sábado, 7 de diciembre de 2019

Ciclismo y atletismo

Aunque llevo ya bastante tiempo que me limito a tocar la bicicleta cuando estoy lesionado y dicha situación tiene pinta de ir para muy largo, es cierto que mantengo el contacto con algunos de los compañeros con los que he compartido algunos kilómetros dando pedales por las carreteras y caminos zamoranos. Algunos comparten mi afición con esto de la carrera a pie, mientras que otros se dedican “en exclusiva” a la bicicleta. También tengo varios conocidos dentro del mundillo del atletismo que suelen utilizar la bicicleta, al igual que suelo hacer yo, cuando alguna molestia les impide calzarse las zapatillas. Cuando me encuentro con algunos de los compañeros que se dedican solo a dar pedales, muchos suelen recurrir a ciertas preguntas del estilo “¿y la bicicleta dónde está?”. También suelen estar los comentarios (que, por cierto, no me hacen ninguna gracia, las cosas como son) de “déjate de correr tanto y vuelve a montar en bicicleta”, alegando que a lomos de un sillín se viven experiencias que corriendo no se pueden experimentar. Curioso comentario, sobre todo cuando viene de gente que nunca ha salido a correr. Hoy me gustaría dedicar la entrada del blog al motivo por el cual prefiero hacer kilómetros corriendo y no en bicicleta, y por qué no acaban de gustarme esos comentarios.

Ya he comentado en alguna ocasión que, cuando comencé en esto del atletismo, yo era más bien un “ciclista aficionado al atletismo”. Si bien nunca llegué a competir en el mundillo de las dos ruedas, algo de lo que ahora me alegro enormemente, aunque entonces mi objetivo era llegar a tener un dorsal en el maillot, con el paso del tiempo mis preferencias han ido cambiando. Poco a poco, con el paso del tiempo, me fui dando cuenta de que donde más disfrutaba era con las zapatillas. Ésto, más o menos, podría decirse que fue a lo largo del año 2011, aunque en torno a 2013 ó 2014 estuve unos meses alternando (dentro de la temporada atlética) alguna que otra salida suelta en bicicleta (nunca más de un día a la semana), con los entrenamientos corriendo. Aunque, es cierto, por entonces mi prioridad a nivel deportivo ya estaba clara: era el atletismo. Durante alguna semana de 2013 y de 2014 (siempre hablando dentro de la temporada atlética) estuve saliendo un día semanal y cinco corriendo. Pero, como digo, fue durante alguna semana, luego acabé volviendo a mis seis días semanales de carrera a pie. Durante los veranos seguía alternando bicicleta con sesiones de natación, algo que hice hasta que en 2015, tras una semana así, me planté y dije que quería seguir corriendo también en el mes de julio. Así hice. Y, desde entonces, prácticamente solo he pedaleado cuando mi cuerpo no me ha permitido correr y no con todas las lesiones.

Actualmente me considero atleta. Sigo algo el ciclismo a través de la televisión o de las revistas “Ciclismo a Fondo” y “Bicisport”, pero tampoco demasiado. A nivel de práctica, me centro en correr. ¿Y por qué prefiero las zapatillas? La verdad que, con la experiencia de haber alternado ambos deportes y de haber estado durante unos cuantos meses el año pasado saliendo en bicicleta más de lo habitual debido a la lesión que tuve en el tendón de Aquiles, he llegado a la conclusión de que aquello que tantas veces me han dicho mis amigos ciclistas de que “es que corriendo se viven experiencias que corriendo no se ven” en mi caso no acaba de funcionar. Disfruto como un enano corriendo por el bosque de Valorio o por la orilla del Duero. Me encanta. Sin embargo, las salidas en bicicleta, por un lado, se me hacen largas, no las disfruto tanto como corriendo. No tengo ninguna “experiencia paranormal” (qué mal suena esto...) que me atraiga hacia las dos ruedas más que hacia la carrera a pie. No. Las zapatillas tienen un “algo” que provoca que el simple hecho de calzarlas y salir a correr me saquen una sonrisa. Será que, después de tantas lesiones, haya acabado relacionando la bicicleta con lesiones. No lo sé, pero seguro que algo ha tenido que ver. Tampoco me atrae especialmente el tema de ponerme a subir puertos, algo que, según mis compañeros ciclistas, es algo que engancha. No me llama absolutamente nada la atención ya no irme a subir los famosos Tourmalet, Aubisque o Mortirolo (aunque de este último tenemos nuestra “réplica” en Zamora, pues así se bautizó a la famosa “uve” de la Nacional por la zona de Muelas del Pan y que, en su día, fue un lugar habitual para las tiradas largas de los maratonianos zamoranos), sino que ahora me resulta largo hacer la vuelta a Villalcampo, ya no sé si por motivos físicos (no me veo preparado para hacerla) o simplemente por no tener ganas de ponerme a dar pedales.

Respecto a los comentarios que muchas veces se nos hace a los corredores acerca de que dejemos de tanto correr y nos pasemos a la bicicleta (o comentarios parecidos), la verdad es que yo soy de los que gracia, más bien poca.. Muchos, por suerte la mayoría, suelen hacerlo desde la parte más humorística y al final, comprenden que ésto es cuestión de gustos y que cada uno podemos practicar nuestro deporte disfrutándolo, sin más, y con los que se pueden compartir experiencias vividas, cada uno en su deporte, y siempre, por suerte, se acaba aprendiendo algo. Uno habla de las bicicletas y el otro de las zapatillas y pueden salir conversaciones de lo más instructivas (doy fe de ello, me ha pasado en varias ocasiones). Me ha pasado incluso en grupos de ciclistas “curtidos”. Pero siempre hay alguno que insiste constantemente en las grandes bonanzas que tiene el ciclismo (que no digo yo que no las tenga), pero con cierto tono despectivo hacia el atletismo. Los motivos alegados van desde las velocidades que te permite alcanzar la bicicleta (aunque, para que gente como yo, que somos tirando a paquetes, éstas tienden a ser bastante reducidas, las cosas como son) hasta lo que, según ellos, se puede vivir al llegar a ciertos sitios, lo que comentaba de subir puertos, el ir a rueda o metido en un pelotón… Yo para nada cambio lo que he vivido en los crosses que he corrido, cuando ves que vas metido en un grupo corriendo a 3'30 y se empiezan a dar cambios de ritmo, o vas metido ahí y ves que como te quedes rezagado, te vas a dar la paliza del año. Lo mismo en las pruebas populares. Se me viene una imagen a la cabeza de una edición de la carrera de El Salvador, creo que el primer año que corrí la prueba Absoluta, cuando íbamos un grupo cuatro o cinco atletas y por detrás otro recortando cada vez más. La sensación de ir metido ahí intentando que los de atrás no os cogieran, y una vez que ya estaban con nosotros, el salir a por mi buen amigo Quique para que pudiera llegar lo más cerca de él y ver cómo me iba sacando de punto con el paso de los metros… O de ir rodando con un buen grupo de atletas zamoranos por el barrio de Olivares e ir metiendo cada vez un punto más, un punto más, otro… hasta acabar corriendo a 3'30… Ésto ha sido lo que más me ha enganchado al atletismo.

Merece un comentario aparte el famoso “correr es de cobardes”, que se dice en tantas ocasiones. Hasta hace unos años, correr no era una moda como lo es ahora, sino que no era algo habitual y los cuatro que lo hacían eran “raros” o, como una vez leí (me hizo cierta gracia), “sospechosos”, no se sabía de qué, pero “sospechosos”. Y cierto que, por un lado, este comentario suele hacerse en tono humorisitco y que, por otro (y sacando punta y de quicio las cosas), correr suele ser una reacción de los más normal cuando uno tiene miedo, pero creo que a la mayoría de los atletas no nos gusta ese comentario. No sé, pero se da la casualidad de que, hablando con conocidos, no suele ser un comentario demasiado bien recibido, al menos con quien he hablado. No voy a reproducir la respuesta que en alguna ocasión se ha llevado más de uno, porque, la verdad, es un poco “fuerte” y tampoco es plan de meterse uno en líos innecesarios, pero no suele ser bien recibido. A nivel personal, y como creo que ha quedado claro, no me dicen nada frases del tipo “es que llegar arriba de un puerto no lo vives corriendo” (que se lo digan a los que corrieron en su día la subida a la laguna de los peces de Sanabria o a los que van a correr hasta la cima del Angliru) o “donde llegas en bicicleta no llegas corriendo”.

Sí es cierto, y cambiando un poco, que andar en bicicleta y correr son deportes complementarios. Un ciclista, una vez finalizada su temporada, puede utilizar las zapatillas para mantener un poco la forma, siempre y cuando sepa dosificar el esfuerzo en los primeras días. No olvidemos que una persona acostumbrada a salir en bicicleta tiene mucho fondo y a la hora de ponerse a correr juega con esa ventaja, pero con el inconveniente de que viene de un deporte en el que no hay impacto, y juntar un esfuerzo físico prolongado (porque no se va a cansar) con muchos impactos en un cuerpo que no está acostumbrado acaba en lo que no queremos: lesión. Por otro lado, a un atleta la bicicleta le viene bien precisamente por ser un deporte en el que no hay impacto y entre una temporada, cuando se está lesionado e incluso en alguna ocasión puntual dentro de la temporada viene muy bien para que la pérdida de forma no sea tan brusca y el regreso a los entrenamientos sea algo más llevadero. Por éso, creo que son deportes compatibles.

