sábado, 22 de julio de 2017

Ciclismo y mentalidades

Me pongo hoy a escribir de nuevo en mi blog más personal. Como siempre digo, poder juntar unas letras me resulta algo realmente agradable, y disfruto bastante haciéndolo. Para esta ocasión, como no podía ser de otra manera, me pondré a escribir sobre deporte, con la idea de comentar diferentes ideas que me rondan la cabeza. Ciclismo y atletismo serán hoy los dos puntos principales para la entrada del blog.  

La última vez que salí en bicicleta fue en noviembre del pasado año, en concreto, a principios de dicho mes. Hoy, ocho meses y medio después, volví a vestirme de ciclista para dar una vuelta, en compañía de mi padre y mi tío, por el pueblo. La verdad es que ha sido algo que ha surgido un poco de repente. Teníamos que ser capaces de hacer coincidir nuestros horarios, algo que parecía resultar un poco complicado, y a eso de la mitad de semana nos pusimos de acuerdo para que hoy fuese el día señalado para juntarnos a sumar unos kilómetros con la bici de carretera. Buscamos, dentro de lo que la zona nos iba a permitir, lo más llano posible o, por lo menos, lo más llevadero, porque encontrar algo completamente llano por el pueblo es algo muy, muy complicado. Con la ruta decidida, 92 kilómetros por delante y, en mi caso, la duda de si sería o no capaz de aguantar el ritmo que mis dos compañeros de ruta marcaran, y de si iba a ser o no capaz de recorrer esos 92 kilómetros después de tantos meses sin tocar la bicicleta. A la hora marcada, nos ponemos manos a la obra. Los kilómetros van pasando con viento a favor y sin demasiados esfuerzos extra que pudieran pasar factura más tarde. Vamos enganchando unas carreteras con otras, prestando especial atención a los carteles, era la primera vez que pasábamos por algunos pueblos y en varias ocasiones no teníamos demasiada idea de por dónde teníamos que tirar. Yo me limito a ir "chupando" rueda durante más de la mitad de la vuelta. A partir de ahí, me animo en un par de ocasiones a "asomar el morro", pero nada importante. Hasta este punto, poco tenemos que contar, solamente que tuvimos un pinchazo y que nos tocó preguntar por dónde teníamos que tirar a un ciclista que nos alcanzó en un cruce. Poco a poco, en algunos tramos se subió la velocidad e incluso hubo algún que otro pique, aunque intentaba no responderlos, aun faltaban kilómetros y no sabía cómo podía reaccionar. En una ocasión sí me puse delante y durante algún metro fui tirando, pero enseguida me rebasaron y volví a ir a rueda. Creo que mi comentario más repetido fue "qué sabio el que inventó esto de ir a rueda". Una vez en la carretera que nos llevaría de nuevo al pueblo, nos encontramos con tres ciclistas que iban delante. Y uno, que no puede evitar esa venilla competitiva, intenté irme a por ellos. Mi padre y mi o se picaron también. La verdad, debo reconocer que ya no iba para demasiados cambios de ritmo, y las pasé bastante canutas hasta que conseguí adelantar a los tres que llevábamos delante. Para finalizar, la subida a la Iglesia del pueblo. Tocó poner los piñones más grandes y aguantar el esfuerzo que, aunque breve (unos 200-300 metros de subida) sería bastante intenso. Completada esta subida, bajada por una calle paralela y damos por finalizada la ruta tras casi 93 kilómetros.  

