lunes, 24 de diciembre de 2018

Entrevista a Antonio Núñez


Pista, cross y asfalto. Así podríamos definir al protagonista de esta entrevista, Jesús Antonio Núñez, atleta que durante varios años ha corrido defendiendo los colores del Bikila y que, desde esta temporada, se pondrá la camiseta del EKUON El Conchel Sport Team. Licenciado en Ingeniería Química, ha logrado ser unos resultados envidiables tanto en campo a través como en asfalto y pista. Un ejemplo de que atleta capaz de combinar estudios y deporte de alto nivel, y de que, haciendo bien las cosas, se pueden hacer muchas cosas en el atletismo. Pero no solo ha destacado en la faceta puramente física, pues es entrenador nacional de atletismo, entrenando a diferentes corredores.

En mi caso, reconozco que empecé a seguir a Antonio Núñez hace ya bastante tiempo. Casi podría decir que desde que comencé a correr. Cuando compraba mis primeras revistas relacionadas con este mundillo y veía las imágenes de ciertas competiciones, solía salir un atleta vestido con la equipación del Bikila entre los primeros puestos. Hemos coincidido en alguna edición del cross de Ávila y en las dos medias que he hecho en la capital abulense, aunque, como es lógico, él varios, muchos, metros por delante de mi. Como anécdota, recuerdo en una edición del cross (lo que no recuerdo es el año) en la que me puse en la primera fila y, cuando a un lado, me encuentro a Antonio. Yo estaba con esos nervios previos a la carrera y, en un momento dado, me puse la mano en el cronómetro, pensando en que en breve saldríamos, cuando miré al resto de atletas y Antonio me dijo algo así como “tranquilo, tranquilo, que aun tardaremos unos segundos más”.

1.- Eres un atleta con un gran palmarés deportivo. ¿Cómo llegaste al mundo del deporte y, en concreto, al atletismo?
Siempre me ha gustado mucho el deporte. Llegué al atletismo casi por casualidad. Pronto me enganché a correr, es un deporte muy duro pero a la vez muy gratificante. Es un deporte de valores. Llegué con 16 años, soy un atleta tardío.

2.- Desde tus inicios como atleta hasta la fecha, ¿cómo has ido notando la experiencia a lo largo de los años a la hora de afrontar las competiciones o los entrenamientos más exigentes?
La experiencia es clave, y más en un deporte individual como es el atletismo. Se aprende con el paso de los años y los momentos vividos y experiencias. La ansiedad y las prisas no son buenas consejeras en nuestro deporte. Con el tiempo aprendes a afrontar las cosas con cierta calma y a confiar en tu equipo de trabajo. Estar bien asesorado y rodeado es clave.

3.- Has obtenido muy buenos resultados en pruebas de campo a través, pero también has destacado en pista y asfalto. ¿Con cuál de estas tres modalidades te quedas a la hora de competir?
Como bien dices, hasta los 29 años era un especialista en pista, en la lucha contra el crono. Me ha encantado mucho la pista, especialmente el 10000 y 5000. Posteriormente he ido evolucionando hacia la ruta y especialmente hacia la distancia de la media maratón, que es mi favorita. El cross siempre lo he hecho desde mis inicios y lo sigo haciendo. De quedarme con una, me quedaría con la Media Maratón, pero me encantan las tres modalidades.

4.- Durante varias temporadas has defendido los colores del Bikila. ¿Qué recuerdos guardas de todos estos años con este club ya mítico?
17 años defendiendo los colores de BIKILA. Ha sido mi familia deportiva. He vivido grandes momentos tanto a nivel personal como profesional. Recuerdo las Copas de Europa, los Campeonatos de España, y miles de vivencias que quedarán en mi memoria para siempre.

5.- Después de muchos años, fichas por el EKUON El Conchel Sport Team. Aunque no llevamos mucho de temporada, ¿qué tal esta nueva etapa de tu trayectoria como atleta?
Estoy contento por mi cambio de aires. Quizá era el momento y necesitaba una motivación y un proyecto nuevo. EKOUN El Conchel Sport Team reunía lo que yo necesitaba. A esto si añadimos el patrocinio de la marca deportiva JOMA, me hace estar especialmente motivado para los nuevos retos de 2019.

6.- Has logrado en varias ocasiones defender los colores de la selección española. ¿Cómo recuerdas la primera vez que acudiste a una cita con el resto de integrantes para representar a España?
La primera vez fue en El Campeonato del Mundo Universitario de Cross en Turín 2004 el recuerdo no puede ser mejor, compartí selección con mi hermano Javier y realicé una buena carrera siendo 10º. Para mí es un orgullo vestir la camiseta de mi país y representarlo.

7.- Recuerdo que una vez un ciclista me dijo que, a nivel profesional, del ciclismo se vivía mal, pero del atletismo prácticamente no se vivía. Tu, como atleta de élite, ¿cómo ves la situación para que la gente de alto nivel pueda dedicarse exclusivamente a esto a nivel económico? ¿Es complicado ser atleta profesional en nuestro país?
En mi caso, si he podido ser profesional del atletismo. Estar en un club como Bikila, varias veces campeones de España y Europa ha contribuido a ello, junto a marcas que apoyaban el proyecto. Además, he confiado mi carrera deportiva a mi representante, Jesús Oliván, que ha contribuido a que nunca me faltaran competiciones. También agradecer a los organizadores de las mejores carreras de España la confianza que han depositado en mí durante años.

8.- Llevas varios años en el alto nivel del atletismo. ¿Qué es lo que te motiva a la hora de entrenar y competir?
Llevo más de 17 años al alto nivel. La pasión que siento por mi deporte es clave, junto con la motivación por los resultados que me han ayudado a seguir creciendo. También es verdad que no he tenido lesiones que me corten mi larga trayectoria.

9.- Hay atletas que dicen que les gusta más competir que entrenar. ¿Qué opinión tienes tu de esto? ¿Disfrutas más compitiendo o entrenando?
Para competir bien hay que entrenar, no excesivamente, pero sí entrenar bien. Es clave hacer las cosas bien. A mí me encanta competir, y también entrenar. Muchas veces la competición ha sido parte de la preparación hacia el objetivo principal.

10.- ¿Quién o quiénes han sido tus entrenadores a lo largo de tu trayectoria deportiva?
Mis entrenadores han sido Javier García Sabrido, luego desde 2005 a 2015 estuve con Antonio Serrano y desde hace tres años me llevo a mí mismo la preparación, una vez que obtuve el Título de Entrenador Nacional.

11.- Solemos imaginar que los atletas de élite hacéis entrenamientos que, para el resto “de mortales” son inaccesibles. ¿Cómo suelen ser tus entrenamientos?
Hay que saber medir muy bien las cargas e intensidades. Me gusta trabajar mucho el ritmo medio alto. Hay que correr rápido, pero sin tener bien trabajada la base eso cae en saco roto.

Siempre he sido de competir mejor de lo que entrenaba, señal de que hacía las cosas bien. Es un error excederse en entrenamientos, a la vez muy común.

Como curiosidad, he llegado a hacer 5 series de 1000 metros con 1´30” por debajo de 2:40.

12.- Eres un deportista que, a pesar de ver que tenías calidad para este deporte, decidiste seguir estudiando. En tu caso, fue Ingeniería Química. ¿Qué importancia crees que tiene la formación académica para los atletas, incluso aunque destaquen los suficiente como para dedicarse de manera profesional al atletismo?
Creo que es importante tener una formación para cuando el atletismo se acabe a nivel profesional. Siempre he tenido inquietudes a nivel mental y de formación. De hecho, aparte de la Licenciatura, también he estudiado dos Máster. La formación académica siempre ha ido ligada a mi carrera deportiva, de la mano. Con mucho esfuerzo y sacrificio, se puede compatibilizar.

13.- ¿Es complicado compaginar una carrera universitaria con las exigencias del deporte de alto nivel?
Mucho, muchísimo diría yo. Te llevas muchos sinsabores, pero merece la pena. Yo me siento orgulloso de ello y no lo cambiaría por nada. En mi época e inicios, que eran las vacas gordas del atletismo, mucha gente abandonaba los estudios para dedicarse exclusivamente al deporte. Ahora ya eso ha cambiado, para mejor y los atletas procuran formarse académicamente.

14.- Estuviste estudiando en Salamanca. ¿Qué recuerdos guardas de la capital charra? ¿Cómo solías entrenar allí?
Salamanca ha sido siempre mi segunda casa, muy buenos recuerdos y momentos que siempre estarán ahí. De hecho suelo visitar todos los años la capital charra. Entrenaba en el parque de Salas Bajas, con un grupo de atletas que a la vez eran amigos. Grandes y buenos años los vividos allí que recuerdo con mucho cariño.