Ahora bien, quiero dejar claro que mi objetivo hoy no ha sido, ni mucho menos, criticar al mundo del ciclismo a nivel usuario. Ni mucho menos. Solo he querido expresar mi opinión acerca de un tema que, dicho sea de paso, he comentado con otros atletas aficionados también a utilizar la bici, pero cuyo deporte principal es el atletismo y que, casualidad o no, también les ha ocurrido en alguna ocasión. Al menos en lo que a mi respecta, la gente con la que he salido a hacer unos kilómetros corriendo, si bien compartimos la idea de que el ciclismo requiere de mucho más tiempo que correr a la hora de salir a hacer unos kilómetros, no he escuchado nunca ningún comentario del tipo “déjate de tanto salir en bicicleta y dedícate más a correr”. Incluso he escuchado ánimos de unos corredores a otros para salir en alguna ocasión a hacer kilómetros a base de pedales. Quizá, otro punto a favor del atletismo, no lo sé. Pero bueno, a lo que iba. No quiero que esto suene a crítica hacia un deporte como el ciclismo, donde creo que tampoco me lo he pasado mal, sobre todo desde que empecé a andar más en bicicleta de carretera (el ciclismo jamás de los jamases se me ha dado bien, pero el de montaña muchísimo menos, quizá por eso he disfrutado más con “la flaca”). Por eso y porque aun conservo muchas amistades de mis compañeros “bicizamoranos” (cuando he estado lesionado y aun no hacía para salir en maillot corto, he utilizado la chaqueta que tengo de la asociación, porque me resulta bonita, se ve bien sobre asfalto y porque, aunque no sea socio, las pocas veces que salgo me sigo sintiendo un socio más, pues lo fui desde bien pequeño hasta hace un par de años) y porque, además, tengo familiares ciclistas… y muchas anécdotas de las salidas de los miércoles.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

domingo, 24 de noviembre de 2019

Nueva temporada

Palencia, Atapuerca y Soria han sido los escenarios elegidos para dar por comenzada la época de campo a través en un momento un tanto peculiar en cuanto a las fechas de las temporadas se refiere, porque la temporada 2018-2019 se prolongará a efectos de licencias y demás hasta el día 31 de diciembre, comenzando la nueva el día uno de enero de 2020. Un cambio de un par de meses respecto a lo que se ha estado haciendo hasta el momento, cuando la temporada comenzaba el uno de noviembre. Aun así, ésto no deja de ser un tema de “papeleos” en cuanto a cambios de categoría (cosa no poco importante) o tramitación de licencias, pues los deportistas seguirán estructurando sus temporadas propias en base a las fechas de las competiciones, que en muchos casos apenas han sufrido variaciones o, de hacerlo, ha sido debido a motivos no vinculados al deporte, como ocurrió con el cross de Atapuerca, que tuvo que ser trasladado a un sábado para evitar coincidir con las elecciones generales.

Por lo tanto, muchos de vosotros tendréis programados ya gran parte de los objetivos para esta nueva temporada, a pesar de que quede un mes para su inicio “oficial”. Unos os habréis decantado por centraros en el campo a través, mientras que otros utilizaréis estas pruebas para sumar kilómetros a un ritmo más alto que el utilizado en los entrenamientos, siendo vuestros “platos principales” las pruebas de asfalto de diversas distancias o las competiciones en pista. Al fin y al cabo, como tantas veces me dijeron cuando participaba en el cross, “las pruebas de campo a través valen para todo”. Y así es. Y es una lástima que ahora mismo no se les valore lo suficiente por parte de muchos corredores, porque, aparte de ser pruebas entretenidas a la hora de competir, son idóneas para ir cogiendo ritmo en la época invernal. También es cierto que este tipo de competiciones suelen estar muy centradas en el ámbito federado y nos podemos encontrar muy pocas competiciones de cross “puro” en el ámbito popular, a pesar de que algunas organizaciones están poniendo cierto énfasis en organizar pruebas paralelas para los atletas no federados. Para mi, lo ideal sería poder organizar sobre un circuito eventos como los que podemos ver en televisión, de distancias semejantes (suelen rondar los 10 kilómetros) a las que van a hacer los atletas que participan en la categoría absoluta. ¿No vendería? Hagamos la prueba y vemos. Lo mismo así mucha gente daría el valor adecuado al cross. Y no, aquello de “es que llego a casa manchado”, como en más de una ocasión me han dicho, no es una excusa que valga.

En lo que a mi temporada se refiere, creo que no hace falta ser un “visionario” para ver cómo se desarrollará. Las cosas como son, ahora mismo no me planteo ningún objetivo en cuanto a competiciones se refiere, mucho menos en temas de series. Los últimos dos-tres años han acabado haciendo bastante mella en mi estado de ánimo. Y es no le acabo de coger el gustillo a lo de estar más tiempo sin poder correr que corriendo. Desde finales de 2016 que tuve una lesión en un dedo del pie, todo ha ido cuesta abajo y sin frenos. Cierto que cuando volví a correr de aquella lesión recuperé una parte del nivel previo, llegando a hacer algunas careras en torno a 3'43-3'45, pero a los pocos meses comenzaron las molestias en el tendón de Aquiles, luego la fractura de las costillas, de vuelta a las molestias en el tendón, que ya era más dolor que molestia, lo que me llevó a estar parado unos tres meses, más luego sobrecargas varias me hicieron seguir sin poder correr otro mes hasta que conseguí tener cierta continuidad (ya nos vamos a finales de julio del año pasado, que desde 2016 no está mal), para luego, retomar las sobrecargas por diversos sitios. Suerte que, desde la que tuve el año pasado por estas fechas, que me tuvo apartado tres semanas, las últimas han sido de menos duración, por suerte. Desde principios de junio he podido tener ya cierta continuidad corriendo, y espero que siga así mucho tiempo.

Sin embargo, pese a esa continuidad desde principios del verano, la verdad es que no me veo lo que se dice motivado para colgarme un dorsal en la camiseta o simplemente ir introduciendo alguna sesión de calidad, aunque solo sea algún cambio de ritmo en los rodajes. Simplemente me calzo las zapatillas y me limito a cumplir los kilómetros que tengo pensados para ese día, sin más pretensiones. Si me encuentro bien voy más rápido, y si me encuentro peor, más despacio. Sin más. En varias ocasiones, muchos conocidos me preguntan si no me resulta un tanto monótono limitarme a hacer carrera continua, llegando incluso a decirme que ellos serían incapaces de estar durante demasiadas semanas seguidas solo rodando, les resultaría aburrido. A mi es lo que más me gusta y, siendo sincero, disfruto con ello. Al no tener nada relacionado con la competición en cuanto a objetivos y, siendo sinceros, sin ninguna gana de ponerme a hacer series, salgo a rodar. No me resulta monótono, voy por sensaciones y según lo que el cuerpo pida. Ahora me resultaría más monótono ponerme a hacer series de 1000 o de 400 que salir a hacer kilómetros. Disfruto con lo que hago, que al fin y al cabo es lo más importante. Ahora mismo, mi único objetivo es poder seguir disfrutando de esto. No me planteo nada a corto plazo, mucho menos de cara a unos meses más adelante. Simplemente, poder disfrutar sumando kilómetros a orillas del Duero. Puede que, como en muchas ocasiones me dicen, desde ahora y durante unos años estoy en la mejor época para competir e ir en busca de resultados, pero, como he comentado, ahora mismo mis objetivos están en disfrutar.

En resumidas cuentas, esto tiene pinta de que pocas competiciones voy a hacer esta temporada. Algo que, la verdad, hace un tiempo me resultaría imposible de pensar, pero me conformo con poder seguir disfrutando de este deporte sin ningún problema. Si en algún momento me animo a competir, tocará introducir cambios, pero, mientras tanto, vamos a seguir disfrutando con lo que más me gusta: hacer carrera continua.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

sábado, 9 de noviembre de 2019

Maratones y cross


Si hablamos de atletismo a nivel popular, todo el mundo se pone a pensar enseguida en dos tipos de pruebas: maratones y competiciones de montaña. Desconozco el motivo por el cual ambas modalidades se han puesto tan de moda, porque, desde luego, el hecho de que haya tanta gente participando en ellas así nos lo demuestra. ¿Falta de respeto? ¿Retos demasiado ambiciosos? O, como en alguna ocasión he llegado a escuchar: ¿Falta de “cultura atlética”? Quizá, esta última pregunta sea un tanto arisca, pero, desde luego, nos ayuda a ver cómo está el patio en este deporte. Porque hemos llegado a unos extremos en cuanto a temas de participación en cierto tipo de competiciones que no es para nada lógico. Hablo de las pruebas de 42 kilómetros y de montaña porque se llevan la gran parte de inscritos y estoy convencido de que es ahí donde más locuras podemos observar, pero seguro que si nos vamos a medias maratones también podremos observar situaciones de lo más peculiares. Por no hablar de otro tipo de eventos, como ciertas marchas cicloturistas o pruebas de triatlón. ¿Tenemos “cura” o esto esta plenamente perdido?

Si hay algo que llevo observando mucho tiempo es que es muy, muy complicado no hablar con alguien que esté preparando alguna competición y te conteste: “Pues estoy con un 5000”, “ando a ver si consigo bajar mi marca en 10.000”, “este año voy a probar con el campo a través”. No. Lo más normal es que todo el mundo hable, en asfalto, de medias maratones y, sobre todo, de maratones. Si, sí, nada de medias tintas. Luego, por otro lado, nos encontramos con aquellos que “tiran al monte” y optan por las (al menos para mi) durísimas pruebas de montaña, últimamente denominadas “de trail”, un término que, al igual que los famosos “raner” y “raning”, me chirría bastante. Pruebas, unas u otras, que requieren de muchísimo bagaje, de mucha “escuela”, para poder participar en ellas, y no todo el mundo tiene esa formación física para poder participar, al menos de momento.

Estamos viviendo un momento en el cual parece que hay que correr maratones porque sí, porque es lo que te hace ser un gran deportista dentro del ámbito popular. Lo que te da el “carnet” de corredor. Pues no. No es así. Todo necesita un proceso y, como suele ocurrir casi siempre, no es corto precisamente. Se necesita machacar mucho las distancias inferiores antes de dar el salto a las pruebas más largas. Si nuestra vida deportiva comienza desde pequeñitos y tenemos claras preferencias por el fondo, lo suyo sería empezar alternando pruebas de campo a través en invierno con competiciones en pista sobre distancias de medio fondo (“el corredor de maratón se forma corriendo 1500” me dijo alguien en una ocasión) para, poco a poco, ir aumentando la distancia y ver dónde nos encontramos mejor. Algo semejante ocurre con los deportistas que comienzan en edades más tardías. Comenzar por pruebas de cinco y diez kilómetros y machacarlas mucho, muchísimo. ¿Que vemos que en este tipo de pruebas, tanto con los unos como con los otros, vamos bien? Pues no ocurre absolutamente nada por no dar el salto a los 21 o los 42 kilómetros. Seguimos con nuestras pruebas de 5000 o 10000 metros. Incluso puede que descubramos que, por nuestras características, somos unos buenos corredores de pruebas de 1500 o 3000 metros, y plantearnos la posibilidad de competir en pista o en millas. ¿Por qué no, si nuestro organismo nos ha dotado con más facilidad para esas pruebas que para otras? Como digo, no vamos a dejar de ser menos corredores por ello. Se trata de no querer ir rápido y de saber jugar con nuestras capacidades.

