jueves, 26 de abril de 2018

Improvisando


Recuerda que al final, puede ocurrir
si una puerta se cierra se vuelve a abrir.
Grita fuerte y déjame oír tu voz”.
(Mago de Oz).

Ha llegado la primavera, aunque parece ser que con cierta inestabilidad en forma de lluvias, algo normal por otro lado. Aunque es verdad que me gusta correr en todas las épocas del año, ésta puede que sea el momento en el que más me gusta hacerlo. Las temperaturas, pudiendo escoger el momento adecuado, son bastante agradables para sacar las zapatillas y hacer unos cuantos kilómetros por nuestros lugares habituales de entrenamiento, y los paisajes están aun bastante bonitos, no están aun secos, como sucederá dentro de unos meses, cuando las temperaturas sigan en ascenso y el verano aparezca un año más. El problema de esta estación está en las alergias, pues tener problemas de este tipo es un auténtico suplicio para cualquier cosa, y el tema del deporte no es ninguna excepción. Recuerdo muchos días de entrenamientos en primavera cuando algunos compañeros tenían alergias y se las veían y deseaban para poder completar lo marcado por nuestro entrenador, e incluso tenían que parar durante unos días, hasta que conseguían recuperarse un poco.

Y estando en mi estación favorita para correr, yo sigo lesionado. Mi tendón de Aquiles sigue empeñado en que no corra, aunque por primera vez desde que tuve que parar estoy empezando a tener esperanzas. Llevo un par de días en los que la zona afectada por la inflamación está ya muy a un nivel muy similar a la misma zona del otro pie, y las molestias que aun seguían apareciendo muy de vez en cuando, han desaparecido de una manera más que considerable, dedicándose a momentos muy, muy puntuales. La verdad, ésto me hace ser un poco positivo ante la circunstancia que comentaba, aunque me sigue resultando algo duro estar sin poder encadenar zancadas. Intento no darle muchas vueltas al tema, intentando tener la cabeza ocupada con otras cosas fuera del deporte, o con lo que tengo pensado hacer nadando o con la bicicleta, con la que, por cierto, no estoy saliendo todo lo que me gustaría. Entre semana lo he tenido algo más complicado estas últimas semanas, y la lluvia ha quitado alguna que otra salida con la misma, pero debo reconocer que, de las veces que he salido, he aprovechado para hacer unos cuantos kilómetros. En lo que se refiere a la natación, no voy demasiado rápido, pero, poco a poco, voy marcándome algunos objetivos e intento cumplirlos. Esto último quizá es lo que más me ayuda a mantenerme activo, pues un poco es a lo que estoy acostumbrado cuando estoy corriendo.

Viendo que ahora mismo estoy nadando y montando en bicicleta, se me ha pasado por la cabeza en alguna ocasión la idea de, una vez recuperado de la tendinitis, intentar preparar algún triatlón. Pero debo reconocer que, pensándolo de una manera lógica, es cierto que ambos deportes me gustan, pero está claro que donde mejor me lo paso y, al fin y al cabo, mi favorito, es el atletismo. Bueno, en realidad, la carrera a pie, que es una modalidad del atletismo. No sabría dar un motivo, pero correr me gusta muchísimo más que nadar o andar en bicicleta, y al final, en cuanto pueda volver a hacerlo sin ninguna molestia (importante, pues estoy un poco aburrido de hacerlo con molestias, en los últimos entrenamientos en la zona del tendón de Aquiles) está bastante claro que me centraré de nuevo en este deporte, en participar en alguna prueba (popular en un principio, aunque no me importaría retomar las federadas, pero solo si me veo capaz de manejar ciertos ritmos, sobre todo para evitar ser doblado) y dejaré de lado la natación, y con la bicicielta, pues como en los últimos años, tocándola en un par de ocasiones contadas o, como sucedió el año pasado, cuando la cogí un solo día para dar una vuelta por los pueblos alrededores al de mi padre en su compañía y en la de mi tío. Por lo tanto, me da que lo del triatlón es tan solo una idea pasajera cuando ando algo desmotivado. Como una vez me dijo un entrenador del club, “Alejandro, si pudiera correr, iba yo a estar dando pedales”.

