lunes, 26 de junio de 2023

Fin de temporada

Nos encontramos encarando la parte final de la temporada atlética. Es el momento en el que muchos atletas aprovecharán para hacer un pequeño alto en los entrenamientos programados y poder disfrutar del simple hecho de correr por correr y alternar esto de gastar zapatillas con otros deportes, como puede ser la bicicleta, un complemento ideal para los corredores. Y aunque ahora se celebren competiciones por las muchas fiestas de los pueblos, que suelen coincidir con esta época del año en la que las temperaturas son más altas, los objetivos en ellas posiblemente disten mucho de los del resto del año y el único objetivo sea el de disfrutar de un rato agradable y “quitarnos la carbonilla”, pero sin hacer mucho caso al cronómetro y simplemente dejarnos llevar por nuestras sensaciones. Sin embargo, puede que algunos estén pensando en preparar alguna maratón para finales de verano o primeros del otoño y no durante todos estos meses de calor, pero sí durante algunos, les tocará seguir entrenando a las órdenes de un plan de entrenamiento, por lo que este “asueto” o lo estarán haciendo ya mismo, con la idea de llegar más o menos frescos a la preparación, o lo harán una vez completado su objetivo en los 42195 metros de esa maratón.


Hay otro grupo de corredores, que no estamos en ninguno de los dos grupos anteriores. Somos aquellos a los que nos gusta correr por correr, que nos ponemos muy de vez en cuando algún dorsal y cuyo único objetivo es poder salir a correr sin que nos duela nada. No llevamos una planificación con series, cuestas, cambios de ritmo o ritmos controlados, simplemente nos calzamos las zapatillas e intentamos disfrutar al máximo de nuestros rodajes. Si bien es cierto que durante esta época de más calor a lo mejor podemos introducir alguna modificación, continuamos rodando a diario, pues correr es nuestra válvula de escape. En este grupo se encuentra el que escribe. Durante unas temporadas, cuando entrenaba con Teo de las Heras, estas fechas eran las de cerrar la temporada. Corríamos la Milla de La Horta y luego, el 29 de junio (tenía siempre fecha fija) el Cross del Ajo, por las fiestas de San Pedro, y ahí dábamos por finalizados los entrenamientos, un periodo que se alargaba durante el mes de julio para luego, ya en agosto, recuperar los entrenamientos, que durante las primeras semanas únicamente eran de carrera continua. Era una buena manera de hacer una transición de una temporada a otra, pues nos manteníamos activos (en mi caso, con la bicicleta y la natación), pero nos recuperábamos y volvíamos más frescos al inicio de los entrenamientos. Claro que los objetivos en ese momento estaban más centrados en competir, en no llegar “agotados” al cross y poder aguantar el resto de la temporada sin muchos percances mientras hacíamos las correspondientes series o cuestas.


Ahora, los objetivos son otros y ya desde hace unos años decidí modificar lo de no correr en julio. Es cierto que quizá esto de no correr absolutamente nada durante un mes y centrarme solo en la bicicleta y la natación fuera algo un tanto drástico y que, de volver ahora a organizar una temporada como las organizábamos entonces no lo haría así. De volver, ahora me plantearía alternar un día de carrera continua con otro de bicicleta (se me hace más llevadero lo de dar pedales que nadar), pero no dejaría por completo lo de encadenar zancadas. ¿El motivo? Bueno, está claro que el objetivo principal era el de recuperar tras una temporada compitiendo y entrenando, pero no sé hasta qué punto nos podía beneficiar, a la hora de volver a entrenar, haber estado durante cuatro semanas haciendo deportes sin impacto para luego, empezar a encadenar entrenamientos de carrera continua. Para evitar que el cuerpo, por decirlo de alguna manera, “se olvidara” del impacto que tiene correr, podría ser una buena opción continuar con rodajes, quizá con algo menos de volumen, y alternarlos con sesiones de bicicleta, que no tiene ningún impacto y nos podría ayudar perfectamente a recuperar. Un día un deporte y al siguiente otro.


