martes, 7 de mayo de 2019

Cuando los pensamientos negativos aparecen en las lesiones

Lo bueno que tiene esto de la escritura (lo he dicho en más de una ocasión) es que, al menos en mi caso, permite expresar una serie de ideas o sentimientos que de otra manera, estoy seguro, me sería bastante complicado hacer. Y es que hoy, cuando llevo tres días sin poder calzarme las zapatillas, no he podido por menos que sentarme frente al ordenador y juntar una serie de párrafos con lo que va ocurriendo cuando no puedo salir a rodar. O, mejor dicho, con lo que me va viniendo a la cabeza. En resumidas cuentas, no dejan de ser situaciones habituales cuando nos encontramos en una situación en la cual no podemos llevar a cabo nuestra actividad física deportiva, en mi caso la carrera a pie, y que, estoy seguro, ocurren a la gran mayoría de personas en la misma situación. Comenzando por los pensamientos típicos de abandonar la práctica deportiva, son unas cuantas las situaciones que van ocurriendo y que hoy trataré de plasmar en el blog, con el mero hecho, para qué negarlo, de desahogarme un poco.

Como de costumbre cuando estoy en esta situación, los pensamientos negativos suelen hacer acto de presencia con demasiada frecuencia. El más recurrente, especialmente después de esta serie de lesiones que he tenido a lo largo del último año y medio, es el de abandonar por completo la práctica deportiva, ya no del atletismo, que es mi deporte favorito, sino a nivel general. Pero, como de costumbre, me paro a pensar y me doy cuenta de lo mucho que he disfrutado en los pocos meses que he podido estar rodando sin problemas, de lo que me gusta calzarme las zapatillas y hacer unos kilómetros por Valorio, y enseguida intento convencerme de que merece la pena esperar a estar recuperado para volver a corretear por mis sitios habituales. También se me viene en más de una ocasión la idea de cambiar de deporte y centrarme en otros como el ciclismo o la natación, pues, después de tantos problemas, puede que haya llegado a mi tope como atleta, algo que incluso hay quien me lo ha dejado entrever en más de una conversación cuando me he encontrado en este tipo de situaciones. Es cierto que, tras tantos problemas, puede que de la impresión de que mi cuerpo, para el atletismo, no de ya mucho más de sí y que sea el momento de hacer un cambio en cuanto a que deporte hacer, pero, bajo mi punto de vista, no estoy muy de acuerdo con esto. Si con 22 años ya estoy “acabado”, ¿cómo estaré con 60 años? No creo, ni mucho menos, que sea el momento ni de dejar de correr ni de tener que cambiar de deporte, simplemente que me encuentro en un momento en el que, por motivos varios, me encuentro con que el cuerpo no va respondiendo como me esperaba. Pero para nada creo que “esté acabado”. Y, siendo sincero, creo que, salvo el problema con el tendón de Aquiles y la fractura de las costillas (esto último no fue consecuencia de una mala organización de los kilómetros o de un sobreentrenamiento, más bien que tropecé con unas baldosas mal puestas y tuve la mala suerte de caer contra la esquina del bordillo), el resto de lesiones que he tenido en los últimos meses han sido unas contracturas, problemas que cualquier aficionado al deporte, sea el que sea, sufre a lo largo de su carrera deportiva infinidad de veces.