Siguiendo con el tema de las lesiones, hoy me encontré con un compañero del club, con el que he compartido algunos kilómetros de carrera continua, sobre todo con la idea de hacer algún rodaje largo de cara a la media de Zamora. Hablábamos de que quizá, el haber tenido en cosa de año y medio tres lesiones que me han tenido parado durante un tiempo relativamente largo (dos meses la primera, mes y medio la segunda, y rumbo a los dos que llevo con esta) podía hacernos pensar que era una manera que el cuerpo tenía de dejarle tranquilo durante un rato, y que la mejor manera que iba a tener para recuperarme era sencilla: dejar un tiempo largo hasta volver a correr, y centrarme en los otros dos deportes que ahora estoy practicando. Que precisamente me lo haya dicho este compañero me hace recapacitar bastante, es una de las personas que más me ha aconsejado sobre este deporte (opinión más que cualificada, por otro lado) y uno de esos corredores con los que más he disfrutado correteando. Es cierto que en las últimas temporadas he hecho muchos kilómetros, y estoy seguro de que éso ha hecho que, de las tres lesiones que he tenido últimamente, dos hayan sido provocadas por ello (la fractura de costilla me imagino que tendrá que ver más con la mala pisada que di en una zona donde los baldosines estaban mal colocados). Ésto es algo innegable, pero bueno, también, en cierta medida, intento refugiarme pensando en que es algo habitual en el mundo del deporte, y con lo que debemos intentar convivir. La verdad es que no tenía previsto estar una larga temporada sin correr, sino solamente el tiempo necesario para que el el tendón se arregle. Me explico. Comentábamos la posibilidad de parar durante unos cuantos meses, dejar que la cabeza y el cuerpo se recuperen, y mientras tanto, montar en bicicleta y nadar. Quiero estar el suficiente tiempo para recuperar mi tendón y volver a correr sin ninguna molestia, como comentaba anteriormente, pero, una vez que mi tobillo esté al cien por cien, quiero volver a ponerme las zapatillas e irme a recorrer la orilla del Duero y el bosque de Valorio a base de zancadas. Ése es mi objetivo. Aun así, la verdad es que me encantó encontrarme con este compañero y poder estar un ratito hablando sobre dicho tema.

Lo dicho, a ver si me acabo de recuperar y puedo volver a correr. Ahora, después de casi dos meses, empiezo a ser optimista con esto y espero que, no tardando mucho, pueda volver a calzarme las zapatillas. Mientras tanto, tocará seguir tirando de paciencia y a seguir con la bicicleta y la natación.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

domingo, 22 de abril de 2018

Lesiones, bicicleta, natación y Argusino


Han pasado unos cuantos días desde la última vez que actualicé el blog. A lo largo de este tiempo debo reconocer que no han pasado cosas demasiado llamativas, pero el “mono” por escribir me puede. Así, voy a ponerme manos a la obra con una entrada, pero sin un tema demasiado concreto, dejando que sea la propia imaginación, o, mejor dicho, la improvisación, quien se encargue de redactar las siguientes líneas. No sé sobre qué voy a escribir, pero espero que no os resulte demasiado aburrido. Vamos a ello.

Mi lesión del tendón de Aquiles me sigue teniendo sin poder correr, lo que está provocando que, tras 18 días sin haber hecho nada de ejercicio físico, esté alternando sesiones de bicicleta con sesiones de largos en la piscina. Voy rumbo a los dos meses en esta situación (el último día que he salido a rodar a pie fue el pasado día 5 de marzo), y aunque el pie ha mejorado una barbaridad y aquella contractura que tuve desapareció a los pocos días de parar, aun me tocará estar un tiempo más sin poder calzarme las zapatillas y salir a hacer unos kilómetros a orillas del Duero. En parte, debo reconocer que el principal culpable de esta lesión he sido yo. Llevaba arrastrando unas molestias en el tendón desde el verano, las cuales desaparecieron cuando me rompí las dos costillas y estuve parado seis semanas. A la semana de empezar a correr, esas molestias decidieron reaparecer. Unos días eran más fuertes y otros menos, pero ahí estaban. Así, hasta que en un momento dado la zona se inflama un poquito. Tras acudir al médico, toca, pocos días después, parar por completo y recuperase. Como es de esperar, no me hace mucha gracia tener que aparcar de nuevo las zapatillas, más si tenemos en cuenta que llevaba solo tres meses entrenando desde la última lesión que había tenido, pero debo reconocer que estaba un poco cansado de entrenar todos los días con molestias en el tendón, así que, en parte, intento refugiarme en eso para no estar demasiado mosqueado. Pero, como decía, tampoco puedo quejarme, pues si hubiese tomado las medidas correspondientes en su momento, lo más probable es que ahora no estuviera sin correr. Pero bueno, ya sabemos que los deportistas, en ocasiones, somos demasiado cabezones o, por lo menos, no queremos ver muchas cosas que, ante los ojos del resto de personas, son lógicas, lo que nos lleva a tener pensamientos como los que tuve entrenando tantos días con estas molestias: “Bueno, será algo pasajero, si no se quita esta semana, se quitará la que viene”.