Pero bueno, que me desvío de lo que quería contar. Comentaba que desde ya hace unos años, en julio continúo corriendo. Y debo reconocer que lo agradezco. Desde hace ya mucho apenas participo en competiciones, pues entre lesiones, turnos de trabajo y el tiempo que hemos estado con la pandemia del coronavirus, no he tenido lo que se dice mucha opción de colgarme un dorsal, y esto ha pasado a convertirse en algo no centrado en competir, sino en intentar disfrutar del atletismo y, durante el tiempo que estoy rodando, desconectar de todo. Disfruto corriendo sea el mes del año que sea, y prefiero seguir así a “amargarme” como me pasaba entonces por no poder correr. Porque, si ya llevo mal no poder correr estando lesionado, no correr sin que me duela nada lo llevo aun peor. Como decía en el párrafo anterior, aquello quizá fue muy drástico y de haber seguido corriendo, aunque fuera a días alternos, con un día de bicicleta de por medio, lo hubiese llevado mucho mejor al no comerme tanto la cabeza por querer salir a correr. Pero bueno, ahora los objetivos son otros y tampoco es que ande sobrado de tiempo como para estar unos cuantos días a la semana invirtiendo mucho tiempo con la bicicleta porque, queramos o no, lo de dar pedales requiere de bastante más tiempo que si nos ponemos a dar zancadas. Por lo tanto, sí, la temporada a llegado a su fin, pero, en mi caso, como el de otros muchos corredores, continuaré (siempre que el cuerpo lo permita, que esa es otra) dando unas cuantas zancadas durante el mes de julio. No sé si es o no lo correcto, pero estas últimas temporadas lo he disfrutado y, al final, es lo que importa, que nos lo podamos pasar lo mejor posible con el deporte que nos gusta.


Hablando un poco de los últimos entrenamientos, por ahora el objetivo que me he marcado es el de poder correr a ritmos en torno a los cinco minutos por kilómetro, algo que no se me acaba de lograr. Durante el mes de abril tuve unos días en los que terminaba los rodajes rozando esos ritmos y tan solo algún día de manera puntual era capaz de rondar los 4’58-5’00 de ritmo medio al terminar. Según fue pasando el tiempo parecía que el cuerpo fue asimilando esos ritmos y, milagrosamente, durante algunos días del mes de mayo sí conseguí parar el cronómetro con ritmos medios en torno a 4’50-4’55, pero fue algo fugaz y, pasados esos primeros días, volví a los ritmos de 5’05-5’10. Ahí es donde me encuentro de nuevo ahora, rondando los 5’10 por kilómetro, salvo excepciones muy, muy contadas, como ayer, cuando, tras finalizar un rodaje por el pueblo (el primero que hacía desde 2017), el GPS marcó una media de 4’53 min/km. Posiblemente, haya sido la única vez este mes que haya podido bajar de los famosos “a cinco el mil”.


Aunque estoy contento de ver que, al menos por ahora, he conseguido bajar unos cuantos segundos por kilómetro respecto a los meses de enero o febrero, cuando un rodaje por debajo de 5’20 era ir forzando, creo que aun queda por mejorar. Sigue faltando ese “empujón” para poder decir que me manejo a ritmos de cinco por kilómetro en cada rodaje, pero no podemos ir con prisa, y después de muchísimo tiempo sacando las sesiones a 5’25-5’30, tenemos que ir con paciencia, sin querer hacer las cosas antes de tiempo. Quedan por delante aun muchas semanas para seguir en busca de este objetivo, así que vamos a hacer las cosas bien. Por ahora, es lo único que tengo en mente. Según vaya avanzando el verano y vaya viendo cómo van saliendo los ritmos de los rodajes, a lo mejor podía empezar a plantear organizar un poquito la temporada y, por qué no, ver el turno y, en base a los días que toque trabajar, plantearme la posibilidad de participar en alguna competición, con el único objetivo de ver cómo voy respondiendo a estos estímulos tras tanto tiempo sin colgarme un dorsal. Participar sin una idea de parar el cronómetro en un tiempo determinado o de querer entrar bien en la clasificación, solo ir haciendo alguna prueba y aprovechar estos eventos como entrenamientos de calidad para ir cogiendo algo de ritmo. Es lo que ahora mismo me planteo a largo plazo. Así, también podría debutar, por fin, con la camiseta del Zamora Corre-Adarsa, que después de llevar con ellos más o menos año y medio, aun no he corrido nada con su camiseta y un dorsal. Pero bueno, en parte, todo dependerá, lo primero, de los turnos de trabajo, que, como el noventa y nueve por ciento de la población, no nos dedicamos a esto de manera profesional y nuestros ingresos vienen de otros sitios y, por otro lado, habrá que ir viendo si soy capaz de ir acercándome a esos ansiados cinco minutos por kilómetro.


