viernes, 7 de diciembre de 2018

Tirando de improvisacion

Llegó diciembre y con él, la época “gorda” del campo a través. Muchas pruebas a lo largo de estos días se juntarán con las tradicionales San Silvestres de finales de año, por lo que muchos seguro que os colgáis el dorsal en varias ocasiones hasta que el año 2018 llegue a su fin. En mi caso, me tocará, de nuevo, ver los toros desde la barrera. Aunque no iba a participar en ninguna prueba federada, sí tenía pensado intentar hacer alguna competición popular, como la celebrada el pasado domingo en Bobadilla del Campo, peor ahora mismo es imposible. Mi cuerpo sigue dando averías y, después de cuatro meses entrenando con cierta regularidad, me ha vuelto a tocar colgar las zapatillas. Y aunque ésto va mejorando bastante bien, creo que aun me esperan unos cuantos días así. De todo ésto, y alguna que otra cosilla, voy a escribir hoy.

A nivel de pruebas federadas, en los próximos días se celebrarán dos pruebas de campo a través que en su día corrí y que, por diferentes motivos, me gustaron bastante: el cross de Cantimaplos y de Venta de Baños. El primero lo corrí en 2012. Recuerdo que fue un día en el que el frío acompañó y que, a pesar de llevar los guantes puestos desde que bajamos del autobús, me costó bastante atarme las zapatillas con las que iba a competir, debido al frío que tenía en las manos. Durante el calentamiento notaba unas sensaciones bastante majas, pero no quería confiarme demasiado. Al salir, mi compañero Jonathan y yo nos quedamos los últimos. Guardo perfectamente la imagen de los datos del GPS: íbamos a 3'30 cerrando el grupo. ¿A cuánto iban los primeros? Aquella situación duró unos cuantos metros, hasta que conseguimos enlazar con el grupo más grande y poco a poco ir remontando posiciones. Al final, las sensaciones sí que acompañaron y, aunque no recuerdo el puesto en el que entré, sí me acuerdo de que corríamos Juvenil y Junior juntos y que, dentro de la categoría que me respondía (Juvenil creo recordar), y porque daban premio hasta cierto puesto, subí en la entrega de trofeos junto a varios atletas para que me dieran un chorizo de Cantimpalos mientras de fondo sonaba We are the champions de Queen (menos mal, porque luego le tocó el turno a la música de Mark Knopfler y no me gusta nada). Al acabar, me sucedió una anécdota curiosa. Mientras completábamos los primeros kilómetros de la primera vuelta, una vez ya incorporados en el grupo principal, pasamos por delante del resto de compañeros y padres del club, y mientras, Ángel me preguntaba: “Alejandro, ¿qué te ha pasado, que vas tan atrás?”. Mi respuesta fue rápida y entre jadeos: “La salida, la salida”. Al acabar, Ángel se me acercó y me preguntó por el problema que había tenido en la barriga. Yo, por más que pensaba, no recordaba que me hubiera pasado nada. Ya caí en la cuenta y cuando le dije lo que nos pasó en “la salida”, no en “la barriga”, me dijo una frase que he escuchado en más de una ocasión: “Alejandro, si es que siempre andamos igual”. A la semana siguiente tocó desplazarse hasta Venta de Baños. Allí aprendí lo que es un cross “de verdad”. Ahora se habla de que Atapuerca es la mejor prueba de campo a través del mundo, pero, para mi, que he corrido en ambas pruebas, el cross en estado puro es la prueba palentina. Siempre lo he dicho y no me cansaré de hacerlo. Una cosa es que se junten en una prueba los mejores y otra que, haya una prueba que tenga un circuito mucho más propicio para hacer eventos de este tipo y con muchísima más tradición y antigüedad. En Venta de Baños lo pasé fatal. Solo a mi se me ocurrió correr aquel año, que tanto barro había, con unas Nike Pegasus (por cierto, qué bueno me salió aquel modelo). ¡Qué de patinazos dí! No recuerdo en qué puesto llegué, pero en uno muy discreto, corriendo a una media creo recordar de 3'45. Allí volvería luego en 2014 y todo fue diferente. Corrí con clavos (nada de complicarme con modelos de alta gama, el modelo que tiene Kalenji de zapatillas de clavos) y en día que empezó con niebla y fresco y acabó con sol y una temperatura relativamente agradable. El ritmo fue sobre los 3'25.

