Hoy
toca ponerse a escribir otra vez en el blog. Llevo ya varios días
queriendo hablar sobre algún tema que tengo en mente, pero, entre
unas cosas, lo he ido dejando, hasta hoy. Me gustaría hablar, cómo
no, de mis entrenamientos y de los cada vez más escasos objetivos
que tengo en mente. Y es que, parece que, en vez de alejarme de la
vida de jubileta, me voy encerrando más en ella, compitiendo cada
vez menos, y, por cómo entreno, menos ganas, al no verme en el
estado de forma que me gustaría, algo que, quizá, no dure ya
demasiado tiempo. ¿O sí? Habrá que ir viéndolo.
Llevo
unos días entrenando por sensaciones, dejando que fueran mi cuerpo y
mis piernas quienes mandaran los ritmos, y mi cabeza quien mandara
los kilómetros. Y así, sin quererlo, me he reencontrado con una
versión de mi mismo que me suena de alguna vez anterior, pero algo
modificada. Me encuentro disfrutando como un enano de encadenar
zancadas, como cuando dejé de entrenar en serio. Me lo estoy pasando
genial descubriendo rutas por mi ciudad, me encanta salir a rodar
cada día y que cada sesión sea una ruta nueva, un nuevo camino o
una nueva carretera. Hasta ahí, todo perfecto. Sin embargo, me
reencuentro con el cuerpo que tuve en gran parte de la temporada
pasada. Cuando no tengo molestias en un isquio, las tengo en un
gemelo y, sino, en un tobillo, pero el hecho es que, de la cadera
para abajo, siempre hay que se queja. Bueno, creo que es evidente el
motivo (uno, que tiende a ser cazurro…), algo que es relativamente
nuevo para mi, porque, si bien he tenido alguna contracturilla, ésta
se acababa quitando con un par de días de bicicleta y podía volver
a correr sin molestias. Sin embargo, desde que me lesioné, la verdad
es que he tenido una molestia tras otra, algo que a lo que, como
supongo os pasará a todos vosotros, no me acabo de acostumbrar.
Pero, siguiendo con lo que comentaba al principio, se me ha juntado
esa idea de correr por disfrutar a base de rodajes, con el cuerpo que
tuve durante la pasada temporada.
El
resultado de todo lo que comentaba en el párrafo anterior es la
situación en la que ahora me encuentro, un poco desconcertante y
extraña, pues estoy corriendo con molestias, igual que toda la
pasada temporada, pero, sin embargo, estoy disfrutando. Es verdad que
esta temporada la comencé de una forma bastante seria (para lo que
soy yo) y tal, pero he acabado volviendo a mi forma de entender esto,
a base de rodajes, que es lo que más me gusta de correr. Lo que no
me acaba de gustar es que cada día que llego a casa tengo una
molestia, aunque, por lo menos, no es localizada, sino cada día en
un lugar diferente, algo que, por lo menos, me anima, pues si fuera
localizada sería otra historia. Lo más probable es que no vuelva a
correr una temporada entera sin molestias, soy de los que piensan que
una vez que se empieza ya no hay vuelta atrás, y aunque no sea
lesión, ésto será una constante en mi vida como atleta, pero habrá
que hacer lo posible por acostumbrarse a correr con molestias, y a
seguir disfrutando del placer de sumar kilómetros a base de
zancadas. ¿Qué remedio?
El
domingo se celebrará en Valladolid la carrera de Don Bosco. ¡Qué
buenos recuerdos de esta carrera y qué pocas ganas de participar
este año! Me explico. Reconozco que hecho de menos la competición,
cuando entendía todo esto de una forma diferente, y quizá, en parte
por eso, no me vea animado a correr el domingo en Valladolid.
Físicamente no me veo lo suficientemente bien como para echar un
viaje hasta Valladolid para llevarme palos, darme un batacazo y
volver a casa desmotivado. Como habéis podido ver, no estoy haciendo
entrenos serios, solo carrera continua, y así no hay mejora que
valga. Sé que de tomar la salida me voy a picar y al final, las voy
a pasar canutas, no voy a acabar contento y no disfrutaré de la
carrera. Entonces, ¿para qué participar? Lo mismo el sábado me veo
muy bien rodando y decido ir hasta Valladolid para competir, pero no
creo que se de esa circunstancia. El otro día se lo comentaba a mi
padre. “¿Para qué voy a ir, para llevarme palos?” Me comentaba
que lo mismo no era para tanto, que tiendo a ser algo pesimista (en
lo último tiene toda la razón del mundo, también es verdad, pero
no solo corriendo), pero que si creía que no estaba bien de forma,
pues que no íbamos a echar el viaje para nada. Así que me da que
otro año que no participo en la carrera de Valladolid. Por cierto,
curiosidades, ha sido de las pocas carreras en las que hemos
coincidido los dos, padre e hijo, compitiendo en la misma carrera, y
casualidades, es una de nuestras carreras favoritas. ¿Me voy a
colgar un dorsal en lo que queda de temporada? Pues, salvo en la
Media Maratón “Ciudad de Zamora”, creo que no. No hasta que no
me vea entrenando bien y con mejor forma de la que ahora tengo. Habrá
que ir viendo cómo se desarrollan los acontecimientos.
Nos
vemos… haciendo deporte, claro.
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