domingo, 27 de octubre de 2019

VII Media Maratón "Ávila Monumental"


El pasado domingo, después de siete meses, me volví a colgar un dorsal de la camiseta. Después de tanto tiempo, decidí apuntarme a la media maratón de Ávila, una prueba a la que le tengo un cariño especial, pues en ella debuté en la distancia en el año 2015, haciendo una marca que no se me ha logrado volver a hacer en ninguna de las cinco medias maratones que he corrido. Los vencedores en la prueba absoluta fueron Sergio Sánchez y Sonsoles Pérez.

La verdad es que tenía ganas de volver a meterme en una prueba después de tantos meses sin hacerlo. Además, era mi primera competición con el Mesa de Valorio. Desde la media maratón de Zamora, por motivos varios no había vuelto a acudir a ninguna salida. Mi objetivo para esta ocasión, como suele ser habitual en este tipo de pruebas, era simplemente salir a rodar. No me había planteado ningún objetivo en cuanto a marcas se refiere, solamente disfrutar de la mañana y de la carrera. La verdad es que parecía que el tiempo no iba a acompañar, pues durante varios tramos del viaje nos llovió y el día se presentaba bastante fresco. Así, llegamos a la capital abulense directos a los Cuatro Postes, para recoger el dorsal. Me gustaría decir que la entrega de dorsales en esta competición está muy bien hecha, y en muy poco tiempo se puede recoger. Además, a la hora de hacer la inscripción se debe poner en una casilla la talla de camiseta, la cual luego va impresa en el dorsal. Una buena manera de evitar confusiones. El único “pero” que se podría poner es a la hora de aparcar, pues había más de 1000 inscritos y aquella zona se queda bastante pequeña para dejar los coches. Con el dorsal ya colocado, solamente quedaba esperar hasta las 10:30 de la mañana para colocarse en la línea de salida e intentar completar esos 21097 metros de la prueba. Mientras, por allí se dejaron ver varios de los favoritos a la victoria, entre ellos el leonés Sergio Sánchez, a la postre, vencedor de la prueba con 1h08'.
Enseguida llegó el momento de la salida. Cometí el grave error de colocarme en las primeras filas, cuando mi idea era la de salir a ritmos en torno a los 5'00 min/km. Lógicamente, en cuanto sonó el disparo me cayeron codazos por un tubo. Una vez colocado ya en mi sitio, me limité mantener un ritmo al que me viera cómodo y en base a cómo fueran los siguiente kilómetros, ir viendo cómo podía ir. Los primeros kilómetros de la prueba los hice intentando regular, pues no tenía todas conmigo de que pudiera completar los 21 kilómetros, debido a mi pésimo estado de forma. Las sensaciones iban mejorando con el paso de los kilómetros, por lo que, a partir de más o menos la mitad de la carrera decidí empezar a ir incrementando el ritmo. La parte final de la prueba, por las calles del centro de Ávila, resultó ser un tanto incómoda debido a los constantes giros, muchos de ellos en adoquines. El último kilómetro también era bastante incómodo, en una cuesta que, de estar asfaltada, permitiría correr bastante rápido, pero que al encontrarse también en adoquines, resultaba un tanto incómoda. Finalmente, el tiempo en meta fue 1h39'25”, llegando en el puesto 319 de la clasificación general y octavo de la categoría Promesa. El Garmin, al igual que me ocurrió el año pasado, marcó medio kilómetro de más, llegando con 21620 metros. 
La verdad es que acabé contento con el tiempo que hice porque, la verdad, para nada contaba con poder hacer menos de 1h50' viendo los ritmos que estaba manejando en los entrenamientos. La prueba la verdad que, en líneas generales, estaba bastante bien organizada. A última hora tuvieron que modificar una zona del circuito y, para mi, fue un acierto. El problema estuvo con que el suelo estaba bastante mojado y en algunas zonas teníamos que entrar bastante despacio para evitar caídas y resbalones. Lo que sí intentaría mirar para otra ocasión es el tema del aparcamiento. Al lado del hotel donde se entregan los dorsales hay un camino donde muchos de los participantes aparcan, pero en días como el pasado domingo, aquello es una zona un tanto incómoda. Por lo demás, la bolsa de corredor estaba bastante bien y la camiseta de este año, de la marca Joma, me resultó muy bonita. 
Una vez hecha la media maratón abulense, esta semana, y para variar, he seguido entrenando sin un orden claro. El lunes completé una sesión de 10 kilómetros en algo más de cincuenta minutos y, desde entonces, he estado en torno a los 14-15 kilómetros. Hoy, para completar la semana, bajé hasta Valorio con la idea de rodar con el grupo de la mesa. Con Sera como compañero de fatigas, fuimos hasta La Hiniesta y volvimos juntos, unos 15 kilómetros, para luego rodear algo más por nuestro querido bosque para llegar hasta la hora y media, quedándome un poco por debajo de los 17 kilómetros y rodando a una media de 5'18 min/km.
Con Sergio Sánchez, vencedor de la prueba.

Debo reconocer que ahora me encuentro en un momento en el que me apetece bastante volver a competir. Llevo mucho tiempo apartado de las carreras y entrenando de una manera bastante desorganizada. Pensando sobre qué prueba me gustaría volver a preparar, se me ha pasado por la cabeza que perfectamente podría ser la media maratón de Zamora. ¿Por qué no? Este año me lo propuse como objetivo principal de la temporada, y la verdad que, aunque pude correrla, una lesión que me obligó a parar durante tres semanas tiró todo por los suelos y llegué tirando a flojo a esta prueba. ¿Por qué no reintentarlo de nuevo en 2020? Haciendo cuentas y viendo mi estado de forma, tengo por delante cinco meses justos contando a partir de mañana, por lo que, con paciencia y sin prisas, podría ser un objetivo factible. Aunque, lógicamente, de por medio no estaría de más, y de hecho espero poder hacerlo, correr alguna prueba de unos 8-10 kilómetros. ¿Se me logrará esta vez? Espero que sí.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

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