La verdad es que, precisamente que sean unas sobrecargas, y no otra vez problemas con el tendón de Aquiles o con alguna costilla rota, es algo que me tranquiliza bastante. Es cierto que cuando dan guerra nos obligan a parar una serie de días, está claro, no nos hace ninguna gracia, pero no son lesiones que podamos catalogar de graves, sino más bien e habituales en aquellas personas que, como decía, practican deporte con cierta regularidad, aunque está claro que no es algo habitual de los aficionados al ejercicio físico y prácticamente en cualquier trabajo nos podemos encontrar con problemas de este tipo. Lo que sí debería hacer es, quizá, pararme a observar qué debo corregir para que estas sobrecargas se vayan espaciando con el tiempo y pueda volver a disfrutar de cierta continuidad entrenando. Soy reacio a los gimnasios, y la verdad, soy el típico corredor que hace hace una serie de de la distancia que sea cuando le hablan de hacer estiramientos. Cuando empecé a practicar atletismo (a finales del verano hará diez años) no le di importancia ni a una cosa ni a la otra, aunque creo que con doce años la idea de trabajar la fuerza en un gimnasio no fuera lo más apropiado. El hecho es que han ido pasando los años y la cosa ha seguido igual, teniendo o no entrenador. Lo más que he hecho de fuerza, aparte de un tiempo que sí me dio por hacer algo de gimnasio (que me sirvió para confirmar lo poco que me gustan esos sitios), han sido sesiones de cuestas, las cuales, como otros muchos conocidos, las prefiero al hecho de tener que estar en un espacio lleno de máquinas. Por otro lado, además, soy de los que les gusta hacer kilómetros y, las cosas como son, si algo tengo claro es que en este deporte lo que quiero es disfrutar con lo que hago, y que eso mismo me sirva para llegar con una sonrisa y no “amargado” porque no me lo he pasado bien practicando deporte, pues para no disfrutar prefiero dedicarme a otra cosa (precisamente éso fue lo que me llevó, hace ya unas temporadas, a dejar a mi entrenador “de toda la vida” y a empezar a entrenar de manera autodidacta), y lo de hacer kilómetros es algo que me encanta. Y la verdad es que en este aspecto creo que tengo “fama” de ser mucho más “machaca” de lo que realmente soy, porque, hablando con conocidos, hay quien ha estado convencido durante cierto tiempo de que, por ejemplo, he llegado a hacer semanas de más de 100 kilómetros, cuando ni en las épocas de hacer rodajes más largos me he acercado a esa cifra, o como cuando, en conversaciones también, surge el tema de los rodajes largos y algún conocido no acabe de creerse de que esas sesiones no suelen pasar de los 18 kilómetros, a excepción, eso sí, de cuando he participado en alguna media maratón o durante unas semanas hace dos o tres años, cuando hacía 19. Pero ni en esos momentos he sobrepasado, ni tan siquiera acercado, a los 100 kilómetros.

Me gustaría aprovechar un pequeño párrafo a los estiramientos, ya que en el párrafo anterior los comentaba brevemente. La verdad es que soy poco amigo de los estiramientos, y siempre digo que lo que estiro es el tiempo para poder correr más, que es lo que me gusta. Y de ahí, imagino, vendrán gran parte de las sobrecargas que he tenido, aunque de ésta última en la espalda he tenido referencias desde una mala postura corriendo, falta de estiramientos… Posiblemente si hiciera mas estiramientos no tuviera tantos problemas, no lo sé, pero sí es cierto que durante mi estancia en Soria y durante el tiempo que estuve con la primera sobrecarga, aproveché para estirar prácticamente todos los días durante unos veinte minutos, y, al final, volví a acabar lesionado pocos días después de intentar empezar por segunda vez. Sería casualidad y me tocaría volver a estar lesionado, pero el hecho es que ahí está. Con esto no quiero poner excusas, y claro está que no me gusta estirar, igual que tampoco me gusta el gimnasio, pero bueno. Desde luego que estos ejercicios son buenos no sé si para evitar problemas, pero sí para, al menos, estar más relajados, igual que otras cosas. En definitivas cuentas, y para cerrar este párrafo, que seguro que si hiciera los estiramientos me iría mejor, no lo descarto, pero me da que en cuanto pueda volver a correr (al paso que voy, me habré jubilado y seguiré esperando) optaré por seguir estirando… el tiempo para correr más.

Una de las cosas que he aprendido con esto de las lesiones es a saber, o al menos intentar, distinguir los consejos. Porque si una cosa está clara es que, de golpe, aparecen un montón de personas, todas ellas con muy buenas intenciones, dispuestos a aconsejarte, incluso aunque nunca hayan practicado deporte. Todos, claro, convencido de que sus consejos son plenamente válidos. Algunos incluso se atreven a establecer un diagnóstico porque “según Google, esto es así, así y así”. Al final lo más lógico suele ser acudir al médico, pues no deja de ser una persona que se dedica a estudiar los problemas de salud de las personas, ya él se encargará de establecer las pautas a seguir. Y puestos a pedir consejos, conviene que sea de gente que esté metida en el mundillo del deporte, pero no de hace uno o dos años, sino que lleven unos cuantos años y sepan bien de lo que va el tema, porque, al final, toda la información se contradice. Y, por supuesto, de gente que entienda que los consejos son eso, consejos, y según vas teniendo datos e información, en este caso acerca de los entrenamientos, al final es el propio atleta el que, por decirlo de alguna manera tiene “la última palabra” y hará lo que crea conveniente en base a esos datos y a esa información que ha ido cogiendo. Pero, como decía, no podemos dejarnos guiar por los “licenciados en Medicina por la facultad de Google” ni tampoco porque una persona se ponga a dar consejos a diestro y siniestro sobre deporte cuando no es que no sea entrenador, es que no está ni metido en el mundo del deporte.

