Voy a aprovechar la edición de esta Vuelta a España para hablar de un tema con importancia para el ciclismo en general y los ciclistas en particular. Tenemos una perspectiva de espectáculo muy errónea, pues en muchas ocasiones lo confundimos con sufrimiento o no se suele tener en cuenta el sufrimiento. En esta Vuelta a España hemos podido ver rampas de hasta el 29%, junto a puertos como la Bola del Mundo o el Cuito Negru, que tanta vaya ha dado tras aquella etapa. Y resulta que una etapa que aparentemente no tenía ningún atractivo, le costó a Joaquim Rodríguez una ronda española, como sucedió en Fuente Dé. Yo me hago una pregunta: ¿De verdad hacen falta puertos tan inhumanos, con rampas infernales, para poder dar espectáculo? Creo que si a los corredores les damos etapas donde puedan ir bien, sin sufrir horrores, ellos responderán con aunténtico espectáculo, pues no tienen que ir desde casi el kilómetro 1 al límite.
Debemos pararnos a pensar que los ciclistas profesionales son gente normal y corriente. No cuela la excusa de que en la época de los Chozas, Cubino, Tamames, Induráin, Delgado, Gorospe.... no se podían subir poque no tenían la misma tecnología que haora. Lo que ha cambiado para este caso es el tema de los desarrollos, en aquella época llevaban unos platos pequeños muy grandes, que había que tener cierta fuerza para poder mover esos platos. Ahora están los desarrollos compact, sí, pero una cosa es que haya cierta mejora para poder mover los desarrollos y otra muy distinta es que, cuantas más mejoras tenga el ciclista, más intentamos que sufra.
Si parece que quiero hacer una crítica a una prueba en concreto, no es así, quiero hacer ver que los grandes desniveles no hacen que haya más espectáculo. Los ciclistas van mucho más reservados porque no saben cómo pueden responder y posiblemente en esas etapas que parecían que iban a ser interesantes van a ser en las que menos se van a mover los corredores y en las que parecen tranquilas, se moverán, sabiendo cómo pueden llegar a meta.
En otras muchas competiciones hemos podido también ver rampas bastante curiosas, y los corredores, por seguir con su trabajo, las han tenido que subir. No les quedaba otra. Lo que más me preocupa de todo esto es que muchos critican a los ciclistas con opiniones en muchas ocasiones sin sentido. Primero valora el desnivel y luego el sufrimiento del ciclista, y seguro que aparece una razón coherente sobre por qué se ha ido de esa forma y no de la que hubiera gustado al aficionado. Puede resultar complicado, pero entre ir a 200 pulsaciones y al límite, límite, poniendo incluso en peligro nuestra salud, a acabar algo más atrás, pero sabiendo que podré seguir haciendo deporte cuando me retire, creo que más de uno pensará en lo segundo, ¿no?
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