Pues
nada. Como quien no quiere la cosa, ya se ha acabado otra semana. La
verdad, ésta se me ha pasado muy rápido. Desconozco el motivo de
este hecho, pero así ha sido. Deportivamente, ésta semana ha sido,
quizá, una semana importante, de cambios dentro de los
entrenamientos, unos cambios que se alargarán durante un tiempo
indefinido, si no todos, gran parte de ellos. Por otro lado, hemos
podido vivir un buen fin de semana deportivo dentro de la capital,
con la tercera edición del triatlón "Ciudad de Zamora",
celebrado en la tarde ayer en los alrededores de la playa de Los
Pelambres y el Puente de los Poetas, y con la quinta edición del
cross "Bosque de Valorio", organizado por el Club de
Atletismo Mesa de Valorio en uno de mis lugares habituales de
entrenamiento. De todo ésto irá la entrada de hoy en el blog.
Como
comentaba, ésta ha sido una semana de cambios. Comencé con una idea
un tanto diferente, pero con el paso de los días opté por comenzar
a introducir ciertos cambios, y así, el miércoles di por inicio a
una forma de entrenar que varía un tanto respecto a lo que
inicialmente tenía programado. Por un lado, vuelvo a entrenar por
tiempo, algo que había dejado bastante de lado, optando por hacerlo
mediante distancia. La verdad es que me di cuenta de que en ocasiones
aun me cuesta cambiar el chip y darme cuenta de que ya no corro a
4'00 el mil cuando voy rodando un día normal, sino que voy bastante
más lento, y entrenando por distancia éso se veía reflejado en
que, para completar un entreno determinado, me tiraba bastantes más
minutos que cuando rodaba más ágil. Últimamente veía que, quizá,
me sobraban algunos minutos en los rodajes, y que no tenia demasiado
sentido salir a completar vueltas que antes completaba en 55-60' y
ahora, que suelo rodar a ritmos más cómodos, suelo tardar
cinco-diez minutos más, lo que alarga ya bastante el entrenamiento.
Éste es el motivo principal por el que me decanto por volver a dar
preferencia a los minutos respecto a los kilómetros a la hora de
ponerme a rodar. Por otro lado, he optado por dejar de ir controlando
el rodaje por pulso, y dejarme ir por las sensaciones. El GPS me
permite programar en la pantalla hasta cuatro campos de datos, así
que he optado por programar tiempo, distancia, ritmo medio y ritmo
instantáneo, dejando de ponerme la banda del pulsómetro. Me parece
el pulsómetro nos puede ofrecer unos datos muy importantes a la hora
de entrenar, pero, viendo que no tengo ningún objetivo por delante y
que últimamente dependía mucho del pulsómetro a la hora de ponerme
a rodar, dándole más importancia que a las sensaciones, opto por
dejarlo de lado por lo menos hasta que encuentre algún objetivo para
preparar con un entrenamiento específico, donde creo que sí me
pondría la banda para tener más datos. Y quizá, uno de los cambios
más llamativos haya sido el hecho de quitar el rodaje largo de la
semana, un rodaje que me encanta (las cosas como son), pero que
orgánicamente consume bastante. Por ahora, dejaré pasar unas
semanas sin hacer un rodaje largo, aunque creo que tarde o temprano
recuperaré la costumbre de hacer una sesión más larga los
domingos.
Esta
semana comencé con la "nueva" forma de entrenar el
miércoles, después de haber completado un rodaje de 13 kilómetros
cómodos el lunes y un rodaje de algo menos de 14.5 kilómetros el
martes, con caída incluida al intentar esquivar una piedra, que, por
cierto, me dejó algún "recuerdo" en en el codo, cadera y
la pierna izquierda. Reconozco que al principio tuve alguna duda
sobre si me acostumbraría a entrenar de nuevo por distancia, pero la
verdad es que la experiencia desde el miércoles me ha gustado
bastante, y creo que, salvo que la cosa cambie mucho, seguiré
entrenando por tiempo en vez de por distancia. Como curiosidad,
cuando mejor he andado en esto del atletismo ha sido cuando he
entrenado por tiempo, aunque seguramente el hecho de entrenar de una
forma u otra poco tendrá que ver, sino más bien el hecho de hacerlo
de una forma organizada. Por ahora, tengo la misma estructura de
entrenamiento hasta que encuentre algún objetivo que me motive para
prepararlo.