15.- Como zamorano, no puedo por menos que hacerte esta pregunta. Habiendo estado durante tu estancia universitaria en Salamanca, ¿te has acercado en alguna ocasión a competir a Zamora, que tan cerca está de esta ciudad?
Sí, he corrido varias pruebas, Cross del Ajo, la media de Zamora… Es una ciudad muy bonita. La he visitado en varias ocasiones.

16.- Posteriormente, acabas becado en la Blume. ¿Cómo fue ese cambio?
Estuve una temporada becado en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid. No asimilé bien el cambio y rompí mis costumbres y rutina. Fue una experiencia más, pero no muy buena a nivel deportivo. Aprendí mucho de ello y me hizo darme cuenta de muchas cosas. Al año siguiente me volvía Salamanca y recuperé mi mejor versión, incluso mejorada de la anterior.

17.- Tu hermano Javier también es atleta. ¿Cómo es eso de que tu hermano también corra, y además, bastante rápido? ¿Hay ciertos “piques” cuando os juntáis en las competiciones?
Somos atletas y gemelos, llevamos casi toda la vida juntos, de hecho nos fuimos a estudiar a la misma ciudad. No hemos tenido rivalidad deportiva alguna, al revés, siempre que podemos nos ayudamos. Somos compañeros y amigos.
18.- También eres entrenador. ¿Cómo surge la idea de tener a tu cargo a otros atletas?
Me gusta y motiva transmitir mi experiencia y formación deportiva a los demás atletas, tanto a los de alto nivel como a los de nivel más popular. Cuando tu deporte te apasiona y gusta, las cosas son sencillas. Surgió sin quererlo, y poco a poco he ido formando y grupo de alta calidad deportiva y humana, cosa que para mí es importante esto último.

19.- Como entrenador, ¿dónde crees que fallamos más los atletas populares a la hora de entrenar?
Quizá el fallo más común, es querer correr rápido sin tener bien desarrollada la base de fuerza y resistencia. Yo aconsejaría a los atletas populares, que se pusieran en manos de un entrenador, independiente por el motivo de correr más rápido y mejor, por salud, que es más importante.

20.- ¿Cómo ves el auge del atletismo a nivel popular?
Lo veo bien, pero echo en falta que esté mejor encauzado. Modelos como el de Valencia e Higuero Running festival son el camino a seguir. Combinando el atletismo de élite junto al atletismo popular. Ahí está la clave.

21.- ¿Cuál sería tu consejo para todos aquellos atletas que quieran seguir tus pasos?
Primero que no se obsesionen, que lo que ha de llegar, llegará con esfuerzo, tesón y sacrificio. No hay que buscarlo, las cosas si han de venir, llegan. Eso sí hay que poner todos los medios a tu alcance para ello y muchas horas de trabajo. Rodearse de un equipo de gente competitivo y con experiencia te ayudará a lograrlo.

22.- Para cerrar, di lo que quieras a los lectores del blog.
Un placer haber respondido a todas vuestras preguntas, y os animo que sigáis disfrutando de este maravilloso deporte, bien corriendo, entrenando o como aficionado.
Entre todos hacemos grande nuestro deporte ¡Un abrazo amig@s!


viernes, 7 de diciembre de 2018

Tirando de improvisacion

Llegó diciembre y con él, la época “gorda” del campo a través. Muchas pruebas a lo largo de estos días se juntarán con las tradicionales San Silvestres de finales de año, por lo que muchos seguro que os colgáis el dorsal en varias ocasiones hasta que el año 2018 llegue a su fin. En mi caso, me tocará, de nuevo, ver los toros desde la barrera. Aunque no iba a participar en ninguna prueba federada, sí tenía pensado intentar hacer alguna competición popular, como la celebrada el pasado domingo en Bobadilla del Campo, peor ahora mismo es imposible. Mi cuerpo sigue dando averías y, después de cuatro meses entrenando con cierta regularidad, me ha vuelto a tocar colgar las zapatillas. Y aunque ésto va mejorando bastante bien, creo que aun me esperan unos cuantos días así. De todo ésto, y alguna que otra cosilla, voy a escribir hoy.

A nivel de pruebas federadas, en los próximos días se celebrarán dos pruebas de campo a través que en su día corrí y que, por diferentes motivos, me gustaron bastante: el cross de Cantimaplos y de Venta de Baños. El primero lo corrí en 2012. Recuerdo que fue un día en el que el frío acompañó y que, a pesar de llevar los guantes puestos desde que bajamos del autobús, me costó bastante atarme las zapatillas con las que iba a competir, debido al frío que tenía en las manos. Durante el calentamiento notaba unas sensaciones bastante majas, pero no quería confiarme demasiado. Al salir, mi compañero Jonathan y yo nos quedamos los últimos. Guardo perfectamente la imagen de los datos del GPS: íbamos a 3'30 cerrando el grupo. ¿A cuánto iban los primeros? Aquella situación duró unos cuantos metros, hasta que conseguimos enlazar con el grupo más grande y poco a poco ir remontando posiciones. Al final, las sensaciones sí que acompañaron y, aunque no recuerdo el puesto en el que entré, sí me acuerdo de que corríamos Juvenil y Junior juntos y que, dentro de la categoría que me respondía (Juvenil creo recordar), y porque daban premio hasta cierto puesto, subí en la entrega de trofeos junto a varios atletas para que me dieran un chorizo de Cantimpalos mientras de fondo sonaba We are the champions de Queen (menos mal, porque luego le tocó el turno a la música de Mark Knopfler y no me gusta nada). Al acabar, me sucedió una anécdota curiosa. Mientras completábamos los primeros kilómetros de la primera vuelta, una vez ya incorporados en el grupo principal, pasamos por delante del resto de compañeros y padres del club, y mientras, Ángel me preguntaba: “Alejandro, ¿qué te ha pasado, que vas tan atrás?”. Mi respuesta fue rápida y entre jadeos: “La salida, la salida”. Al acabar, Ángel se me acercó y me preguntó por el problema que había tenido en la barriga. Yo, por más que pensaba, no recordaba que me hubiera pasado nada. Ya caí en la cuenta y cuando le dije lo que nos pasó en “la salida”, no en “la barriga”, me dijo una frase que he escuchado en más de una ocasión: “Alejandro, si es que siempre andamos igual”. A la semana siguiente tocó desplazarse hasta Venta de Baños. Allí aprendí lo que es un cross “de verdad”. Ahora se habla de que Atapuerca es la mejor prueba de campo a través del mundo, pero, para mi, que he corrido en ambas pruebas, el cross en estado puro es la prueba palentina. Siempre lo he dicho y no me cansaré de hacerlo. Una cosa es que se junten en una prueba los mejores y otra que, haya una prueba que tenga un circuito mucho más propicio para hacer eventos de este tipo y con muchísima más tradición y antigüedad. En Venta de Baños lo pasé fatal. Solo a mi se me ocurrió correr aquel año, que tanto barro había, con unas Nike Pegasus (por cierto, qué bueno me salió aquel modelo). ¡Qué de patinazos dí! No recuerdo en qué puesto llegué, pero en uno muy discreto, corriendo a una media creo recordar de 3'45. Allí volvería luego en 2014 y todo fue diferente. Corrí con clavos (nada de complicarme con modelos de alta gama, el modelo que tiene Kalenji de zapatillas de clavos) y en día que empezó con niebla y fresco y acabó con sol y una temperatura relativamente agradable. El ritmo fue sobre los 3'25.

La verdad es que el cross es algo muy interesante. Como nos decía Teo, el campo a través te permite preparar muchas otras distancias. A nivel personal, eran pruebas que me gustaban, pero creo que ha sido precisamente en el cross donde he cometido uno de mis mayores errores. En una época en la que tan solo pensaba en competir, corrí en Aranda, Cantimpalos y Venta de Baños, habiendo hecho previamente, aunque unas semanas antes, Atapuerca. Para más inri, me animé a correr también ese mes la San Silvestre. ¿No querías competir? Pues toma. En ese momento no lo veía, pero al verdad es que me pasé bastante de vueltas. Uno de los motivos a los que achaco el dejar esa filosofía tan centrada en la competición de lado fue el juntar en un solo mes tantas competiciones. Básicamente, me pasó de rosca. Puede que muchos me comentéis que la manera que tengo ahora de entrenar (bueno, ahora mismo no, cuando puedo hacerlo) es peor, y que seguramente me vengan de ahí las lesiones que últimamente estoy teniendo. La verdad es que ahora disfruto un montón no, sino el siguiente nivel, corriendo. Por decirlo de alguna manera, es hacer lo que más me ha gustado siempre del atletismo, carrera continua, escuchando a mi cuerpo y poniéndome como único objetivo completar unos kilómetros hoy y mañana poder completar otros cuantos. Si voy a alguna carrera, que en los últimos meses han sido más bien pocas, procuro no centrarme en intentar ir delante o en una marca determinada, sino, simplemente, dejar que sean las piernas y mi estado de forma los encargados de marcar el ritmo. Por poner un ejemplo, el pasado domingo pasé el primer kilómetro en 3'40, pero al ver que mi estado de forma no era el adecuado para mantenerlo sin acabar reventando un poco más adelante, tocó bajar el pistón y ponerse a un ritmo que, aunque más elevado que el de los rodajes habituales, veía que podría mantener con más facilidad a lo largo de la carrera. Y puedo decir que disfruté muchísimo más que cuando iba a 200 pulsaciones en las carreras.

