viernes, 21 de octubre de 2016

Juntando varias ideas

Estamos ya en pleno mes de octubre. Seguramente habréis comenzado hace bastantes semanas a completar los primeros entrenos de la temporada 2016-2017. Cuestas, rodajes y cambios de ritmo (o fartlek, como lo queráis llamar) predominaran en vuestras tablas, aunque tampoco faltará mucho hacer algo más específico. Y es que las primeras carreras de la temporada están ya a la vuelta de la esquina. El cross de Atapuerca y la Behobia-San Sebastián, dos carreras con mucho prestigio, una a nivel fedeardo y otra a nivel popular, compartirán fecha. EL 13 de noviembre se juntarán por un lado, los mejores especialistas de campo a través, y por otro lado, miles de populares se codearán con grandes especialistas en media maratón. Por lo tanto, muchos tendréis en mente alguna de estos pruebas.

Pero con octubre también llega el otoño. Seguramente ésta sea la mejor estación para correr. A la hora de entrnar por lugares naturales, nos encontramos con espacios preciosos. Esa mezcla de colores, las hojas por el suelo (ojo a eso, que puede jugarnos alguna mala jugada y acabar lesionado) o incluso los colocres, hacen del otoño la mejor estación para entrenar. Tampoco nos encontramos con temperaturas gélidas, como sucede en invierno, y ahora nos basta con una camiseta larga y, a lo sumo, unas mallas piratas. Vamos, una auténtica gozada para ponernos a gastar zapatillas por nuestros lugares habituales.

Personalmente, esta es mi estación favorita, donde mejores sensaciones hte nido. Quizá por eso, ahora me cuesta acercarme a los lugares por los que suelo entrenar normalmente, y ver que, en plena estación de otoño, no voy a poder disfrutar de lo que comentaba unas líneas más arriba. Es lo que me toca pasar, pues una vez lesionado, solo puedo ir a por la completa y adecuada recuperación y pensar en volver, pero se me está haciendo muy, muy cuesta arriba. Reconozco que lo estoy echando mucho, mucho de menos, pero el deporte es lo que tiene, y como suele decirse, al que está en el sofá no le pasa. Vamos a ver si la paciencia aguanta y empezamos a ver el final del túnel, un final que ahora mismo veo muy, muy lejano y complicado de alcanzar.

Deportivamente, están siendo unos días diferentes respecto a lo que estoy acostumbrado. Tras un paró completo de diez días (bueno, un día rodé 25 minutos), empecé a dar vueltas a los pedales y brazadas dentro de una piscina. Ésto, junto al temario de las oposiciones, me está ayudando a no darle tantas vueltas a la lesión y a consolarme pensando que, pudiendo hacer otros deportes alternativos, el regreso al atletismo se hará un poco más llevadero, al haber seguido activo cardiovascularmente. Independientemente de que no pueda correr, en lo que se refiere a estos otros dos deportes, debo reconocer que tengo momentos en los me cuesta mucho adaptarme a la natación o al ciclismo, no tanto por el tema físico (que también) sino por el tema mental. En el tema de la natación, no es que sea mi deporte favorito, pero tampoco me decepciona, por lo que, en un principio, no tengo demasiados motivos para quejarme; sin embargo, hay uno especial que hace de estas sesiones momentos algo más que monótonos. Y es que, siendos inceros, lo de dar vueltas a una pista de 400 metros es aburrido, pero lo de hacer largos de 25 o 50 metros le gana por goleada. Cuando vienes acostumbrado a estar cambiando constantemente de paisajes y te metes en un espacio tan limitado, la verdad es que es demasiado monótono. Lo de montar en bicicleta es mucho más agradable, por supuesto, pero creo que con el abandono de la práctica ciclista casi por completo, he acabado relacionándolo con las lesiones (qué cosas más raras hace la cabeza, la verdad), por lo que tampoco me hace demasiada gracia verme vestido de ciclista, porque últimamente me estoy subiendo a dar pedales por no poder correr. Pero, como digo, si ahora no puedo hacerlo, me tengo que decantar por dos opciones: no hacer nada o hacer largos y dar pedales. Me da que por ahora me decantaré por la segunda opción, porque seguramente, y aunque me toque tirar de mucha paciencia para hacer los largos en la piscina, será más agradable que estar completamente parado.