Debo reconocer que he respondido bastante mejor de lo que esperaba, aunque he notado todo este tiempo sin pedalear. A diferencia de otras ocasiones, donde voy picándome con todos, hoy fui bastante más reservón, y lo he agradecido a la hora de tener fuerzas en los kilómetros finales, donde siempre que salgo en bicicleta lo paso fatal. La compañía ha sido fantástica, y es que hacía un año que no nos juntábamos los tres para hacer unos kilómetros a lomos de nuestras correspondientes bicicletas. Y si a eso le juntamos  el hecho de haber podido pedalear por el pueblo, aun mejor. Esta mañana también me ha servido para darme cuenta de cómo mi cambio de mentalidad ha afectado al mundillo del ciclismo. Desde hace ya bastante tiempo, mi aportación al ciclismo se limita a estar de espectador y a salidas cuando estoy lesionado o sesiones puntuales, como la de hoy. La verdad, en lo que a práctica se refiere, he tenido a los pedales bastante abandonados. Pero debo reconocer que tampoco he sentido esa necesidad de tener que vestirme de ciclista. Cuando he estado lesionado y no he podido corretear, sí me ha llamado algo más la atención, pero quitando estos momentos, veía la bicicleta aparcada y no me llamaba demasiado subirme en ella. Esta mañana, a pesar de haber disfrutado de esta locurilla, porque la verdad es que me lo he pasado bien, tampoco me veía tan "obsesionado" con la bicicleta, y de hecho, no tengo programadas más salidas. Si soy sincero, aunque cuando comencé a hacer atletismo parecía algo imposible, ahora mi deporte favorito es correr. Es cierto que ahora mismo debería estar haciendo ese descanso activo que hacía hasta no hace demasiadas temporadas, y sumar kilómetros sobre los pedales, pero, como he comentado en otras entradas, prefiero seguir corriendo durante el verano. Me gusta mucho correr, diría que más que la bicicleta, aunque se da la circunstancia de que, a nivel de competición, sigo bastante más el ciclismo, y durante varias temporadas tenía que estar un mes sin poder hacerlo. Ahora, que entreno como quiero, he decidido que durante el mes de julio seguiré encadenando zancadas. ¿No es lo más correcto? Pues seguramente me viniera mejor parar un par de semanas o un mes, no lo voy a negar, pero, viendo lo visto, apenas me estoy planteando objetivos competitivos, y como con seguir rodando me basta, pues sigo sin hacer series, me limitaré a seguir correteando y dejar un poco de lado a los pedales. Al fin y al cabo, esto para mi es una afición más, se trata de disfrutar haciendo deporte, y creo que ahora corriendo estoy disfrutando bastante. 

Sigo con el atletismo. Se me va pasando por la cabeza que estamos ya a finales del mes de julio. Apenas quedan 10 días para que finalice el mes, y ya se me empieza a pasar por la cabeza comenzar a preparar la próxima temporada. ¿Volver o no volver a competir? La verdad, llevo un tiempo en el que le estoy dando varias vueltas a este pensamiento, y hay bastantes posibilidades de, al menos, intentar volver con las series y ver hasta dónde puedo llegar. Realmente, no he llegado a organizar una temporada entera desde que entreno de manera autodidacta, y es algo que siempre me ha llamado la atención. ¿Puede que esté ante el momento de hacerlo? Me veo con ganas, y después de tanto tiempo, puede que me esté acercando al momento de intentarlo. Pero, antes de nada, toca ir cumpliendo fases poco a poco.  La primera de ellas es una que ya he hecho esta temporada tras lesionarme y que me ha gustado mucho. Toca comenzar a "hacer la base". Este será un momento creo que bastante importante porque, por un lado, me hará ver si realmente soy capaz de seguir un plan de entrenamiento y por otro, creo que puede beneficiarme para ver ir analizando poco a poco e ir analizando las sensaciones para luego, comenzar con entrenamientos específicos. Como esta temporada, serán doce semanas, es decir, tres meses, con la diferencia de que guiaré los entrenamientos por tiempo en vez de por distancia, como hice en esta última temporada, Me resulta bastante más cómodo hacerlo por metros, pero debo reconocer que le veo mucha más utilidad hacerlo por minutos, así que vuelvo a la "manera tradicional", ya que con Teo es como entrenábamos siempre. El objetivo será ir acumulando sesiones de carrera continua controlándolas por el pulso, intentando ir dentro de unos márgenes establecidos en el plan de entrenamiento. ¿Sesiones de ciclismo? Por ahora, como decía, no cuento con hacer ninguna. 