Dejando un poco de lado el mundo del campo a través, y siguiendo un poquito el hilo del párrafo anterior, este último año ha sido desastroso. Resulta que hoy me encuentro igual que hace un año: lesionado. Entre la fractura de costilla en el mes de noviembre de 2017 y esta sobrecarga de que tengo ahora, de la que escribiré un poco más abajo, han pasado otras tres de por medio: una tendinitis en el tendón de Aquiles que me tuvo unos tres meses y medio sin poder correr, y luego, otras dos contracturas al intentar volver, que me tuvieron apartado diez días y una semana, respectivamente. La verdad, está siendo la época con más problemas a nivel de lesiones que estoy teniendo. Ésto, como diría uno de los protagonistas de la serie La que se avecina, Antonio Recio, interpretado por Jordi Sánchez, “me mina la moral”. Es muy desmotivador ver que cada vez que intentas volver, acabas con un problema o que, cuando ya empiezas a notarte un poco bien, vuelves a tener una lesión que te obliga a parar. La continuidad en estos últimos meses está brillando por su ausencia. En dos tandas, he corrido unos siete u ocho meses, lo que indica que cuatro o cinco han sido lesionado. ¿Motivos? Bueno, la fractura de costilla no deja de ser un pequeño accidente, me tropecé mientras iba corriendo por un tramo de acera y al caer, tuve la mala suerte de darme con el filo del bordillo en el costado. El problema en el Aquiles… Bueno, empecé a tener las primeras lesiones y durante un tiempo podía seguir corriendo con ellas, al calentar desaparecían y no volvía a notar nada, e incluso salía días a rodar sin tener ninguna molestia. Sin embargo, se fueron incrementando y, a la vez, seguí forzando la zona. Durante el tiempo que estuve parado por la costilla, esas molestias desaparecieron, para luego volver a la vez que empecé con los entrenamientos. Si en su momento hubiera forzado menos la zona, posiblemente no me habría tocado parar o, de hacerlo, seguramente que durante menos tiempo. Pero los corredores tendemos a pensar lo del “ya se pasará”, y éso se me pasa a mi por la cabeza muy a menudo. Las dos lesiones siguientes imagino que vinieron provocadas por estar tanto tiempo sin correr. Respecto a ésta última, ya es casualidad que hasta hace dos semanas estuviera haciendo series y ahora esté cojo. Hace dos años me sucedió algo similar, fue ponerme con ellas y acabar lesionado. Además, fue ponerme y acabar lesionado. Una semana duré. Será casualidad, pero el hecho es que en ambas situaciones este tipo de entrenamiento a estado de por medio.

Con esta ilusión tenía esperanzas de poder seguir corriendo, pero el martes me “descuajaringué”. En el kilómetro 10 me tuve que parar después de ir durante medio kilómetro completamente cojo, con bastantes dolores, y arrastrando bastantes molestias durante un kilómetro. La verdad, no tengo previsto ni montar en bicicleta ni nadar. Lo que a mi me gusta es correr, y como no sé si hacer esos dos deportes es una manera de alargar o acortar el proceso, en un principio pararé del todo. Si veo que la cosa se me va a alargar demasiado, como me pasó con el tendón, entonces sí que empezaría a hacer algo, pero espero que ésto, como mucho, en dos semanas esté curado. La verdad es que, después de dejar las series, estaba disfrutando un montón de los rodajes y había vuelto a bajar a Valorio con el grupo que sale de allí (que me han enseñado mucho sobre atletismo), me fastidia bastante verme otra vez lesionado. Pero, como suele decirse, no se lesiona el que no corre, así que me tocará tirar de paciencia y ver cómo se va solucionando esto. Solo espero que no me toque estar parado demasiados días y que en breve pueda volver a estar correteando de nuevo, que es, a nivel deportivo, lo que más me gusta.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

lunes, 3 de diciembre de 2018

Carrera Popular de Bobadilla del Campo

Ayer se celebró en la localidad vallisoletana de Bobadilla del Campo la tercera edición de su carrera popular. Varios atletas, entre categorías inferiores y de la prueba absoluta, se dieron cita en un día bastante agradable para la práctica del atletismo. Los vencedores sobre los 8000 metros fueron Luis Alberto Serrano, con una marca de 26'34 e Izaskun Sánchez (34'52). Hasta allí nos desplazamos para competir… y llevarnos algún que otro disgusto que, por suerte, parece no ser tan grave como pareció en un principio.

Desde el pasado mes de enero, cuando participé en la competición de Don Bosco, no me había vuelto a colgar un dorsal sobre una distancia que me permitiera correr más o menos rápido, dentro de mi nivel, claro está. Había participado en la media maratón de Ávila, una prueba que me encanta, pero fue un día para disfrutar de la capital de la muralla. Sin embargo, y aunque siempre doy prioridad al disfrute, cuando corro sobre distancias más cortas siempre acabo corriendo algo más rápido que en los rodajes habituales, aunque cada vez hay menos diferencia entre una cosa y la otra. Cuando me enteré de la prueba de Bobadilla del Campo, que constaba de un circuito de cuatro kilómetros, al cual habría que completar un par de kilómetros, la verdad es que me llamó bastante la atención. Ya tenía ganas de poder inscribirme en una carrera así y alternar los habituales rodajes con algún día algo más intenso. Me inscribí hace un par de semanas, y desde entonces, he ido teniendo este evento en la cabeza, aunque no siempre las cosas salen como uno quiere y, al final, acabé con una sobrecarga que, aunque ayer me hizo presagiar un parón obligatorio de unos cuantos días, parece que la cosa finalmente no será para tanto.
La entrega de dorsales para la prueba empezaría a las diez de la mañana, mientras que las competiciones comenzarían una hora más tarde, primero con las categorías “de los mayores” para, a continuación, dejar que fueran los más pequeños los que se colocaran el dorsal en la camiseta. Así, llegamos pocos minutos después de que se abriera el plazo para recoger nuestro correspondiente dorsal. Poco a poco, nos fuimos juntando los inscritos a la prueba, que en la prueba absoluta serían en torno a los 150. Algunas caras conocidas, unos de haber coincidido en alguna otra prueba, mientras que otros eran paisanos zamoranos que también se animaron a competir en este evento. Al cabo de un rato, después de haber visto los metros iniciales y finales, tocó cambiarse y empezar a calentar. Aunque hacia el mediodía la temperatura sería bastante agradable, a esas horas aun hacía fresco, por lo que convenía hacer un buen calentamiento. Para esto, lo típico: carrera continua a un ritmo muy suave y algún ejercicio para mover las articulaciones, combinado con un par de progresiones antes de ir hacia la zona de salida.
A la hora marcada, todos puestos en la línea de salida. Decido colocarme en primera fila, aunque tengo claro que, en cuanto nos den la salida, voy a acabar bastante más atrás. El speaker, Jesús María Gómez, es el encargado de darnos las últimas instrucciones antes de dar por iniciada la prueba. Una vez dadas las últimas recomendaciones, cuenta atrás y a correr. En mi caso, me descubro a ritmos por debajo de los 3'30 durante los primeros metros, aunque, como suele decirse, poco dura la alegría en casa del pobre, pues pocos metros pude mantenerlo. El primer kilómetro lo consigo pasar en torno a los 3'40, para empezar a hacer los siguientes a ritmos en torno a los 3'55 y los 4'00 minutos. Intento ir reservando fuerzas, no sé cómo puedo responder después de tanto tiempo sin estar en una carrera. Sobre el kilómetro 2 ó 3 empiezo a notar una molestia en la parte trasera de la pierna derecha, lo que me descuadra un poco. Es cierto que el jueves noté cierta molestia al acabar el rodaje, y que el viernes noté esa zona rara durante unos metros, pero nada sin importancia. Sin embargo, aquí ya notaba cierta molestia. Sigo rodando y ya durante la segunda vuelta, empieza a desaparecer. Lo achaco a un mal calentamiento. Mientras tanto, han pasado unos kilómetros en los que, a pesar de ese pequeño incidente, por lo demás me voy notando bastante bien. Noto mi escasa habilidad en ciertos tramos con barro, pero voy bastante contento. Durante la pare final de la última vuelta, ya por las calles del pueblo, veo que hay un atleta que me viene cogiendo distancia a un ritmo bastante elevado. Al entrar en los últimos 200 metros lo llevo ya muy pegado, así que decido tirar de las fuerzas que había ido guardando y ver si mis escasas prestaciones de “sprinter”, que dirían los ciclistas, me sirven para algo. Al final, conseguí entrar por delante, aunque la diferencia fueron pocos segundos. Los datos del GPS fueron: 8150 metros en 32'14, a 3'57 min/km y unas sensaciones bastante mejores de lo que me esperaba, siendo el vigésimo sexto en la categoría Absoluta y séptimo de la Senior. Respecto al recorrido, la primera parte consistía en ir por las calles del pueblo y coger algún tramo breve de tierra para, luego, coger los caminos que rodeaban al pueblo durante un buen tramo. Para finalizar las vueltas, volvíamos a coger las calles del pueblo. La verdad es que estaba bastante bien marcado, pero había bastantes zonas de con cierto barro, pero nada que no se pudiera solventar bajando algo el ritmo.
Una vez que todas las categorías hicieron sus correspondientes competiciones, se procedió a la entrega de trofeos en un pabellón bastante curioso, y también a un sorteo de diferentes productos. La verdad es que me gustaría destacar el trato de los organizadores hacia el atleta y la completa bolsa de corredor. En esta categoría han demostrado que no hace falta dar camisetas conmemorativas, de las que todos estamos más bien saturados, y que no por ello el nivel de la carrera o de la bolsa bajará. En este caso, dieron unos calcetines deportivos, todo un detalle cuando, como decía, normalmente son camisetas (y en el noventa por ciento de las carreras, de manga corta, pues es muy raro que las den largas) lo que suelen dar. Aparte, diferentes productos, entre los que me llamó la atención la crema para calentar los músculos. En cuanto al recorrido, bastante bien marcado. La pega que pondría sería que, pegando al arco de meta, habían colocado otro, que creo dio ciertas confusiones a la hora de saber cuál de los dos era el de la llegada. Respecto al tema de los caminos, creo que debemos entender que son eso, caminos, y que si bien es cierto que en ciertos tramos se corría un poco incómodo debido al barro, ésto no deja de ser un factor externo a la prueba.
En cuanto a la contractura, debo reconocer que me preocupó bastante. Me molestaba al caminar, lo que me hacía suponer un parón obligatorio de unos cuantos días. Ya me había notado algo cargada esta zona el pasado jueves al acabar de rodar, pero la verdad es que no le di mayor importancia; de hecho, el viernes hice 15 kilómetros sin mayores problemas. Pero, después de los meses anteriores con tantas lesiones, uno ya se espera cualquier cosa cuando ve que el cuerpo falla, aunque sea poco, por algún lado. Decidí probar a ver qué pasaba si hoy me calzaba las zapatillas. Si veía que no iba a poder correr, pararía por completo hasta que ésto me dejara hacerlo, pero si veía que podía dar zancadas sin problemas, intentaría seguir. Cual fue mi sorpresa cuando esta mañana me puse a rodar y las molestias poco tenían que ver con las de ayer. Durante los primeros kilómetros, si bien es cierto que no había dolor, notaba la zona algo cargada, una sensación que poco a poco fue quitándose, hasta llegar a desaparecer por completo. La verdad, he acabado bastante contento, viendo que hoy he podido salir a rodar unos kilómetros y que la sobrecarga se ha portado. Espero que la cosa siga así y me permita disfrutar de mi deporte favorito.

