El mundo del ciclismo, como
sucede con otros muchos deportes, está en un constante avance
tecnológico. Hemos pasado de llevar los pedales con rastrales a
llevar pedales automáticos, de llevar las palancas del cambio en el
cuadro a llevarlas en el manillar, de las 10 a las 11 coronas, del
acero al carbono pasando por el aluminio… Y por comentar algo fuera
de lo que es la propia bicicleta, comenzamos con unos sencillos
cuentakilómetros y hemos acabado utilizando sofisticados GPS que nos
dan no sé cuántos datos de cada salida en bicicleta. Pero hemos
llegado a un par de “inventos” que me parecen algo peculiares,
como son el uso de los frenos de disco en carretera y la
proliferación de las bicicletas “gravel”, lo que, al parecer, no
es ni una bicicleta de carretera, ni una BTT ni una de ciclocross.
Entonces, ¿de qué hablamos?
Está claro que la evolución
tecnológica es algo positivo, pero quizá deberíamos empezar a
plantearnos ciertas cosas. Nadie nos va a discutir que es más cómodo
llevar los cambios en las manetas de freno en vez de tener que andar
soltando el manillar para llevar la mano al cuadro y hacerlo desde
ahí, o que es mucho más seguro (o por lo menos cómodo) llevar unos
pedales automáticos que unos con rastrales, como los que se llevaban
hace 30 o 40 años, aquellos que llevaban las correas a los lados y
que, en caso de tener que sacar el pie en una urgencia, prácticamente
era caída segura, no como sucede con los automáticos, que casi
hasta salen solos. Pero una cosa es buscar comodidad o seguridad, y
otra ir en busca de vender, vender, vender y volver a vender. Y la
verdad, tengo la sensación de que, tanto con los discos en carretera
como con las bicicletas “gravel”, sobre todo con estas últimas,
es lo que se está haciendo, un negocio puro y duro.
Los frenos de disco vienen del
ciclismo de montaña, donde se llevan utilizando desde hace ya
muchísimos años. Bueno, ahí puedo ver más ventajas que
inconvenientes respecto al ciclismo de carretera, éso sí es cierto.
Por lo que tengo entendido, los frenos de disco no tienen más
potencia para frenar respecto al freno clásico, pero sí es cierto
que, a la hora de apretar la palanca, no hace falta hacerlo tan
fuerte. Cuando nos metemos por una bajada por camino, necesitamos
tener mucha seguridad con los frenos, y creo que en este caso los
discos sí nos los dan, pues a poco que accionemos la palanca vamos a
tener la bici a una velocidad mucho más reducida. Los veo lógicos
casi hasta entre los aficionados a la BTT, pues quien más quien
menos alguna vez nos hemos visto en alguna situación algo
comprometida por algún camino, por el tema de velocidad y excesiva
velocidad para ir circulando por tierra, por poner un ejemplo. Sin
embargo, en el ciclismo de carretera no veo los frenos de disco tan
importantes, sobre todo entre los cicloturistas, entendiendo por
cicloturista al que sale a pedalear por el mero hecho de hacerlo, no
saliendo en marchas cicloturistas a competir. ¿Por qué no veo
lógico el uso de los frenos de disco en carretera? Para un uso
aficionado, cicloturista como suele denominarse dentro del mundillo,
solemos ser gente que tenemos nuestros piques en las cuestas y tal,
pero que creo, por norma general, no nos ponemos en situaciones de
tanta, tanta velocidad donde necesitemos un frenado tan rápido que
el freno “de toda la vida” no pueda suplir. Me parece que para
los niveles a los un cicloturista se va a desenvolver, el freno
tradicional va a funcionar a la perfección, sin necesidad de
complicarnos más. Personalmente, no me gustaría que se aceptaran
los discos entre los ciclistas de carretera. El motivo es muy
sencillo. Las bicicletas, hasta ahora, no han venido preparadas para
utilizar este tipo de frenos. Por lo tanto, si me da la venada y
decido empezar a utilizarlos, ¿tengo que comprarme una bicicleta
nueva, teniendo mi bici de carretera tres años? Pues me da que
conmigo no iban a hacer demasiado negocio, la verdad. Pero, dentro de
lo que cabe, puedo entender que los ciclistas de competición decidan
(o no, porque creo que tampoco han sido bienvenidos) los frenos de
disco, pues se enfrentan a situaciones donde van a ir realmente
rápido, y esa velocidad a la hora de parar la bicicleta en
situaciones donde se va apurando al máximo puede ser francamente
importante. Veremos cómo evoluciona esto, pero desde luego, conmigo
que no cuenten a la hora de instaurar los frenos de disco entre los
ciclistas de carretera. Si para unas cosas me gusta estar pendiente
de los últimos modelos, debo reconocer que aquí me voy a quedar
anclado en lo que, si finalmente se usan en serio, podremos denominar
“vieja escuela”.
¿Y qué está pasando con las
bicicletas “gravel? Bueno, llamadme cuadriculado, de la “vieja
escuela”, como comentaba en el párrafo anterior, o como queráis,
pero para mi, éso son bicicletas de ciclocross, con alguna supuesta
variación, simplemente para sacar más dinero por parte de las
marcas de bicicletas. Pero, ¿una bici de carretera con ruedas ni
gordas ni finas pero con tacos y para meterse por barro no era una
bicicleta de ciclocross? Éso mismo había pensado yo toda la vida
hasta que han aparecido estas “gravel”. Y que me perdonen los que
utilizan este tipo de bicicletas, pero me parece un sacadineros. Se
ponen excusas con que si es que la geometría no es la de una
bicicleta de ciclocross, pero tampoco la de una bici de carretera,
que si no sé qué de los desarrollos… Vamos a ver, si queremos
meternos por trialeras, tenemos las BTT, si queremos ir por circuitos
de barro y curvas, tenemos las bicicletas de ciclocross, si queremos
ir por carretera, tenemos las bicicletas de carretera, y si no nos
metemos por caminos malos y en carretera no nos importan demasiado
las medias, podemos encontrar alguna bicicleta híbrida que nos
permitirá ir por ambos sitios, con bastantes limitaciones, pues no
podremos rodar tan rápido como los que llevan bicicletas de
carretera ni meternos por las trialeras como hacen los que llevan
BTT, pero al menos podremos pedalear. Mi opinión sobre este tipo de
bicicletas es que, lo primero, no deja de ser una moda, y lo segundo,
que por mucho que me digan, son bicicletas de ciclocross. ¿Por qué?
Bicicletas de carretera, con ruedas que no son ni finas ni gordas,
pero con unos pequeños tacos para mejorar nuestro agarre en
situaciones de barro o algo de tierra. ¿Acaso eso no es una bici de
ciclocross? Para mi, sí.
Nos vemos… haciendo deporte,
claro.
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