Cambio un poco y dejo de lado mi lesión. Como alguna vez he comentado, me encantan los temas de planificaciones y demás historias vinculadas a ellas. Ahora que no puedo correr, he estado aprovechando los ratos libres para darle vueltas al hecho de cómo me gustaría organizar la temporada una vez que pueda estar correteando de nuevo. Siempre me han hablado de Chema Arguedas como un referente para organizar los entrenamientos. Al final, me he decantado por leer algunos de sus artículos en la revista Ciclismo a Fondo y empezar a estructurar los planes basándome en sus consejos. Recomienda hacer un periodo de acondicionamiento general o “base” de doce semanas, aumentando cada semana o cada mes el volumen de las sesiones e introduciendo algo con pulsaciones más alta según vayamos completando las sesiones del periodo. La verdad es que es una forma de organizar los entrenamientos que siempre me ha rondado la cabeza, pero que entre unas cosas y otras, finalmente no he completado nunca. Que da resultados es algo que sí me han demostrado varias personas que han seguido este método, sobre todo ciclistas. Así que, ¿por qué no intentar llevarlo a la práctica y organizar toda una temporada con una metodología que nunca he llevado a cabo y que me puede beneficiar bastante? Aun tengo que recuperarme para poder empezar a entrenar, por lo que no me sentado aun a elaborar ninguna tabla de entrenamiento, pero esto es algo que me motiva bastante, más, como decía, viendo los resultados que he visto que ha dado a varios compañeros y familiares.

En definitiva, vamos a ver si logro recuperarme de esta lesión que ya me ha tenido un mes sin poder poder entrenar, y que poco a poco pueda volver a pensar en preparar alguna competición.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

miércoles, 12 de octubre de 2016

De marchas cicloturistas va el asunto

Nos encontramos en una época de lo más peculiar dentro del deporte a nivel popular. Estamos viendo cómo cada vez hay más y más carreras de atletismo a nivel popular, mientras que, al parecer, el número de atletas con licencia federativa disminuye, o cómo cada vez hay más inscritos en este tipo de eventos, que se celebran por motivos, bien sean para celebrar las fiestas de un pueblo, ciudad o barrio, por un motivo benéfico, o simplemente porque cuatro locos del mundillo de las zapatillas se juntan, buscan unos patrocinadores y deciden montar una competición popular de una distancia determinada. Por otro lado, vemos que también el cicloturismo está en aumento, aunque aquí, a diferencia de lo que está sucediendo en el atletismo popular, no hay un aumento tan exagerado de marchas, por lo menos si hablamos de las de carretera, porque creo que de BTT sí hay un pequeño (repito, pequeño) aumento. Precisamente, de todo esto me gustaría escribir hoy, aprovechando el artículo para expresar mi punto de vista sobre algunas situaciones que estamos viviendo, como, por ejemplo, la filosofía que tienen muchos de tomarse las marchas cicloturistas. Esto, para los que sois lectores antiguos del blog, os resultará ya conocido, porque he escrito sobre ello varias veces, pero, siendo sinceros, me veo con ganas de volver a hacerlo no para reprender a nadie por sus actos, sino por el simple hecho de expresar mi opinión y todo lo que siento al respecto una vez más. 

