viernes, 26 de agosto de 2016

Maratones olímpicas y objetivos deportivos

Una vez más, me pongo a escribir en el blog con la idea de tocar temas relacionados con el deporte o, mejor dicho, con el atletismo y el ciclismo. Me gustaría escribir sobre la actuación de Castillejo y España en la pasada maratón de los Juegos Olímpicos, una actuación alabada por unos y criticada por otros, pero no solo de eso. Poco a poco las sensaciones de los entrenamientos van mejorando y me están empezando a pasarme por la cabeza nuevos retos competitivos.

El pasado domingo se celebró en Rio la maratón masculina de los Juegos Olímpicos. Nuestro país partía definitivamente con Carles Castillejo y Jesús España. Si el domingo anterior, con las chicas, habíamos visto un día de calor intenso y un sol de justicia, la semana siguiente nos encontramos en un día lluvioso y poco propicio para competir. Sin embargo, todos los maratonianos allí presentes no se echaron para atrás y decidieron dar el do de pecho para lograr entrar entre los tres primeros y, por qué no, luchar por el oro olímpico. La táctica de Castillejo fue bastante conservadora de salida. España fue durante gran parte de la competición varios puestos por delante del catalán, pagando durante los últimos kilómetros la gran humedad reinante durante los 42195 metros. Castillejo optó por salir más atrás y, si las piernas iban bien, ir remontando posiciones poco a poco. Finalmente, llegó a meta en 2h18'34; España, algo por detrás en la línea de meta, marcó un tiempo de 2h20'08. Teniendo en cuenta que Jesús en su debut en maratón logró la mínima exigida para ir a Rio (2h11'58), y que, hasta la fecha, es su mejor marca en maratón (solamente ha corrido Sevilla y Rio), mientras que Castillejo en Sevilla llegó con un tiempo de 2h11'28, mientras que su mejor marca en los 42 kilómetros es de 2h10'09; por lo tanto, tanto el uno como el otro se quedaron muy, muy lejos de sus mejores marcas en las distancias, aparte de llegar muy lejos de los puestos cabeceros de la competición. ¿Podríamos hablar, como se ha hecho, de un error táctico o de una competición donde los españoles no quisieron arriesgar? Yo creo que tanto Castillejo como España siguieron una táctica que ellos, a priori, fue la correcta, aunque luego no diera los resultados que los aficionados (y que quizá ellos) esperábamos. Al fin y al cabo, nosotros creo que no podemos lanzar demasiadas críticas hacia la forma en que ambos se tomaron la competición, porque solamente Carles y Jesús estuvieron en Rio disputando los 42 kilómetros de la maratón, y que, con sus correspondientes palmarés, seguramente sepan mucho más que cualquiera de nosotros a la hora de plantear una estrategia para una competición. Partiendo de esta base, a continuación os voy a comentar cuál es mi opinión sobre la competición de ambos.

Creo que es evidente que, tras tantos meses de preparación para Rio, ninguno querría cometer ningún fallo y la estrategia a seguir la tendrían estudiada al milímetro antes de salir, de eso estoy completamente seguro. Pero no nos olvidemos de que la maratón son más de dos horas zancada tras zancada, y que en ese intervalo de tiempo pueden surgir muchísimas cosas que nadie, ni el propio corredor, se espera. Por mucho que el atleta entrene, hay factores que seguramente no pueda llegar a controlar, como puede ser el tema climatológico. Hablando sobre la estrategia, se ha dicho que, viendo sus mejores marcas, ninguno de los dos arriesgó. Yo no lo veo así. Un ejemplo muy claro es en la forma que tuvo Castillejo de correr. Es un atleta con 2h10'09 de mejor marca en la distancia y que llegaba a Rio con una mínima de 2h11'28, por lo que, desde luego, piernas tenía para haber bajado por bastante el tiempo tras los 42 kilómetros. Viendo que llegó en 2h18, podríamos pensar que no se molestó y, viendo que era su última maratón, se limitó a disfrutar, sin arriesgar nada. Yo creo que Carles sí arriesgó. Vio que la climatología para nada iba a acompañarle, por lo que optó por arrancar algo más despacio de lo previsto e ir remontando posiciones. ¿Acaso no es arriesgar el hecho de salir más lento y dejar que el que puede ser tu grupo se vaya, perdiendo, con el paso de los kilómetros, las posibilidades de cogerlo, pues, cuanto más tardara en subir el ritmo, más lejos se encontrarían los componentes de dicho grupo? Castillejo optó por salir atrás a sabiendas de que la climatología seguramente no le iba demasiado bien, y decidió ir subiendo el ritmo con el paso de los kilómetros. ¿Que a los demás tampoco les iría bien la climatología? Cada uno arriesgó según su criterio, y seguramente, Carles tomó una decisión que le sirvió para no reventar y poder ir superando atletas con el paso de los kilómetros. Por otro lado, Jesús España optó por salir a un ritmo más rápido que el del catalán, aunque distanciado de los puestos cabeceros. Quizá, España pagó la gran humedad reinante en la prueba o el hecho de salir a un ritmo más alto del que podía aguantar, algo que quizá sea relativo, pues en Sevilla corrió bastante más rápido, aunque, seguramente, en unas condiciones más apropiadas para disputar una maratón. Como decía, cada corredor es un mundo y creo que cada uno de ellos decidió arriesgar de una manera diferente.