Nos vemos... haciendo deporte, claro.

domingo, 16 de julio de 2017

Volviendo a escribir

Más de un mes después de la última entrada en el blog, por fin logro volver a escribir un poco en este espacio. Estos últimos días han sido y están siendo unos días bastante intensos en diferentes aspectos fuera del ámbito deportivo, lo que me ha llevado a tener menos tiempo disponible para emplear, por ejemplo, en la escritura, algo que, como siempre digo, me encanta, pero que no siempre puedo llevar a cabo. Durante todo este tiempo, independientemente de esta intensidad en algunos aspectos de mi vida y una disminución de tiempo, no ha pasado nada demasiado importante. Aun así, me pondré a escribir en el blog, aunque solo sea para “quitarme el mono”.

Nos encontramos ya a mediados del mes de julio. El mes en el que se disputa una de las pruebas más importantes del calendario ciclista internacional, el Tour de Francia, que, por cierto, hoy ha sido comentado, en compañía de Pedro Delgado y Carlos de Andrés, por Jaime Rosón, corredor zamorano del Caja Rural. Debo reconocer que la vuelta francesa no es mi prueba favorita del dentro del amplio repertorio de pruebas profesionales. En los últimos años me ha resultado una prueba monótona, con una manera de llevarse a cabo muy similar año tras año. En esta ocasión, en las dos semanas que se llevan disputadas, y a falta de la última, he tenido la impresión de que no está siendo un Tour tan duro como en otras ocasiones, lo que, quizá, puede haberle quitado una pequeña parte de esa monotonía que comentaba. Pese a ello, no han ganado los puntos suficientes para que sea mi prueba favorita, y el Giro y la Vuelta me siguen pareciendo pruebas mucho más atractivas. La ronda italiana tiene el inconveniente de que, en varias ocasiones, se exceden con la dureza, pero, por lo menos para mi, se encuentra envuelta en una burbuja de magia de la que el Tour, a pesar de la prueba por etapas de tres semanas más importante, carece. Y si hablamos de la ronda de casa, la Vuelta a España, me resulta una prueba mucho más interesante debido, por un lado, a los cambios que está teniendo desde hace unos años, aunque debo reconocer que hay algunas cosillas que me gustaría que se cambiaran o, al menos, se corrigieran, como la situación que se vivió el año pasado, cuando se repescó a un montón de ciclistas que llegaron fuera de control, y por otro lado, a que las zonas por las que pasa me resultan mucho más conocidas que todas las ciudades o pueblos por los que pueda pasar el Tour o el Giro, todo me es mucho más familiar, y eso creo que también ayuda a que me haya enganchado más a la Vuelta.

¿Qué me está pareciendo este Tour de Francia? Pues la verdad es que creo que, para los ciclistas españoles, no va a ser su mejor edición. Hemos visto cómo Alejandro Valverde se perdía todas sus opciones en la contrarreloj inicial, una jornada donde la suya no fue la única caída que hubo. Ion Izaguirre también se veía con los huesos en el suelo y, como el murciano, se vio obligado a retirarse y a ser sometido a una intervención quirúrgica. A partir de ahí, hemos visto un montón de caídas, algo bastante típico en las primeras etapas llanas del Tour, lo que no quita para que con algunos se haya cebado más de la cuenta. Alberto Contador ha sufrido varios golpes en lo que va de Tour, lo que ha llevado a que no pueda mostrar cuál es su auténtica versión dentro de esta edición. Puede que el madrileño no esté en su mejor momento de forma, y ya que sin esas caídas no hubiera estado tampoco en condiciones para ganar la clasificación General, pero está claro que sin esos golpes, todo hubiera cambiado, y quizá hubiéramos visto a un Contador bastante más agresivo, más comativo. Por lo demás, llevo ya un tiempo en el que soy más bien poco seguidor de Nairo Quintana, pero debo reconocer que tras el Giro y viendo su actuación en el Tour, me está decepcionando aun más. Siempre he sido, y sigo siendo, seguidor del Movistar, pero me da la impresión de que algo está fallando. Quizá, el planteamiento de hacer Giro y Tour en la misma temporada no es la decisión más acertada, y el esfuerzo de Italia le está pasando factura, lo que, unido a lo que muchos opinábamos, teniendo a Nairo como un ciclista al que le cuesta atacar, está provocando que tenga que dar un cambio radical en su planteamiento si quiere recuperar el nivel que ha tenido para muchos aficionados. Sobre Froome, creo que está demostrando ser un ciclista con cabeza, que sabe controlar la carrera. Me parece que, aunque no gane este Tour, será uno de los mejores ciclistas por su manera de competir. Se le ha criticado mucho sobre si depende mucho del potenciómetro, quitando emoción a las carreras, pero creo que no todo depende de este aparato, y que tiene hechos muchos más cálculos en su cabeza de los que parece.