Comenzaré por el cicloturismo. Podríamos afirmar que actualmente hay dos tipos de cicloturismo. Por un lado nos encontramos a aquellos ciclistas que se deciden a coger unas alforjas y una bicicleta y que se marchan a recorrer rutas como, por ejemplo, el Camino de Santiago. Quizá, ese sea el cicloturismo más puro, porque realmente tenemos un equilibrio entre lo físico y lo cultural. Por otro lado, nos encontramos con otra "versión" más centrada en el plano deportivo, y que en muchas ocasiones suele dejar el lado cultural o "de turisteo" para, normalmente, después de haber completado unos cuantos kilómetros. Es lo que solemos denominar como marchas cicloturistas, donde nos desplazamos hasta un pueblo o ciudad para completar unos cuantos kilómetros por una ruta que no conocemos, dentro de un gran grupo (que puede variar de entre unos 100 participantes hasta unos 8000) y donde se suele dejar algún o algunos tramos libres para que, en un momento dado, el personal se quite la carbonilla. O así debería ser, porque, siendo sinceros, cada vez hay menos marchas cicloturistas como tal, y más "carreras cicloturistas" dentro de las llamadas marchas. Resulta que muchos ciclistas, al verse con un dorsal puesto en el maillot, están dispuestos a machacarse hasta que el participante que va a su rueda reviente y así poder ganar un puesto, o incluso los hay que se lo toman tan, tan en serio que van a por una "victoria" en tal o cual marcha, para luego poder presumir de trofeo como primer clasificado.  

Personalmente, nunca he comprendido esta actitud en un evento cicloturista cuya denominación no es "competición", sino "marcha". Creo que cuando se juntan varios ciclistas en este tipo de eventos deportivos es para pasar la mañana dando una vuelta por un sitio que o bien no se conoce o que, por lejanía de nuestro lugar de residencia, no solemos transitar demasiado, y para hacerlo en un grupo que nos va a permitir hacer amistades, o por el simple hecho de juntarnos con nuestros compañeros e irnos a dar una vuelta junto a otros ciclistas que no conocemos de nada. Sin embargo, estamos convirtiendo este tipo de eventos en carreras ciclistas. No es algo que venga de ahora, pues ya es algo bastante antiguo. Yo entiendo que en un puerto, por ejemplo, o en un repecho largo, se haga un tramo libre y cada uno que suba a su ritmo, pero arriba o al final del tramo libre, parada, reagrupamiento, a tirar de nuevo todos juntitos. Me parece que salir a competir cadece por completo de sentido porque para ello hay carreras más serias, dentro de la categoría Master, donde realmente podremos probarnos. Porque, siendo sinceros, si nosotros seguimos planes de entrenamiento específicos para competir, no tiene ningún mérito ganar a un cicloturista que sale un par de días o tres y darse una vuelta sin más pretensiones que hacer algo de deporte. Si queremos tener resultados, lo suyo sería meternos en un pelotón donde todos los participantes tienen nuestro mismo objetivo. Para mi, tiene mucho más mérito una victoria en una carrera Master que una "victoria" en una marcha, por dos motivos. El primero, el que llevo un rato diciendo, que no son carreras, y el segundo, el que comentaba hace poco, estamos compitiendo con gente que pasa por completo de ello. 