A fin de cuentas, espero que, dentro de no mucho tiempo, pueda volver a calzarme las zapatillas y retomar mis seis días semanales de carrera continua y, poco a poco, poder llegar a hacer el mismo voumen de kilómetros que estaba haciendo hasta la semana pasada. ¿Que en vez de ir a 4'20 voy a 5'10? Bueno, lo importante es que estoy rodando, sea más rápido o más despacio, y ya habrá tiempo por delante para ir más rápido. Como siempre digo, ahora mismo lo que más valoro es poder rodar una hora a una media de 5'00 min/km que hacer un mil a 3'40. Como realmente disfruto es rodando, a ritmo cómodo pero durante varios kilómetros, y eso espero hacer cuando pueda volver a hacer carrera continua. No me planteo retos competitivos, aunque no descarto que de aquí a varios meses no me de por preparar alguno, pero primero hay que acabar de curarse, pues tengo claro que, cuando me ponga a rodar, no es para tener que parar a los dos días, sino para empezar y no tener que parar ya en mucho tiempo.


Nos vemos… haciendo deporte, claro. (O eso espero).

viernes, 3 de mayo de 2019

Decaído

Después de la racha de lesiones que he tenido desde que me fracture las dos costillas en noviembre de 2017, el hecho de llevar cuatro meses rodando sin problemas ya se me hacía hasta raro. Y es que he llegado a un punto en el que para nada me fío de cuerpo. Por desgracia, mis sospechas hoy se despejaron. Tras cuatro meses rodando, de nuevo, me tocará parar unos días debido a una pequeña sobrecarga, que si bien me deja hacer caminar sin mayores problemas, ha supuesto que lleve unos días corriendo con molestias y que hoy, después de hacer poco más de un kilómetro, haya decido parar y dejar que el cuerpo se vaya recuperando. De verdad, creo que la vejez deportiva me ha llegado demasiado pronto.

Hasta hace cosa de un par de años creo que podía considerarme un afortunado con el tema de las lesiones, porque tan solo una lesión (también de espalda) me había impedido calzarme las zapatillas con regularidad durante un mes. Salvo en ese momento, los problemas que había tenido se limitaban, en muchas ocasiones, a un par de días de bicicleta, y en alguna ocasión, no me hizo falta ni dejar de lado las zapatillas. Sin embargo, desde una lesión en un dedo del pie a finales del verano de 2016, todo han sido lesiones que no me han dejado calzarme las zapatillas durante bastante tiempo. Con aquella estuve un par de meses hasta que conseguí retomar las sesiones de carrera continua (para variar, me hice daño después de hacer series), luego ya vinieron las primeras molestias con el tendón de Aquiles y, al poco tiempo, la fractura de las costillas, que me tuvo un mes y medio. Para rematar, vuelvo y me toca parar otra vez debido al dichoso tendón, lo que me llevó, al volver a intentar correr, a tener otras dos sobrecargas. Al final, entre el Aquiles y las dos sobrecargas, lo que me llevó a estar tres meses y pico con la primera y uno con la segunda. ¡Toma ya! Luego, en diciembre, vino la lesión de la carrera de Bobadilla del Campo, cuando me cayeron otras tres semanas. Desde finales del mes de diciembre estaba ya rodando sin mayores problemas, hasta que hace unos días me apareció una pequeña molestia en la espalda, la cual poco a poco ha ido en aumento. Ayer por la tarde me molestó bastante, y la verdad es que esta mañana, cuando llevaba poco más de un kilómetro, decidí parar. Creo que podía haber hecho un rodaje bastante más largo, pero estaba ya muy cansado de tener molestias. Aunque estos días habían sido intermitentes y prácticamente notaba algo durante los primeros minutos, poco a poco esos minutos con molestia, aunque ligera, han ido aumentando. Ayer, para acabar de rematarme, estaba acabando de rodar y en un momento dado hice un pequeño giro con la espalda en un tramo en ligero descenso, y noté que esta sobrecarga se contraía bastante. Por eso, esta mañana ya salí con ciertas dudas sobre si iba o no poder aguantar unos kilómetros. Y, como decía, harto de tener que rodar con molestias, cuando llevaba poco más de un kilómetro, media vuelta y caminando para casa.