Por otro lado, nos encontramos con el campo a través, que si bien es cierto que está bastante popularizado en el ámbito federado, es más complicado encontrarnos un cross “puro” para los atletas populares. Es cierto que muchas organizaciones de grandes pruebas de este tipo están apostando por hacer, a la par de las federadas, competiciones para los atletas populares. Y, la verdad, me parece una muy buena manera de acercar el mundillo del campo a través a aquellos deportistas que no están tan interesados en sacar una licencia para competir. Nos encontramos con pruebas que rondan los cinco o seis kilómetros de distancia, en las cuales pueden participar todos aquellos atletas que lo deseen. El único requisito es el de apuntarse. Pero, aun así, creo que el mundo del campo a través no está lo suficientemente valorado por parte de muchos atletas. Personalmente, he escuchado comentarios de todo tipo, pero el más escuchado es el de “es que me mancho”. Claro, es que se trata de correr por el campo. De no ser así, seguramente serían competiciones por asfalto. Y no nos olvidemos de que, como muchas veces nos decía Teo, “el cross vale para casi todo”.

Sí me gustaría añadir algo en el tema de los crosses organizados paralelamente a los federados. Como decía en el párrafo anterior, suelen ser pruebas de unos cinco o seis kilómetros por norma general, y creo que sería interesante poder organizar una prueba de campo a través sobre la misma distancia que hagan los atletas Promesa o Senior en sus carreras, que suelen rondar los diez kilómetros. Creo que es uno de los alicientes que tienen este tipo de pruebas, al menos para mi, esas distancias, bastante habituales en las pruebas de fondo en asfalto, pero trasladadas al campo. Al final, estos eventos son pruebas de fondo, donde muchos de los atletas van buscando acumular kilómetros de cara a otras distancias, cuya época fuerte suele ser más adelante. El hecho de, por ejemplo, hacer diez kilómetros a vueltas de 2000 metros creo que tiene su “magia”, y el poder trasladarlo al atleta popular creo que sería algo bastante interesante. Y en cuanto a crosses “de verdad” fuera del ámbito federado, la verdad es que nos encontramos con pocos, o al menos yo tengo el conocimiento de pocas pruebas. El cross de Ávila para mi es un claro ejemplo de cross popular y estaría bien que más organizaciones tomaran este ejemplo.

Algo semejante respecto a lo que comentaba en el párrafo anterior ocurre con el tema de la pista. Nos encontramos con ciertas pruebas para atletas federados, pero es realmente complicado que un popular pueda participar. Creo que sería fantástico poder organizar competiciones de varias distancias para los corredores que no estén federados, con el objetivo de acercar la pista a todo el mundo y, así, saber apreciarla. Es una parte fundamental en la formación de cualquier atleta de fondo, y no siempre se valora lo suficiente. Y si todo el mundo pudiera hacer algo en ella, quizá esa perspectiva cambiara. Puedo entender que puede ser un poco “jaleo” juntar, por ejemplo, en un 10.000 a corredores que sean capaces de hacerlo a ritmos de 3'20 (muchos atletas populares tienen nivel más que de sobra para estar compitiendo a nivel federado) con atletas que vayan a hacerlo a ritmos de 6'00 min/km, pues ésto no deja de ser un óvalo de 400 metros y enseguida empezarían a aparecer corredores doblados, lo que sería incómodo para los participantes después de ciertas vueltas y complicado de controlar de cara a los organizadores, pero imagino que, como suele ocurrir siempre, para todo habrá una solución y buscándola, seguramente aparezca alguna.

En definitiva, y para cerrar el artículo, no nos obsesionemos con la larga distancia y las carreras de montaña. El atletismo va mucho, mucho más allá y no todo es centrarse en esas dos especialidades. Antes debemos machacar mucho otro tipo de distancias y, sobre todo, no tener prisa para llegar hasta ahí. Y si no llegamos a ser maratonianos, tampoco nos va a pasar nada. Aprendamos a valorar el cross, el 1500, la milla, el 5000, el 10.000… Y disfrutemos de estas distancias.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.


domingo, 27 de octubre de 2019

VII Media Maratón "Ávila Monumental"


El pasado domingo, después de siete meses, me volví a colgar un dorsal de la camiseta. Después de tanto tiempo, decidí apuntarme a la media maratón de Ávila, una prueba a la que le tengo un cariño especial, pues en ella debuté en la distancia en el año 2015, haciendo una marca que no se me ha logrado volver a hacer en ninguna de las cinco medias maratones que he corrido. Los vencedores en la prueba absoluta fueron Sergio Sánchez y Sonsoles Pérez.

La verdad es que tenía ganas de volver a meterme en una prueba después de tantos meses sin hacerlo. Además, era mi primera competición con el Mesa de Valorio. Desde la media maratón de Zamora, por motivos varios no había vuelto a acudir a ninguna salida. Mi objetivo para esta ocasión, como suele ser habitual en este tipo de pruebas, era simplemente salir a rodar. No me había planteado ningún objetivo en cuanto a marcas se refiere, solamente disfrutar de la mañana y de la carrera. La verdad es que parecía que el tiempo no iba a acompañar, pues durante varios tramos del viaje nos llovió y el día se presentaba bastante fresco. Así, llegamos a la capital abulense directos a los Cuatro Postes, para recoger el dorsal. Me gustaría decir que la entrega de dorsales en esta competición está muy bien hecha, y en muy poco tiempo se puede recoger. Además, a la hora de hacer la inscripción se debe poner en una casilla la talla de camiseta, la cual luego va impresa en el dorsal. Una buena manera de evitar confusiones. El único “pero” que se podría poner es a la hora de aparcar, pues había más de 1000 inscritos y aquella zona se queda bastante pequeña para dejar los coches. Con el dorsal ya colocado, solamente quedaba esperar hasta las 10:30 de la mañana para colocarse en la línea de salida e intentar completar esos 21097 metros de la prueba. Mientras, por allí se dejaron ver varios de los favoritos a la victoria, entre ellos el leonés Sergio Sánchez, a la postre, vencedor de la prueba con 1h08'.
Enseguida llegó el momento de la salida. Cometí el grave error de colocarme en las primeras filas, cuando mi idea era la de salir a ritmos en torno a los 5'00 min/km. Lógicamente, en cuanto sonó el disparo me cayeron codazos por un tubo. Una vez colocado ya en mi sitio, me limité mantener un ritmo al que me viera cómodo y en base a cómo fueran los siguiente kilómetros, ir viendo cómo podía ir. Los primeros kilómetros de la prueba los hice intentando regular, pues no tenía todas conmigo de que pudiera completar los 21 kilómetros, debido a mi pésimo estado de forma. Las sensaciones iban mejorando con el paso de los kilómetros, por lo que, a partir de más o menos la mitad de la carrera decidí empezar a ir incrementando el ritmo. La parte final de la prueba, por las calles del centro de Ávila, resultó ser un tanto incómoda debido a los constantes giros, muchos de ellos en adoquines. El último kilómetro también era bastante incómodo, en una cuesta que, de estar asfaltada, permitiría correr bastante rápido, pero que al encontrarse también en adoquines, resultaba un tanto incómoda. Finalmente, el tiempo en meta fue 1h39'25”, llegando en el puesto 319 de la clasificación general y octavo de la categoría Promesa. El Garmin, al igual que me ocurrió el año pasado, marcó medio kilómetro de más, llegando con 21620 metros. 
La verdad es que acabé contento con el tiempo que hice porque, la verdad, para nada contaba con poder hacer menos de 1h50' viendo los ritmos que estaba manejando en los entrenamientos. La prueba la verdad que, en líneas generales, estaba bastante bien organizada. A última hora tuvieron que modificar una zona del circuito y, para mi, fue un acierto. El problema estuvo con que el suelo estaba bastante mojado y en algunas zonas teníamos que entrar bastante despacio para evitar caídas y resbalones. Lo que sí intentaría mirar para otra ocasión es el tema del aparcamiento. Al lado del hotel donde se entregan los dorsales hay un camino donde muchos de los participantes aparcan, pero en días como el pasado domingo, aquello es una zona un tanto incómoda. Por lo demás, la bolsa de corredor estaba bastante bien y la camiseta de este año, de la marca Joma, me resultó muy bonita. 
Una vez hecha la media maratón abulense, esta semana, y para variar, he seguido entrenando sin un orden claro. El lunes completé una sesión de 10 kilómetros en algo más de cincuenta minutos y, desde entonces, he estado en torno a los 14-15 kilómetros. Hoy, para completar la semana, bajé hasta Valorio con la idea de rodar con el grupo de la mesa. Con Sera como compañero de fatigas, fuimos hasta La Hiniesta y volvimos juntos, unos 15 kilómetros, para luego rodear algo más por nuestro querido bosque para llegar hasta la hora y media, quedándome un poco por debajo de los 17 kilómetros y rodando a una media de 5'18 min/km.
Con Sergio Sánchez, vencedor de la prueba.