¿Culpables? ¿Soluciones? Podríamos decir que, en cierta medida, ambas cosas van juntas. Está claro que los cicloturistas que salen a competir son un punto fundamental para que estas cicloturistas hayan dejado de serlo para pasar a ser competiciones encubiertas, pero no son los únicos. En parte, podríamos decir también que ese afán tan competitivo puede aparecer también por parte de la organización, al poner clasificaciones, chips y premios para el ganador de la prueba, o primer clasificado, como queráis llamarlo. Creo que en una marcha se pongan el puesto en el que hemos quedado no tiene demasiado sentido. Sí se lo puedo encontrar en unt ramo libre dentro de un puerto, por ejemplo, pues esas partes delimitadas son zonas para quitarse la carbonilla y picarnos con nuestros colegas de grupeta o con la gente que hemos ido conociendo a lo largo de los kilómetros, pero a la hora de hacer una general, me parece que es fomentar la competición en un sitio donde no se está compitiendo. Si realmente queremos organizar una competición para cicloturistas, creo que deberíamos replantearnos la idea de organizar “carreras cicloturistas”. Bajo ese nombre, yo sería el primero en decir que el que quiera que compita, y el que no, que vaya de cicloturista. Viendo cómo está el tema de las marchas, donde cada vez quedan menos cicloturistas como la Bilbao-Bilbao, la “Ciudad de Valladolid” o la que se hizo hace pocos días en Toro, y más competiciones encubiertas, de las que creo que muchos no son nada partidarios, todo sea dicho, creo que deberíamos plantearnos hacer como en el atletismo, organizar una carrera popular para cicloturistas. Pero mientras se sigan llamando marchas cicloturistas, defenderé formatos como el que utilizan en la Bilbao-Bilbao, Valladolid o Toro, con tramos donde poder quitarnos la carbonilla. Y por no hablar de los premios, donde si bien es cierto que veo bien que se den al club más numeroso o al participante más veterano o más joven, no entiendo que dentro de una reunión de amigos para montar en bici se de premio al primer clasificado.

En resumidas cuentas, no veo compatible marchas cicloturistas y carreras ciclistas. Para lograr un resultado competitivo, creo que lo suyo sería ir a competir en Master, mientras que si lo que queremos es disfrutar de una agradable mañana dando pedales conociendo nuevas rutas y en compañía de otros no sé cuántos ciclistas con nuestras mismas pretensiones, lo suyo sería hacer una marcha cicloturista. Y si lo que queremos es que los cicloturistas a los que les gusta competir se mezclen con los cicloturistas de verdad, se copie al atletismo y se organicen “carreras cicloturistas”.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

lunes, 10 de octubre de 2016

Vuelta a los dolores

Una vez más, me toca ponerme a escribir decepcionado y, para colmo, teniendo de nuevo dolores. Y es que, tras llevar unos días donde he podido estar nadando y montando en bicicleta sin dolor, hoy, tras estos resultados tan esperanzadores, me calcé las zapatillas y me fui a rodar con la idea de completar un rodaje de tres cuartos de hora a ritmo cómodo, con la idea de empezar ya a entrenar. Sin embargo, al quedarme frío, el pie empezó a quejarse y el dolor ha decidido que quiere seguir acompañándome. Otra vez estoy con dolor, aunque, por suerte, en una zona mucho menor respecto a la zona afectada hace tres semanas. Pero, a pesar de ello, hoy me he llevado un palo importante ya no por el dolor, que también, sino porque creo que me tocará seguir sin entrenar durante más tiempo del que tenía previsto. ¿Para cuándo lograré empezar de nuevo? 

Esta mañana me calcé de nuevo las zapatillas con la idea de rodar tres cuartos por la zona de los Tres Árboles y Olivaresprácticamente todo tierra y sin aparente dificultad. Me puse a rodar, pensando en un principio que mi ritmo sería bastante lento después de haber estado tres semanas, de las cuales solo he estado activo unaMe puse a rodar y, no pude contener una sonrisa. Después de varios días, estaba corriendo de nuevo. Poco a poco fueron los pasando los kilómetros, y aunque notaba esa zona un tanto extraña, con una pequeña molestia, podía rodar sin apenas problema. Al completar lo que tenía pensado, paré y pude caminar sin aparente problema, algo que el día que me lesioné era algo prácticamente imposible. Sin embargo, tras llegar a casa y empezar a quedarme frío, empecé a notar de nuevo dolor en la zona que estos días de atrás había estado tocada. Finamente, ese dolor volvió a estar presente, lo que me hizo darme cuenta de que, a pesar de que en ni en bici ni en la piscina notara nada, sigo teniendo esa zona afectada, y seguramente me tocará parar bastante más tiempo del que tenía pensado.  