Nos vemos.. haciendo deporte, claro.

viernes, 30 de noviembre de 2018

Reflexiones de un día cualquiera

El recuerdo de ayer, un vacío que no tiene fin. Y preguntan por qué hoy te cuesta tanto sonreír”. (Patricia Tapia).

Creo que ya va siendo hora de ponerme a escribir de nuevo en el blog. Llevo tiempo queriendo publicar un artículo, pero, entre unas cosas y otras, la verdad es que no se me logra hacerlo. Muchos días, cuando me pongo a escribir, mi única intención es intentar expresar una serie de opiniones hacia un tema concreto, y hoy es uno de los días en los que me apetece hacerlo. Voy a intentar escribir acerca de los entrenamientos, las series y la manera que tengo de tomarte ésto, que ha ido cambiando para, al final, siempre volver a tomarme el atletismo de una manera popular, olvidándome un tanto de marcas y demás historias.

Después de una racha de lesiones, comencé a hacer kilómetros a finales del mes de julio con la intención de ir poco a poco sumando rodajes y coger algo de forma, que, tras cuatro meses sin poder encadenar zancadas, era algo más que necesario. A lo largo de esas doce semanas que hice “de base”, casi todas en Soria (a excepción de la última) y con una media maratón el último día de la undécima, aproveché para pensar en qué hacer una vez que ese ciclo se terminara. ¿Retomar las series o seguir haciendo rodajes? La verdad es que, después de tanto tiempo sin hacer ningún entrenamiento de calidad y habiendo disminuido de manera considerable el número de competiciones, aunque en este último año haya sido de manera obligada debido a las lesiones, me hacía reflexionar. ¿Por qué no probar de nuevo, y ver si esa “venilla” competitiva aparecía y me volvía a motivar para preparar algo con un dorsal en el pecho? Poco a poco me fui animando y pensando en qué fechas y pruebas me gustaría estar mejor. Así, una vez completado todo el proceso de acumular kilómetros, (va a hacer justo cuatro semanas este domingo), decidí ponerme manos a la obra con las primeras series de la temporada. Y, la verdad, la primera semana acabé bastante contento por dos motivos. A nivel físico me vi mejor de lo que esperaba, haciendo uno de los días unos miles en torno a 3'35-3'37. Por otro lado, a nivel mental no fue como en otras ocasiones, cuando he tenido que “obligarme” a hacerlas. Si tocaban unas series, las hacía y punto. Pero poco dura la alegría en casa del pobre. La semana siguiente, si bien las sensaciones en un principio se mantuvieron, poco a poco empeoraron, llegando a la última sesión de calidad con las piernas bastante regulares.

La tercera semana fue, siendo sincero, un desastre. Empezaron a aparecer las dudas, y las piernas no acababan de ir para nada bien. Aun así, completé dos de los tres días de calidad (martes y jueves) que tenía pensado hacer. El sábado, teniendo en mente hacer unas repeticiones de 2000 metros, me animé a bajar hasta Valorio y rodar un poquito por allí. Como llegué bien de hora, me animé a juntarme con el grupo que suele estar por nuestro querido bosque y completar unos kilómetros con ellos. Y, la verdad, fue la mejor elección que pude hacer. Volver a juntarme con aquel grupo me hizo recordar aquellos rodajes que empecé a hacer con ellos cuando empezó mi andadura en solitario a la hora de entrenar. Fueron, por decirlo de alguna manera, los “culpables” de que aprendiera a ver el atletismo de una manera que, la verdad, o no conocía, o que llevaba tiempo sin practicar que ya no la recordaba. Hasta aquel momento y durante las temporadas anteriores, me había ido acostumbrando a entrenar pensando en competiciones, en apuntarme a cualquier prueba, y ver el atletismo popular, social, el de salir a correr “por correr”, me encantó. Me encontraba con gente que, si bien hacían sus entrenamientos organizados, conocían sus límites, algo que a lo que yo, hasta ese momento, no había prestado lo que se dice atención, pero, lo más importante, vi a unos atletas que sabían disfrutar de cada kilómetro que recorrían con las zapatillas y las mallas, un disfrute que me resultaba un tanto peculiar, pues era ver el paisaje, estar con un grupo grande e ir compartiendo experiencias, era no hablar permanentemente de marcas u objetivos competitivos. Era, simplemente, correr. Todo ésto, aunque en un grupo más reducido respecto a los que yo recordaba, fue lo que volví a sentir el sábado de la semana pasada. Rodar junto a Sera, Julio, Quina… fue una gozada. Con el que más kilómetros compartí en aquella sesión fue con Ángel, un atleta que sabe lo que es correr realmente rápido (puestos a hablar de marcas, algo que no me gusta demasiado, me comentó que llegó a hacer poco más de 30 minutos en los diez kilómetros y 1h17' en la media, ésta última después de retomar la actividad atlética tras unos años ausente) y que, para mi, es un ejemplo a seguir. Un atleta que ha tenido diferentes problemas de lesiones y que ha sido incapaz de hundirse. Ha sabido ir adaptándose a las circunstancias que aparecían en cada momento, y aunque, como fuimos hablando, el estado de forma quizá no fuera el que nos gustaría a ninguno de los dos, lo importante era no hundirse y poder seguir corriendo. “Alejandro, no pienso dejar de correr porque es lo que me hace ver que sigo vivo”.

