jueves, 23 de noviembre de 2017

Lesionado de nuevo

Hubo una época, hace como cuatro o cinco temporadas, en la que me solía caer con cierta frecuencia entrenando o compitiendo, algo que me llevó a tener cierta fama de “patoso” y a que, cuando iba a tomar la salida en una prueba o a ir por un sitio relativamente técnico entrenando, Teo, Angel, mis padres, algún compañero o todos a la vez me aconsejaran que fuera con cuidado y mil ojos. Recuerdo incluso de que, en broma, siempre decíamos que contaba las competiciones que llevaba en esa temporada por las caídas que había tenido. Tras aquella época en la que “besaba” el suelo con cierta frecuencia, apenas he tenido más golpes, alguno suelto por la zona de Valorio. Sin embargo, hace poco más de un mes tuve una caída que se saldó con unas heridas en la zona de las rodillas, y el martes tuve la última, donde, si bien es cierto que el resultado en heridas ha sido mínimo en comparación con otras caídas, esta vez me va a tocar estar parado durante bastante tiempo. Una baldosa, un bordillo y el hecho de caer de lado han tenido la culpa.

Una caída y un mal apoyo en un bordillo fueron los únicos elementos necesarios para provocarme una fractura de costilla ayer mientras rodaba. Tras haber completado más o menos los primeros tres kilómetros de la sesión, y según iba correteando por un tramo de acera, pisé una baldosa en mal estado, lo que provocó que me fuera al suelo y, al caer, apoyara la parte derecha del costado justo en el límite del bordillo. Me levanté y sin daño aparente, seguí rodando. El hecho es que durante unos cuantos minutos no noté ningún dolor extraño, pero según pasaron los kilómetros, una molestia empezó a aparecer en el costado. Enseguida, lo que en un principio era eso, una molestia, empezó a progresar hacia el dolor, para llegar a la parte final del entrenamiento con un dolor que ya podría catalogar de fuertecillo. Al parar, disminuye un poquito, pero sigo notándolo de una manera intensa y con una sensación extraña al respirar, algo que no me había sucedido hasta entonces. Llegué a casa, y tras estar un rato valorando, marchamos al médico para que me mirara la zona del dolor y me confirmara si había o no algo afectado. Tras las pruebas correspondientes, la doctora tiene malas noticias: fractura de costilla. Me da varias pautas a seguir, entre ellas, no salir a corretear hasta que esté soldado del todo, por lo que me tocará estar en el dique seco durante un mes o mes y medio.

Casualidades que surgen de vez en cuando, por estas fechas hace un año estaba empezando a entrenar después de haber estado dos meses lesionado y ahora, estoy de nuevo parado, sin poder ya no correr, sino que no puedo realizar ningún tipo de actividad deportiva. Por ahora, tocará esperar a ver la evolución que la costilla fracturada va teniendo, pero ésto irá para largo. Como decía en el párrafo anterior, durante el próximo mes o mes y medio me voy a tener que conformar con saber los resultados de mis compañeros en los crosses que se vayan celebrando, y a ver las fotos que manden compitiendo. La espera se va a hacer bastante larga, pero, ante una rotura ósea y tan cerca del pulmón, creo que la mejor opción es parar y cumplir con los plazos que vaya marcando la doctora, hasta que el hueso quede lo suficientemente soldado como para poder retomar la actividad física sin ningún tipo de problema.

Debo reconocer que siempre me cuesta parar ante una situación de este tipo. Cuando hacía el parón entre temporada y temporada, aun haciendo actividad física (bicicleta y natación), se me hacia largo, pero, cuando se trata de tener que hacer un parón obligado porque algo en el cuerpo no funciona bien, me fastidia muchísimo (como es habitual entre los aficionados al deporte, claro está), primero, porque hay una zona del cuerpo que no funciona como debería hacerlo, y porque está produciendo molestias, y, por otro, porque, a diferencia de cuando hacía el parón, no sé cuándo voy a poder volver a calzarme las zapatillas y sumar kilómetros. En esta ocasión, se añade, además, que no voy a poder hacer ningún tipo de actividad, por lo que a la vuelta estaré muy, muy flojo. También debo reconocer que me fastidia porque llevaba un tiempo entrenando a unos ritmos bastante majetes, llegando incluso la semana pasada a hacer un rodaje a 4'05, y con varios a ritmos de 4'17-4'20 min/km, algo que me estaba motivando bastante, pues había estado durante gran parte del verano teniendo que apretar bastante para poder llegar a esos 4'30 min/km, que ha estado siendo el “ritmo objetivo” de estas sesiones de carrera continua. Pero bueno, es lo que tiene estar lesionado, no puedes hacer tu actividad deportiva favorita, y encima, como me sucede en este caso, tampoco puedo hacer ninguna otra para, al menos, intentar mantener un poco de forma y no tener que partir desde cero cuando pueda volver a corretear. Ésto último me llevará a reiniciar de una forma muy parecida a como lo hice hace un año, con ese periodo que los ciclistas llaman “la base”, es decir, doce semanas de carrera continua creando los cimientos para los siguientes entrenamientos. Pero para esto, primero hay que recuperarse.

Con esto, me toca replantear algunas cosillas que tenía en mente. En un principio, tenía previsto participar en el Cross “Ciudad de Ávila”-Memorial José Soriano, el próximo 14 de noviembre, pero, en estas circunstancias, me da que no va a ser posible estar en tierras abulenses. Mi primera participación en esta prueba de campo a través fue en 2014, y a pesar de la nieve que tuvimos aquel año, me “enamoré” de esta prueba. He seguido participando desde entonces, disfrutando mucho en cada una de ellas. Además, esta competición me ha permitido el lujo de poder compartir kilómetros y grupo con dos grandes corredoras como son Jacqueline Martin y Gema Martin. Durante un tiempo, también estuve pensando en inscribirme a la San Silvestre de Salamanca, una de esas pruebas que siempre digo que voy a correr, pero donde, al final, nunca estoy. Menos mal que no me apunté, viendo cómo estoy.

En definitiva, habrá que recuperarse y aguantar lo mejor posible todos estos días sin poder salir a corretear. Habrá que intentar mirarlo por el lado positivo, aunque cueste, y pensar que, al menos, durante este tiempo, el cuerpo podrá regenerar de todos los kilómetros hechos hasta ahora, aunque una parte de mi cabeza siga dándole vueltas a todo, y deseando que esto cure lo antes (y mejor) posible para ponerme a sumar kilómetros lo antes posible, y poder volver a disfrutar de la orilla del Duero a base de zancadas.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

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