Lo dicho. Buen verano para todos y sea corriendo o con otros deportes, a disfrutar de estas semanas fuera de la temporada.


Nos vemos… haciendo deporte, claro.


domingo, 11 de junio de 2023

Reflexiones

Aquí estamos de vuelta. Tras varios meses sin publicar nada en el blog, hoy me he animado a recuperar alguna entrada. La verdad que me había olvidado por completo de lo que era escribir aquí, pues desde septiembre no volvía a hacerlo. Motivos varios (cambio de lugar de trabajo, turnos laborales, sesiones de carrera continua…) me han llevado a tener que prescindir de algunas cosas para centrarme en otras. Siempre digo que no me gusta tener que dejar esto de lado, pero la verdad que llegó un momento en el que necesitaba soltar algunas ocupaciones para poder centrarme bien en otras. ¿Fue la mejor decisión? La verdad que no lo sé, porque escribir me gusta y, además, me ayuda a “soltar un poco de lastre” cuando estoy quemado, pero bueno, hecho está. Para hoy, mi única intención es dedicarme a escribir, sin más, y dejar que la cabeza sea la que se encargue de ir organizando las ideas. Vamos a ello.


Nos encontramos encarando ya la parte final de la temporada atlética. Durante muchísimas temporadas, junio solía ser el mes marcado para cerrar la misma. A partir de ahí comenzaba un periplo de unas cuatro semanas en las que alternar bicicleta con natación, para dejar que el cuerpo se recuperara de los kilómetros hechos y que, de cara a comenzar la época de entrenamientos en agosto, estuviéramos completamente recuperados y la pudiéramos afrontar bien a nivel físico. Durante este mes tenía dos competiciones que eran fijas en mi calendario: la Milla de La Horta y el Cross del Ajo, dos pruebas que se hacían en Zamora a finales de junio, una por las fiestas del barrio zamorano que le da nombre y la otra, por las de Zamora. Eran dos pruebas que me gustaban especialmente, más aún desde que pude empezar a correrlas ya dentro de la categoría Absoluta, que me permitió cumplir ese sueño de poder correr al lado de los que eran (y son) mis referentes dentro del atletismo en la ciudad. Una vez que decidí apartarme del concepto de competición que tuve durante mucho tiempo, fueron dos competiciones de las que prescindí. Si bien es cierto que la prueba de los 1609 metros me gustaba como competición, la distancia no me hacía una gracia especial, pues siempre he sido un corredor lento que necesita de varios metros para coger el ritmo. Con el Cross del Ajo me ocurrió también algo similar, aunque luego alargaron la distancia más o menos un kilómetro y medio. Hasta 2013, el último año que corrí, solía ser en el circuito de las Tres Cruces, cuando ésta aun estaba en adoquines, la distancia era unos cuatro kilómetros y medio dando vueltas, y tenía un poco la misma impresión que con la milla: cuando quería empezar a encontrar el ritmo, se me había terminado. Mi eterno problema: tardar en coger el ritmo. El eterno problema del fondista en las pruebas rápidas. Posteriormente, ya con el nuevo circuito (creo que se empezó con él en 2014), ya me había vuelto bastante más selectivo con las competiciones en las que participaba y, la verdad, no me atraía especialmente. Maniático que estaba volviendo.