La verdad es que ahora mismo me veo un tanto decepcionado. Tras llevar varios días donde he podido hacer deporte sin dolor alguno, he visto que mi pie no está aun recuperado para poder correr, y me veo de nuevo parado, sin poder encadenar ningún kilómetro, y con el final del túnel bastante lejano. Lo que parecía que estaba a la vuelta de la esquina se ha distanciado por mucho, y me tocará tirar de paciencia para poder aguantar el ansiado día en el que pueda empezar a entrenar de nuevo, sin dolores. Sé que ese día está lejos, bastante lejos, pero espero que llegue y que pueda volver a ponerme unas zapatillas y correr.  

¿Qué hacer ahora? Sabia pregunta.  La verdad, ahora mismo no tengo nada claro si pararé otra vez del todo, o si volveré a la bicicleta y a la natación. Iré valorando, pero, como decía, no tengo nada preparado, me tocará improvisar. Creo que todos los objetivos que comentaba en la última entrada que publiqué en el blog también pasarán a la historia. Tenía previsto empezar a entrenar esta semana, pero viendo cómo está la cosa, mucho cambio tiene que dar todo para poder seguir entrenando estos días. Que estar así es un desquicio es cierto, todos lo sabemos, pero, ¿qué hacer? Supongo que fastidiarme. Para animarme un poco, intento acordarme de atletas como Pedro Nimo, que, tras las serias lesiones que tuvo en Berlín, tardó dos años en poder volver a competir en la prueba de Filípides, que precisamente fue también en Belín, o de mi buen amigo Angel que lleva varios años no con muchos, sino con muchísimos problemas de lesiones, algunas de ellas bastante serias, y nunca ha perdido ese afán competitivo ni sus increíbles ganas por seguir entrenando. Precisamente hoy me mandó ánimos y me aconsejaba que me lo tomara con calma y que no me agobiara, que él llevaba treinta años, por diversos motivos, teniendo que convivir con dolores. Me quedo con una de sus frases: "lo importante cuando caes, es volver a levantarte y no desanimarse nunca". 

En resumidas cuentas, me va a tocar seguir el famoso refrán que dice "ajo y agua", y aguantarme las ganas de salir a correr hasta que esto pinte mejor. Vamos a tirar de paciencia, y a ver hasta dónde llegamos. 
Nos vemos... haciendo deporte, o eso espero.

domingo, 9 de octubre de 2016

Con ganas de volver

Van pasando poco a poco los días. Hemos completado los primeros siete días del mes de octubre, y vamos ya rumbo a intentar completar otros siete y así, plantarnos en la mitad de este primer mes otoñal. Muchos de vosotros habréis estado aprovechando tanto el mes pasado como los escasos días que llevamos de este para empezar a sumar kilómetros e incluso puede que a hacer las primeras series de la nueva temporada, que en nada dará su pistoletazo de salida, ya con los primeros crosses importantes a la vuelta de la esquina. Sin embargo, otros os encontraréis en mi misma situación, viendo cómo pasan los días y no habéis podido calzaros las zapatillas debido a alguna lesión. Sobre esto y sobre algún otro tema me gustaría escribir en esta ocasión. 