La verdad es que he acabado siendo lo que, durante unas cuantas temporadas quise evitar: un atleta trotón. Durante bastante tiempo me resultaba casi impensable lo de salir a correr por correr, sin tener en mente algún cross o alguna carrera popular. Lo mismo me sucedía con los entrenamientos de calidad. Si bien no me gustaban demasiado las series, no me solía costar hacerlas a nivel mental, o sino, me gustaba hacer cambios de ritmo o cuestas, ambas cosas bastante habituales en mis rodajes por Valorio o la orilla del Duero. Sin embargo, hubo un pequeño punto de inflexión al empezar la temporada 2013-2014, cuando decidí apartarme y empezar a entrenar por mi cuenta. Durante cierto tiempo seguí acudiendo a competiciones sin ningún objetivo claro, solamente disfrutar, y de hecho, a mediados-finales de aquella temporada creo que ha sido el momento en el que he alcanzado mi mejor pico de forma, pero ya había algo diferente: no miraba los calendarios de las carreras, solamente me apuntaba a las carreras que me salían por el Facebook y que me comentaba algún conocido, quitando, además, varias habituales, como, por ejemplo, la milla de La Horta o el cross del Ajo. Podríamos decir que me fui apartando de una manera progresiva de las competiciones, hasta que llegó un punto en el que no participaba ni en la mitad que en otras ocasiones. Las series, había épocas de retomarlas y épocas de dejarlas, pero cada vez fui dejando más espacio entre ellas, hasta llegar al punto de pasar dos años entre entre la última sesión que hice y la de hace un mes. Por otro lado, esa venilla competitiva, de intentar ir lo mejor posicionado posible dentro del grupo, se fue poco a poco desvaneciendo, y mi único objetivo en las carreras pasó a ser el de disfrutar con un dorsal puesto. Si podía correr a 3'40, pues encantado, pero si mi estado de forma no me permitía ir por debajo de los 4'00 min/km, tampoco pasaría nada.

La verdad es que la filosofía de atleta popular, de correr por correr, sin otro objetivo que disfrutar haciendo rodajes y despejarme cuando, por otros motivos, me encuentro cargado, me resulta muy agradable y, si soy sincero, no tengo previsto retomar otra vez las sesiones de calidad. Ésto no deja de ser una afición y donde realmente debemos rendir los que no nos dedicamos de manera profesional a esto es en otros ámbitos. Para algunas cosas soy un poco maniático (o, mejor dicho, un poco “machaca”), como puede ser, por ejemplo, en hacer varios kilómetros o en entrenar mis seis días semanales, salvo que alguna semana esporádica salga en bicicleta (que últimamente es solo cuando estoy lesionado, sino, prefiero las zapatillas a los pedales), pero prefiero quedarme como estoy ahora mismo que retomar las series. Es un pensamiento que me resultaría un poco complicado hace un tiempo, pero que me alegro de haber conocido. Creo que uno de los errores que he cometido a lo largo de este tiempo es no haber conocido antes esta manera de entender el atletismo y, en general, el deporte.

Una cosa que he ido intentando en este “proceso”, por llamarlo de alguna manera, de ser un atleta casi que “obsesionado” con competir a ser más trotón, ha sido el de intentar conocerme algo más a nivel deportivo, lo que luego he intentado llevar a otros ámbitos. La verdad es que muchas veces (ojo, no digo que esté mal) nos centramos en hacer lo que cada día nos marca un entrenador, pero nos olvidamos de escuchar a nuestro propio cuerpo. A nivel personal, me he dado cuenta de la importancia de escucharlo, al menos de vez en cuando, dejando en un segundo plano las pulsaciones (en los últimos cuatro meses me lo he puesto un par de semanas) y solamente mirando los kilómetros o el tiempo que llevo recorridos, también haciendo más bien poco caso a los ritmos. Podría decir, por ejemplo, que hace un par de semanas, el primer día que fui con el grupo de Valorio, en el kilómetro cinco llevábamos una media de en torno a los 5'20 min/km, y la verdad, le di más importancia a la conversación con Ángel que al ritmo que llevábamos en ese momento. Otra de las cosas que he aprendido ha sido a probar entrenamientos conmigo que en otras circunstancias seguramente no hubiera hecho. En los escasos momentos que he estado haciendo series, he ido investigando con diferentes entrenamientos, con el objetivo de ver con cuáles me encontraba mejor. De ahí saqué algunas conclusiones. Por un lado, pude confirmar que las series cortas no me gustaban absolutamente nada. Y por otro, que disfrutaba muchísimo más haciendo rodajes que con las sesiones de calidad. Y la verdad, es algo que recomiendo: probar con nosotros, ver qué entrenamientos nos vienen mejor y cuáles peor, y ver qué sensaciones tenemos corriendo sin pulsómetros o sin mirar los ritmos.

Para cerrar el artículo, que creo ha salido demasiado largo, voy a añadir un párrafo que me ha surgido a última hora. Después de todo el rollo que he soltado, este domingo me he apuntado a una prueba en Bobadilla del Campo (Valladolid), sobre una distancia de ocho kilómetros. Creo que, después de lo escrito en los párrafos anteriores, mi objetivo es más que claro en este evento: disfrutar. No me he marcado ir a un ritmo concreto o ver si estoy con opciones, por ejemplo, de subir al podio. Voy a hacer algo que sé que viene muy bien para disfrutar, pues ya lo he experimentado en otros eventos: salir y ver qué me dejan hacer las piernas. Si mi estado de forma no me permite ir por debajo de 4'30, pues a conformarse, y si voy a 4', pues bienvenido. Voy a ir a lo que las piernas pidan, teniendo claro cuál es mi sitio y sin querer estar en los que no me corresponden. La época de querer ir lo más delante posible, corriendo incluso por encima de mis posibilidades (hubo una época que no había manera de bajar de las 195 pulsaciones medias ni estando de cachondeo) ha quedado en el pasado.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.


sábado, 10 de noviembre de 2018

Empezando la temporada

Han pasado unos cuantos días desde la última entrada que publiqué en el blog. Reconozco que, en esta ocasión, sí que he tenido unas cuantas ideas en la cabeza, las cuales espero poder reflejar a lo largo de la próxima semana, pero el tema en esta ocasión ha estado en la falta de tiempo. Desde que volví de Soria me he ido metiendo en diferentes historias que, junto a los entrenamientos, me han dejado un poco limitado las ganas, pero, sobre todo, el tiempo para sentarme un rato a escribir. Pero bueno, lo que me gusta es que ahora consigo un ratito para poder juntar unas cuantas letras, que, como he comentado en varias ocasiones, es una de mis aficiones junto a la lectura y el deporte (mejor dicho, correr).
Nos encontramos ya comenzando la temporada. Aunque ahora nos encontraremos con eventos como la Behobia-San Sebastián, que se celebrará este domingo, las competiciones más habituales (y para mi, de las más bonitas que tiene el atletismo) son las de campo a través. En nuestra comunidad autónoma ya se comenzó a competir en esta modalidad en el cross celebrado en Palencia bajo el nombre del atleta que posiblemente más éxitos ha cosechado: Mariano Haro. Una prueba que, tras celebrarse en los años 60 y 70, y que, entre sus ganadores, está el propio Mariano Haro o Mirus Yifter, se suspendió hasta el año pasado, cuando se decidió retomar bajo el nombre del atleta palentino y donde logró la victoria el atleta Sergio Sánchez. Pero bueno, siguiendo con el tema del párrafo, y aunque, por decirlo de alguna manera, el pasado fin de semana ya se empezara a competir, podríamos comentar que, de manera “oficial”, Atapuerca sigue siendo el epicentro del campo a través. Es en esta competición burgalesa donde se juntan los mejores especialistas ya no de la comunidad autónoma o de nuestro país, sino que nos encontramos con los mejores atletas también del continente africano que, al fin y al cabo, son los mejores atletas en este tipo de pruebas. Una vez pasadas estas dos pruebas de cross, prácticamente fin de semana sí y fin de semana también durante un largo tiempo habrá “espectáculo”. Hasta prácticamente los meses de enero, febrero o marzo, nos encontraremos de por medio todos los crosses del País Vasco (Amorebieta, Elgoibar…), los castellano y leoneses (Venta de Baños, Soria, Aranda, Cantimpalos…) y también el prestigioso cross de Itálica, uno de los más valorados. En resumidas cuentas, una época de muchas y muy bonitas pruebas.  
Durante unas cuantas temporadas, recuerdo que solíamos empezar a entrenar en verano, al principio en septiembre y ya las últimas, en agosto, y que, hasta Atapuerca, competíamos en eventos populares por Zamora y alrededores (Mucho X Vivir, El Caracol…) , y a partir de noviembre, empezábamos ya con sesiones de más calidad y pensando en el campo a través. Durante mis primeras temporadas como atleta recuerdo que tan solo participábamos en la competición burgalesa, y no fue hasta diciembre del año 2011 cuando debuto en Aranda de Duero para, unos meses más tarde, hacerlo en el cross de Valladolid. Ya en 2012 “ampliamos” el calendario y, aparte de hacer esos dos crosses “de final de año”, como me gustaba llamarlos, fuimos también a Aranda, Cantimpalos y Venta de Baños, mientras que, por unos problemas en la tramitación de la licencia, me quedé sin poder competir en febrero el cross de Valladolid. A partir de entonces, los comienzos de temporada empezaron a variar, coincidiendo con la época en la que empiezo a “autoentrenarme”. A Atapuerca volví en 2013, y si no me equivoco, desde entonces no he vuelto, mientras que sí lo hice en 2014 a Aranda y Venta de Baños.
Habiendo escrito un poco sobre cross, ya “desfogado” habiendo contado unos recuerdos, voy a intentar centrarme en lo que hoy me traía a escribir esta entrada. Mi manera de entrenar y, evidentemente, de competir, ha variado mucho en estas últimas temporadas. Como decía, en 2013 fue el último año que acudí a Atapuerca, y desde entonces, poco a poco he ido modificando cosas. Para esta temporada que comienza, y después de un largo tiempo parado por mi dichoso tendón de Aquiles, empecé a entrenar a finales del mes de junio, pero tan solo aguanté cuatro días. Una sobrecarga me tuvo diez días sin poder correr. Al volver y tras semana y media, otra me obligó a parar durante una semana justa. Después de éso, conseguí empezar poco a poco a rodar. Tras unos días probando y viendo que el cuerpo respondía, empiezo a elaborar un plan de entrenamiento de doce semanas. Retomo la idea de hacer “la base” que dicen los ciclistas, ese proceso que ya hice a finales de 2016 cuando volví a entrenar después de un par de meses lesionado y que, la verdad, me vino bastante bien. A lo largo de esos tres meses, que completé todo en Soria, el objetivo principal era hacerme de nuevo a la carrera a pie tras prácticamente cuatro meses sin poder encadenar ninguna zancada y, ya de paso, aprovechar para ir cogiendo algo de forma física.