Y hablando del mes de julio y bicicletas, hasta no hace tantos años, me encontraría en plena fase de recuperación entre una y otra temporada, alternando sesiones de bicicleta y piscina, que normalmente eran los deportes que solía practicar en estas fechas, aunque un verano recuerdo que me dio por salir a caminar unas horas un par de días en ese verano. Esto solíamos utilizarlo, como decía, para recuperar de los kilómetros que hacíamos a lo largo de la temporada y empezar la siguiente completamente recuperado, pero habiendo trabajado a nivel cardiovascular, lo que luego, en teoría, nos permitiría ir cogiendo la forma de una manera más sencilla. Sin embargo, llevo tres veranos en los que prácticamente no he parado nada de correr. El primero fue el de 2015, cuando me puse con la bicicleta unos días antes en comparación con otras temporadas, unos días que aproveché para hacer varios kilómetros sobre los pedales. No voy a decir que no me lo pasara bien, pero me costaba ponerme el maillot y salir a la carretera y recorrer varios pueblos de la provincia, veía que, en ese momento, la bicicleta no me atraía demasiado. Venía de una temporada en la que había estado muy abandonada, y en contra de mis pensamientos (tras tanto tiempo sin cogerla, pensaba que la cogería con muchas ganas), montaba sin tanto disfrute como en otras ocasiones, lo que me llevó, una semana justo después, a volver a calzarme las zapatillas y a empezar de nuevo a encadenar zancadas. Sería la primera vez que correría todo el mes de julio, porque, aunque en los primeros años que estuve con Teo salía a rodar con las zapatillas, tan solo era eso, días esporádicos. Sin embargo, ese año iba a entrenar prácticamente desde principios del mes de julio. Tanto me gustó la experiencia, que en los dos veranos siguientes he decidido repetir la experiencia. La pasada temporada disfruté bastante del verano correteando, aunque luego, al comenzar a hacer series, me lesioné y tuve que estar parado un par de meses. En lo que llevamos este año de julio, sigo con la misma mentalidad, salir a correr a diario. ¿Tocar algo la bicicleta? Pues tengo una salida pendiente, que se tenía que haber materializado ya, pero que, por cuestión de tiempo, no pudo ser cuando estaba planeada, pero que espero que podamos llevar a cabo no tardando mucho. Por lo demás, no tengo previstas más “citas” con los pedales, por lo que seguiré haciendo carrera continua durante este tiempo.

Y la pregunta de todos años. ¿Volveré o no volveré esta temporada? Ya resulta una pregunta incluso graciosa. ¡Pero si al final siempre acabo entrenando de una manera anárquica! La verdad es que no me veo mal haciendo kilómetros de carrera continua, disfruto haciéndolos, pero de vez en cuando también me pica el gusanillo y me pregunto qué pasaría si me pusiera a entrenar bien de nuevo. ¿Otra vez lesionado? ¿Volvería a ir como hace unos años? Ambas cosas son factibles. No puedo decir que no me guste competir, porque disfruto haciéndolo, aunque últimamente el número de veces que me he puesto el dorsal se ha visto muy disminuido, pero debo reconocer que, como muchas veces he dicho, me cuesta centrarme y empezar a seguir de nuevo una preparación enfocada a competir. Es algo un poco contradictorio, me pica el gusanillo, pero, a la vez, me cuesta seguir una preparación, pero es así. Pero vamos a dejarnos de rodeos, ¿vuelvo o no vuelvo? Iré valorando, pero ahora mismo no me importaría hacer un pequeño periodo de acondicionamiento, y si me veo bien tanto física como mentalmente, volver a probarlo. No me apetece lesionarme y volver a estar dos meses parado, pero programando un poco mejor las series, ¿por qué no intentarlo?

Nos vemos… haciendo deporte, claro.