Debo reconocer que ahora me encuentro en un momento en el que me apetece bastante volver a competir. Llevo mucho tiempo apartado de las carreras y entrenando de una manera bastante desorganizada. Pensando sobre qué prueba me gustaría volver a preparar, se me ha pasado por la cabeza que perfectamente podría ser la media maratón de Zamora. ¿Por qué no? Este año me lo propuse como objetivo principal de la temporada, y la verdad que, aunque pude correrla, una lesión que me obligó a parar durante tres semanas tiró todo por los suelos y llegué tirando a flojo a esta prueba. ¿Por qué no reintentarlo de nuevo en 2020? Haciendo cuentas y viendo mi estado de forma, tengo por delante cinco meses justos contando a partir de mañana, por lo que, con paciencia y sin prisas, podría ser un objetivo factible. Aunque, lógicamente, de por medio no estaría de más, y de hecho espero poder hacerlo, correr alguna prueba de unos 8-10 kilómetros. ¿Se me logrará esta vez? Espero que sí.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

jueves, 17 de octubre de 2019

De regreso a Soria


Allá, en las tierras altas,

por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros...”

En octubre del año pasado escribía una entrada en este mismo blog acerca del verano que había pasado por tierras sorianas. Motivos laborales me habían llevado hasta las tierras a las que tanto escribió Antonio Machado y que, por los senderos del monte de Valonsadero, vio correr a Abel Antón y Fermín Cacho. Un año después, los mismos motivos me llevaron hasta Soria. Debo reconocer que, tras haber estado en las fiestas navideñas trabajando en Ponferrada, tenía esperanzas de poder acercarme algo más a Soria este verano, pero, la verdad, no me arrepiento de que haya sido de nuevo esta ciudad la encargada de “adoptarme” durante algo más de cuatro meses.
(Foto: http://www.sorianitelaimaginas.com).
A finales del mes de mayo recibía una llamada para ofrecerme en Soria un contrato de cuatro meses y medio. Como decía, tenía esperanzas de poder acercarme algo más a Zamora, pero me alegré de que fuera Soria, y no otra ciudad, a la que me tocara irme. Al fin y al cabo, era un sitio que ya conocía, al igual que el hospital donde me tocaría trabajar (aunque el servicio fuera diferente al del año pasado). Guardaba muy buen recuerdo tanto de la ciudad como de sus gentes, así que, junto al hecho de volver a tener trabajo, nada podía echarme para atrás. Tocaba, lógicamente, solucionar ciertos papeles antes de empezar a trabajar. Al avisarme con cierta antelación (un par de semanas), me desplacé hasta Soria con intención de estar allí entre tres y cuatro días, para luego regresar a Zamora y volverme para comenzar a trabajar. Lo más complicado era encontrar un piso para alquilar, algo que finalmente conseguí solucionar gracias a una compañera del año pasado. Gracias a que se puso en contacto conmigo conseguí un piso, y la verdad es que es de agradecer. Solucionado el tema de la vivienda, tocaba dejar todo el tema de papeleo laboral hecho antes de “volver a Granada” por una semana, que diría Miguel Rios. Con todo solucionado, y ya más tranquilo, tocó regresar a Zamora durante una semana. Este espacio de tiempo lo utilicé para repasarme unos cuantos apuntes, que buena falta me iban a hacer para los próximos meses, y para empezar a preparar todo lo que me haría falta hasta la semana pasada en temas de ropa y demás. No podían faltar, por supuesto, las zapatillas de correr, un elemento indispensable para cualquier viaje.
Regresé a Soria una semana después de haber dejado todos los papeles solucionados. Antes de empezar el contrato tuve la oportunidad de acudir unos días antes al servicio en el que iba a estar trabajando para poder ver el funcionamiento del mismo, algo que, la verdad, me vino de cine. A nivel personal, me encontraba más tranquilo que el año pasado. Ya sabía, por un lado, lo que era alternar la vida laboral con tener que cocinar, limpiar el piso, tener que comprar comida y alternar esto con las sesiones de carrera continua diarias. Y, para qué engañarnos, lo echaba en falta. Es cierto que en las fiestas navideñas estuve en una situación parecida, pero a la vez diferente. Cierto que tuve una opción genial, que fue repetir en el mismo servicio en el que estuve en la capital numantina el verano pasado, y eso fue una gozada, pero, aparte de que fue menos tiempo (pasé de estar cuatro meses o cuatro y poco a estar tres semanas, algo lógico, las vacaciones en esas fechas son más cortas), estuve en un hostal, y, al estar en un hostal, debía organizarme en ciertos aspectos de otra manera. Aquí, para poder correr, trabajar, comprar o limpiar, dependía todo de cómo me organizara yo en base a los turnos de trabajo, no dependía de nada más, y la verdad es que, como decía, lo echaba de menos.
(Foto: www.visitasoria.com).
El tiempo fue pasando, y la verdad que muy, muy rápido. ¡Si parece que fue la semana pasada cuando me marché para Soria! Guardaba muy buen recuerdo de esta ciudad y también de su gente. La verdad que si una cosa he notado en cuanto a los sorianos ha sido el carácter, para mi gusto, muy diferente al de “mi zona” (Salamanca o Zamora). Personas, por norma, muy amables y muy buenas personas. Campechanos. Para mi, gente mucho más abierta que en mi zona. No digo que por aquí no seamos así, pero sí que es cierto que noté que allí era mucho más fácil tratar con la gente. Personas muy abiertas, dispuestas a ayudarte en cualquier cosa desde el primer momento. Por mi contacto lógico con Zamora y también con Salamanca, al descender de allí, me he dado cuenta de que tendemos a ser bastante más cerrados, al menos en un principio, con la gente de fuera. Todo lo contrario a los sorianos. En resumidas cuentas, gente tranquila, campechana, agradable y, sobre todo, muy buenas personas. Pero, una cosa llamativa, en alguna ocasión comenté ésto mismo con algunos compañeros sorianos y me comentaban lo contrario. La gente que conocía Zamora (unos cuantos), me comentaban que los sorianos eran más cerrados que los zamoranos. Sí debo añadir que, para mi, el soriano que es serio, lo es mucho, muchísimo, pero ocurre al revés que en “mi tierra”. Como decía, aquí la gente es más seria en un principio, mientras que es más complicado encontrar a alguien abierto; sin embargo, allí es lo contrario, para mi lo habitual era encontrar gente abierta, como la que describía, mientras que la gente seria era menos habitual, pero claro que la había.
Con Abel Antón. 
En lo que a la ciudad se refiere, en cuanto supe que volvía a Soria se me vinieron a la cabeza un montón de lugares. Y es que Soria, aparte de ser una ciudad acogedora, le ocurre como a Zamora: es una ciudad pequeña y de rincones. Enseguida recordé el parque de “la dehesa”, El Collado, el Mirador de los Cuatro Vientos, la orilla del Duero, San Saturio, el monte de Valonsadero, las pistas de atletismo de Los Pajaritos y el edificio del CAEP, la subida al Castilljo con sus correspondientes vistas de la ciudad, el camino de Garay… Muchos recuerdos. Y es que ésta es, para mi gusto, una ciudad muy poco valorada. Creo que es una ciudad de rincones y también, por qué no, de naturaleza, con la orilla del Duero, “la dehesa” y el monte de Valonsadero. Y, si sois fiesteros, no os podéis perder las famosas fiestas de San Juan, “los sanjuanes” como los llaman allí. Es impresionante como toda la ciudad se vuelca con las actividades de su ciudad, con absolutamente todas, y en especial con “los sanjuanes”.
En el alto de "la dehesa".
A nivel deportivo, la verdad que ha sido un verano diferente. Si bien es cierto que el primer fin de semana que estuve allí me tocó parar por una sobrecarga, por suerte no fue más de dos días y, más o menos, he podido salvar el verano. En esta ocasión cambié un poco mis zonas habituales del año pasado a la hora de rodar. Si bien he ido en alguna ocasión a la zona del Duero y San Saturio, donde, por cierto, descubrí un circuito de unos cinco kilómetros por los alrededores del estadio de fútbol, en esta ocasión tuve la suerte de tener el carril bici que une Soria con el monte de Valonsadero y, la verdad, me resultó un sitio de lo más agradable para hacer kilómetros de carrera continua. Sí es cierto que últimamente las cuestas se me están atragantando bastante y por aquí tenía un par de ellas que me dejaban para el arrastre, pero bueno, aun así, un lugar perfecto para correr. Desde donde lo cogía hasta entrar al monte tenía apenas cuatro kilómetros, aunque luego, hasta la zona de la casa del guarda, donde acababa este carril bici, había bastantes más kilómetros; de hecho, en los rodajes más largos que he hecho por allí, de en torno a 15,5-16 kilómetros, nunca llegué hasta allí. Del monte, me llamó la atención la de vacas y algún caballo que se veía por las praderas. También volví a hacer varios kilómetros por “la dehesa”, en el circuito de kilómetro y medio. Este parque está ideal para correr, aunque hay que saber seleccionar las horas a las que ir, porque, al menos en verano, según en qué momentos, te la puedes encontrar hasta arriba de gente. 
Con Estela Navascues.
Y si hablamos de atletismo, no nos podemos olvidar de los atletas de alto nivel que han salido y siguen saliendo de allí. Tuve la oportunidad de ir a ver la media maratón de la ciudad, en la cual, aparte de la prueba de 21 kilómetros, se celebra otra competición de cinco kilómetros. Claro, “bautizadas” con el nombre de Abel Antón y Fermín Cacho. Pues por allí andaban los dos. El de Ágreda, oro olímpico en el 1500 de Barcelona, corrió la prueba de 5000 metros, mientras que el gran maratoniano corrió la media maratón haciendo de liebre para los atletas que quisieran hacer 1h30'. Con Abel conseguí la foto, pero me quedó pendiente con Fermín. Aparte, la prueba de cinco kilómetros la ganó la atleta de Tudela Estela Navascues, la cual lleva ya unos cuantos años entrenando por Soria. En cuanto la vi me empeñé en hacerme una foto con ella, un objetivo que se me logró. Por cierto, una chica de lo más agradable, que accedió sin ningún problema y que me dijo “si ha quedado mal, nos hacemos otra”.
Corriendo por "la dehesa".
En definitiva, otro verano más por tierras sorianas, que me ha servido para seguir conociendo algún rinconcito más de la ciudad que tanto le gustó a Antonio Machado y que, a nivel personal, me ha permitido conocer otro servicio hospitalario. Ahora, ya de nuevo por Zamora, toca seguir buscando cosillas para hacer en diferentes ámbitos, pero a esto ya le dedicaré otra entrada. Y si para el próximo verano toca volver a esta ciudad, yo, encantado.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

martes, 7 de mayo de 2019

Cuando los pensamientos negativos aparecen en las lesiones

Lo bueno que tiene esto de la escritura (lo he dicho en más de una ocasión) es que, al menos en mi caso, permite expresar una serie de ideas o sentimientos que de otra manera, estoy seguro, me sería bastante complicado hacer. Y es que hoy, cuando llevo tres días sin poder calzarme las zapatillas, no he podido por menos que sentarme frente al ordenador y juntar una serie de párrafos con lo que va ocurriendo cuando no puedo salir a rodar. O, mejor dicho, con lo que me va viniendo a la cabeza. En resumidas cuentas, no dejan de ser situaciones habituales cuando nos encontramos en una situación en la cual no podemos llevar a cabo nuestra actividad física deportiva, en mi caso la carrera a pie, y que, estoy seguro, ocurren a la gran mayoría de personas en la misma situación. Comenzando por los pensamientos típicos de abandonar la práctica deportiva, son unas cuantas las situaciones que van ocurriendo y que hoy trataré de plasmar en el blog, con el mero hecho, para qué negarlo, de desahogarme un poco.