La verdad es que el cross es algo muy interesante. Como nos decía Teo, el campo a través te permite preparar muchas otras distancias. A nivel personal, eran pruebas que me gustaban, pero creo que ha sido precisamente en el cross donde he cometido uno de mis mayores errores. En una época en la que tan solo pensaba en competir, corrí en Aranda, Cantimpalos y Venta de Baños, habiendo hecho previamente, aunque unas semanas antes, Atapuerca. Para más inri, me animé a correr también ese mes la San Silvestre. ¿No querías competir? Pues toma. En ese momento no lo veía, pero al verdad es que me pasé bastante de vueltas. Uno de los motivos a los que achaco el dejar esa filosofía tan centrada en la competición de lado fue el juntar en un solo mes tantas competiciones. Básicamente, me pasó de rosca. Puede que muchos me comentéis que la manera que tengo ahora de entrenar (bueno, ahora mismo no, cuando puedo hacerlo) es peor, y que seguramente me vengan de ahí las lesiones que últimamente estoy teniendo. La verdad es que ahora disfruto un montón no, sino el siguiente nivel, corriendo. Por decirlo de alguna manera, es hacer lo que más me ha gustado siempre del atletismo, carrera continua, escuchando a mi cuerpo y poniéndome como único objetivo completar unos kilómetros hoy y mañana poder completar otros cuantos. Si voy a alguna carrera, que en los últimos meses han sido más bien pocas, procuro no centrarme en intentar ir delante o en una marca determinada, sino, simplemente, dejar que sean las piernas y mi estado de forma los encargados de marcar el ritmo. Por poner un ejemplo, el pasado domingo pasé el primer kilómetro en 3'40, pero al ver que mi estado de forma no era el adecuado para mantenerlo sin acabar reventando un poco más adelante, tocó bajar el pistón y ponerse a un ritmo que, aunque más elevado que el de los rodajes habituales, veía que podría mantener con más facilidad a lo largo de la carrera. Y puedo decir que disfruté muchísimo más que cuando iba a 200 pulsaciones en las carreras.

Dejando un poco de lado el mundo del campo a través, y siguiendo un poquito el hilo del párrafo anterior, este último año ha sido desastroso. Resulta que hoy me encuentro igual que hace un año: lesionado. Entre la fractura de costilla en el mes de noviembre de 2017 y esta sobrecarga de que tengo ahora, de la que escribiré un poco más abajo, han pasado otras tres de por medio: una tendinitis en el tendón de Aquiles que me tuvo unos tres meses y medio sin poder correr, y luego, otras dos contracturas al intentar volver, que me tuvieron apartado diez días y una semana, respectivamente. La verdad, está siendo la época con más problemas a nivel de lesiones que estoy teniendo. Ésto, como diría uno de los protagonistas de la serie La que se avecina, Antonio Recio, interpretado por Jordi Sánchez, “me mina la moral”. Es muy desmotivador ver que cada vez que intentas volver, acabas con un problema o que, cuando ya empiezas a notarte un poco bien, vuelves a tener una lesión que te obliga a parar. La continuidad en estos últimos meses está brillando por su ausencia. En dos tandas, he corrido unos siete u ocho meses, lo que indica que cuatro o cinco han sido lesionado. ¿Motivos? Bueno, la fractura de costilla no deja de ser un pequeño accidente, me tropecé mientras iba corriendo por un tramo de acera y al caer, tuve la mala suerte de darme con el filo del bordillo en el costado. El problema en el Aquiles… Bueno, empecé a tener las primeras lesiones y durante un tiempo podía seguir corriendo con ellas, al calentar desaparecían y no volvía a notar nada, e incluso salía días a rodar sin tener ninguna molestia. Sin embargo, se fueron incrementando y, a la vez, seguí forzando la zona. Durante el tiempo que estuve parado por la costilla, esas molestias desaparecieron, para luego volver a la vez que empecé con los entrenamientos. Si en su momento hubiera forzado menos la zona, posiblemente no me habría tocado parar o, de hacerlo, seguramente que durante menos tiempo. Pero los corredores tendemos a pensar lo del “ya se pasará”, y éso se me pasa a mi por la cabeza muy a menudo. Las dos lesiones siguientes imagino que vinieron provocadas por estar tanto tiempo sin correr. Respecto a ésta última, ya es casualidad que hasta hace dos semanas estuviera haciendo series y ahora esté cojo. Hace dos años me sucedió algo similar, fue ponerme con ellas y acabar lesionado. Además, fue ponerme y acabar lesionado. Una semana duré. Será casualidad, pero el hecho es que en ambas situaciones este tipo de entrenamiento a estado de por medio.

Con esta ilusión tenía esperanzas de poder seguir corriendo, pero el martes me “descuajaringué”. En el kilómetro 10 me tuve que parar después de ir durante medio kilómetro completamente cojo, con bastantes dolores, y arrastrando bastantes molestias durante un kilómetro. La verdad, no tengo previsto ni montar en bicicleta ni nadar. Lo que a mi me gusta es correr, y como no sé si hacer esos dos deportes es una manera de alargar o acortar el proceso, en un principio pararé del todo. Si veo que la cosa se me va a alargar demasiado, como me pasó con el tendón, entonces sí que empezaría a hacer algo, pero espero que ésto, como mucho, en dos semanas esté curado. La verdad es que, después de dejar las series, estaba disfrutando un montón de los rodajes y había vuelto a bajar a Valorio con el grupo que sale de allí (que me han enseñado mucho sobre atletismo), me fastidia bastante verme otra vez lesionado. Pero, como suele decirse, no se lesiona el que no corre, así que me tocará tirar de paciencia y ver cómo se va solucionando esto. Solo espero que no me toque estar parado demasiados días y que en breve pueda volver a estar correteando de nuevo, que es, a nivel deportivo, lo que más me gusta.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

No hay comentarios: