Hemos vivido unos días demasido tristes para el ciclismo a nivel mundial. Dos ciclistas con un futuro bastante prometedor a nivel profesional, nos han abandonado en unas circunstancias un tanto peculiares, y que nos deberían hacer reflexionar bastante sobre algunos temas. Antoine Deomitié falleció a causa de un atropello por parte de una moto al encontraste éste en el suelo a causa de una caída, mientras que Daan Myngheer nos dejó a causa de un infarto. Me parece que hemos llegado a un punto donde deberíamos replantearnos algunos temas relacionados con la cantidad de vehículos en los pelotones ciclistas, y si somos conscientes de la importancia de la salud del deportista de élite.
No ha sido el primer accidente que nos encontramos dentro del pelotón profesional. Y vamos, hablo del profesional porque son las carreras que suelen televisarse, pero seguro que dentro de las carreras de las categorías élite y sub-23 más prestigiosas, donde acuden más medios de comunicación con vehículos, nos encontramos también con algún accidente de este tipo, otra cosa es que, al no televisarse, no nos enteremos. Personalmente, sí que veo lógico que nos encontremos con coches de los equipos, para que, en caso de pinchazo o cualquier tipo de avería, el ciclista no se quede tirado y desde el coche le puedan proporcionar lo que necesite, igual que veo lógico que vaya algún coche con un médico o alguna ambulancia para poder trasladar a algún ciclista en caso de que, por ejemplo, nos encontremos con una caída seria y se necesite trasladar a algún ciclista a un hospital, pero me parece que luego, hay alguna moto que sobra dentro de los pelotones. Me explico. No acabo de ver demasiado lógico que se haga hueco a tantos medios de comunicación. Me parece una buena opción que la organización de una prueba ciclista contrate a unos fotógrafos y que luego ellos sean los encargados de vender las fotos a los medios de comunicación interesados, quizá así podríamos reducir un poco el número de motos utilizadas por los medios para sacar fotografías. Por otro lado, actualmente hay muchísimas posibilidades, vía Internet o vía televisión, para ver cómo se va desarrollando la carrera, como para tener que llevar a tantos periodistas metidos para contarnos paso a paso cómo se ha desarrollado la carrera. Como decía, creo que con los medios actuales, en cierta medida podríamos prescindir de los comentarios tan detallados de cómo se ha desarrollado una etapa del Tour, por ejemplo, mientras que los medios de comunicación podrían centrarse más en hacer, por ejemplo, un reportaje sobre el ganador del Tour, comentándonos cómo ha sido su historia como ciclista, con opiniones de directores y compañeros de equipo, a tener que leer una narración de cada etapa, algo que, debo reconocer, me resulta bastante más pesado y menos entretenido, teniendo en cuenta las posibilidades de acceso a la información. Y, como he leído que se ha propuesto, sería muy interesante que los conductores de motos en este tipo de eventos tuvieran una licencia especial o, al menos, fueran exciclistas, gente que haya tenido que moverse dentro de un pelotón de competición, que sepa cómo van a reaccionar los ciclistas y pueda, en cierta medida, adelantarse a los hechos. ç
Respecto a este tema, me parece una opción lo que han hecho los ciclistas, manifestarse en las redes sociales, pero creo que no es suficiente. Veo también muy interesante, y a la vez algo con mucha repercusión, que los ciclistas se manifiesten cuando van en el pelotón, cuando realmente están en peligro, pues en casa, delante de un ordenador, poco peligro hay. Me parece que ver a un pelotón unido luchando por unos intereses que son generales, para todos los profesionales, tendría mucha repercusión y, lo mismo, ayudaba mucho más a tomar medidas que publicar comentarios en redes sociales, algo que debería ser complementario a una parada general del pelotón para defender los intereses de todos los ciclistas profesionales.