Diez años más tarde de la última vez que corrí por última vez la milla y el Cross del Ajo, han cambiado unas cuantas cosas. Y es que, efectivamente, la mentalidad competitiva no es la misma que entonces, los ritmos son bastante más lentos y el “chasis” se ha ido estropeando a pasos de gigante. Con el paso del tiempo me acabé convenciendo, no sé si con buen o malo criterio, de que las series me daban más problemas que beneficios, pues siempre que me ponía con ellas me preparaba alguna lesión, fui espaciando cada vez más las competiciones y me acabé dando cuenta de que, al final, tampoco lo he pasado tan mal sin colgarme un dorsal de la camiseta, y que con lo que más disfruto es del mero placer de correr. Vamos, que diez años más tarde confirmo lo que ya dije en 2013: a mi lo que me gusta es correr. Lástima que hayan tenido que pasar tantos años para ver que sin un dorsal en la camiseta tampoco se está tan mal. O, por lo menos, que se puede competir con otra mentalidad. Posiblemente, una de las circunstancias que me han llevado a tener tantos problemas de dolores haya sido los innumerables intentos de regresar a competir que he tenido a lo largo de este espacio de tiempo, retomando las series durante una temporada, para luego lesionarme, parar, volver a correr, y vuelta a repetir el ciclo, para luego ver que cuanto más espaciaba estos entrenamientos, menos lesiones tenía. Seguro que de habría evitado alguna lesión de no haber continuado con las series, aunque otras seguramente han sido provocadas por otras circunstancias. ¿Me planteo retomar las series? Ahora mismo, con el chasis “de aquella manera”, no entran dentro de mis planes.


Decía que con el paso de los años me he dado cuenta de que lo que más me gusta es correr y que he tardado diez años en darme cuenta de esto. Cuando dejé de competir en 2013, cierto que lo dejé a nivel federado, pero a las pocas semanas volví a calzarme las zapatillas con un dorsal. Con el paso del tiempo, aprendí a competir sin un objetivo en la cabeza, simplemente a disfrutar de la competición. A que daba igual llegar tercero que trigésimo, siempre que hubiese disfrutado. Hasta ese momento la competición me suponía forzar y llegar lo mejor posicionado posible. Por lo tanto, no cumplí del todo mi palabra, pues había aun en mi cabeza, aunque lo negara, un pequeño hueco para los dorsales. Con el paso de las lesiones, coincidiendo también con mi inicio en la vida laboral, empecé a darle más valor a poder correr de seguido que a las competiciones. Tuve muchos parones provocados por los dolores, y ahí vi que lo que realmente echaba de menos era salir a correr. Simplemente eso: salir a correr. Ni las series ni las carreras: salir a correr. Al empezar a trabajar también me empecé a notar esto como una vía de escape y no como algo para mejorar de cara a una prueba. Poco a poco, vi que el atletismo al que quise “huir” en 2013 era el que estaba empezando a hacer.


A día de hoy, en junio de 2023, me dedico solamente a correr. Salgo a hacer unos kilómetros, a disfrutar de los paisajes de los que voy y, por ahora, me olvido de volver a correr, aunque solo sea un kilómetro, en 3’40. Ahora, ser capaz de rodar a 4’30 como cuando tenía 17 años queda algo lejos, igual que los entrenamientos de series. Me conformo con poder salir a correr a diario, y mi mayor preocupación es que un día no tenga molestias, para que al día siguiente también pueda cumplir con los kilómetros. Sí mentiría si digo niego que tengo un objetivo bastante habitual entre los que somos aficionados a esto de gastar zapatilla: ser capaz de sacar los rodajes a un ritmo de cinco minutos por kilómetro. Me pongo el GPS y voy mirando los pasos de los kilómetros y el ritmo medio. Por ahora, como objetivo está puesto, pero reconozco que se me está atragantando un poco. ¿Competir? Ahora mismo es algo que, honestamente, veo lejano. Lo veo así, lo primero, porque no quiero volver a tener una lesión. Por otro lado, estoy feliz planteándome mis objetivos diarios, de ir mejorando poquito a poquito, pero sin compararme con nadie. Salir a rodar y cada día intentar sacar un ritmo medio de cinco minutos es ahora lo que más ilusión me hace. Puede que de aquí a unas semanas cambie mi opinión. No lo sé. Por lo menos, ahora mismo no me planteo otra cosa que no sea disfrutar. Ya bastante nos hemos amargado la existencia con lesiones. Ahora nos toca plantearnos al atletismo como lo que es: una válvula de escape para el día a día. Es como disfruto de este deporte y, al final, es de lo que se trata. Ya habrá tiempo para competir.


Nos vemos… haciendo deporte, claro.