Van pasando los días, y tras llevar casi tres semanas parado, empiezo a replantearme varias cosas. Parece que la lesión ha remitido, por lo que ya estoy empezando a pensar en calzarme de nuevo las zapatillas, y poco a poco empezar a entrenar. Mi primer objetivo, que no es poco, es salir mañana a rodar unos cuantos kilómetros y ver cómo reacciona mi pie tras una sesión de carrera continua y todos estos días parado. Tengo esperanzas de ver que no tendré ninguna molestia y podré empezar a sumar kilómetros sin ningún problema que vaya más allá del que pueda aparecer después de diez días de inactividad por completo y una semana alternando bicicleta y natación. Debo reconocer que tengo ganas, muchas ganas de ponerme de nuevo a correr, y dejar un poco de lado la natación y la piscina. Correr es mi deporte favorito, donde más disfruto de la práctica deportiva. No es que ni la piscina ni la bicicleta me decepcionen, ni mucho menos, pero correr para mi es un deporte que me permite disfrutar del paisaje a la vez que voy rodando, algo que en bicicleta muchas veces no puedo, ya que en mayoría de las salidas, al tocarla de guindas a brevas, las acabo pasando canutas y bastante tengo con no desprenderme de mis compañeros de ruta, y en la natación, paisaje, más bien tirando a poco, y para alguien que viene acostumbrado a hacer deportes al aire libre, es algo que extraño muchísimo y que provoca que la natación se me haga un tanto más monótona. Supongo que una de las causas principales de que me guste más el atletismo  es que tengo la sensación de que el simple hecho de correr es mucho más adictivo que cualquiera de los otros dos deportes. Quizá haya una mayor producción de endorfinas, no lo sé, pero el hecho es ese. Pero bueno, supongo que es cuestión de gustos, cada uno tenemos unas preferencias y las mías se decantan por el atletismo. 

Después de todo este tiempo sin correr, y aun sin saber si podré hacerlo en los próximos días, he tenido que modificar por completo los objetivos para esta temporada. En un principio, y salvo que la cosa cambie muy rápidamente, no participaré en los crosses de noviembre y diciembre, por lo que mi idea de correr en Atapuerca, Aranda y Cantimpalos desaparece por completo. Si consigo empezar a entrenar a partir de mañana, me plantearé empezar a competir en el Cross de Ávila, una competición a la que le tengo mucho, mucho cariño, que nunca decepciona y de donde tengo un grato recuerdo compitieno en todas las ediciones en las que he participado. Me encantaría estar presente allí, pero primero necesito ponerme a entrenar de una vez. Este año sí renovaré mi licencia, aunque tengo la impresión de que la usaré en pocas competiciones federadas. No estaré en mis pruebas favoritas de campo a través, por lo que enfocaré el resto de temporada a las carreras populares de 10.000 metros, que es mi distancia favorita. ¿Llevar una preparación específica para alguna de ellas? Aun no lo sé, dependerá de cómo me vaya viendo. La verdad es que el hecho de empezar a hacer series, y una semana después estar lesionado, me ha tirado bastante para atrás, por lo que me tendré que pensar muy mucho el hecho de retomarlas.  

Siendo sinceros, me cuesta rechazar mi participación en muchas pruebas de campo a través, más sabiendo que este año estreno categoría (paso a Promesa), pero las cosas en esta ocasión han venido así. Estoy convencido de que mi estado de forma no será el idóneo para empezar dentro de menos de mes y medio en Atapuerca, que supongo sea la prueba que de por iniciada la temporada de cross. Aun recuerdo cuando me lesioné hace un par de años, cuando  se iba acercando este cross burgalés y mis sensaciones entrenando eran tan malas que perdí por completo las esperanzas de tocar ritmos elevados, hasta tal extremo que esa semana me la tomé como una más, y tras llegar con dos meses y medio de entrenamiento, arranqué el último, con bastantes metros de diferencia, y aunque remonté, llegué "a tomar vientos", como suele decirse. Y si llevando entrenando desde mediados de septiembre me pasó eso, entrenando desde poco más de un mes antes, prefiero no imaginar lo que pueda pasar. Para evitar esta situación, me dedicará a entrenar con la idea de ir cogiendo poquito a poquito la forma y poder llegar a principios de 2017 en un estado de forma decente. Como me decía un amigo hace unos días, mis objetivos ya están marcados, si me recupero bien, para el próximo año, y así será segurísimo. 