Mi pensamiento ahora es sencillo, pero con una respuesta complicada: ¿podré, en algún momento, poder completar una temporada entera sin tener que preocuparme por los comentarios típicos de “me duele aquí”, “me duele allí”, “ya me toca parar otra vez” y demás? Estoy un poco cansado de esta dichosa racha de lesiones, la verdad. No puedo tener ninguna continuidad rodando (claro ejemplo es que, desde noviembre de 2017, lo más que he estado rodando han sido cuatro meses) y me quema bastante. No es la primera vez que se me pasa por la cabeza dejar ya no solo el atletismo, sino el deporte, y dedicar el tiempo que le dedico al deporte a otras cosas, pero debo reconocer que este deporte es, sin duda alguna, mi deporte favorito, ya no solo como practicante de la carrera a pie, sino por todo lo que envuelve al atletismo en general. Por eso, y a pesar de todos estos problemas que estoy teniendo para poder correr, me niego a dejar este deporte. Pero ésto no quita para que, en este momento, y sumando a la lista que va aumentando demasiado en los últimos meses, me sienta decaído y bastante desmotivado, a la vez que mosqueado. Espero que esto no sea más que una, a lo sumo dos semanas, y que en breve pueda estar de nuevo haciendo kilómetros, pero ya es unos días sin poder hacer nada, perdiendo sesiones y teniendo que dejar de lado (otra vez) la regularidad que durante estos últimos cuatro meses había ido manteniendo.

Una de las dudas que ahora me asaltan es la de si es mejor opción parar del todo o alternar bicicleta y natación. Mal que me pese, creo que esta vez tendré que inclinarme por el descanso completo, aunque, como digo, lo tengo aun en duda. Por la postura de la bicicleta, sobre todo de la de carretera, creo que podría perjudicarme más que beneficiarme, y la natación tengo el inconveniente de que, aparte de que mi técnica no es muy boyante que digamos, solo sé nadar a crol (espero no haberme equivocado al escribirlo) y me imagino que haciendo el mismo gesto con el brazo de manera repetitiva tampoco me convenga demasiado. Así que seguramente me toque tirar de paciencia y esperar a que ésto acabe de curar para retomar las sesiones de carera continua.

La verdad es que me fastidia bastante haberme lesionado (bueno, claro, ¿cómo me iba a gustar lesionarme? Vaya comentario…), porque ahora mismo, aunque no estaba rodando excesivamente rápido, debo reconocer que sí he disfrutado muchísimo de estas sesiones. Es cierto que he llegado a un punto en el que valoro más el poder salir a rodar durante, por ejemplo, una hora, que poder decir que he corrido un kilómetro en 3'40. Salir a rodar sin un ritmo determinado, simplemente por correr, improvisando la vuelta que voy a dar según voy haciendo los kilómetros y sin tener que pensar en ningún ritmo concreto para mi es una gozada. Es verdad que, comparando los ritmos que he estado tocando ahora con los que manejaba hace unas temporadas, poco o más bien nada tienen que ver, pero es cierto que ahora he disfrutado mucho, pero que mucho más que entonces. ¿Que corro a 5'15 min/km? Pues, si me lo estoy pasando bien y cumplo con los kilómetros o el tiempo que tenía previsto hacer cuando arranqué a rodar, pues perfecto. Muchos conocidos me preguntan que si no me aburro haciendo solo rodajes, empezando las sesiones tan despacio (hay muchos días que el primer kilómetro “cae” sobre los seis minutos, y algunos, como el miércoles, a casi 6'10), sin hacer cambios de ritmos ni series o sin ir a competiciones… La verdad es que no, no me aburre porque, la verdad, es como realmente disfruto, haciendo carrera continua al ritmo que me pide el cuerpo. Y si puede ser con una buena “ensalada” de kilómetros, aun mejor, pues, sin duda alguna, como mejor encuentro dentro de este deporte es haciendo kilómetros. Otra de las muchas cuestiones de las que suelo hablar con la gente es la de por qué correr seis días semanales si no preparo ninguna carrera. Pues, básicamente, por lo mismo, porque me gusta correr (que es lo más básico de este deporte y lo que siempre se nos olvida, más aun cuando estamos preparando alguna carrera determinada) y disfruto haciéndolo a diario. Y, la verdad, espero que pueda seguir así durante muchísimo tiempo, haciendo kilómetros durante mis seis días semanales.

En definitiva, que me toca volver a tirar de paciencia hasta que esto se haya solventado. Está claro que no es algo que me guste especialmente, pero bueno, si luego va a servir para poder tener cierta continuidad corriendo y olvidarme durante un tiempo bien largo (importante eso de “bien largo”, no durante tres o cuatro meses), pues bienvenido sea. Porque, la verdad, creo que ya va siendo hora de poder enlazar varios meses seguidos sin problemas con esto de las lesiones.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.