar completar esos 21097
metros de la prueba. Mientras, por allí se dejaron ver varios de los
favoritos a la victoria, entre ellos el leonés Sergio Sánchez, a la
postre, vencedor de la prueba con 1h08'.
Enseguida
llegó el momento de la salida. Cometí el grave error de colocarme
en las primeras filas, cuando mi idea era la de salir a ritmos en
torno a los 5'00 min/km. Lógicamente, en cuanto sonó el disparo me
cayeron codazos por un tubo. Una vez colocado ya en mi sitio, me
limité mantener un ritmo al que me viera cómodo y en base a cómo
fueran los siguiente kilómetros, ir viendo cómo podía ir. Los
primeros kilómetros de la prueba los hice intentando regular, pues
no tenía todas conmigo de que pudiera completar los 21 kilómetros,
debido a mi pésimo estado de forma. Las sensaciones iban mejorando
con el paso de los kilómetros, por lo que, a partir de más o menos
la mitad de la carrera decidí empezar a ir incrementando el ritmo.
La parte final de la prueba, por las calles del centro de Ávila,
resultó ser un tanto incómoda debido a los constantes giros, muchos
de ellos en adoquines. El último kilómetro también era bastante
incómodo, en una cuesta que, de estar asfaltada, permitiría correr
bastante rápido, pero que al encontrarse también en adoquines,
resultaba un tanto incómoda. Finalmente, el tiempo en meta fue
1h39'25”, llegando en el puesto 319 de la clasificación general y
octavo de la categoría Promesa. El Garmin, al igual que me ocurrió
el año pasado, marcó medio kilómetro de más, llegando con 21620
metros.
La
verdad es que acabé contento con el tiempo que hice porque, la
verdad, para nada contaba con poder hacer menos de 1h50' viendo los
ritmos que estaba manejando en los entrenamientos. La prueba la
verdad que, en líneas generales, estaba bastante bien organizada. A
última hora tuvieron que modificar una zona del circuito y, para mi,
fue un acierto. El problema estuvo con que el suelo estaba bastante
mojado y en algunas zonas teníamos que entrar bastante despacio para
evitar caídas y resbalones. Lo que sí intentaría mirar para otra
ocasión es el tema del aparcamiento. Al lado del hotel donde se
entregan los dorsales hay un camino donde muchos de los participantes
aparcan, pero en días como el pasado domingo, aquello es una zona un
tanto incómoda. Por lo demás, la bolsa de corredor estaba bastante
bien y la camiseta de este año, de la marca Joma, me resultó muy
bonita.
Una
vez hecha la media maratón abulense, esta semana, y para variar, he
seguido entrenando sin un orden claro. El lunes completé una sesión
de 10 kilómetros en algo más de cincuenta minutos y, desde
entonces, he estado en torno a los 14-15 kilómetros. Hoy, para
completar la semana, bajé hasta Valorio con la idea de rodar con el
grupo de la mesa. Con Sera como compañero de fatigas, fuimos hasta
La Hiniesta y volvimos juntos, unos 15 kilómetros, para luego rodear
algo más por nuestro querido bosque para llegar hasta la hora y
media, quedándome un poco por debajo de los 17 kilómetros y rodando
a una media de 5'18 min/km.
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Con Sergio Sánchez, vencedor de la prueba. |
Debo
reconocer que ahora me encuentro en un momento en el que me apetece
bastante volver a competir. Llevo mucho tiempo apartado de las
carreras y entrenando de una manera bastante desorganizada. Pensando
sobre qué prueba me gustaría volver a preparar, se me ha pasado por
la cabeza que perfectamente podría ser la media maratón de Zamora.
¿Por qué no? Este año me lo propuse como objetivo principal de la
temporada, y la verdad que, aunque pude correrla, una lesión que me
obligó a parar durante tres semanas tiró todo por los suelos y
llegué tirando a flojo a esta prueba. ¿Por qué no reintentarlo de
nuevo en 2020? Haciendo cuentas y viendo mi estado de forma, tengo
por delante cinco meses justos contando a partir de mañana, por lo
que, con paciencia y sin prisas, podría ser un objetivo factible.
Aunque, lógicamente, de por medio no estaría de más, y de hecho
espero poder hacerlo, correr alguna prueba de unos 8-10 kilómetros.
¿Se me logrará esta vez? Espero que sí.
Nos
vemos… haciendo deporte, claro.