Por
fin, hoy me vuelvo a sentar para escribir unas cuantas líneas. Como
siempre desde hace bastante tiempo, han pasado unos cuantos días
desde la última entrada en el blog. Para esta ocasión, me gustaría
escribir de la reciente retirada de Alberto Contador en la última
edición de la Vuelta a España, que vio cómo Chris Froome por fin
lograba llevarse el maillot rojo que destaca al líder de la
clasificación general. Me gustaría contar un poco mi opinión
acerca de la trayectoria del ciclista de Pinto. Vamos a ver qué
sale.
Como
decía, el pasado fin de semana cerraba su etapa como ciclista
profesional Alberto Contador. Desde que dio el salto a la máxima
categoría de la mano de Manolo Saiz en la ONCE, han pasado nada más
y nada menos que catorce temporadas. A lo largo de todo este tiempo,
el pinteño se ha visto obligado a combinar épocas exitosas con
otras épocas donde los problemas de salud o el dopaje le han
obligado a sufrir más que en la competición. Se ha visto en lo más
alto del podio del Tour de Francia y, también, cómo gran parte de
la afición que en los mejores momentos le animaban, desaparecían
cuando la cosa se torcía.
Comenzó
su andadura profesional en el 2003 gracias con el maillot amarillo de
la ONCE, que entonces contaba con el patrocinio de Eroski, logrando
ya su primera victoria en una contrarreloj en Polonia. Siguió de la
mano de Manolo Saiz en el Liberty Seguros en el año 2004, temporada
en la que sufrió un cavernoma cerebral, del que tuvo que ser
intervenido. Logró volver a la competición logrando la victoria en
la etapa reina del Tour Down Under. En 2007, ya con el Discovery
Channel, logra su primera victoria en la que ha sido su objetivo en
los últimos años, el Tour de Francia. Con Astana logra también
ganar el Giro y la Vuelta de 2008. En 2009 vivió un momento
complicado a nivel deportivo. Lance Armstrong decide volver al
ciclismo profesional con Johan Bruyneel, entonces en Astana con
Alberto, como director. Americano y pinteño conviven juntos en un
ambiente que desde fuera aparenta ser bastante tenso. Así, Contador
logra vencer de nuevo en la ronda francesa, aunque a final de
temporada gran parte del equipo, entre ellos su director, Johan
Bruyneel, y Lance Armstrong, emigran del equipo. Siguiendo con su
evolución, en 2010 le toca competir contra dos de sus grandes
rivales, los hermanos Andy y Frank Schleck. Ese mismo año comenzará
otro calvario para el ciclista pinteño. Da positivo por clembuterol,
una sustancia que vincula al “famoso” filete. Tras varias
disputas, no pudo volver a competir hasta agosto de 2012, aparte
de quitarle unas cuantas de sus victorias, entre las que se encuentra
el Tour de Francia de 2010 o el Giro de Italia de 2011.
A
nivel personal, la sanción de Alberto Contador supuso un punto y
aparte en su carrera deportiva. A partir de ahí, logró volver, en
un principio, con su mismo nivel, logrando la victoria en la Vuelta a
España de 2012. Tras un 2013 en el que se centró en otros objetivos
competitivos y dejó un poco más de lado las vueltas de tres
semanas, en el 2014 vuelve decidido a ser el número uno del Tour de
Francia, pero una caída le aparta de la competición. Esa misma
temporada logra su tercera Vuelta a España, la última en la que
lograría llegar a Madrid con el maillot rojo que distingue al líder
la ronda española. Ya en 2015, logra vencer en su última gran
vuelta, el Giro de Italia. Vuelve a la ronda gala, clasificándose en
quinta posición de la clasificación general. En 2016 asoma la
posibilidad de abandonar el ciclismo de alto rendimiento, pero decide
continuar un año más. Mientras tanto, esa misma temporada se ve
obligado a retirarse del Tour debido a una serie de caídas. Este
último año, en una edición en la que, quizá, muchos aficionados,
entre los que me incluyo, nos pasamos con las críticas hacia el
pinteño, logró finalizar en novena posición, a 8'49 del vencedor,
el británico Chris Froome. Para finalizar, anunció que, esta vez
sí, se retiraría del profesionalismo, cerrando esta etapa en la
prueba de casa, la Vuelta a España, donde hemos visto una versión
de Alberto diferente a la del Tour, al ciclista que siempre ha sido,
al fin y al cabo.
Decía
al principio del párrafo anterior que, para mi, la sanción de
Alberto Contador fue un punto y aparte. Volvió ganando y demostrando
su gran calidad, igual que antes de esa positivo por clembuterol. Sin
embargo, podemos ver cómo, poco a poco, esas victorias se van
espaciando y aparecen unas situaciones que no han sido nada
favorables en la vida deportiva de Alberto. Vemos cómo el de Pinto
ha sido un corredor con cierta tendencia a irse al suelo, pero vemos
cómo ese número de caídas ha ido en aumento según han ido pasando
las temporadas. Podríamos achacar esto a un factor que,
efectivamente, es fundamental, que no es otra que el paso de los
años. Contador comenzó a ganar muy joven, a una edad en la que
otros ciclistas se están fijando en objetivos menos estrictos que el
de ganar el Tour de Francia, la prueba en la que se ha centrado el de
Pinto, pero, para mi, a esto hay que sumarle la durísima situación
que vivió con el positivo y el tiempo que tardó el aclarase si se
le sancionaría o no. Y sobre su retirada, durante mucho tiempo he
dicho que su retirada tendría que haber sido la pasada temporada, no
ésta, igual que también pensaba que el año pasado debió centrarse
en pruebas más “pequeñas” que el Tour. He seguido con este
pensamiento incluso en las primerísimas etapas de la Vuelta, pero,
al fina, ha demostrado, a mi y a otros muchos que pensábamos esto
mismo, que aun tenía cuerda para estar delante, e incluso para ganar
una etapa como la del Angliru. Ahora mismo, viendo la Vuelta que ha
hecho, diría que es hasta evidente que, de no haber pasado un mal
día en Andorra, hubiera dado mucha más guerra a Chris Froome y, por
qué no, le hubiera podido arrebatar ese maillot rojo de líder.
Para
cerrar el artículo, me gustaría hacer una pequeña reflexión
acerca de la retirada de Alberto Contador. Muchas veces, los
aficionados tendemos a que, cuando lo deja un deportista de alto
nivel, enseguida buscamos quién puede ser el sucesor del mismo.
Podríamos poner de ejemplo a Miguel Indurain, cuando lo dejó y se
pusieron todas las miradas en Abraham Olano. Nos empeñamos en que
alguien con características similares pueda ser capaz de, al menos,
igualar el palmarés de quien se va a retirar, e incluso desde los
medios de comunicación se habla durante bastante tiempo de ello. La
verdad, considero este acto como un error. En cierta medida,
podríamos decir que cada deportista es único, con sus
características personales, y, aunque haya otro con unas
características muy similares, creo que lo mejor es dejar que cada
uno desarrolle su carrera deportiva sin más presión. Porque, seamos
sinceros, tener que escuchar constantemente que se es el relevo de un
deportista que ha logrado vencer en las pruebas más importantes es
añadir muchísima presión, y no todo el mundo está capacitado para
aguantarlo. Por lo tanto, me gustaría que, ahora que Alberto ya está
oficialmente retirado, no nos empeñemos en buscar un sucesor y
dejemos que las futuras e incluso presentes promesas del ciclismo
lleven su progresión.
Nos
vemos… haciendo deporte, claro.
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