Cambiando de tema, hemos visto cómo un ciclista de tan solo 22 años, Daan Myngheer, nos abandonaba a raíz de un infarto. Ésto me hace pensar que, quizá, no estamos siendo del todo conscientes de hasta qué punto somos capaces de llevar a nuestro cuerpo cuando nos ponemos a competir, más cuando estamos hablando a estos niveles tan altos, donde la exigencia es máxima. Estoy convencido de que este ciclista ha pasado un montón de reconocimientos y controles médicos, pues, por lo que tengo entendido (y es algo muy lógico), los ciclistas profesionales están bastante controlados; de hecho, hace poco escuché que es bastante normal que se hagan incluso tres pruebas de esfuerzo al año, para comprobar que todo está correctamente. Pero, un detalle. La medicina y los médicos no son como las matemáticas, donde estos es claro y esto es oscuro. Es muy complicado conocer el cuerpo de una persona, y debemos pensar también que este tipo de pruebas son fiables en un 99.99 por ciento, pero tenemos ahí un porcentaje mínimo donde pueden "esconderse", por decirlo de alguna manera, algunas patologías. Lo mismo esto pasó con Daan, podría tener algún daño en el corazón y no apareció en ninguna prueba, algo muy, muy complicado viendo la fiabilidad de las mismas, pero no imposible, porque, como decía, en la medicina no hay nada blanco ni negro. El hecho es que, quizá, debemos pensar que perfectamente nos estemos pasando con los niveles de exigencias. Está claro que poner al corazón a 180, 190 e incluso 200 pulsaciones no es, desde luego, nada beneficioso, y cuando uno se dedica profesionalmente a competir, cuando tu sueldo depende de unos resultados físicos, te pones al pulso que haga falta, con tal de tener un sueldo. La verdad es que, hasta ahora, no había oído hablar nunca de este ciclista (y también, de qué manera lo he ido a conocer), pero quiero pensar que, siendo tan joven, en el equipo lo tendrían lo suficientemente mimado, e irían forjándolo poco a poco. Aun así, el deporte de alta competición no es, desde luego, saludable, y quizá deberíamos pensar en que deberíamos retomar el deporte como algo amateur, y dejar el de alta competición, el de los profesionales, por los riesgos de salud a los que se exponen. Hacer una etapa típica del Tour, con 200 kilómetros por delante, un montón de puertos, y jugándote el maillot amarillo, puedes pegarte la paliza del siglo ese día, pero sabes que al día siguiente te tocará ponerte el dorsal para hacerte otros 150, y al siguiente, otros 180, y así, durante tres semanas, donde sumarás más de 3000 kilómetros, con solo dos días de descanso. Una barbaridad.
¿Se tomarán medidas para mejorar la seguridad de los ciclistas respecto a los vehículos dentro del pelotón? ¿Acaremos siendo conscientes de que nuestra salud debería estar por encima de cualquier resultado? No lo sé, la verdad. Me gustaría saber que hay una reducción del número de motoristas, y que los que lleven las motos hayan sido ciclistas, que sepan desarrollarse como cualquier ciclista, dentro de un pelotón de ciclistas metidos en plena competición. Me encantaría saber también que no vamos a encontrarnos con más deportistas que van a fallecer con tan pocos años debido a un problema cardíaco. ¿Una forma de detectarlo? Comentaba que, por lo que escuché el otro día por televisión, suelen hacer unas tres pruebas de esfuerzo por temporada, por lo que controlados están. Aun así, parece que es mucho más complicado de lo que nosotros creemos conocer nuestro organismo, y en demasiadas ocasiones nos asalta con este tipo de sustos, que no hacen más que replantearnos si ponernos a 200 pulsaciones para ganarnos el sueldo vale la pena. Bueno, sí porque no deja de ser nuestra forma de ganarnos la vida, pero, como hemos podido ver, lo mismo que nos da de comer, puede que decida, en este caso vía infarto, quitarnos la vida.
Nos vemos... haciendo deporte, claro.
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