Como de costumbre cuando estoy en esta situación, los pensamientos negativos suelen hacer acto de presencia con demasiada frecuencia. El más recurrente, especialmente después de esta serie de lesiones que he tenido a lo largo del último año y medio, es el de abandonar por completo la práctica deportiva, ya no del atletismo, que es mi deporte favorito, sino a nivel general. Pero, como de costumbre, me paro a pensar y me doy cuenta de lo mucho que he disfrutado en los pocos meses que he podido estar rodando sin problemas, de lo que me gusta calzarme las zapatillas y hacer unos kilómetros por Valorio, y enseguida intento convencerme de que merece la pena esperar a estar recuperado para volver a corretear por mis sitios habituales. También se me viene en más de una ocasión la idea de cambiar de deporte y centrarme en otros como el ciclismo o la natación, pues, después de tantos problemas, puede que haya llegado a mi tope como atleta, algo que incluso hay quien me lo ha dejado entrever en más de una conversación cuando me he encontrado en este tipo de situaciones. Es cierto que, tras tantos problemas, puede que de la impresión de que mi cuerpo, para el atletismo, no de ya mucho más de sí y que sea el momento de hacer un cambio en cuanto a que deporte hacer, pero, bajo mi punto de vista, no estoy muy de acuerdo con esto. Si con 22 años ya estoy “acabado”, ¿cómo estaré con 60 años? No creo, ni mucho menos, que sea el momento ni de dejar de correr ni de tener que cambiar de deporte, simplemente que me encuentro en un momento en el que, por motivos varios, me encuentro con que el cuerpo no va respondiendo como me esperaba. Pero para nada creo que “esté acabado”. Y, siendo sincero, creo que, salvo el problema con el tendón de Aquiles y la fractura de las costillas (esto último no fue consecuencia de una mala organización de los kilómetros o de un sobreentrenamiento, más bien que tropecé con unas baldosas mal puestas y tuve la mala suerte de caer contra la esquina del bordillo), el resto de lesiones que he tenido en los últimos meses han sido unas contracturas, problemas que cualquier aficionado al deporte, sea el que sea, sufre a lo largo de su carrera deportiva infinidad de veces.

La verdad es que, precisamente que sean unas sobrecargas, y no otra vez problemas con el tendón de Aquiles o con alguna costilla rota, es algo que me tranquiliza bastante. Es cierto que cuando dan guerra nos obligan a parar una serie de días, está claro, no nos hace ninguna gracia, pero no son lesiones que podamos catalogar de graves, sino más bien e habituales en aquellas personas que, como decía, practican deporte con cierta regularidad, aunque está claro que no es algo habitual de los aficionados al ejercicio físico y prácticamente en cualquier trabajo nos podemos encontrar con problemas de este tipo. Lo que sí debería hacer es, quizá, pararme a observar qué debo corregir para que estas sobrecargas se vayan espaciando con el tiempo y pueda volver a disfrutar de cierta continuidad entrenando. Soy reacio a los gimnasios, y la verdad, soy el típico corredor que hace hace una serie de de la distancia que sea cuando le hablan de hacer estiramientos. Cuando empecé a practicar atletismo (a finales del verano hará diez años) no le di importancia ni a una cosa ni a la otra, aunque creo que con doce años la idea de trabajar la fuerza en un gimnasio no fuera lo más apropiado. El hecho es que han ido pasando los años y la cosa ha seguido igual, teniendo o no entrenador. Lo más que he hecho de fuerza, aparte de un tiempo que sí me dio por hacer algo de gimnasio (que me sirvió para confirmar lo poco que me gustan esos sitios), han sido sesiones de cuestas, las cuales, como otros muchos conocidos, las prefiero al hecho de tener que estar en un espacio lleno de máquinas. Por otro lado, además, soy de los que les gusta hacer kilómetros y, las cosas como son, si algo tengo claro es que en este deporte lo que quiero es disfrutar con lo que hago, y que eso mismo me sirva para llegar con una sonrisa y no “amargado” porque no me lo he pasado bien practicando deporte, pues para no disfrutar prefiero dedicarme a otra cosa (precisamente éso fue lo que me llevó, hace ya unas temporadas, a dejar a mi entrenador “de toda la vida” y a empezar a entrenar de manera autodidacta), y lo de hacer kilómetros es algo que me encanta. Y la verdad es que en este aspecto creo que tengo “fama” de ser mucho más “machaca” de lo que realmente soy, porque, hablando con conocidos, hay quien ha estado convencido durante cierto tiempo de que, por ejemplo, he llegado a hacer semanas de más de 100 kilómetros, cuando ni en las épocas de hacer rodajes más largos me he acercado a esa cifra, o como cuando, en conversaciones también, surge el tema de los rodajes largos y algún conocido no acabe de creerse de que esas sesiones no suelen pasar de los 18 kilómetros, a excepción, eso sí, de cuando he participado en alguna media maratón o durante unas semanas hace dos o tres años, cuando hacía 19. Pero ni en esos momentos he sobrepasado, ni tan siquiera acercado, a los 100 kilómetros.

Me gustaría aprovechar un pequeño párrafo a los estiramientos, ya que en el párrafo anterior los comentaba brevemente. La verdad es que soy poco amigo de los estiramientos, y siempre digo que lo que estiro es el tiempo para poder correr más, que es lo que me gusta. Y de ahí, imagino, vendrán gran parte de las sobrecargas que he tenido, aunque de ésta última en la espalda he tenido referencias desde una mala postura corriendo, falta de estiramientos… Posiblemente si hiciera mas estiramientos no tuviera tantos problemas, no lo sé, pero sí es cierto que durante mi estancia en Soria y durante el tiempo que estuve con la primera sobrecarga, aproveché para estirar prácticamente todos los días durante unos veinte minutos, y, al final, volví a acabar lesionado pocos días después de intentar empezar por segunda vez. Sería casualidad y me tocaría volver a estar lesionado, pero el hecho es que ahí está. Con esto no quiero poner excusas, y claro está que no me gusta estirar, igual que tampoco me gusta el gimnasio, pero bueno. Desde luego que estos ejercicios son buenos no sé si para evitar problemas, pero sí para, al menos, estar más relajados, igual que otras cosas. En definitivas cuentas, y para cerrar este párrafo, que seguro que si hiciera los estiramientos me iría mejor, no lo descarto, pero me da que en cuanto pueda volver a correr (al paso que voy, me habré jubilado y seguiré esperando) optaré por seguir estirando… el tiempo para correr más.

Una de las cosas que he aprendido con esto de las lesiones es a saber, o al menos intentar, distinguir los consejos. Porque si una cosa está clara es que, de golpe, aparecen un montón de personas, todas ellas con muy buenas intenciones, dispuestos a aconsejarte, incluso aunque nunca hayan practicado deporte. Todos, claro, convencido de que sus consejos son plenamente válidos. Algunos incluso se atreven a establecer un diagnóstico porque “según Google, esto es así, así y así”. Al final lo más lógico suele ser acudir al médico, pues no deja de ser una persona que se dedica a estudiar los problemas de salud de las personas, ya él se encargará de establecer las pautas a seguir. Y puestos a pedir consejos, conviene que sea de gente que esté metida en el mundillo del deporte, pero no de hace uno o dos años, sino que lleven unos cuantos años y sepan bien de lo que va el tema, porque, al final, toda la información se contradice. Y, por supuesto, de gente que entienda que los consejos son eso, consejos, y según vas teniendo datos e información, en este caso acerca de los entrenamientos, al final es el propio atleta el que, por decirlo de alguna manera tiene “la última palabra” y hará lo que crea conveniente en base a esos datos y a esa información que ha ido cogiendo. Pero, como decía, no podemos dejarnos guiar por los “licenciados en Medicina por la facultad de Google” ni tampoco porque una persona se ponga a dar consejos a diestro y siniestro sobre deporte cuando no es que no sea entrenador, es que no está ni metido en el mundo del deporte.

A fin de cuentas, espero que, dentro de no mucho tiempo, pueda volver a calzarme las zapatillas y retomar mis seis días semanales de carrera continua y, poco a poco, poder llegar a hacer el mismo voumen de kilómetros que estaba haciendo hasta la semana pasada. ¿Que en vez de ir a 4'20 voy a 5'10? Bueno, lo importante es que estoy rodando, sea más rápido o más despacio, y ya habrá tiempo por delante para ir más rápido. Como siempre digo, ahora mismo lo que más valoro es poder rodar una hora a una media de 5'00 min/km que hacer un mil a 3'40. Como realmente disfruto es rodando, a ritmo cómodo pero durante varios kilómetros, y eso espero hacer cuando pueda volver a hacer carrera continua. No me planteo retos competitivos, aunque no descarto que de aquí a varios meses no me de por preparar alguno, pero primero hay que acabar de curarse, pues tengo claro que, cuando me ponga a rodar, no es para tener que parar a los dos días, sino para empezar y no tener que parar ya en mucho tiempo.