En este tiempo me ha dado el tiempo suficiente para pensar en qué hacer una vez que este plan de entrenamiento se hubiera acabado. ¿Seguir rodando o retomar las series? Después de tanto tiempo sin poder correr, debo reconocer que esas ganas de, al menos, intentar volver a competir habían vuelto. Quería verme de nuevo con un dorsal, más a nivel popular que federado, pero con un dorsal al fin y al cabo. Así, una vez completadas las doce semanas de “la base”, la pasada semana empecé con las primeras sesiones de series. Habían pasado dos años desde la última vez que me había puesto manos a la obra con una sesión de calidad, por lo que opté por, antes de comenzar otra tabla, dejar unas sesiones fuera, igual que hice antes de comenzar con el anterior plan de entrenamiento. De esta manera, tanto la pasada semana las he utilizado para reorganizarme. En un principio tenía pensado ir por tiempo y por sensaciones, aunque, finalmente, el sábado pasado me decidí a volver a entrenar por distancia y pulsaciones.
Sesión de series de 1000 metros de esta mañana.
A lo largo de estas sesiones me he limitado a combinar un día de calidad con otro de carrera continua. Y si bien es cierto que estoy completamente a favor de los entrenadores, en un principio seguiré entrenando por mi cuenta. Lo bueno de no tener un entrenador es que es mucho más fácil modificar los entrenamientos en base a las sensaciones que tengas, pues a la única persona a la que se lo tienes que comentar es a uno mismo. Descarto hacer series cortas (200, 300, 400…) por un motivo sencillo: las odio. Estoy de acuerdo en que hay que hacer entrenamientos variados y tal, pero creo que hay un factor que, bajo el punto de vista de alguien que no es entrenador, es muy importante: adecuar los entrenamientos a los gustos del atleta. Me explico. Si el corredor en cuestión no soporta hacer, por ejemplo, unos 300, posiblemente los haga, pero lo único que querrá es que pse ese entrenamiento y acabará limitándose a hacerlo, sin más. Sin embargo, si a este mismo atleta las series de 200, por el motivo que sea, le gustan más, ¿por qué no hacer más series sobre esta distancia? Posiblemente las haga más cómodo, se esfuerce más y no se limite a hacer el entrenamiento, sin más. Esto me ocurre a mi con las sesiones “rápidas”. Cuando entrenaba con Teo hacía sesiones de 200, 300 o 400 metros, pero debo reconocer que porque era lo que tocaba hacer ese día, pero nunca me gustaron nada. Es cierto que hay que trabajar también los ritmos altos, no solo hacer series largas porque, como me decía un día Ramiro Morán, “toda carrera acaba en un 50”, pero, como digo, nunca he sentido una especial atracción por ellas, así las dejaré bastante de lado. Un tiop de entrenamiento que sí me gusta, y bastante además, son los cambios de ritmo. No descarto hacerlos más de un día, y ahí sí que buscaría trabajar más los ritmos altos, pero, en lo que series se refiere, prefiero hacerlas a partir de los 1000 metros, más que nada, y volviendo al tema de antes, dentro de las sesiones de calidad, son las que más me gustan. 
Sesión de seres de 2000 del jueves.
¿En qué pruebas me gustaría competir? En un principio, descarto hacer las pruebas federadas. Mi estado de forma ahora mismo no está para ir a una competición a menos de 3´50/3’55 como muy rápido, y en pruebas como Atapuerca, Venta de Baños y demás, prácticamente es que los primeros atletas te doblen a la primera de cambio. Recuerdo que la última vez que fui al cross de Valladolid, en 2017, llegaba bastante mejor de forma que ahora (por entonces el tendón de Aquiles estaba bastante entero) y, corriendo en torno a los 3’40, los tres primeros clasificados me doblaron a falta de más o menos vuelta y media para que llegara a meta, así que como para llegar ahora, cuando en los miles de hoy no he sido capaz de mantener esos ritmos ni durante medio kilómetro. Donde sí me gustaría estar es en pruebas populares. No puede faltar la media maratón de Zamora. Este último año me quedé con ganas de ir, y esta nueva temporada quiero quitarme la espinita. ¿Bajar de 1h20’? Reto muy, muy complicado, pero no deja de ser una pequeña motivación para mantener los entrenamientos de calidad. Me gustaría también intentar competir antes de fin de año en alguna prueba de 8-10 kilómetros, por lo que tocará ir mirando a ver qué hay por aquí cerca. Por lo demás, espero que poco a poco pueda ir cogiendo forma, que toda esa racha de lesiones pueda quedar para el olvido, y que pueda seguir disfrutando de mi deporte favorito.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

jueves, 25 de octubre de 2018

De vuelta

Hace mucho, mucho tiempo que no publico nada en el blog. Entre unas cosas y otras, he dejado muy de lado el tema de la escritura para estar centrado en otras cosillas. Para hoy, me gustaría un poco “liberarme” de tantas semanas sin escribir nada, y comentar de manera general cómo ha sido este verano, un poco diferente a los demás, y cómo está siendo este intento de vuelta a la carrera a pie que, la verdad, ha resultado ser bastante accidentado.
A mediados del mes de junio me llamaron para empezar a trabajar en Soria, lo que me llevó a irme la semana anterior para dejar firmado el contrato y buscar un piso para los casi cuatro meses que me esperaban por allí. Recuerdo perfectamente que fui con mis padres un sábado a conocer la ciudad y buscar un hostal para poder pasar al menos esa primera semana y así encontrar un piso mientras tanto. Recuerdo perfectamente que me fui un lunes por la tarde a Soria, y que estuve hasta el viernes de esa misma semana, días en los que aproveché para firmar el contrato y solucionar diferentes papeles, además de firmar el contrato del piso. Como decía, me volví ese mismo viernes para ir el sábado a las fiestas del pueblo, y el domingo marchar de nuevo a tierras sorianas para incorporarme el lunes. Por delante, algo más de tres meses y medio de trabajo. Reconozco que los primeros días, como suele ser normal cuando llegas de nuevo a un sitio que no conoces, estaba muy nervioso. Además, me veía un poco desubicado. No me había ido nunca a vivir fuera de casa, y de golpe y porrazo, me vi a 300 kilómetros de Zamora y con pocas posibilidades de poder hacer una pequeña escapada para “volver a Granada” que diría Miguel Rios.

