Actualmente tan solo practico "deportes de pierna" (ciclismo y atletismo), pero hubo una época en la que también practiqué "deportes de brazo", es decir, natación y tenis. Yo os voy a hablar del tenis.
Mi primer año fue cuando estaba en tercero de primaria y estuve hasta quinto, es decir, tres años. En mi primero año tuve dos monitores, pero tan solo me acuerdo del nombre de uno: Jose. Él nos iba diciendo cómo teníamos que lanzar las pelotas, cómo había que colocar la raqueta, las posiciones de los pies y de los brazos... En los últimos dos o tres meses, nos empezó a explicar cómo eran las reglas de los partidos. Aquel año, ninguno de los que estábamos allí fuimos a ninguna competición, ni si quieras nos sacamos la licencia.
En mi segundo año, cuando estaba en cuarto de primaria, estuve con Jesús (al que el otro día me encontré en la Ciudad Deportiva de Zamora cuando yo iba a correr). En este año aprendimos alguna cosa más que con Jose no habíamos hecho (pocas), reforzamos lo que ya sabíamos y nos sacamos la licencia (en este deporte nos dejaban elegir si queríamos o no). Yo me la saqué porque quería provar a competir. Fuí a mi primera competición y mi rival no se presentó. A la siguiente, tampoco... Como no aparecía el rival, me daban los puntos a mi, por lo que llegó un momento en el que tuve todos los puntos... hasta que jugué mi primer partido (que sería el cuarto o el quinto de los normales). Lo perdí. Lo bueno es que mi rival... ¡entrenaba conmigo!. Por suerte, apenas perdí puntos. Aquel partido fue un infierno, estuvimos una hora jugando y, para colmo, hacía un calor infernal. Una de las señoras que trabajaba donde jugábamos le decía al árbitro (que yo lo conocía): "que se den prisa, que tenemos que cerrar". Él nos lo decía y lo único que conseguía era que nos pusiéramos más nerviosos. Así es el deporte. Al final, nos lo jugamos como los profesionales: al "tie-break" o "muerte súbita".
Seguí compitiendo hasta final de temporada, pero no se me presentaban los rivales. Al final, fuí campeón de mi categoría (ojo, que acabé con unas palizas de tanto partido...).
Al año siguiente, cuando estaba ya en quinto, fue mi último año. Allí, todo cambió. Nos ofrecieron sacarnos de nuevo la licencia, pero no quise. Aitor, mi monitor, hacía muchos juegos con la raqueta, pero apenas hacíamos ejercicios de tenis. Además, los últimos 10 minutos nos dejaba jugar a algún juego relacionado con el deporte. Además, ese mismo año aprendí a montar en bici, por lo que el tenis ya me empezó a aburrir. Al terminar la temporada, dije adiós a un deporte con el que había logrado ser Campeón de mi categoría solo jugando un partido y perdiéndolo.
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