Y
hablando de prepara alguna prueba que me motive. Me parece mentira,
pero cómo he ido cambiando poco a poco el chip competitivo. ¡Quién
me lo iba a decir a mi, con lo que disfruté preparando El Salvador y
lo decidido que estaba a volver tras ganar en Bañobárez! Pero las
intenciones de volver después de lesionarme aquel mes de agosto han
estado cada vez más alejadas, la cabeza ya trabajaba igual a la hora
de mentalizarme para seguir un plan de entrenamiento, y la motivación
tampoco ha sido la que tuve cuando me puse manos a la obra con
aquella edición de El Salvador. Puede ser que si empiezo a preparar
una temporada desde septiembre, pueda acabar disfrutando de volver a
ver el deporte desde el punto de vista competitivo que me ha
caracterizado durante mucho tiempo (los que me conocéis sabéis que
soy muy picón, aunque últimamente lleve tanto tiempo en el cual me
cuesta bastante colgarme un dorsal y “solo” me conforme con los
piques con algún compañero) e incluso pueda volver a tocar algún
ritmo de los que tocaba cuando entrenaba de una forma bastante más
organizada respecto a como lo hago ahora. Sin embargo, éso ahora
mismo no es un reto que me llame en exceso la atención. Lo mismo
llega septiembre, me pongo y, como decía, acabo la temporada
disfrutando de hacer series y de competir más en serio de lo que lo
hago ahora, pero ahora me encuentro en una situación deportiva muy
interesante, donde puedo decir que estoy disfrutando del simple hecho
de correr, de salir a rodar unos cuantos kilómetros. Y la verdad,
éso me cuesta cambiarlo. Seguramente si me veo corriendo rápido en
un día de series o viendo que estoy para mejorar mi marca en 10.000
metros, me vea también muy motivado y disfrutando de esto, pero éso,
como todos vosotros sabéis, supone hacer un trabajo previo que
necesita de una motivación y cierto espíritu competitivo del que yo
ahora carezco casi por completo. ¿Volver a competir en serio? “Nunca
digas de ese agua no beberé” o “nunca digas nunca” dicen los
refranes, y ahí está el ejemplo, dije que no volvería a correr una
carrera con la idea de intentar estar y acabé ganando en Bañobárez
y estaba completamente decidido de volver la siguiente temporada, la
historia después de aquel verano la comentaba hace unas líneas.
Algún amigo me ha comentado que si en su día tuve ese afán por
competir, tarde o temprano me volverá. Pero que aparece y no, me
dedicaré a hace lo que más me gusta dentro de este deporte, que no
es otra cosa que hacer carrera continua.
Cambiando
un poco de tercio, pero siguiendo con el tema deportivo, ayer pude
disfrutar como espectador de la tercera edición del triatlón que se
celebra este mes en las inmediaciones de la playa de Los Pelambres y
el Puente de los Poetas. La verdad, disfruté de ver a los triatletas
compitiendo a velocidades de vértigo encima de la bicicleta o de
cómo se disputaban el final en el segmento de carrera a pie.
Disfruté también de ver a varios compañeros con los que, tanto en
bici como corriendo, he podido disfrutar sumando kilómetros en su
compañía. Me llamó bastante la atención el número de mujeres que
participaron en este evento, algo que me gusta, pues poco a poco
podemos ver chicas, y algunas de ellas con muy buen nivel, corriendo,
montando en bici o nadando. De espectadores me encontré con varios
conocidos, sobre todo del mundillo del atletismo, aunque este
triatlón de Zamora también tuvo como espectador al ciclista
profesional Jaime Rosón, con quien tuve el placer de charlar.
Respecto a las clasificaciones, las predicciones en el triatlón de
más larga distancia se cumplieron, y fue Kevin Viñuela el encargado
de llevarse la victoria en la categoría masculina, mientras que
Silvia González lo hacía en la categoría femenina. En el triatlón
de promoción, Guillermo Sanz y Cristina Fanarraga fueron los
encargados de llevarse las victorias.
Nos
vemos… haciendo deporte, claro.
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