Como decía, esos primeros días fueron peculiares. Por un lado, me tuve que acostumbrar a la manera de trabajar de la planta hospitalaria en la que me encontraba, y por otro lado, también debía acostumbrarme a vivir solo cuando, hasta entonces, siempre había vivido con mis padres y mi hermano. Una pequeña aventura que, por un lado, me asustaba un poco, pero por otro, me motivaba, al fin y al cabo me había marchado hasta Soria por motivos de trabajo, y éso de poder decir “me toca trabajar” me gusta. Con el paso del tiempo, me fui acostumbrando a este cambio de vida, y debo reconocer que, al final, he acabado disfrutando muchísimo. Al final, te acabas adaptando, y cuando coges el punto al tema de organizar la vida laboral con las comidas, el piso y demás, al final tampoco es algo tan complicado. Es cierto que a veces se nota el cansancio del trabajo y que cuando te toca la noche, el día siguiente estás un poco “descuajaringao”, pero, como decía, siempre está ahí la motivación de poder decir que “toca trabajar”.

La verdad es que conocía esta ciudad muy, muy de pasada. Recuerdo haber parado en ella a la vuelta de unas vacaciones hará como siete años, pero fue el tiempo justo para tomar un café y recorrer una calle (que ahora sé que es El Collado) durante un ratito. Lo que me quedó entonces bien claro es que en Soria hacía frío, pues en pleno mes de julio de aquel verano nos tocó tirar de manga larga al bajar del coche. Durante esta estancia en la ciudad que tanto inspiró a poetas como Machado o Bécquer, he podido conocer bastante a fondo los rincones de Soria. A nivel de tamaño y población, es una ciudad más pequeña que Zamora. Uno de los primeros sitios que conocí de la ciudad fue el Parque de la Alameda de Cervantes, más conocido allí como “la dehesa”, que, por hacer una comparación, es una versión del Campo Grande de Valladolid, pero en pequeño. Pero debo reconocer que hubo dos cosas que me impresionaron bastante. Por un lado, la famosa ermita de San Saturio, una ermita colocada en la ladera de la sierra de Santa Ana, frente al paseo de San Prudencio. Añado el nombre de la zona preparada para caminar que quedaba enfrente porque la historia de ambos santos es más que llamativa. Por otro lado, uno de mis rincones favoritos fue el mirador de los Cuatro Vientos y la ermita de la Virgen del Mirón, que se encuentra pegando con este mirador. Una zona que permite ver la zona del río y gran parte de la ciudad. Por allí paseaba Antonio Machado cuando su mujer se encontraba ya enferma, de ahí que se levantara un monumento bastante curioso en honor al famoso poeta y su mujer. Tanto la ermita de San Santurio como la de la Virgen del Mirón y el Mirador de los Cuatro Vientos han sido las zonas que más me han gustado sin duda. Para salir a dar una vuelta por Soria, recomiendo los caminos que hay alrededor de estas zonas, que te permiten ir viendo el río y estos monumentos.
A nivel deportivo, mi estancia en Soria ha sido, cuanto menos, peculiar. La semana que tuve que ir a firmar el contrato estuve haciendo natación más un día de bicicleta (el sábado), mientras que el domingo por la mañana, antes de volver a Soria, salí a rodar 45' sin ninguna queja por parte del tendón de Aquiles, que tanta brasa me había dado. Así, aproveché, ya en Soria, para bajar a “la dehesa” y completar unas cuantas vueltas. Así estuve hasta que, el miércoles de la primera semana que trabajé allí, una sobrecarga me mandó parar. Tras cinco días parado por completo y otros cinco haciendo natación, vuelvo a correr, pero el cuerpo sigue empeñado en que no lo haga. Semana y media más tarde, ya conociendo más de Soria y habiendo completado esos últimos kilómetros por la zona del paseo de San Prudencio y por San Saturio, otra sobrecarga me manda parar. Así, me tocó estar otra semana sin parado por completo. Justo siete días más tarde, me volví a calzar las zapatillas y, la verdad, la cosa fue bastante bien, notando poco a poco mejoría, hasta que, el pasado jueves, mientras iba rodando por la zona del camino de Garray, pisé una zona húmeda y me fui al suelo. En un principio, la cosa no fue a más, tan solo unos raspones en un brazo y en la cadera, pero según fueron pasando los minutos, ya acercándome a la parte final de la sesión de carrera continua, empecé a notar una molestia general por la parte trasera del costado, que poco a poco fue localizándose en un punto concreto: una costilla. Tras la experiencia del pasado mes de noviembre con dos rotas y en esta ocasión con esa zona bastante dolorida, acabé en la consulta del médico de urgencias para que me dijera qué era lo que tenia exactamente. Tras la observación correspondiente, tan solo tenía el golpe. El viernes decidí descansar y que éso fuera pasando. El domingo tenía previsto participar en la media maratón de Ávila, pero tras el golpe, la verdad es que tuve muchísimas dudas sobre si podría o no poder hacerla, lo que, la verdad, me hundió bastante. El sábado, aun estando en Soria, bajé, en compañía de mi padre, a “la dehesa” a completar unas cuantas vueltas… La molestia estaba mucho mejor, seguía notando el golpe (ya me advirtieron de que ésto se mantendría unos cuantos días), pero podía correr, ni tan mal.

Una de las cosas que más me ha gustado de Soria en temas de deporte ha sido el poder saludar a los dos mejores atletas de esta tierra, Abel Antón y Fermín Cacho y, además, en el caso del maratoniano, poder cruzarme con él varios días corriendo, lógicamente él mucho más rápido que yo. También vi en un par de ocasiones a Dani Mateo, Jesús España (se desplazó hasta Soria para finalizar su preparación de cara a su última maratón) y con Estela Navascues. Una gozada poder ver a todos estos grandes deportistas. A nivel de zonas de correr, “la dehesa” que comentaba antes es una buena opción siempre y cuando sepamos elegir hora (en las centrales del día suele estar con bastante gente) y momento, porque, por ejemplo, en las fiestas de San Juan suele ser una zona muy utilizada para diferentes actividades. Por otro lado, toda la zona de San Saturio y los caminos que salen a continuación del puente de piedra de Soria. Son dos paralelos que, en un momento dado, se juntan a través de un puente y que, siguiéndolo recto, se llega hasta Garray, famoso por tener las ruinas de Numancia. Lo malo son los tramos de pasarela que hay en ellos, pero, por lo demás, es una zona muy entretenida para rodar. Un sitio del que me han hablado en varias ocasiones, pero nunca he llegado a rodar, ha sido de Valonsadero, lugar habitual de entrenamientos de gente como Abel Antón o Daniel Mateo. Allí estuve en un par de ocasiones en compañía de mis padres y mi hermano, pero tan solo con el objetivo de pasar el día.
Dejando un poco de lado mi estancia en Soria, el pasado domingo tomé la salida en la media maratón de Ávila. Llevaba ocho meses (desde la carrera de Don Bosco de Valladolid) sin colgarme un dorsal. Debo reconocer que tuve ciertas dudas sobre si podría o no participar en esta prueba. Finalmente, con bastante precaución con el tema del golpe del pasado jueves, pude correr los 21 kilómetros por las calles de la ciudad de la muralla. Después de mucho tiempo, volvía a verme metido en una competición. Mi estado de forma no era el mejor como para salir a disputar la prueba y mi cuerpo tampoco estaba para forzarlo, así que decidí ir al ritmo que las piernas (y la zona dolorida) me dejaran. La verdad es que me encontré mejor de lo que me esperaba, completando los 21 kilómetros en 1h34'04. Como es habitual, corrí con el GPS, y a modo de anécdota, me gustaría comentar que, de todos los kilómetros, este aparato tan solo coincidió con los de la organización en el segundo, habiendo una diferencia al final de medio kilómetro (según el aparato, la media maratón tenía 21630 metros. Este año la organización dio una mochila bastante curiosa de la marca Joma, aunque, si soy sincero, el precio de inscripción me pareció un poquito elevado. Pero, en líneas generales, una buena media maratón y en la que recomiendo correr, con un gran ambiente popular, donde se junta la gente que va a competir con la gente que va a disfrutar de una mañana de atletismo.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.


sábado, 2 de junio de 2018

Atletismo, otros deportes y Bañobárez


Correr forma parte de mi. Es mi naturaleza. Lo necesito para sentirme vivo”. (Pedro Nimo).


Nos encontramos ya en el mes de junio, lo que indica que la temporada atlética está llegando a su fin. Aun quedan unas cuantas semanas para calzarse las zapatillas de clavos en la pista, y posiblemente junio y julio más de uno los aproveche para competir en distancias como el 1500, pero, aun así, tan solo serán, a lo sumo, dos meses. Luego, muchos seguirán entrenando, con más o menos intensidad, aprovechando para competir en las diversas pruebas populares de los pueblos, mientras que otros optarán por mezclar las sesiones de carrera continua con alguna que otra sesión de, por ejemplo, bicicleta, con la idea de cambiar un poco de deporte, aunque sea por unos pocos de días.

