En Moraleja del Vino intentando seguir la rueda de Agustín. |
¿Y por qué cuento yo eso? La verdad es que los rodajes de esta semana han sido especialmente agradables con esto del invierno. El lunes comenzaba la semana después de competir en Atapuerca. Las sensaciones durante los dos primeros kilómetros fueron algo incómodas, no sé muy bien la razón, pero, durante el resto de los kilómetros, fui genial de sensaciones. ¡Si hasta fui capaz de rodar a menos de 4:00 el kilómetro! El primero debió de salir sobre los 5:00 minutos y el último, que lo usé para soltar, sobre los 4:50. El martes salí a rodar otro rato algo más tranquilo, aunque también tuve algún pique. Acabé con algo más de tres cuartos de hora de rodaje. El miércoles fue un rodaje que usé para disfrutar del recorrido. Pude salir con sol, y fue una delicia ver cómo estaban los caminos de la orilla del Duero y de Olivares. Acabé rodando 40 minutos sin forzar en exceso. Ayer salí con ganas de darme un poquito de leña. Arranqué una hora antes de la habitual y, con mi padre de acompañante en bici, fui a mi querido bosque de Valorio a dar por allí una vuelta que hacía mucho tiempo que no daba por el tema de que cuando no hay farolas y a mi hora habitual de rodar el sol ya hace un rato que se ha puesto, y no es la mejor idea meterme allí a acumular kilómetros. En esta ocasión di la vuelta en el sentido contrario al de las últimas ocasiones, para poder coger algo más de cuesta arriba. Hasta Valorio, más o menos un cuarto de hora, fui rodando a mi ritmo habitual, y ya allí fui aumentando el ritmo por los caminos. Donde menos luz había iba algo más despacio aunque llevaba a mi padre con las luces. Cuando ya pillé el carril bici de allí, ya pasado el kilómetro cinco, di un par de cambios de un kilómetro recuperando otro; creo que esos dos cambios salieron a 3:30 más o menos. Luego, en el minuto 40, hice otro pequeño cambio de unos cinco minutos, para hacer el último medio kilómetro (del 11,5 al 12) rodando suavecito para recuperar. Después de este rodaje, la idea era descansar hoy, mañana salir en bici y el domingo rodar otro rato. Al final he cambiado todos los planes, el día de descanso será mañana y he añadido un día de rodaje a la semana, es decir, en vez de correr cinco días correré seis. Desde que volví a montar en bicicleta después de mi pequeño problema con las ampollas a principios de año había sido uno de los habituales en las salidas en bici de carretera, pero entonces la temperatura iba casi cada fin de semana en aumento, mientras que ahora va en descenso y, teniendo la posibilidad de salir a correr, donde pasamos menos frío que con la bici, he decidido que no daré una pedalada con estas temperaturas. Tampoco creo que me venga mal un pequeño parón con la bici, este año he hecho bastantes kilómetros (para mí bastantes, para cualquier ciclista que salga regularmente será lo que lleva a mitad de año como muy tarde, y seguro que la mayoría mucho antes), así que habrá que hacer el famoso parón invernal. En lo que respecta al rodaje de hoy, salí no muy tarde pero ya era de noche. Mi idea era hacer unos 35 minutos de carrera continua. Pero me noté tan cómodo y sin sensación de ir forzando, que acabé alargando la sesión algo más. Al final acabé con 42 minutos de rodaje tranquilo, disfrutando de las distintas visiones que a lo largo de los kilómetros he tenido de Zamora, pues una de las cosas interesantes que tiene el circuito que me monté hoy por Olivares y el nuevo Puente de los Poetas es la posibilidad de ver imágenes realmente bonitas de la ciudad, sobre todo de su catedral, que, desde el Puente y con las luces encendidas, es, para mí, impresionante.
Y, por ahora, no tengo ninguna prueba donde poder seguir disfrutando de ser corredor popular. Había pensado en ir al Cross de Aranda de Duero y a la prueba popular de Venta de Baños (una prueba que hacen el día antes del Cross de Venta de Baños), pero no creo participar en ninguna de las dos; tampoco participaré en ninguna de las dos pruebas que se harán ahora en Salamanca: la Vuelta Pedestre y la San Silvestre. La primera no sé, pero la segunda es una carrera masificada, tenían 5555 dorsales y ya han cerrado las inscripciones por haberlos agotado. ¡Impresionante! La Vuelta Pedestre supongo que, si no este año, acabará igual que la San Silvestre. A la que sí me gustaría ir es al Cross de Ávila. En la provincia abulense he competido solo una vez, en Navalmoral, y me gustaría volver allí como popular para disfrutar de aquel cross; sé que hay nivel (solo digo que en las clasificaciones de un año aparecía un tal Fabián Roncero) pero, por fotos, parece un cross donde también tienen hueco los populares Solo toca esperar hasta entonces y seguir haciendo rodajes, unos días más rápido y otros días más lentos y, así, aprovechar para luego las salidas en bicicleta cuando ya haga calorcito.
Nos vemos.... haciendo deporte, por supuesto.
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