Nos vemos… haciendo deporte, claro. (O eso espero).

viernes, 3 de mayo de 2019

Decaído

Después de la racha de lesiones que he tenido desde que me fracture las dos costillas en noviembre de 2017, el hecho de llevar cuatro meses rodando sin problemas ya se me hacía hasta raro. Y es que he llegado a un punto en el que para nada me fío de cuerpo. Por desgracia, mis sospechas hoy se despejaron. Tras cuatro meses rodando, de nuevo, me tocará parar unos días debido a una pequeña sobrecarga, que si bien me deja hacer caminar sin mayores problemas, ha supuesto que lleve unos días corriendo con molestias y que hoy, después de hacer poco más de un kilómetro, haya decido parar y dejar que el cuerpo se vaya recuperando. De verdad, creo que la vejez deportiva me ha llegado demasiado pronto.

Hasta hace cosa de un par de años creo que podía considerarme un afortunado con el tema de las lesiones, porque tan solo una lesión (también de espalda) me había impedido calzarme las zapatillas con regularidad durante un mes. Salvo en ese momento, los problemas que había tenido se limitaban, en muchas ocasiones, a un par de días de bicicleta, y en alguna ocasión, no me hizo falta ni dejar de lado las zapatillas. Sin embargo, desde una lesión en un dedo del pie a finales del verano de 2016, todo han sido lesiones que no me han dejado calzarme las zapatillas durante bastante tiempo. Con aquella estuve un par de meses hasta que conseguí retomar las sesiones de carrera continua (para variar, me hice daño después de hacer series), luego ya vinieron las primeras molestias con el tendón de Aquiles y, al poco tiempo, la fractura de las costillas, que me tuvo un mes y medio. Para rematar, vuelvo y me toca parar otra vez debido al dichoso tendón, lo que me llevó, al volver a intentar correr, a tener otras dos sobrecargas. Al final, entre el Aquiles y las dos sobrecargas, lo que me llevó a estar tres meses y pico con la primera y uno con la segunda. ¡Toma ya! Luego, en diciembre, vino la lesión de la carrera de Bobadilla del Campo, cuando me cayeron otras tres semanas. Desde finales del mes de diciembre estaba ya rodando sin mayores problemas, hasta que hace unos días me apareció una pequeña molestia en la espalda, la cual poco a poco ha ido en aumento. Ayer por la tarde me molestó bastante, y la verdad es que esta mañana, cuando llevaba poco más de un kilómetro, decidí parar. Creo que podía haber hecho un rodaje bastante más largo, pero estaba ya muy cansado de tener molestias. Aunque estos días habían sido intermitentes y prácticamente notaba algo durante los primeros minutos, poco a poco esos minutos con molestia, aunque ligera, han ido aumentando. Ayer, para acabar de rematarme, estaba acabando de rodar y en un momento dado hice un pequeño giro con la espalda en un tramo en ligero descenso, y noté que esta sobrecarga se contraía bastante. Por eso, esta mañana ya salí con ciertas dudas sobre si iba o no poder aguantar unos kilómetros. Y, como decía, harto de tener que rodar con molestias, cuando llevaba poco más de un kilómetro, media vuelta y caminando para casa.

Mi pensamiento ahora es sencillo, pero con una respuesta complicada: ¿podré, en algún momento, poder completar una temporada entera sin tener que preocuparme por los comentarios típicos de “me duele aquí”, “me duele allí”, “ya me toca parar otra vez” y demás? Estoy un poco cansado de esta dichosa racha de lesiones, la verdad. No puedo tener ninguna continuidad rodando (claro ejemplo es que, desde noviembre de 2017, lo más que he estado rodando han sido cuatro meses) y me quema bastante. No es la primera vez que se me pasa por la cabeza dejar ya no solo el atletismo, sino el deporte, y dedicar el tiempo que le dedico al deporte a otras cosas, pero debo reconocer que este deporte es, sin duda alguna, mi deporte favorito, ya no solo como practicante de la carrera a pie, sino por todo lo que envuelve al atletismo en general. Por eso, y a pesar de todos estos problemas que estoy teniendo para poder correr, me niego a dejar este deporte. Pero ésto no quita para que, en este momento, y sumando a la lista que va aumentando demasiado en los últimos meses, me sienta decaído y bastante desmotivado, a la vez que mosqueado. Espero que esto no sea más que una, a lo sumo dos semanas, y que en breve pueda estar de nuevo haciendo kilómetros, pero ya es unos días sin poder hacer nada, perdiendo sesiones y teniendo que dejar de lado (otra vez) la regularidad que durante estos últimos cuatro meses había ido manteniendo.

Una de las dudas que ahora me asaltan es la de si es mejor opción parar del todo o alternar bicicleta y natación. Mal que me pese, creo que esta vez tendré que inclinarme por el descanso completo, aunque, como digo, lo tengo aun en duda. Por la postura de la bicicleta, sobre todo de la de carretera, creo que podría perjudicarme más que beneficiarme, y la natación tengo el inconveniente de que, aparte de que mi técnica no es muy boyante que digamos, solo sé nadar a crol (espero no haberme equivocado al escribirlo) y me imagino que haciendo el mismo gesto con el brazo de manera repetitiva tampoco me convenga demasiado. Así que seguramente me toque tirar de paciencia y esperar a que ésto acabe de curar para retomar las sesiones de carera continua.

La verdad es que me fastidia bastante haberme lesionado (bueno, claro, ¿cómo me iba a gustar lesionarme? Vaya comentario…), porque ahora mismo, aunque no estaba rodando excesivamente rápido, debo reconocer que sí he disfrutado muchísimo de estas sesiones. Es cierto que he llegado a un punto en el que valoro más el poder salir a rodar durante, por ejemplo, una hora, que poder decir que he corrido un kilómetro en 3'40. Salir a rodar sin un ritmo determinado, simplemente por correr, improvisando la vuelta que voy a dar según voy haciendo los kilómetros y sin tener que pensar en ningún ritmo concreto para mi es una gozada. Es verdad que, comparando los ritmos que he estado tocando ahora con los que manejaba hace unas temporadas, poco o más bien nada tienen que ver, pero es cierto que ahora he disfrutado mucho, pero que mucho más que entonces. ¿Que corro a 5'15 min/km? Pues, si me lo estoy pasando bien y cumplo con los kilómetros o el tiempo que tenía previsto hacer cuando arranqué a rodar, pues perfecto. Muchos conocidos me preguntan que si no me aburro haciendo solo rodajes, empezando las sesiones tan despacio (hay muchos días que el primer kilómetro “cae” sobre los seis minutos, y algunos, como el miércoles, a casi 6'10), sin hacer cambios de ritmos ni series o sin ir a competiciones… La verdad es que no, no me aburre porque, la verdad, es como realmente disfruto, haciendo carrera continua al ritmo que me pide el cuerpo. Y si puede ser con una buena “ensalada” de kilómetros, aun mejor, pues, sin duda alguna, como mejor encuentro dentro de este deporte es haciendo kilómetros. Otra de las muchas cuestiones de las que suelo hablar con la gente es la de por qué correr seis días semanales si no preparo ninguna carrera. Pues, básicamente, por lo mismo, porque me gusta correr (que es lo más básico de este deporte y lo que siempre se nos olvida, más aun cuando estamos preparando alguna carrera determinada) y disfruto haciéndolo a diario. Y, la verdad, espero que pueda seguir así durante muchísimo tiempo, haciendo kilómetros durante mis seis días semanales.

En definitiva, que me toca volver a tirar de paciencia hasta que esto se haya solventado. Está claro que no es algo que me guste especialmente, pero bueno, si luego va a servir para poder tener cierta continuidad corriendo y olvidarme durante un tiempo bien largo (importante eso de “bien largo”, no durante tres o cuatro meses), pues bienvenido sea. Porque, la verdad, creo que ya va siendo hora de poder enlazar varios meses seguidos sin problemas con esto de las lesiones.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

jueves, 11 de abril de 2019

Reflexiones deportivas


Ha pasado casi un mes desde la última entrada que publiqué en el blog, la cual trataba sobre la Media Maratón “Ciudad de Zamora”. Desde entonces, he ido “dejando para mañana” las publicaciones en el blog. Y es que, entre unas cosas y otras, al final siempre he acabado dejando a medias los artículos que tenía escritos. Sin embargo, espero que para esta ocasión pueda sentarme y dedicarle un buen rato a una de mis aficiones favoritas: la escritura. ¿Sobre qué escribir? Me gustaría hacerlo, como de costumbre, acerca de temas relacionados con el mundillo del atletismo. Y es que, si bien es cierto que a lo largo de estas últimas semanas no ha habido cambios excesivos, alguno sí que ha sido de cierta importancia a nivel deportivo, como puede ser el cambio de club.

