viernes, 21 de abril de 2017

Ideas y más ideas

"Defender mi ideología, buena o mala, pero mía, tan humana como la contradicción". ("Todo a pulmón·", Miguel Ríos).

Al fin, vuelvo a escribir en el blog. Entre unas cosas y otras, últimamente no estoy publicando prácticamente nada en el blog, y la verdad es que no es algo que me guste en exceso. Como siempre digo, me encanta escribir, pero hay momentos en los que, o bien no puedes hacer a todo, o necesitas depender de algunas cosas para poder centrarte en otras. En esta ocasión, teniendo la cabeza en otras historias, la verdad es que de lo que menos me he acordado ha sido de escribir, aunque en más de una ocasión me habría venido muy bien para “liberar tensiones”, como suele decirse, y olvidarme de algunas cosas. Pero bueno, el hecho es que lo he ido dejando, hasta hoy, en el que he decidido que no quiero dejar pasar más días, y ponerme a escribir un rato. No tengo ni la más remota idea de lo que voy a escribir, ni si la entrada será o no demasiado larga, pero voy a intentar disfrutar, al fin, de un rato de escritura. Vamos a ver qué tal se nos da.

Como decía, han pasado varios días desde la última vez que publicaba en el blog. A nivel deportivo, han sucedido varias cosas en este espacio de tiempo. Por un lado, sigo sin ningún objetivo a nivel competitivo, y la verdad, ahora mismo no echo demasiado de menos el hecho de colgarme un dorsal. Desde hace cierto tiempo, me veo con muchas ganas de salir a correr, pero olvidándome de lo que pueden ser entrenamientos enfocados a las carreras o con la cabeza puesta en carreras. Estoy sin objetivos, pero cada día que salgo a entrenar disfruto un poquito más de las zapatillas. ¿Puede ser una contradicción no tener objetivos a nivel de competición, y, sin embargo, tener la motivación suficiente para calzarme las zapatillas cada día y salir a rodar? Para mi, siendo sincero, no resulta contradictorio, aunque estoy completamente seguro de que muchos de los conocidos con los que hablo de este tema no están demasiado de acuerdo. Entiendo que muchos entienden el deporte como algo de competición, y me consta que, por supuesto, disfrutan de cada carrera y cada entrenamiento enfocado a rendir lo mejor posible dentro de ese objetivo con el dorsal, pero ahora mismo, no es mi caso. Quién me lo iba a decir a mi, cuando llegó un momento en el que parecía que en mi cabeza, a nivel deportivo, tan solo entraba la competición. No llegó a ser una obsesión, o al menos eso creo, pero sí debo reconocer que me encantaba colocarme en alguna línea de salida e intentar “sacar ojos”. La mentalidad que tenía era esa, pero con el paso del tiempo, ha tenido sus “idas y venidas”, hasta llegar a este punto en el cual ya ni me planteo hacer o no hacer series. Debo reconocer que han sido muchos los amigos y conocidos que me han comentado que estoy desaprovechando los mejores años para competir y hacer cosillas interesantes con un dorsal colgado en la camiseta, que a mi edad debería estar llevando a cabo una adecuada preparación enfocada a, al menos, buscar alguna marca interesante, pero no engaño si os digo que ahora mismo, éso no es algo que me motive. Es cierto que Teo se encargó de formarme para que, en la temporada en la que decidí dejarlo, empezara a ir en busca de ciertas marcas en alguna o algunas distancias, pero debo reconocer que en ese momento mentalmente no estaba preparado para ello, sino más bien bastante quemado en ciertos aspectos. Tres años después, he cambiado mucho mi mentalidad respecto a algunas cosas, pero en lo que al tema de competiciones se refiere, no me arrepiento de no haber continuado dándome caña para, a partir de esa temporada, haber comenzado a buscar una marca, igual que tampoco me arrepiento de que ahora mismo no esté participando en pruebas, porque realmente a la hora de salir a rodar estoy disfrutando con lo que hago, y creo que eso es lo más importante, disfrutar con lo que hacemos y conseguimos. Y ahora mismo, lo que me permite disfrutar es salir a entrenar con otra mentalidad.