A nivel personal, esta temporada ha sido un auténtico desastre a nivel deportivo. Si valoramos desde septiembre, que suele ser el mes típico para reanudar los entrenamientos (aunque debo reconocer que en 2015 tan solo dejé de correr una semana y, desde entonces, en verano he seguido corriendo), apenas he podido hacer medio año con sesiones de carrera a pie. A mediados-finales de noviembre me partí dos costillas, lo que me llevó a estar durante mes y medio sin poder correr nada. Una vez recuperado, el dos de enero me puse manos a la obra de nuevo con sesiones de carrera continua, pero mi tendón, debido a unas molestias que llevaba arrastrando desde el verano, me hizo parar a principios de marzo, de lo que ya hace tres meses. Ésto me ha llevado a que, desde que comencé a correr allá por el verano de 2009, haya sido, posiblemente, la temporada que menos carreras he hecho (éso asegurado, tan solo una) y la que menos entrenamientos he podido realizar. Lo del tema de las costillas fue algo más o menos inevitable, me caí y me di un mal golpe en el costado, pero lo de la tendinitis me ha pasado por bruto. Como decía, llevaba con alguna que otra molestia desde el pasado verano, pero al tener que hacer el parón obligatorio con el tema de la costilla, esa molestia desapareció, lo que me llevó a ser optimista en cuanto a la recuperación, una esperanza que tan solo duró una semana tras regresar a los entrenamientos, pues decidió regresar, y en esta ocasión siendo algo más intensa. Finalmente, y en resumidas cuentas, a principios de marzo “me rompí”, después de haberlo forzado desde el verano, el tendón de Aquiles me obligó a tener que hacer otro paréntesis en los entrenamientos. Para más “emoción”, si cuando me fracturé la costilla sabía más o menos cuándo iba poder volver a correr, con ésto no ha sido así, y aun llevando tres meses lesionado, no tengo nada claro cuándo voy a poder volver a calzarme las zapatillas.

La verdad es que se me está empezando a hacer muy, muy cuesta arriba esto de estar tiempo sin poder correr. Nunca había estado tanto tiempo lesionado y tampoco había tenido lesiones tan seguidas, que es algo queme fastidia también bastante. Me paro a pensar en las pruebas en las que quería haber participado y no he podido por esta lesión, o veo que llega el buen tiempo y me toca hacer otros deportes, y la verdad es que me fastidia bastante. Es cierto que, en gran medida, el hecho de estar así me lo he buscado yo y, por lo tanto, tampoco puedo tener demasiados motivos para quejarme, porque si hubiera cuidado el tendón desde un principio, posiblemente ahora no estaría así. Pero bueno, si algo nos caracteriza a muchos corredores, y que, por cierto, he criticado en alguna ocasión, es ese “ansia” que tenemos por seguir haciendo kilómetros.

A lo largo de este tiempo, y tras haber estado 18 días sin hacer ningún tipo de ejercicio físico, he estado alternando sesiones de bicicleta con otras de natación. Ambos deportes me gustan bastante, incluso me atrevería a decir que ahora, después de tantas semanas haciendo natación, le estoy cogiendo el “gustillo” y me tira más que salir a dar pedales, pero es cierto que no llega ni de lejos al disfrute de las sesiones de carrera a pie. Es algo que en alguna ocasión he comentado con los compañeros ciclistas, que no acaban de comprender que me guste más gastar zapatilla que montar en bicicleta. Así es, las “sensaciones” que ellos aseguran tener cuando van pedaleando y que aseguran no tener cuando “han probado” a correr, son las que nosotros sí sentimos haciendo sesiones de carrera a pie o incluso compitiendo mientras gastamos zapatillas, pero que no llegamos a notar mientras pedaleamos. Desde hace mucho, pero que mucho tiempo, me considero un atleta o corredor (me niego a utilizar la denominación “raner”, tan de moda ahora, pero ya he escrito de esto en otras ocasiones) muy de la vieja escuela por un lado, y aficionado “televisivo” al ciclismo, que se limita a dar cuatro pedaladas cuando está lesionado. Claro ejemplo de que me limito a salir solo cuando alguna zona del cuerpo no me permite correr es que en 2017 tan solo salí un día en todo el año, y fue con el único objetivo de hacer una salida por el pueblo en compañía de mi padre y mi tío y que en 2016 salí un par de días en verano y en alguna que otra ocasión durante los casi dos meses (faltó una semana) que estuve “tocado” del pie derecho, pero tampoco demasiado, la verdad. Pero bueno, retomando un poco lo que comentaba a mitad del párrafo, como corredor, no noto esas famosas “sensaciones” que me comentan mis compañeros ciclistas, pero, como es lógico, tampoco voy a pedirles a ellos que experimenten lo que los atletas notamos cuando corremos, que, para mi, es mucho más bonito que dar pedales. Sí es verdad que algunos compañeros que han corrido durante cierto tiempo alternándolo con al bicicleta pero que, por diferentes motivos (normalmente las rodillas) han tenido que dejarlo y dedicarse en exclusiva al ciclismo, me han comentado que “la verdad es que lo echo bastante de menos correr” o “cómo me acuerdo de cuando podía salir a correr”. Yo siempre me acuerdo de una frase de un entrenador del club, que cuando estoy lesionado utilizo con mucha frecuencia (que se lo pregunten a mis padres): “Alejandro, si pudiera correr, iba yo a estar dando pedales”. Pero bueno, para gustos están los colores, y si todos hiciéramos el mismo deporte, ésto no tendría gracia.

Para acabar el artículo, ayer hizo un año que corrí en la carrera popular de Bañobárez, la última vez que se celebró esta prueba. Guardo un recuerdo muy especial de esta competición organizada por “Los Piratas”, pues fue mi primera victoria en la categoría Absoluta (y hasta la fecha, la última) y, además, logré algo que para nada me esperaba: batir el récord de la prueba, con un tiempo de 35’12, récord que comparto con la atleta salmantina Gema Martín Borgas, que lo batió con una marca de 42’33. Aquella temporada fue la primera que estuve entrenando por mi cuenta. Ésto me permitió para ir conociéndome un poco mejor a nivel deportivo, y debo reconocer que disfruté mucho de la nueva manera de entrenar. Pocos días antes de ir a Bañobárez volví a las series, después de haber estado tres meses preparando la carrera de El Salvador a base de cambios de ritmo, y la verdad es que llegaba bastante bien de forma, pero no contaba con llegar al nivel suficiente como para poder ganar la prueba. Las sensaciones en el calentamiento eran bastante buenas, lo que me animó a ponerme en primera fila y ver qué podía hacer. En la salida, que, por cierto, no la recuerdo muy rápida, se formó un grupo formado por muchos atletas, que fuimos juntos durante el primer kilómetro, momento en el cual, Ricardo y Serafín dieron un cambio de ritmo. Decidí ir con ellos, a ver qué sucedía. Total, no tenía nada que perder. Tengo el recuerdo de que los tres nos intentamos dar algún cambio de ritmo con la idea de ver qué pasaba con los otros dos, pero no se me olvidará la cantidad de cambios de ritmo que pudo hacer Ricardo mientras íbamos los tres juntos: se ponía delante, hacía unos cuantos metros muy fuertes, y se volvía a poner atrás. En un tramo decidí tomar la iniciativa y subir algo el ritmo, pero vi que me respondían, así que esperé a otra ocasión. Unos metros más adelante, en un tramo en bajada, probé, esta vez con un cambio más fuerte respecto al anterior. Vi que cogía unos metros de ventaja, así que decidí intentar mantenerla. Si no me cogían, de cine, y si lo hacían, pues ya buscaría otras opciones. Fueron pasando los kilómetros y ese trío que habíamos formado ya venía bastante desecho. Ricardo venía varios metros por atrás, mientras que Serafín y yo nos guardábamos cierta distancia, la cual se acortó enormemente en un repecho bastante largo, hasta el punto en el que me convencí de que me daría caza. Los dos últimos kilómetros eran bastante favorables y con aire a favor, así que aproveché para intentar retomar más ventaja respecto a Serafín, aunque para los dos era un terreno favorable, así que no era tarea fácil. Ya por las calles del pueblo me sucedió la anécdota del día: llevaba ya varios metros sin ver qué distancia llevábamos, por lo que no sabía muy bien cuánto nos quedaba para llegar a la meta. Iba centrado en seguir al coche que iba abriendo la carrera para evitar perderme (aunque el recorrido estaba marcado a la perfección) cuando, de golpe, giramos para coger una calle y me encuentro con que a unos 70-80 metros está la meta. Lo primero que se me vino a la cabeza fue “¿estás seguro de que no llevas a nadie delante?” No acababa de creerme que fuera a ganar mi primera carrera en la categoría Absoluta. Mirada para atrás para comprobar la distancia con el segundo, y a entrar en meta. Un tiempo después de celebrar esta carrera anunciaron que para 2015 ya no la celebrarían. Reconozco que me dio mucha pena recibir esa noticia. Independientemente del resultado, la carrera estaba perfectamente organizada y el pueblo se volcó con ella.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.