Pasa el tiempo. Con él, los
momentos se alejan, los malos y los buenos. Hoy me paraba a pensar y
resulta que hace ya tres años y medio que dejé de entrenar con Teo,
para empezar a ser mi propio entrenador. Una “montaña rusa” a
nivel deportivo ha sido lo que he estado desde entonces. Actualmente,
en cuanto a ritmos, me encuentro en la parte baja de esa montaña,
pero, como en todo, habrá momentos mejores. A todo esto voy a
dedicar la entrada de hoy en el blog.
Recuerdo perfectamente cuando
le dije a Teo que iba a dejar de entrenar con él por un tiempo, y
todos los comentarios,o mejor dicho, charlas y consejos posteriores a
este suceso. También recuerdo que los motivos que expuse en su
momento eran aceptados o puestos en duda, según con quién hablase.
La verdad, estaba muy saturado y creo que de no haber cambiado de
filosofía, habría acabado dejando de correr. Estaba “cargado”
de hacer series y de salir en las competiciones con un solo objetivo:
ir lo más rápido posible, lo que está muy bien cuando sabes cuál
es tu límite, no como hacía yo, que me empeñé en sobrepasar ese
límite cuando me colgaba el dorsal de la camiseta. La cabea me dijo
“basta”, hasta el punto de que me dejó de motivar la
competición, algo que me había animado a correr desde que me inicié
en esto del atletismo tras el verano de 2009. En este momento, me di
cuenta de la importancia de tener cambios en los entrenamientos, y
dejar de estar con Teo me pareció un punto importante. Con el paso
del tiempo me he ido dando cuenta de la importancia que tanto él
como mi buen amigo Bernardo, que fue quien me presentó a Teo, han
tenido en mi vida deportiva, pues de otra forma, no hubiera sido
atleta.
Desde que dejé de entrenar
con Teo he vivido diferentes épocas. Durante un tiempo, me mosqueaba
que me hablaran de series y carreras federadas. Me iba organizado yo
el calendario de pruebas y entrenamientos en base a las ganas que
tuviera, sin hacer nada específico, y solamente con el objetivo de,
poco a poco, volver a disfrutar. A la hora de entrenar, estuve
durante un tiempo rodando por sensaciones y también sin nada
marcado. Por las fiestas navideñas, más o menos al final de las
mismas, creo que podría decir que comenzó una nueva época. Empecé
a verme un poco mejor a nivel mental, y me animé a tomar la salida
en el Cross de Ávila y en la carrera de Don Bosco, sin ningún
objetivo claro, sino más bien salir y ver cómo respondía, sobre
todo mentalmente, dentro de una competición. La experiencia, viendo
esto sin las “ansias” de querer correr a todo lo que daba, sin
llegar a ver ni de lejos esas 200 pulsaciones que vi en varias
ocasiones, me encantó y me dio un pequeño empujón para animarme,
sin hacer series, solo cambios de ritmo y rodajes alternado con
alguna salida en bicicleta, a preparar una de mis pruebas favoritas,
El Salvador. A lo largo de los tres meses que preparé la carrera de
La Bañeza fui observando que, con el paso de los días, me iba
notando cada vez mejor, no solo físicamente, donde sí que vi que
iba tocando de nuevo unos ritmos interesantes, sino que a nivel
mental veía que esos pensamientos negativos, esa sensación de estar
“quemado” desaparecía. Finalmente, pasada esta carrera, volví a
hacer series, con la moral bastante alta y muchas, muchas ganas de
volver a competir. Así comencé la temporada siguiente, hasta que, a
los pocos días de empezar, me lesioné. Parar, volver. Parar,
volver. Así estuve durante unas semanas. La moral para volver a
hacer cosillas serias me bajó en un suspiro. Finalmente, volví a
correr. Volví a hacer series, pero, cuando forzaba más de la
cuenta, la zona de la lesión se me resentía, y la cabeza tiraba
para atrás como consecuencia, y como rodando no se me cargaba,
comencé a espaciar poco a poco las series y, sin apenas darme
cuenta, también las competiciones. Y aunque tuve un intento bastante
serio a principios de la pasada temporada, todo ha seguido más o
menos igual, hasta llegar a la situación actual, en la que, tras
haber hecho series una semana, me volví a lesionar, y decidí que,
por ahora, dejaría por completo las series de lado y me dedicaría
solamente a acumular kilómetros de carrera continua durante los
habituales seis días semanales.
Creo que sería interesante
sacar conclusiones de todo este tiempo. No querría caer en el
pensamiento de que todo ha sido perfecto y tal, un pensamiento de
autocomplaciencia que no quiero tener, pero creo que, a pesar de las
lesiones y demás, creo poder sacar conclusiones bastante positivas.
He tenido la suerte de que, a nivel mental, no me veo quemado, sino
ya un poco “pasota” en el tema de introducir calidad,
sencillamente porque me he acostumbrado a “salir a correr”, no a
“salir a entrenar”, dos conceptos completamente diferentes. Me
gusta salir a correr los seis días semanales, hacer unos cuantos
kilómetros (éso sí que me gusta, quizá demasiado), y me veo con
ganas de seguir haciéndolo. De vez en cuando, me apetece colgarme un
dorsal y probarme con gente que sí se prepara con series y demás,
quienes enseguida me colocan en mi sitio. Lo de volver a preparar una
competición en serio, queda un tanto alejado, pero no es algo que
descarte a largo plazo. Por ahora, me gustaría seguir dedicándome a
sumar kilómetros disfrutando del simple hecho de hacerlo. Puede que,
como muchos compañeros me han comentado y me comentan, esté
perdiendo los mejores años como corredor de competición, y, siendo
sincero, razón no les falta, porque, por mucho que lo intente,
dentro de, por ejemplo, quince años (y sin irme a una edad
exagerada, que con “treintaytantos”-cuarenta años se puede andar
mucho, muchísimo), no voy a tener la misma capacidad de recuperación
que tengo ahora. Pero creo que, ante todo, se trata de disfrutar y
pasarlo bien con algo que no deja de ser una afición, y creo que,
ahora mismo, lo estoy haciendo. Puede que esté dejando de lado la
oportunidad de lograr unas marcas determinadas, pero disfruto con lo
que hago, soy consciente de que físicamente ahora mismo no voy como
iba hace unas temporadas, pero, como decía, ya habrá tiempo, si el
cuerpo y la motivación vuelven, de “sacar ojos” de nuevo. Por
ahora, voy a seguir disfrutando de esta manera de ver el atletismo,
que, como me han comentado, es tan particular (“¿por qué haces
tantos kilómetros sin preparar nada?”, ¿por qué entrenas con
tantos kilómetros en los rodajes si luego no vas a las carreras?”).
Nos vemos… haciendo deporte,
claro.
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