Pero, como decía, entrenando sigo disfrutando, pero manteniendo una de mis manías incurables: elaborar un plan de entrenamiento. Sé que no tiene demasiado sentido elaborar una tabla de entrenamiento si no tengo previsto preparar ni salir en ninguna prueba. El motivo principal de hacerlo es sencillo. Desde que soy mi entrenador, debo reconocer que siempre he ido elaborando mis entrenamientos en una tabla para luego, llevarlos a cabo, una manía que aun ahora, sin ningún objetivo, sigue vigente, una manía más de las muchas que tengo a la hora de salir a rodar. Suelo programar todas las semanas prácticamente lo mismo, pero debo reconocer que también me gusta ir viendo cómo voy pasando los días que previamente he escrito. Sentido, lo que se dice sentido, no tiene demasiado, pero bueno… Como comentaba en el párrafo anterior, he introducido algunos cambios, y entre ellos, el de volver a entrenar por tiempo. Debo reconocer que ésto me llevaba tiempo rondando por la cabeza, pero no acababa de decidirme. Fue el domingo pasado cuando, sin apenas pensarlo, se me “cruzó el cable”, y decidí ese mismo día empezar a hacerlo. Y la verdad, creo que es una decisión bastante acertada. He entrenado tanto por distancia como por tiempo, y la verdad, creo que es mucho mejor hacerlo por minutos que por kilómetros. Como muchas veces me han dicho, los kilómetros son poco objetivos, dependen de muchas cosas, y, en cierta medida, vamos a estar corriendo de una forma más o menos irregular en cuanto a que puede que un día, por ejemplo, rodemos ocho kilómetros a un ritmo de 4'30, y al día siguiente salga una tarde desapacible, con lluvia y mucho viento y rodar a 4'45 sea un auténtico suplicio. Rodar, por ejemplo, 50 o 60 minutos es algo, por decirlo de alguna manera, “impepinable”, es decir, que corramos más rápido o más despacio, vamos a estar un tiempo constante corriendo. Espero haber explicado bien el motivo por el cual he cambiado el estilo de rodar. En lo que llevamos de semana, además del rodaje del domingo, he ido rodando por tiempo, y por ahora, creo que seguiré así durante unas cuantas semanas. En lo referente al pulsómetro, la semana pasada lo utilicé en tres ocasiones, pero me fue dando un fallo tras otro, hasta que el sábado, tras completar los primeros tres kilómetros, se puso rondando las 240 pulsaciones, y ahí se quedó hasta el kilómetro 15. Por ahora, a pesar de que quería ir entrenando con él, me tocará esperar hasta poder hacerme con otro.

Cambiando un poco de tema, hace unos días me paraba a reflexionar el tiempo que hacía que no me ponía a montar en bicicleta. Durante mucho tiempo, compaginando atletismo y ciclismo, me consideraba más ciclista que atleta, a pesar de que, como mucho, salía un par de días a la semana en bicicleta dentro de la temporada de atletismo, algo más en verano, pero tampoco en exceso. Me encantaba seguir el ciclismo de competición y me encantaba aun más ponerme el maillot y dar varios pedales por Zamora. Incluso hubo un momento en el cual, preferí irme a dar una vuelta en bici por la zona de Almaraz a correr la carrera de La Rosca, a pesar de que Teo y mi padre me insistieron en que corriera esa carrera, llegando hasta el extremo de que mi padre me dijo que salía él en la carrera y la haríamos juntos. Ni con esas. Me encantaba salir en bicicleta, y de hecho, durante un tiempo consideré incluso los entrenamientos corriendo, como una parte más de la preparación para luego notarme un poco mejor en bicicleta. Sin embargo, también esta mentalidad se ha visto modificada. Me sigue encantado el ciclismo, e intento mantenerme informado sobre cómo va el tema de las competiciones, sobre todo de los ciclistas o equipos de los que soy más aficionado, dentro de un deporte donde no existe ese fanatismo por un deportista o un equipo en concreto, y donde animar a todos es algo habitual, no como sucede en otros deportes, como el fútbol. Pero, en lo que al tema físico se refiere, he visto bastante reducido el kilometraje, llegando a superar con creces los que hago corriendo en comparación con los que hago en bicicleta. Pero, claro, entendamos que en bicicleta, sin ir más lejos, en el 2016 salí un par de días en verano, y luego, algunos de los fines de semana o alguna fiesta mientras estuve lesionado. La verdad, no me vendría nada mal salir algo más de lo que salgo en bicicleta, no digo salir todos los días, ni tampoco lo suficiente como para ponerme a preparar un triatlón, pero sí lo justo para hacerlo como entrenamiento cruzado, un día cada semana o cada dos semanas, para evitar que las rodillas y demás articulaciones sufran, pues es algo evidente que el ciclismo es un deporte con mucho menos impacto que la carrera a pie (salvo que nos vayamos al suelo, claro). Últimamente, llevo dándole vueltas a hacer una vuelta por mi pueblo, como hicimos en verano del año pasado, una idea que me llama mucho la atención, y que creo que me iba a permitir disfrutar de la bici un rato. Por ahora, seguiré dándome un poquito de caña con las zapatillas, y aunque este verano no tengo previsto abandonar las zapatillas, al igual que he hecho estos dos últimos años (de esto escribiré otro día), sí tengo previsto tocar la bicicleta, aunque solo sea para dar esa vuelta.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.