lunes, 12 de junio de 2017

Running y atletismo, o cuando la lógica se ha separado del deporte

Hoy me pongo a escribir en el blog de un tema del que ya he hablado muchas veces, de esa “locura” que últimamente está en crecimiento, de este boom que están teniendo deportes como el atletismo, que ahora se llama “running”, del triatlón y, en menor medida, del ciclismo. Hemos llegado a un momento en el cual, las “locuras” pueden a la lógica, y no sabemos hasta dónde podemos llegar físicamente.

Comenzaré escribiendo sobre el deporte que más practico, el atletismo. O mejor dicho, la carrera a pie, porque el atletismo es un conjunto de varios deportes. Normalmente, llamamos atleta a aquel que corre, pero no solo él es atleta, también el lanzador de peso y el saltador de vallas, por ejemplo. Esto es algo que puede crear cierta confusión, como puede crearla la cuestión de si hacer “running” es lo mismo que practicar atletismo. Creo que intentar aclarar esto puede ser algo interesante, aunque está claro que cada uno tendremos una manera de entender todo esto, y por supuesto, todas estas formas de verlo son completamente respetables. Si preguntáramos, nos encontraríamos con gente cuya opinión es que no tiene nada que ver ser “atleta” con ser “runner”, mientras que otros comentarían que viene a ser lo mismo. A nivel personal, soy de los que piensan que no es lo mismo. Puede que, como me han comentado para otras cosas dentro del mundillo del deporte, sea un poco de la “vieja escuela”, no lo discuto, pero debo reconocer que sí distingo entre una cosa y otra. Para mi, tenemos por un lado a los atletas (ya digo, también un término ambiguo), que pueden ser populares y federados, y por otro, a los “runners”. Los primeros son gente que no hace falta que lleven muchos años corriendo, pero que saben cuáles son sus límites, saben llevar una escala lógica dentro del deporte e ir participando en pruebas de unas distancias u otras según se evolución como corredores, mientras que los “runners” son gente mucho más impulsiva, es decir, los deportistas que llevan un año corriendo y se animan a correr un maratón sin una base suficiente de kilómetros ni de pruebas en sus piernas. Un claro ejemplo de atleta sería un chaval que comienza a correr con catorce años, por ejemplo, y va quemando etapas en pista y demás, pero también una persona que comienza a correr con 25, 30 o 40 años sabe perfectamente cuál es su límite, en qué pruebas debe estar y en cuáles no. Un “runner” se apuntará a todo lo que pille por delante, sea un 5000 o una maratón, sin pararse a pensar si es adecuado o no lo que está haciendo. No quiero que esto suene como un comentario soberbio, no es mi intención, pero si quiero dejar clara mi opinión acerca de este tema.

A los corredores, con demasiada frecuencia, nos falta paciencia para hacer las cosas, pero ahí está la capacidad de cada uno de saber esperar el momento justo. A mi Teo siempre me dijo que se deben esperar al menos cinco años de práctica regular corriendo para empezar a ser atleta. A simple vista puede resultar una tontería, pero después de siete años corriendo, aunque no sean muchos, me han demostrado que es una teoría que suele funcionar. Siguiendo una preparación acorde a nuestras capacidades, pasados esos primeros cinco años creo que nos habremos desarrollado lo suficiente como para empezar a pensar en retos más o menos ambiciosos, y habremos hecho los suficientes kilómetros como para poder comenzar a preparar ciertos tipos de pruebas. Está claro que la capacidad de adaptación no será la misma en una persona sedentaria que en una persona deportista, aunque en ocasiones, ser deportista también pueda presentar sus aspectos negativos. Un ciclista que decida pasarse al atletismo (hay varios ciclistas que se pasan a la carrera a pie, y además, con unos resultados considerables) puede “acelerar” algunos aspectos al tener el cuerpo adaptado al deporte, pero no deja de ser un arma de doble filo, porque al ser una persona acostumbrada a esfuerzos de larga duración, a los dos días de empezar a entrenar ya está corriendo una hora. Y esto, para una persona que viene de un deporte donde, salvo caída, no hay prácticamente impacto, es sinónimo de lesión en breve. Salvando esto, está claro que un deportista capaz de estar encima de una bicicleta tres o cuatro horas, podrá evolucionar bastante más rápido que una persona sedentaria. Aun así, necesitamos llevar una escala lógica dentro de esto, y sobre todo, tirar de paciencia. No podemos olvidarnos de ir evolucionando con cierta paciencia y, una vez completadas dos carreras de diez kilómetros, tres medias y un par de tiradas de 18 kilómetros, apuntarnos a una maratón (digo maratón por ser una de las pruebas favoritas de los fondistas).