En octubre de 2018 decidí renovar la licencia con el Atletismo Zamora, el club con el que me he formado como corredor y con el que he ido creciendo dentro de este deporte. Aunque tenia bastante claro que no iba a participar en ningún evento deportivo en el cual se me exigiera este documento, me parecía mejor seguir con mi club de toda la vida a participar en las poquísimas competiciones en las que tenia programado competir sin un equipo. En ese momento no me paré a pensar en algo que, poco tiempo después, me empezó a rondar por la cabeza y que ahora podríamos decir que se ha materializado. Siendo sinceros, por mi mentalidad de corredor popular, creo que desde hace ya alguna que otra temporada, formaba parte de un club en el cual no acababa de encajar. El Atletismo Zamora, si bien es cierto que gracias a ellos (en especial a Teo de las Heras) me he aficionado a este deporte mucho más que al ciclismo, algo que en su día parecía bastante complicado, es un club dedicado, primero, a la formación de deportistas, y luego, el objetivo más principal suele estar enfocado más hacia la variante competitiva del atletismo, bien sea en pista, cross o diversos eventos populares. Y un día, allá por principios de año, me puse a hacer un pequeño balance de todo esto. Me di cuenta de que tan sólo he corrido en pista en un par de ocasiones, ya no participaba en pruebas federadas, y entre una prueba popular y otra pasaban varios meses de separación. Tampoco entrenaba ya con Teo, y aunque en alguna ocasión me he animado a rodar con el grupo de atletas que tenía de edades parecidas a la mía, ya hacía también mucho que no lo hacía. Por otro lado, mi mentalidad hacia ciertas cosas ha seguido cambiando, pudiendo destacar que, si bien es cierto que cuando dejé de entrenar con Teo me molestaba que se me dijera “que hay que competir”, porque para mi el atletismo es una afición, no un trabajo, ahora el que se me hable constantemente de pruebas, marcas y demás es algo que me “quema” bastante. Y, así, decidí empezar a buscar un nuevo equipo. Debo reconocer que no lo dudé ni un momento a la hora de ponerme en contacto con uno: el Mesa de Valorio. ¿Por qué? Porque posiblemente sea el club de atletas populares (o sin licencia federativa, como queráis llamarlo) más antiguo de Zamora y porque, entre otras cosas, suelo bajar en varias ocasiones a entrenar con ellos a nuestro querido bosque de Valorio. Tras hablar con algunos de sus integrantes para saber cómo podía empezar a formar parte “del Mesa”, enseguida me aceptaron como una más de sus integrantes.

¿Por qué el Mesa de Valorio y no otro de los varios equipos con mentalidad “popular” que tenemos en Zamora? Pues por un motivo muy sencillo. Este club es uno de los “tradicionales” del atletismo zamorano (en su blog podemos observar que hacia el año 2000 aparecieron como club, aunque ya en los años noventa un buen grupo de amigos se juntaba para correr por el bosque) y, a nivel popular, posiblemente sea el primero que aparece sin una mentalidad competitiva “pura”, sino con el único objetivo de salir a correr, sin más. En mi caso particular, mis objetivos a nivel deportivo están muy alejados del deporte federado y prefiero practicar el atletismo con otra filosofía. No me gusta demasiado ir rodando y que los compañeros de fatigas me vayan hablando constantemente de las marcas en pista, de los segundos que tienen que bajar para lograr una mínima que les permita participar en los campeonatos más importantes. No digo que ésto no permita disfrutar del atletismo, porque cada uno disfrutamos del correr a nuestra manera, pero tengo claro que mi camino no va por ahí. Mi rumbo está más enfocado a intentar no volver a olvidarme de la parte más importante de esto, que no deja de ser algo tan básico como correr (se nos suele olvidar con demasiada frecuencia). ¿Participar en eventos populares? Desde luego que tengo previsto tomar parte de competiciones de este tipo con los colores del Mesa de Valorio, pues otro de los motivos de buscar un nuevo club era para, además de entrenar con ellos algunos fines de semana, poder participar con su camiseta en estos eventos. Pero, desde luego, sabiendo cuáles son mis límites y sin más pretensiones que las de intentar pasar una mañana agradable de atletismo. En resumidas cuentas, creo que he acertado empezando a formar parte del Mesa de Valorio. Desde aquí, me gustaría agradecer a todos sus integrantes el que me hayan aceptado. ¡Gracias compañeros!

El Atletismo Zamora ha sido mi club desde que comencé a correr, cuando el verano del 2009 estaba llegando a su fin. Gracias a Bernardo Cabañas me puse en contacto con Teo de las Heras. Con él comenzó mi andadura atlética, que fue de su mano hasta octubre de 2014, cuando decidí empezar a entrenar por independiente, aunque la relación la seguimos manteniendo. Pero, la verdad, gracias a este club, y sobre todo gracias a Teo, me he aficionado al atletismo y me he ido formando como atleta. Sí es cierto que, como todo en esta vida, hay ciertas cosas que no comparto y que han sido, en parte, lo que me han llevado a cambiar de club, pero no puedo negar la gran labor que han hecho conmigo (bueno, y con una gran parte del atletismo zamorano) a la hora de formarme como deportista. Gracias a Teo y al Atletismo Zamora he vivido momentos muy bonitos y he podido suplir durante unas temporadas lo que me motivó a practicar atletismo: competir. Siempre digo que yo quería competir en ciclismo, no corriendo, y como mis padres no estaban muy por la labor, un día se me ocurrió decirles que si me dejaban hacerlo a pie. Una de esas anécdotas que quedan para el recuerdo y, si soy sincero, ahora no me arrepiento de que no me dejaran ser ciclista y de que prefirieran que, si quería competir en un deporte, fuera en el atletismo. Por otro lado, la verdad es que aun me une con este club una licencia federativa. Imagino que lo de tener licencia con un club e inscribirse con otro en una competición federada o que pertenezca al calendario de la RFEA no esté permitido, pero imagino que no haya muchos problemas para participar en las poquísimas carreras que tengo previsto participar, pues todas ellas son eventos puramente populares, organizados dentro de la provincia de Zamora y que no tienen nada que ver con el deporte federado. De haber pensando poco tiempo antes este cambio, lógicamente no hubiese sacado esta licencia, pero bueno, todo surgió un poco más tarde y estos documentos ya estaban tramitados.

En definitivas cuentas, y para resumir un poco todo lo escrito a lo largo del articulo, dejo mi club de toda la vida, el Atletismo Zamora, para empezar a ir a las competiciones con el Mesa de Valorio, un club en el que, debido a la filosofía que tengo ahora, se adapta bastante a mi. Por ahora tengo una serie de objetivos tanto en los entrenamientos como en las competiciones (espero no tardar mucho en debutar con el Mesa de Valorio en alguna carrera, aunque mi estado de forma sea mejorable), pero éso ya tocará escribirlo en otra entrada. Y para cerrar ya por completo, muchas gracias a todo el Atletismo Zamora, en especial a Bernardo, que gracias él conocí este club, y a sus entrenadores (Teo de las Heras y Ángel Martín) por todo lo que me habéis enseñado acerca de este deporte, y también muchas gracias al Mesa de Valorio pro aceptarme como uno más.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

domingo, 17 de marzo de 2019

XXXV Media Maratón "Ciudad de Zamora"