Con esta maratón olímpica, Castillejo cierra una etapa que ha durado muchísimos años. En Sevilla dijo que ésa sería si penúltima o su última maratón, según la marca que hiciera tras los 42195 metros. Finalmente, logró clasificarse, por lo que Rio ha sido su última competición como atleta de alto nivel. Carles se retira con un palmarés muy envidiable. Ha sido campeón de España de maratón y de 10.000, y ha logrado unas marcas dignas de admirar (3'39 en 1500, 7'42 en 3000, 13'11 en 5000 27'39 en 10.000 y 2h10'09 en maratón), siguiendo una escala lógica, aumentando de distancia con el paso de los años. Ahora, Carles verá el atletismo desde otra forma, sin tener que prescindir de su rendimiento para lograr una beca o un contrato deportivo. Desde aquí, mucho ánimo en esta nueva etapa de tu vida, Carles.

Cambiando un poco de tercio, a estas horas debería estar preparando todo para, una vez más, colgarme un dorsal. Esta tarde se celebra en Samir de los Caños (Zamora) su prueba popular, sobre una distancia de 10.000 metros. En un principio tenía pensado participar, pero finalmente no estaré en la línea de salida. La verdad es que tenía mis dudas, viendo que el pasado fin de semana corrí en La Zarza y el que viene toca volver a la provincia charra para disputar el Cross de El Encinar, pero finalmente opté por no tomar la salida. Ayer me di bastante tralla rodando, y la verdad es que por la tarde las piernas estaban bastante tocadas, así que, como es habitual, opté por hacer hoy el día de descanso. Seguramente, de tomar la salida hoy en Samir solamente hubiera acumulado fatiga (ésto supondría que en una semana hubiera competido dos días y rodado seis días, todo sin descansar ninguno), porque, aparte de seguir sumando días sin descanso, estoy seguro de que hubiera salido a tope, pues ya sabemos qué es lo que pasa cuando nos colgamos un dorsal, empezamos con que vamos suaves y acabamos corriendo a muerte, así que hoy mejor seguir con la rutina, descanso el viernes, que es mi día habitual, recargando las pilas para el fin de semana, donde tocará seguir sumando kilómetros y kilómetros. Dentro del deporte, supongo que como todo en la vida, de vez en cuando conviene sentarse y reflexionar sobre qué es lo que nos puede venir mejor o peor, y en esta ocasión creo que sería más positivo no cambiar el día de descanso, dejarlo el viernes y no competir en Samir. Si hoy en vez de competir me hubiera tocado salir a rodar a un ritmo cómodo, pues quizá no me hubiera importado tanto, porque sabía que si a 4'25 me veía cascado, podía bajar a 4'30, pero, como decía, con un dorsal puesto, los corredores tenemos peligro de querer darlo todo incluso cuando no debemos hacerlo. En resumidas cuentas, finalmente hoy me toca hacer el día de descanso.

Poco a poco van pasando los días y ya nos encontramos muy cerca del mes de septiembre, un mes donde muchos de vosotros os pondréis a calzar unas zapatillas después del verano. En mi caso, esta vez tampoco he parado, lo único, en julio salí un par de días en bici. Me he dedicado a seguir sumando kilómetros de carrera continua, unos días guiado por el pulsómetro y otro, por las sensaciones que me iba transmitiendo el cuerpo. Lo que sí he observado, es que desde hace como dos o tres semanas, el cuerpo está empezando a pedirme ritmos más exigentes en los entrenamientos, no siempre trabajar al mismo ritmo. Creo que las piernas y el corazón se están empezando a aburrir de trabajar siempre dentro de las mismas pulsaciones y los mismos ritmos, y me va pidiendo algo de caña. Así he estado haciendo en los últimos días, completando los últimos kilómetros a ritmos algo más exigentes para “quitarme la carbonilla”, como suele decirse, y debo reconocer que el cuerpo, aunque parezca mentira, me lo ha agradecido. Yo creo que en ocasiones, el cuerpo nos pide trabajar a unos ritmos determinados para no acostumbrarse siempre a lo mismo o para evitar caer en el aburrimiento, y creo que ésto es lo que me ha pasado a mi esta vez. Y es entonces cuando me aparece de nuevo la pregunta de siempre. ¿Series o no series? Quizá mi problema hasta ahora es que mi cuerpo no me había pedido hacer más trabajo de cambios de ritmo, sino que simplemente me había pedido rodar. Sin embargo, por el simple hecho de haber visto esto, se ha levantado una pequeña esperanza de que mi cabeza pueda volver a querer preparar una competición. Viendo que el cuerpo me ha estado pidiendo durante estos días rodar a ritmos más vivos, creo que las series pueden adaptarse perfectamente a dichas necesidades.


Nos vemos… haciendo deporte, claro.

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