sábado, 24 de diciembre de 2016

Filosofeando un poco


Llegaron los últimos días del mes de diciembre, y cone llos, las fiestas navideñas. Días para juntarse con la familia y contarnos las “batallitas” sucedidas a lo largo del año. Reconozco que no son mis fiestas favoritas por varios motivos, y que en estos días no disfruto demasiado, pero sé de la importancia de estas fechas para muchas personas. Me gusta, o más bien me encanta reunirme con mi familia, pero no me gusta nada el consumismo que hay en estos días, resumiendo mucho mi punto e vista sobre estos días festivos.

Con la llegada del fin del año, muchos correréis algunas de las miles de San Silbestres que se celebrarán a lo largo y ancho de nuestra geografía. Algunos os habréis descartado por correr una de las más famosas y conocidas, la Vallecana, sobre 10.000 metros, y con una participación impresionante, mientras que otros, seguramente, optaréis por correr otras pruebas no tan masivas o más cercanas a vuestros lugares de residencia. La de Zamora se celebrará, como es costumbre, el día 31 de diciembre sobre un recorrido urbano de unos 3500 metros por las calles más céntricas de la capital. Tras varias ediciones con el circuito de la catedral, al cual se daban un par de vueltas, Atletismo Zamora cambió en 2012 el recorrido. Como todo, con sus pros y sus contras, pero, ante todo, pensando en el corredor. Y, la verdad, este nuevo circuito me gusta bastante más

Este año, como llevo haciendo desde 2013, tampoco correré en la carrera de final de año de mi ciudad. Si soy sincero, no ha sido nunca una prueba que me haya motivado en exceso. Creo que mis resultados en la San Silvestre de Zamora no han sido lo suficientemente malos como para catalogarlos de pésimos (aquí logré mi primer podio con doce años, siendo tercero en la categoría Infantil, con mi compañero Steven en segunda posición), pero, a pesar de ello, no ha sido de las pruebas donde mejor me lo haya pasado. La verdad, me gustaría ver una carrera un poquito más larga. No hace falta subirse hasta los diez kilómetros, como hacen en la mencionada Vallecana o en la de Salamanca, pero sí del estilo a la de Palencia, donde, si no me equivoco, corren unos 6000 metros. Quizá, si fuera esa distancia o un 5000, por ejemplo, me pensaría un poco más en serio lo de participar. Y es que siempre me ha pasado lo mismo, para cuando quería empezar a coger el ritmo, la carrera se había acabado. La verdad, y solo como observación, en Zamora echo bastante de menos más carreras de diez kilómetros. Hay varias de tres, cuatro, cinco o seis kilómetros, de y ahí pasamos a la media maratón, 21097 metros por delante. Hablo, por supuesto, de asfalto, porque he visto que en Valorio harán para febrero una carrera de trail, donde una de las dos distancias disponibles es de unos 9500-10000 metros.

Y hablando de Valorio. El bosque zamorano es un lugar muy, muy transitado por “bikers”, ciclistas en bicis de ciclocross (la celebración del campeonato de España de esta especialidad dejó un circuito curioso), atletas y, por supuesto, personas caminando. En este lugar, muy propio para carreras de campo a través y ciclocross, apenas vemos la celebración de tres crosses y, desde 2011, apenas ha acogido un par de pruebas de ciclismo. En temas atléticos, hay que estar muy agradecidos al Club Mesa de Valorio, por la celebración de su cross popular, y a Teo de las Heras, quien, con la inestimable ayuda del club en el que está de entrenador, el Atletismo Zamora, ha logrado recuperar alguna carrera de campo a través en Valorio, carreras que suelen ser gratuitas, algo que cada ve es más raro de encontrar. Como decía, en las pruebas de 10.000 en la capital, me gustaría más carreras dentro de este bonito bosque que tenemos en Zamora.

Sobre entrenamientos, esta semana, una vez más, he vuelto a cambiar el día de descanso. Llevo ya unas cuantas semanas descansando los sábados y rodando los viernes. Por ahora, en este “periodo de acondicionamiento general” (no me acabo de adaptar a estos tecnicismos) la idea es mantener esta estructura de entrenamientos, pero, una vez acabadas todas las semanas, volveré a descansar los viernes, porque, con esa estructura que suelo utilizar en las series, me cuadra mejor descansar los viernes.

En este momento de la temporada, en el cual me ha tocado empezar de cero tras lesionarme, me toca acumular kilómetros de rodaje con el objetivo de ir cogiendo poco a poco algo de forma, hasta llegar a un punto ene el cual la carrera continua no pueda producir más mejoría, y será donde, lo quiera o no, tendrán que aparecer las primeras series después de lesionarme. Mi idea principal es hacer doce semanas solamente rodando, lo que los ciclistas llaman “hacer la base”, al inicio del plan con la idea de entrenar por tiempo y guiándome según los datos del pulsómetro, y desde una semana, guiándome por ensaciones y por kilómetros. Este periodo, en un principio, va a durar doce semanas, en las cuales debo ir aumentando poco a poco la distancia, para acabar los últimas semanas haciendo el mismo el mismo volumen que estuve tocando durante varias semanas de la pasada temporada, unos noventa kilómetros. Esto lo valoraré, pero, en un principio, completaré esas doce semanas.

Durante este periodo, en teoría y según lo que he leído, hay que controlarse y tal, y que si no se hace, nos cargamos “la base”, pero ésto me lo saltaré. Correré en Ávila, y aunque me den palos, intentaré correr todo lo rápido que el cuerpo me deje. No he mirado fechas, pero si el Regional y Don Bosco coinciden, pues las correré y no pasará nada por estar haciendo “la base”.

Esta semana había comentado cómo fueron las sesiones de entrenamiento hasta el miércoles, así que comentaré cómo han sido el resto de días. El jueves completé un rodaje de 14 kilómetros en 1h02'05”, a 4'26 min/km. El viernes, completando una ruta muy semejante, acabé con otros 14 kilómetros justos en 1h02'29, a 4'27 min/km. Hoy está marcado el día de descanso, y el domingo, el rodaje largo, que será de unos 17-18 kilómetros.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

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