Esta mañana se ha celebrado la XXXV Media Maratón y I 10K “Ciudad de Zamora”, con victoria para Alfonso Martínez y Andrea Roman en la prueba de 21097 metros, y para David Calleja y Nerea Felipe en la prueba de 10 kilómetros. Varios han sido los atletas que se han animado a participar en esta prueba clásica del calendario castellano-leonés dentro del mundillo de las medias maratones, cada uno con un objetivo distinto, desde salir a por una marca determinada hasta simplemente cumplir con el objetivo de llegar a meta. Aunque hizo más calor del que en un principio se creía y el viento fue el inscrito de última hora, podemos decir que Zamora tuvo una gran mañana de atletismo popular. En mi caso, debo reconocer que no tenía nada claro participar, hasta el punto de que hace un mes a todo el que me preguntaba le decía que no iba a tomar la salida. Luego, y hasta el kilómetro 17 de la carrera, mi idea fue salir a rodar y pararme sobre el kilómetro 16-17. Finalmente, acabé completando los 21097 metros de los que constaba esta media maratón. Lo de menos era el tiempo y el ritmo de la carrera, solamente quería llegar a meta y ver cómo me encontraba. ¿Contento? Vamos a ir por partes.
Los tres primeros clasificados de la Media Maratón
"Ciudad de Zamora". (Foto: www.noticiascyl.com)
La recogida de dorsales comenzaba ayer sábado, tanto por la mañana como por la tarde. En la Ciudad Deportiva de Zamora ya empezaba a “olerse” el ambiente a atletismo. Muchos de los participantes de esta prueba pasaban por allí a recoger su correspondiente dorsal y la bolsa de corredor, que, por cierto, me ha resultado bastante completa, algo de lo que muchas carreras podrían aprender. En la misma nos podíamos encontrar productos como garbanzos, Gazacao (un producto de Gaza que viene a ser una mezcla entre chocolate y el Cola-Cao “de toda la vida”), una botella de vino, una camiseta o gorra (según tocara en la bolsa), una cuña de queso… Vamos, lo que es una bolsa de corredor bien repleta y, como digo, algo de lo que muchas otras organizaciones podrían aprender. Ya de entrada, creo que con esto hemos amortizado gran parte del precio de la inscripción, que fue entre 12 y 15 euros, según en qué fechas se realizara la misma. Me gustaría aplaudir a la organización (Atletismo Zamora, el mismo durante todas sus ediciones) ha estado muy ágil a la hora de entregar los dorsales y las correspondientes bolsas.
En busca del primer kilómetro. (Foto: www.noticiascyl.com)
Con el dorsal recogido, solamente quedaba esperar a esta mañana. Como decía al principio del artículo, tenía bastantes dudas sobre si finalmente llegaría a la meta o me quedaría por el camino. A nivel de entrenamientos sí es cierto que he estado introduciendo en las últimas semanas sesiones con cierto volumen en cuanto a tiempo corriendo (estoy entrenando por tiempo, no por distancia), pero todo a unos ritmos no muy rápidos, lo que me ha llevado a que las sesiones más largas hayan estado entorno a los 15-16 kilómetros, a excepción del breve espacio de tiempo que estuve rodando por distancia, donde lo máximo fueron 17 en prácticamente hora y media. Mis dudas me asaltaban no por falta de fondo, sino por mido al rato que, según los cálculos que hacía, iba a tener que estar corriendo. Lo más que he llegado a hacer fue el pasado mes de octubre en Ávila, precisamente en su media, haciendo 1h34 con algún segundo. Calculaba que para esta media tardaría, tirando por lo bajo, 1h50, y posiblemente fueran cinco minutos más, y éso ya es mucho rato corriendo. Así, con dudas, estuve hasta que me planté esta mañana en la salida.
Podio absoluto.
En la Plaza Mayor de Zamora, quizá porque llegué demasiado pronto (como tres cuartos de hora antes), la verdad es que no se veía demasiado ambiente atlético, pero debo reconocer que no tardó tampoco demasiado en llegar. Parecía que la temperatura nos iba a acompañar, pero también el viento, que decidió inscribirse a última hora. Llegó el momento de quitarse el chándal, cambiar de zapatillas y esperar lo que faltaba hasta la salida. No tenía previsto calentar, porque mi idea era simplemente hacer una sesión de carrera continua, aunque finalmente algo sí que me tuve que mover, seguramente motivado porque me quité la ropa antes de tiempo. A la hora establecida se dio el pistoletazo de salida, primero a Iván y Vicente, los dos atletas participantes en silla de ruedas, y pocos minutos después, al resto de corredores. Decidí colocarme hacia la mitad de la carrera, y debo reconocer que fue un pequeño error. No suelo salir muy rápido el primer kilómetro (normalmente, en torno a 5'50-6'00 min/km), y hoy arranqué con esa intención. Claro, la mitad del grupo iba más rápido, lo que me llevó a que enseguida me empezara a pasar gente por todos los lados. Durante los primeros kilómetros siempre había grupos muy extensos para ir, pero debía controlarme un poco. Siempre que hay tantos deportistas lo normal es que siempre se acabe corriendo algo más rápido de lo que se debe, y en los últimos kilómetros viene el palo. Poco a poco iban pasando los kilómetros, y debo reconocer que iba experimentando sensaciones de todo tipo. Desde el principio tuve momentos de notarme muy bien, y otros donde la impresión era de ir algo cargado. Como el cuerpo manda, tocaba ir acoplando el ritmo para intentar no tener demasiados momentos donde me notara agarrotado, algo que no es sencillo cuando, como decía, ves tantos atletas a tu alrededor. Llegados al primer paso por el Puente de los Poetas, nos encontramos ya con los primeros clasificados, ellos saliendo del puente y nosotros entrando. Por entonces ya llevo un ritmo en torno a los 5'00 min/km (no recuerdo exactamente la cifra), algo que me sorprendió gratamente. Se acercaba el que para mi es uno de los momentos más duros de la carrera: la zona de San Frontis y Pinilla. La verdad es que, aparte de ser, posiblemente, la zona con más subidas y bajadas, siempre ha sido una parte del recorrido que me ha hecho especialmente larga. ¿Motivo? No lo sé. Imagino que a esas alturas de carrera, con 14, 15, 16 kilómetros, las fuerzas empiezan a ir algo justas. Este año, a diferencia de otros, se me hizo algo más llevadero en comparación a otras ediciones, pero, aun así, me costó. Por esta zona tocaba empezar a plantearse lo de parar. Ya me estaba acercando al tiempo que tenía pensado hacer rodando, así que decidí valorar. ¿Cómo voy? ¿Bien? ¿Mal? ¿Me llegan las fuerzas para completar los últimos cuatro o cinco kilómetros? Al final, opté por seguir e ir valorando kilómetro a kilómetro. Y así, como quien no quiere la cosa… acabé completando los últimos kilómetros de la media maratón. Finalmente, los datos del GPS fueron: 21,46 kilómetros en 1h43'36”, a un ritmo medio de 4'50 min/km. Debo reconocer que ni en mis mejores expectativas podía pensar que pudiera hacer una media maratón por debajo de los 5'00 min/km, así que creo que puedo acabar contento. A nivel físico tocará esperar a ver cómo me encuentro en el rodaje de mañana para valorar los “daños colaterales” de haber estado durante más de 1h40' pateando asfalto. 
Con los "Piratas". Muy buena gente.
 Me gustaría dedicar un último párrafo a la organización del evento, la cual estaba a cargo del Club de Atletismo Zamora. Creo que a rasgos generales la prueba ha estado muy bien organizada. Al haber dos pruebas de diferentes distancias que compartían circuito durante nueve kilómetros, tenía curiosidad por ver cómo preparaban el desvío para separar a los atletas inscritos en el 10.000 de los que estaban en la media maratón, y la verdad es que estaba bastante bien marcado: un cartel bastante grande en un color amarillo más que llamativo en una valla que quedaba justo de frente a los atletas, por lo que era imposible no verlo. En cuanto a la delimitación del circuito, en mi caso particular ya conocía los sitios por los que teníamos que ir, por lo que no he prestado demasiada atención, aunque sí me gustaría decir que nosotros, como atletas, deberíamos prestar más atención a ciertos detalles, pues no creo que sea lo más conveniente salirnos de nuestro carril para meternos por el paralelo e interrumpir a los coches. Si tenemos delimitado uno para correr, debemos ir por ese, no por el de lado. Por lo demás, poco más que objetar.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

jueves, 14 de marzo de 2019

Atletismo y ciclismo en la provincia de Zamora

Últimamente, las cosas como son, tengo bastante abandonado el blog. Entre unas cosas y otras, voy haciendo eso de “ya mañana me pongo a escribir”, y la verdad es que siempre para el día siguiente, pero nunca me acabo de poner a escribir. He intentado en varias ocasiones intentar redactar algunos párrafos, pero siempre me quedo a la mitad, y cuando quiero retomar lo que estaba escribiendo, algunas de las cosas ya estaban desafasadas, por lo que me tocaba borrar más de la mitad de lo que ya llevaba y empezar de nuevo. Espero que hoy pueda hacerlo todo de un tirón y poder escribir sobre los temas que tengo en mente. Como no podía ser de otra manera, todos ellos están vinculados al mundillo del atletismo, aunque me gustaria también escribir acerca de ciclismo, pues nos espera un fin de semana bastante deportivo en Zamora, gracias a dos pruebas ciclistas y a la Media Maratón “Ciudad de Zamora”.  

Este domingo se celebrará la treinta y cinco edición de la Media Maratón “Ciudad de Zamora”, sobre un recorrido de 21097 metros, el cual transcurrirá en su mayoría por las principales de la capital zamorana. Además, para todos aquellos que no quieran completar una prueba de tan larga distancia, desde el Club de Atletismo Zamora han decidido organizar, además, otra prueba de 10.000 metros. Ambas distancias, media maratón y diez kilómetros, saldrán de manera conjunta a las once de la mañana desde la Plaza Mayor de la ciudad, compartiendo circuito hasta más o menos el kilómetro nueve. Para los que aun no os hayáis inscrito a la prueba, hoy es el último día para hacerlo a través de la web de la Delegación de Atletismo de Zamora. El coste de inscripción será de 15 euros. En el blog de la media maratón de Zamora se puede encontrar toda la información. 
Recorrido de la XXXV Media Maratón
"Ciudad de Zamora" 2019.
Debo reconocer que la media maratón de Zamora es, para mi, una prueba un tanto especial por varios motivos. Aparte de ser seguramente la prueba más larga sobre asfalto que se haga en la provincia de Zamora, tiene una serie de factores que me han llevado a “apreciarla” más que al resto. Es de esas pruebas que aparecieron a principios de los años ochenta, cuando el atletismo era muy distinto al que ahora nos encontramos, no voy a entrar ahora a decir si mejor ni peor que el de ahora (aunque creo que mi posición está más que clara), pero distinto al fin y al cabo. Desde entonces, cuando apenas salieron 23 corredores en su primera edición, esta prueba ha sido, durante varios años, un referente entre las pruebas de 21 kilómetros para los atletas de Castilla y León. Muchos eran los que, durante varias temporadas, se acercaban hasta Zamora para correr su media maratón y así dar por iniciado el calendario de eventos de 21097 metros. Posiblemente, uno de los mejores momentos de esta prueba fuera en el año 2000, cuando fue Campeonato de España. Unos años más tarde, esta prueba tuvo una época de cierta “decadencia” (no sé si es la palabra más adecuada, quizá no sea para tanto). Si bien es cierto que esta prueba siempre se ha caracterizado por sus circuitos por toda la ciudad, la organización tuvo que llevar el recorrido, allá por el año 2010 o 2011, a la zona del río Duero y el carril bici, completando un par de vueltas al circuito establecido. Desconozco qué motivos llevó a la organización de este evento a llevar al cambio de recorrido, pero bajo mi punto de vista y sin ánimo de crear polémica, creo que cayeron demasiadas críticas a dicha organización, pero realmente pocos fueron los que realmente ayudaron para que esta prueba pudiera resurgir de nuevo y retomar aquellos circuitos urbanos. Finalmente esto se consiguió en el año 2014, cuando se celebraban ya treinta años ininterrumpidos de celebración de media maratón en la ciudad. Desde entonces, y durante estas últimas cinco ediciones (contando la de este año) se ha hecho este recorrido, que ha gustado bastante entre los participantes.  
Pero la Media Maratón “CIudad de Zamora” no será el único evento deportivo de este fin de semana en la provincia de Zamora. El sábado se celebrará el Trofeo Ayuntamiento. La salida será a las 15:55 horas desde la Ciudad Deportiva de Zamora, mientras que la llegada estará situada en la Avenida de la Feria. De por medio, unos 85 kilómetros saliendo por la carretera de La Hiniesta hasta Carbajale de Alba, para luego volver por AndavíasValdeperdices y Almaraz de Duero, para regresar a Zamora por la carretera conocida como “de los infiernos”. La llegada estará prevista para las 18:15 horas. 
Cartel del Trofeo Ayuntamiento de Zamora. 2019.
El domingo, coincidiendo con la Media Maratón “Ciudad de Zamora”, se celebrará el Trofeo de San José, prueba ciclista que en esta edición se ha visto obligada a cambiar de nombre al dejar de ser Iberdrola (durante sus primeros años Iberduero) su patrocinador. La prueba pasará por las comarcas del Pan, Sayago, Aliste y la capital, donde tendrá una meta volante en la calle Alfonso IX, por donde los ciclistas pasarán en torno a las 10:40 horas del domingo. Habrá 28 equipos y un total de 196 participantes. La salida será a las diez de la mañana en la Plaza Mayor de RIcobayo, estando programada  para la meta  para las dos menos cuarto de la tarde en el Ayuntamiento de Muelas del Pan tras 160 kilómetros de recorrido. 

Nos vemos... haciendo deporte, claro.