En el tema de los entrenamientos, finamente me decantaré por entrenar como tantas veces me han dicho y tantas veces he incumplido. La idea es hacer lo que los ciclistas llaman "la base", sumando entre nueve y doce semanas a base de rodajes, para empezar a partir de ahí a valorar qué es lo que puedo hacer, si preparar alguna competición o seguir rodando. Prisa no tengo, me quedan 365 días por delante para valorar y ver qué puedo hacer. Me encantaría volver a preparar una competición porque ahora mismo, tras tanto días parado, realmente estoy echando de menos las competiciones, el ir corriendo a 190 pulsaciones y persiguiendo a  un grupo que va delante o intentando que el que viene detrás no te de caza. Sin embargo, estoy saliendo de una lesión, quizá, en parte, por "cazurro", por lo que en estos primeros días tendré que tener cuidado e ir valorando poco a poco. Según me vaya viendo iré decidiendo, aunque ahora mismo, con las ganas de competir que tengo, creo que tengo bastantes posibilidades de preparar algún 10.000. Os iré informando. 

Nos vemos... haciendo deporte, claro.

lunes, 3 de octubre de 2016

Reflexionando sobre lesiones

"Correr forma parte de mi. Es mi naturaleza. Lo necesito para sentirme vivo". (Pedro Nimo del Oro). 

Tras estar otro montón de días sin escribir en el blog, me pongo hoy manos a la obra con una entrada en el blog. He ido dejando de lado lo de sentarme a juntar unas cuantas letras, y la verdad, me he propuesto que de hoy no paso. Me gustaría escribir sobre temas deportivos, centrados, cómo no, en el atletismo, aunque, si surge la oportunidad, también escribiré sobre ciclismo. ¿Temas? Pues, como siempre, me tocará improvisar, aunque me temo que uno de los principales será mi lesión, que desde hace un par de semanas me está dando la suficiente guerra como para no dejarme correr. Vamos a ver qué sale. 

Van ya un par de semanas desde que tuve que parar y dejar las zapatillas de lado por un dolor que apareció en el pie en el medio de un rodaje de 14 kilómetros. Cazurro que es uno, no le di importancia y seguí rodando con una molestia que fue aumentando. Con el paso del tiempo, la molestia pasó a ser dolor, y al parar, podía caminar a duras penas, con un dolor bastante intenso. En ese momento, lo primero se me pasó por la cabeza es que me iba a tocar parar durante unos cuantos días, porque esto no pintaba demasiado bien. Y no iba muy desencaminado, porque dos semanas después, aunque ya de vuelta a la actividad deportiva a través de la piscina y la bicicleta, aun no puedo calzarme las zapatillas y rodar unos cuantos kilómetros. Como buen adicto al machaque físico a través de gastar la suela de las zapatillas, estoy viendo todo esto bastante negro. Creo que en parte, esto viene, independientemente del tiempo que llevo sin poder correr, porque los que estamos metidos en este deporte solemos ser gente que, por un lado, estamos bastante enganchados y, por otro, creo que como a todos los deportistas, nos revienta no poder seguir entrenando en busca de lograr nuestros objetivos. Personalmente, lo de pasar de estar haciendo entre 80 y 90 kilómetros semanales a estar sentado durante tanto rato me ha servido para darle muchas vueltas a la cabeza e intentar ver el fallo. Aunque he intentado dejar de dar vueltas a este tema de la lesión, la verdad es que no he sido capaz, y en cuanto no tenía la cabeza ocupada con algo, me surgían las dudas de nuevo. Supongo que esto es algo muy habitual en los deportistas lesionados, más, como decía, si somos corredores, que tenemos el defecto de tender a estar pensando todo el día en nuestros entrenamientos y objetivos, pero, a pesar de ello, llega a ser desquiciante (y a la vez, llamativo), cómo un simple dolor nos puede provocar tantas vueltas en la cabeza.  