Como decía, estoy aprovechando estos días para hacer largos en la piscina y retomar la práctica de la bicicleta. Tras estar en 2017 sin prácticamente haberla tocado (creo recordar que tan solo salí un día), este año no me ha tocado más remedio que quitarle el polvo. Debo reconocer que, si bien es cierto que puede ser un deporte, bajo mi punto de vista, bastante interesante como entrenamiento cruzado para los corredores, para mi no tiene ese “encanto” que tiene la carrera a pie. Me imagino que algo semejante sucederá a los “ciclistas puros”. En mi caso, montar en bicicleta no es que me decepcione, porque sí es verdad que me gusta, pero debo reconocer que me gusta mucho más correr. No sabría dar un motivo claro, pero es así. Quizá, una de las cosas que menos me gustan del ciclismo es que es un deporte que requiere de mucho más tiempo que correr para hacer un entrenamiento. Creo que eso es algo que me declina más por las zapatillas que por los pedales. Siempre suelo decir que no es lo mismo hacer tres cuartos de hora de carrera continua que tres cuartos de hora de bicicleta, aunque sí debo ser sincero que deberíamos comparar el esfuerzo de un atleta de élite en una media maratón, que estará en torno a la 1h05', y un récord de la hora en ciclismo, pues ahí posiblemente, el esfuerzo del deportista sea muy parecido. Pero bueno, estamos hablando de gente cuyo objetivo es salir a disfrutar del deporte. En lo que respecta a la natación, debo reconocer que me lo paso bastante bien, pero creo que, en este caso, el problema está claro: la monotonía de tener que hacer largos. La verdad es que tener que estar “pa acá pa allá” durante 25 ó 50 metros, cuando vienes de un deporte en el que estás cambiando de paisaje continuamente, se hace muy monótono. Peor, salvando eso, la verdad es que es un deporte que me gusta bastante y que también veo como un buen complemento para la carrera a pie, pues no deja de ser una manera de trabajar el tronco superior, algo que normalmente no trabajamos.

Una de las cosas que más me fastidia de estar lesionado, aparte de no poder entrenar, es perderme la carrera que organiza la asociación cultural Argusino Vive. Una prueba de 6 y 10 kilómetros por las inmediaciones de la ermita de Argusino. La verdad, desde hace un tiempo estoy intentando informarme acerca de la historia de este pueblo de la comarca zamorana de Sayago, y me parece impresionante la gran labor que los nacidos y descendientes de Argusino están haciendo para que el pueblo no caiga en el olvido. Esta población, en septiembre de 1967, fue inundada por las aguas de la presa de Almendra. Desde entonces, y en contadas ocasiones, debido a bajadas del agua de la presa, algunas partes del pueblo han salido a la luz. 50 años después, unos cuantos hijos y descendientes de esta población decidieron hacer la asociación Argusino Vive, para rememorar este 50 aniversario, y con ello, organizar una serie de actividades, entre las que está la competición que este año celebra su segunda edición. A ver si acabo de recuperarme de esta lesión y en la próxima edición pueda estar en la ermita de Argusino para hacer los 10 kilómetros. Otra de las pruebas que me perderé será la de El Salvador, que me imagino será por las mismas fechas que la mencionada prueba sayaguesa, pero debo reconocer que este año hubiese preferido competir en Argusino.

Una de las cosas que no me esperaba es la de llegar incluso a echar de menos las series, y éso que hace año y medio de la ultima vez que hice unas. Una de las cosas que se me ha metido en la cabeza es la de, ya de cara a la próxima temporada (espero estar ya recuperado), preparar algún 10.000 y, además, la media maratón de Zamora. No me he parado aun a pensar el tema de volver a sacarme la licencia con el Atletismo Zamora, equipo con el que sigo corriendo pruebas populares (cuando no estoy lesionado). Éso tendré que ir viéndolo, pero esos dos objetivos competitivos la verdad es que me llaman bastante la atención.

En definitiva, y a pesar de estar en mi estación favorita para correr, me tocará tirar de paciencia hasta poder volver a calzarme las zapatillas. Como decía, no es que la bicicleta y la natación me decepcionen, pero correr para mi es mi deporte favorito. La verdad, cuánto me acuerdo de una frase que surgió de una conversación en la cual hablaba con una persona que en su día fue corredor y que ahora, debido a problemas con las rodillas, salía con la bicicleta. Me comentaba que le gustaba mucho el tema de dar pedales, pero que le gustaba mucho más correr, añadiendo “Alejandro, si pudiera correr, iba yo a estar dando pedales”. Algo semejante me sucede a mi.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.