jueves, 17 de enero de 2019

De vuelta


De nuevo, han pasado un montón de días desde la última vez que me puse manos a la obra con la última entrada en el blog, que consistió en una entrevista al atleta Antonio Núñez, la cual venía de otra racha de varios días sin publicar nada. Pasado este tiempo, decido hoy sentarme de nuevo frente al ordenador e intentar escribir unas cuantas líneas. Mi idea principal para esta ocasión es intentar expresar una serie de opiniones y, a la vez, sentimientos, acerca de unos algunos temas ligados, como suele ser habitual en este blog, con el deporte, más concretamente con el atletismo.

A lo largo de este tiempo sin actualizar el blog han pasado varias cosas, tanto a nivel deportivo como personal. Centrándonos en el tema puramente físico, he tenido momentos de altibajos hasta llegar al momento en el que me encuentro ahora, donde he conseguido salir a rodar durante casi un mes. Y es que, tras competir en la carrera de Bobadilla del Campo a principios del mes pasado, en concreto el día dos, me tocó parar por completo debido a una sobrecarga muscular. Otra lesión más que se suma a las muchas que he tenido desde que comencé a tener molestias en el tendón de Aquiles, allá por el mes de junio de 2017. Posteriormente, una fractura en una costilla (y otra que quedó en duda), una inflamación en el tendón que ya me había dado guerra y dos sobrecargas que me tuvieron sin correr otras tres semanas estuvieron presentes. Y tampoco hay que olvidarse que a finales de 2016 empecé a correr tras dos meses sin poder rodar debido a otra lesión en uno de los dedos del pie, una lesión que, al igual que esta última, apareció tras comenzar a hacer series.

Cuando me vi de nuevo lesionado tras competir en Bobadilla me vine bastante abajo, pues creí que la época de tantas lesiones durante los meses anteriores estaba ya por completo olvidada y que, tras unos cuatro meses, ya podría tener cierta continuidad entrenando y que esa dichosa racha se había quedado como una anécdota. Estaba equivocado. Tras unos días de asueto, decido empezar con la natación. No me vino mal, sobre todo para esta espalda mía, que en cuanto abandono la práctica deportiva durante unos días decide empezar a quejarse, pero debo reconocer que me sucedió algo que nunca previamente me había ocurrido: tenía tan baja la moral después de volver a tener un problema que me impedía correr que en cierta ocasión me planté en la puerta de la piscina y allí mismo me di la vuelta y me volví para casa. Estaba completamente desmotivado por estar otra vez “cojo” (siempre que me lesiono utilizo varias veces esta palabra, dando igual el tipo de lesión que tenga). Así, parada durante unos cuantos días. Aunque volví a estar inactivo, seguí bajando a la orilla del Duero para ver si podía encadenar alguna zancada sin molestias, y fue precisamente durante estos últimos días cuando realmente empecé a ver mejorías. Cada vez que intentaba correr veía que tenía molestias, hasta que un día conseguí hacer catorce minutos (en vaqueros y con unas zapatillas que “jubilé” en octubre con algo más de 1000 kilómetros y que ahora utilizo para ir por la calle). Ese día acabé con la moral bastante alta, decidiendo intentar salir a rodar unos cuantos kilómetros al día siguiente. Así, por tierras leonesas (debido a motivos laborales, he estado unas semanas por allí) me puse las zapatillas y salí a hacer un rodaje. Nada de pensar en ritmos, solamente ver cómo respondía la lesión. Tras una sesión de tres cuartos de hora, veo que el tiempo va pasando y si bien es cierto que noto algo en la zona afectada, no tiene nada que ver con las molestias tan intensas que tuve varios días antes, así que el siguiente objetivo es seguir rodando, aumentando poquito a poquito las sesiones, pero olvidándome de ritmos, dejando que sea el propio cuerpo el encargado de decidir a qué velocidad hay que ir, algo que incumplí un día que, aprovechando unos descansos laborales, pude acercarme a Zamora y que aproveché para ir con un grupo del Zamora Corre que salía de Valorio. Lo pasé fatal y durante prácticamente todo el rodaje tuvieron que ir esperándome, pero, al menos, debo decir que, a pesar de sufrir, me lo pasé como un enano rodando junto a ellos.

Desde que comencé a correr, han pasado tres semanas y pico (cuando acabe esta, serán ya cuatro las que lleve rodando) y la verdad es que creo que está siendo la primera vez en mucho, pero que mucho tiempo, que, si bien he ido aumentando el volumen de las sesiones (en minutos, pues estoy corriendo por tiempo), estoy dándole una importancia relativa a los ritmos. Sí intento controlarme algo más durante los primeros minutos, los cuales aprovecho para ir entrando en calor, pero, una vez que lo he conseguido, intento olvidarme de lo que va marcando el reloj y procuro centrarme en lo que me va diciendo el cuerpo. También llevo todo este tiempo sin un plan de entrenamiento, pensando qué voy a hacer cada día prácticamente cuando estoy a la espera de que el GPS se cargue. La verdad es que tiendo a ser bastante cuadriculado, por lo menos a la hora de organizar los entrenamientos, y durante bastante tiempo he estado corriendo sabiendo qué iba a hacer al día siguiente, algo que ahora no he estado haciendo. Es una manera diferente de correr, y la verdad es que ya no me acordaba lo que era salir improvisando la sesión.

No tengo muy claro si a partir de la próxima semana empezaré algún plan de entrenamiento de cara a volver a hacer “la base” o seguiré improvisando los entrenamientos, pero lo que sí tengo claro es que, por ahora, el tema de las competiciones está muy, muy alejado. La verdad es que no tengo ninguna intención de preparar alguna prueba con un entrenamiento más específico, igual que tampoco previsto tomar la salida en alguna carrera, aunque sea con la única intención de salir a pasármelo bien. Si soy sincero, no echo para nada de menos ni las series ni lo de colgarme un dorsal en la camiseta. Ahora mismo, lo que quiero es poder seguir saliendo a rodar a diario. Lo que comentaba de empezar a hacer “la base” no deja de ser una de mis manías dentro del deporte, pero, como digo, nada enfocado a la competición. No me veo con ganas de salir en una prueba y tampoco siento ninguna envidia cuando veo a gente que conozco hacer series y rodar a los ritmos a los que yo antes también rodaba. Como una vez leí en un artículo de una revista, prefiero ser capaz de correr una hora a cinco minutos que un kilómetro en 3'40. Ahora mismo, mi único objetivo es poder seguir corriendo, sin más, y disfrutar de este deporte.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.