“Correr
forma parte de mi, es mi naturaleza, lo necesito para sentirme vivo".
(Pedro Nimo del Oro).
Por
fin, me pongo de nuevo a escribir. Llevaba ya unos días queriendo
juntar unas letras, pero, entre unas cosas y otras, al final lo he
dejado de lado. Hoy, me gustaría acercaros cómo estoy llevando este
tiempo parado, sin poder encadenar ninguna zancada, y, por otro, me
gustaría escribir sobre el Cross de la Constitución, que se
celebrará mañana en Aranda de Duero, y alguna otra cosilla que vaya
surgiendo mientras escribo este artículo.
Voy
rumbo de las dos semanas parado por completo y, la verdad, voy
echando bastante de menos los rodajes a orillas del Duero. En esta
ocasión, voy a batir mi tiempo máximo sin hacer nada de ejercicio
físico, que estaba en diez días. Para esta ocasión, habrá que
esperar a qué dice la doctora dentro de semana y media, pero las
tres semanas no me las quita nadie. Para los que nos gusta esto,
estar tanto tiempo sin poder hacer nada fastidia mucho, más cuando
no ha sido una lesión por exceso de entrenamiento, sino por una mala
pisada en un tramo un tanto estrecho de acera, que me llevó a dar
con el costado en el bordillo y a llevarme de recuerdo una fractura
de costilla.
Cuando
estoy lesionado y no puedo salir a rodar unos cuantos kilómetros,
procuro ver el lado positivo para no venirme demasiado abajo y, la
verdad, me cuesta mucho. Siempre me acuerdo del gran fondista gallego
Pedro Nimo que fue capaz de acabar los 42 kilómetros con 195 metros
de la maratón de Berlín con dolores desde el diez provocados por
dos fracturas de estrés, pubalgia y una rotura de piramidal, y me
doy cuenta de que si él, con todo esto, fue caapz de correr una
maratón, recuperarse (tarea, seguro, muy complicada) y volver con su
mismo nivel, ¿por qué no intentar ser optimista cuando no tengo o
no he tenido anteriormente lesiones tan serias? Posiblemente, esta
fractura de costilla sea la más grave que he tenido hasta la fecha,
y la que más me está impidiendo llevar una vida normal (dentro de
lo que los “trastornaos” del deporte entendemos por “vida
normal”), pero, aun así, dista bastante de todo lo que Pedro tuvo.
Aun así, sigo con la cabeza puesta en todos los días que llevo sin
rodar y en todos los que me faltan, y no puedo evitar que esos
pensamientos negativos me aparezcan de vez en cuando, a pesar de los
dolores que tuve en los últimos kilómetros del rodaje y el
pensamiento que se me vino a la cabeza cuando la doctora me confirmó
el diagnóstico: “la que me he podido liar rodando con una costilla
rota”. Pero bueno, tocará llevarlo lo mejor posible y cuando esté
con el ánimo por los suelos, acordarme de Pedro Nimo, aunque
levantar los ánimos va a ser muy complicado.
Cambiando
un poco de tercio, este fin de semana se celebrará el cross de
Aranda de Duero. Allí corrí creo que en tres ocasiones (2011, 2012
y 2014). La verdad es que, de los crosses “de diciembre” (así
llamaba a Aranda, Cantimpalos y Venta de Baños) me gustaban
bastante, aunque reconozco que mi debut en Venta de Baños no fue
nada positivo. En el caso de Aranda, era una prueba que se me daba
relativamente bien. Mi debut allí fue en 2011. El segundo fue en
2012, y no me salió mejor no porque físicamente no llegara bien
(fue mi mejor temporada de cross), sino por cabezón y bruto. Llegaba
bastante bien, y tras dar la salida, íbamos agrupados, a un ritmo
más o menos constante. De golpe, me vi bien, me coloqué en cabeza y
me marché. Fueron 100 o 200 metros lo que estuve escapado, a partir
de ahí, me alcanzaron y no hacían más que pasarme atletas. Mi
tercera y, hasta la fecha, última participación, fue en 2014. Ya no
entrenaba con Teo, llevaba una temporada entrenando de manera
autodidacta, había estado lesionado un mes y aun estaba muy, muy
flojo. Sabiendo esto, intenté buscar mi sitio y correr de menos a
más. Al final, pese a todo, creo que es de la edición que mejor
recuerdo guardo. Para cerrar este párrafo, toca desear mucha suerte
a todos los compañeros del Atletismo Zamora que mañana se cuelguen
el dorsal en este cross de Aranda de Duero.
Escribiendo
todo lo anterior relacionado con mis participaciones en el Cross de
la Constitución de Aranda de Duero, me aparece de nuevo una pregunta
a la que la respuesta siempre suele ser negativa: ¿Volver a competir
y al deporte federado? La verdad, analizando la situación en la que
ahora me encuentro, quizá sea un buen momento para, una vez que
pueda volver a correr (espero que sea pronto), replantear la forma de
entrenar e intentar volver a competir. Si me paro a pensar, he dicho
tantas veces que vuelvo a competir y luego nunca lo he hecho, que ya
me cuesta creérmelo. Lo hablaba hace unos días con mi tío,
modificar unos cuantos aspectos de la manera que he tenido hasta
ahora de hacer los entrenamientos, introduciendo sesiones con series
o cuestas. Lo primero de todo sería empezar con el periodo de
acondicionamiento, éso es algo que tengo que hacer vaya a hacer o no
series luego. Este sería un proceso que me llevaría doce semanas,
tres meses, aumentando kilómetros e intensidad según vayan pasando
las semanas. Una vez creada la base, que después de tanto tiempo
parado me hará mucha falta, sería el momento justo de decidir los
días de series y los días de carrera continua, y las repeticiones o
kilómetros de cada sesión. Vamos, un poco como he estado
organizando todo cuando he hecho series, hace de esto ya bastante
tiempo. El aspecto principal que me ha estado echando para atrás en
estos últimos meses ha sido el tema de las lesiones. La última vez
que me puse con los entrenamientos de calidad, en septiembre de 2016,
acabé con una lesión en pie. Puede que simplemente fuese una
casualidad, pues me lo hice rodando, pero ya llevaba algo más de una
semana haciendo series, más o menos cuatro días (por supuesto, no
seguidos, alternándolos con rodajes), y, quizá, ese día la zona
estuviera sobrecargada de los días previos, y el día que acabé
cojo solo fuera, como suele decirse, “la gota que colmó el vaso”.
El otro aspecto principal que suele estar presente a la hora de hacer
series es el tema de que, al final, siempre acabado dejándolas de
lado, para centrarme en la carrera continua, que, al fin y al cabo,
es lo que más me gusta. Durante una temporada entera, estuve
intentando seguir un plan de entrenamiento con sus sesiones de
calidad, pero siempre las dejaba de lado y acababa sumando kilómetros
por sensaciones. Al verme incapaz de hacer un par de meses o tres con
trabajo de calidad (lo más que hice seguido fueron cuatro semanas),
acabé por ir espaciando las sesiones, hasta dejarlas prácticamente
por completo. Habrá que ir analizando, pero, desde luego, ahora es
buen momento, pues partiré de cero y tocará organizar todo de
nuevo.
Nos
vemos… haciendo deporte, claro.
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