Algo semejante a lo que sucede con el atletismo, está sucediendo también en el ciclismo y el triatlón. En el caso de las dos ruedas, sucede algo semejante al atletismo, pero al revés. Es decir, muchos corredores lesionados comienzan a dar pedales, y como ven que tienen fondo, a los pocos días están haciendo salidas de 100 kilómetros, pero una “ventaja” que tiene el ciclismo en este aspecto de los abusos por parte de gente con fondo que viene de otros deportes es que es un deporte que necesita de muchas más horas que el correr, y con obligaciones laborales o familiares, es más complicado de entrenar. Sacar por ejemplo tres horas diarias para entrenar con estas obligaciones es bastante complicado, por lo que nos tendremos que conformar con entrenar lo que podamos y aprovechar cuando haya más tiempo libre para hacer algo más de horas. Aun así, también sucede como con el atletismo. Muchas veces, por hacer un par de marchas de 100 kilómetros y otros tres días unas salidas de 120 nos vemos capaces de hacerla Quebrantahuesos. En el caso de los triatlones, es lo mismo. Nos ponemos a nadar un poco, a dar pedales otro rato y a correr de vez en cuando, y nos vemos capacitados no para hacer un triatlón sprint o uno promoción, sino que nos vamos a por uno de distancia olímpica (1500 metros de natación, 40 kilómetros de ciclismo y 10 de carrera a pie).

Como siempre digo, creo que debemos ir por partes y no quemar etapas antes de tiempo. Debemos conocer perfectamente cuáles son nuestros límites, y a partir de ahí, comenzar a trabajar. Las prisas nunca han sido buenas compañeras, y en el deporte, tampoco. Al fin y al cabo, esto es un proceso que requiere de un tiempo. Podríamos compararlo con los estudios, donde se comienza en Infantil, para completar la Primaria, el instituto… Y está claro que no podemos pedir lo mismo a un niño de tercero de Primaria que a uno de primero de Bachillerato. Pues aquí, al fin al cabo, es lo mismo, con ciertos matices, pero lo mismo.

¿Cómo podríamos solucionar todo esto? No es algo sencillo viendo que, en muchas ocasiones, ésto se ha convertido en un negocio. Parece que esto se apodera de muchos de los eventos que hasta no hace tanto eran populares, y que ahora parecen tener unas campañas de marketing impresionantes, todo por lograr un número de participantes impresionantes. Para nada estoy de acuerdo con esto, porque no hacen sino que muchos deportistas se arriesguen a tomar la salida en una prueba para la cual no están preparados, pero que, gracias a la campaña publicitaria de la competición en cuestión, se ha hecho que acaben en la línea de salida. Si nos remontamos a la mentalidad que tenían los corredores de hace unos años, muchos consideraban que su vida deportiva se acabaría cuando comenzaran a correr maratón, parecía que el hecho de completar esos 42 kilómetros era el fin de un largo camino y de muchos, muchos kilómetros. Ahora, todo ésto se ha perdido, e incluso podríamos catalogar esta mentalidad como anticuada o como algo equivocado, pero, quizá, si mantuviéramos un pensamiento semejante, podríamos controlar mucho más nuestra lógica, no perder el respeto a todas las distancias, sea un 100 o una maratón. Quizá, de no tener tantos mensajes de diferentes pruebas casi obligándonos a correr en su carrera, y fuéramos capaces de tirar de lógica y hacer caso a un entrenador bien formado, nos iría mucho mejor.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

No hay comentarios: