Como
todos sabemos, el atletismo a nivel popular está en pleno apogeo.
Cada vez aumentan más los inscritos a las carreras populares, y cada
vez hay más carreras de este tipo. A mi me parece genial que la
gente se apunte a carreras populares, pero, las cosas como son, creo
que el fanatismo nos está pudiendo con algunas pruebas, sobre todo
con las de larga distancia, y no somos conscientes de hasta qué
punto ésto puede perjudicar nuestra salud.
Participar
en pruebas de maratón, donde estaremos corriendo durante muchísimo
rato, puede ser muy perjudicial si no llegamos en las condiciones
suficientes. Y esto de llegar en las condiciones adecuadas no
significa solo haber seguido una preparación determinada para
asaltar a los 42 kilómetros. Con esto también me refiero a que es
necesario llevar una base previa de varios años y kilómetros de
práctica, siguiendo una evolución lógica, antes de preparar el
asalto a la maratón. Ésto se cumple en muchas personas, pero
llevamos unos años en los cuales, tras la aparición de muchos
nuevos atletas, que está sucediendo algo que no debería pasar, más
que nada para evitar posibles sustos con nuestra salud. Me explico.
Actualmente hay muchos atletas que salen a trotar y, por el mero
hecho de hacerlo, se ven capacitados para completar carreras de
maratón. Lo mismo sucede con atletas que llevan uno o dos años
corriendo. No entiendo cómo nos cuesta tanto tirar de lógica, la
verdad. Y es que a mi por lo menos me parece lógico que si salimos a
trotar un par de días semanales estamos para correr carreras de 5 ó
10 kilómetros, pero no estamos para afrontar pruebas de larga
distancia, como una media maratón, y mucho menos una maratón.
Debemos seguir una escala lógica hasta llegar a estas pruebas. Si
llevamos muchos años corriendo, pero nos limitamos a trotar algo
durante un par de días o tres a la semana, debemos empezar a meter
algo más de carrera y con un poquito más de volumen. Si llevamos
poco tiempo corriendo, será mejor esperar unos cuantos años,
compitiendo mucho en otro tipo de pruebas más cortas, y cuando
hayamos creado ya una buena base con muchas competiciones de menos
distancia y con muchos, pero muchos kilómetros en nuestras piernas,
podemos empezar a plantearnos el asalto a la maratón.
Llevamos
ya mucho tiempo viendo cómo en las pruebas ya no de maratón, sino
de media maratón, se dan noticias sobre corredores que han sufrido
problemas de salud, o que incluso han fallecido, a lo largo de la
prueba. Es cierto que todos podemos tener un fallo en nuestro
organismo, llevemos mucho o poco tiempo corriendo, seamos deportistas
de toda la vida o unos “recién llegados”. Pero, por lo menos
personalmente, me parece que es mucho más fácil que una persona
sufra un problema de salud corriendo una media maratón o una maratón
llevando corriendo solo un par de años que alguien que lleve
corriendo treinta años, sencillamente porque el segundo es de
esperar que estará mucho más preparado físicamente que quien lleve
un par de años. No quiero decir con esto que el primero no tenga
cualidades para el deporte, ni mucho menos, solo quiero decir que el
segundo tiene mucha más base de kilómetros, competiciones y
experiencia. Bueno, y ésto es casi más una suposición que otra
cosa, supongo que alguien que no haya corrido nunca, pero haya hecho
otros deportes de mucho fondo, como por ejemplo el ciclismo,
necesitará posiblemente mucha más adaptación muscular, pero a
nivel cardiovascular no necesitará tanta adaptación, por lo que lo
mismo pueda reducir bastante el tiempo para poder participar en
maratones, el fondo físico al fin y al cabo lo tiene. Pero, ojo, éso
no quiere decir que pueda coger y saltarse algunas etapas, ésto es
un proceso progresivo para todos, vengamos de llevar una vida
sedentaria o vengamos de otros deportes. La diferencia está en que
alguien que venga por ejemplo del ciclismo tendrá, como decía,
mucho avanzado a nivel cardiovascular, pues es un deportista que
tiene a su corazón acostumbrado a hacer deporte durante dos, tres,
cuatro o cinco horas, y seguramente necesite seguir esa progresión
para evitar lesiones musculares, pero el que viene de la vida
sedentaria debe ir con más precaución para evitar lesiones
musculares y problemas a nivel cardiovascular.
Por
lo tanto, considero que le estamos perdiendo todo el respeto a la
maratón. Nunca debemos afrontar ninguna prueba con miedo, y esta
menos, pero sí debemos tener el justo respeto a las pruebas en las
que vayamos a participar, sean de 1500 metros o de 42 kilómetros.
Debemos salir pensando en cuáles son realmente nuestras aspiraciones
en la competición, y en base a eso, ir controlándonos. Si creemos
que estamos para ir rodando a 4.45 en la maratón, no podemos
arrancar los primeros kilómetros a 4.30, porque, sí o sí, vamos a
reventar. Igual que debemos ser conscientes de la importancia de un
buen entrenamiento para correr los 42 kilómetros. La importancia de
preparar de una forma adecuada cualquier prueba, y más cuando se
trata de una tan larga como la maratón, es fundamental para poder
llegar a meta, por lo menos, sanos y salvos. Yo soy partidario del
uso de herramientas como el pulsómetro para poder saber en todo
momento cómo va funcionando nuestro corazón. Lo recomendable sería
poder hacernos una prueba de esfuerzo y en base a los datos que
obtengamos, planificar los esfuerzos de las sesiones de
entrenamiento, siguiéndolas por el pulsómetro. Actualmente podemos
encontrar relojes que nos dan estos datos, y no hace falta gastarse
los 200 ó 300 euros que pueda costarnos un GPS con pulsómetro y
alguna otra historia, pues podemos encontrar relojes por unos 20 ó
30 euros que nos van a dar los parámetros suficientes para preparar
nuestro asalto a la maratón. E igual de importante que veo la
herramienta del pulsómetro para entrenar, veo a la figura del
entrenador también como algo importantísimo. Creo que para hacer
una maratón es muy conveniente que una persona con los conocimientos
necesarios y cierta experiencia nos ayude a la hora de organizar
nuestros entrenamientos. Algo muy generalizado entre los atletas
populares es mirar planes de entrenamiento por Internet, revistas o
libros y luego, cumplirlos. Estos planes son muy genéricos. Yo soy
más partidario de que, para que haya una mejoría o sepamos
organizarnos para preparar por lo menos pruebas de tan larga
distancia, tengamos el apoyo de un entrenador. Como suele decirse,
hablando se entiende la gente, y entre los dos, todo resultará mucho
más fácil.
En resumidas cuentas, me gustaría que nosotros, los fondistas, nos paráramos a pensar sobre la forma más correcta de planificar nuestras competiciones, tanto a corto como a largo plazo, siguiendo un orden lógico hasta llegar a los 42 kilómetros de la maratón, y que nuestra salud está por delante de todo. Correr esa distancia mítica es factible, pero cuando hemos ido siguiendo una escala lógica, incrementando las distancias de competición y acoplando nuestros entrenamientos a ellas. Y que, aunque intentemos correr todo lo rápido que podamos en cada carrera, hay momentos en los que hay que tomarse las cosas con algo de calma. Al fin y al cabo, todo llega.
Nos vemos... haciendo deporte, claro.
Nos vemos... haciendo deporte, claro.
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