Por suerte, han ido pasando los días y el dolor ha vuelto a ser molestia. Esa molestia se ha quedado un poco estancada y aunque soy capaz de caminar sin apenas dolor y montar en bicicleta o nadar sin notar nada, me sigue dando guerra en cuanto tengo que hacer fuerza con la zona afectada o me pongo a correr. Por ahora, y tras estar hasta el viernes de la semana pasada parado (a excepción del miércoles, donde rodé 25 minutos que me sirvieron para darme cuenta de que mi pie no está aun para correr), me tengo que conformar con alternar bicicleta y natación. El sábado y el domingo estuve dando pedales, y aunque lo pasé bastante mal, logré hacer dos horas y media y tres horas, respectivamente, mientras que hoy opté por ir a nadar un rato. Debo reconocer que, deportivamente, ambos deportes no me disgustan para practicarlos, sobre todo la bici, porque, seamos sinceros, lo de estar metido en una línea de 25 o 50 metros es bastante más aburrido que correr un 10000 dando 25 vueltas a una pista de atletismo, lo que no quita que, a pesar de ello, nadar no me disguste, pero es cierto que, al final, siempre acabo echando de menos a las zapatillas. No engaño a nadie si digo que me lo paso mucho mejor haciendo una hora de carrera continua que tres dando pedales. No sé si porque cuando corro mi cuerpo produce más endorfinas que cuando pedaleo, o que simplemente, sin querer complicar tanto la cosa, me gusta más correr que montar en bici, pero el hecho es ese. Sí es cierto que en un día concreto, me cojo la bici y doy una vuelta con mis compañeros bicizamoranos, pues me lo paso bien y tal, pero es eso, un día aislado en un momento en el que me ha apetecido vestirme de ciclista y que mis compañeros me revienten durante unas horas, pero cuando me toca salir a dar pedales como "por obligación" (siempre me queda la opción de no hacer nada y tirarme en el sofá, pero esa opción no me acaba de gustar), como me pasa ahora o como me pasaba cuando paraba en verano, pues al tercer día estoy un poco cansado de ello y acabo echando mucho de menos a mis queridas zapatillas.  

Entonces, ¿qué hacer? Por ahora, como decía, nadando y en bicicleta no me molesta, aunque caminando aun tengo ratos donde sí noto no dolor, pero sí molestia, así que creo que aun es pronto para probar a correr. Por lo tanto, y aunque me gustaría que la situación fuera otra, me tendré que conformar con seguir dando pedales y brazadas. Como os podéis imaginar, no me hace mucha gracia no poder calzarme las zapatillas, pero estando lesionado y ante la opción de hacer otros dos deportes sin dolor, me tendré que decantar por estos otros. Por supuesto que quiero volver a correr, ése es mi objetivo, pero creo que esto es algo, ahora mismo, bastante lejano. Me encantaría calzarme ya mismo las zapatillas y dar guerra a orillas del Duero, pero sería, primero, rodar con dolor, y segundo, dar un paso hacia atrás y crearme una lesión posiblemente más grave. Y como no es plan de alargar más, me tengo que aguantar las ganas de correr, aunque, por lo menos, ya puedo practicar otros deportes.  

¿Qué pasa con los objetivos competitivos planteados para estos días e incluso estos meses? La verdad es que me ha tocado reprogramar todo. Había comenzado a hacer series con la idea de llegar algo suelto a los crosses en los que quería participar en el mes de diciembre, pero viendo cómo a qué altura estamos, voy a tener que cambiar eso. No sé para cuándo podré volver a correr, aunque espero que para entonces ya pueda estar gastando zapatillas, pero lo que tengo claro es que, después del todo el tiempo que me tocará estar sin correr, seguro que me toque empezar a entrenar de cero, a hacer lo que los ciclistas denominan "la base", por lo que creo que la temporada de cross la dejaré completamente de lado y si vuelvo con tiempo, me centraré más en pruebas de 10.000 metros, esa prueba de la que me he enamorado y que, por unas cosas u otras, no he preparado como es debido. Pero para todo esto, primero tengo que recuperarme del pie, y, la verdad, parece que va para largo. Pero, como dice mi amigo Angel, resurgiremos. 

Nos vemos... haciendo deporte, claro.