lunes, 5 de octubre de 2020

Nueva temporada y coronavirus

Llegó el mes de octubre. Medio año ha pasado desde el fatídico mes de marzo, cuando el Covid-19 nos obligaba a quedarnos en casa y solo salir para las cosas más imprescindibles (compra, trabajo…). Medio año más tarde, seguimos viendo como este virus sigue haciendo estragos, con un número tanto de contagiados como de fallecidos que asusta. Todo ésto, como es lógico, afecta a nuestras vidas y, por ende, al deporte, donde muchas pruebas se han visto suspendidas a raíz de esta situación que estamos viviendo. Entre esas pruebas, dos de las afectadas son la Media Maratón y la San Silvestre de Zamora. ¿Cuándo volveremos a estar como antes de la aparición de este virus?

El mundo del deporte se ha visto afectado con la cancelación de varios eventos e incluso la limitación de gente en los grupos, como vimos en la famosa “desescalada”. Toca cambiar nuestra filosofía a la hora de entrenar. Sin objetivos a la vista, a mucha gente le ostará calarse las zapatillas y salir a hacer unos kilómetros, pero no podemos estar sin hacer nada hasta que puedan volver a celebrar pruebas como se ha estado haciendo hasta ahora, pues es algo que queda muy lejano. Pero podemos intentar sacar algo “positivo” de todo esto. En muchas ocasiones, los corredores tendemos a obsesionarnos con los resultados de las competiciones en cuanto a marcas o resultados se refiere, y nos olvidamos del camino que nos ha llevado a la prueba y, sobre todo, de la base de este deporte: correr. Este virus nos ha enseñado que, tras un periodo de confinamiento como el vivido en marzo y abril, que lo que más falta nos hacía no era colgarnos un dorsal, sino poder salir al aire libre, poder volver a entrenar por nuestros lugares habituales, a recorrer nuestra ciudad a zancadas o la provincia con nuestra bicicleta, y si encima es con nuestros compañeros, mucho mejor. Y eso se nos quitó. La competición, en estos momentos, debería ser algo secundario, pues no sabemos cuándo volveremos, pero podemos aprovechar para descubrir nuevas calles o carreteras para hacer kilómetros o para recuperarnos de todas esas molestias que nos han provocado varios fines de semana forzando para lograr un buen resultado en las competiciones de turno o en las muchos entrenamientos de series hechos. Tomarnos esto con una marcha menos a la hora de forzar y disfrutemos más de algo tan básico y sencillo como es esto de correr. Eso sí, que no tenga que venir otra cosa de estas para hacernos reflexionar sobre esto.

El tema del coronavirus afecta también al tma de ir en grupo a la hora de hacer kilómetros. Ya lo he comentado en entradas anteriores, pero es algo que no me canso de repetir. Para mi, ahora es un momento en el cual debemos rodar en solitario. Debemos poner nuestro granito de arena para frenar el contagio del virus y, ya que a la hora de hacer deporte no es necesario el uso de la mascarilla, lo ideal (bajo mi punto de vista) es que busquemos lugares abiertos para hacer nuestra sesión de entrenamiento, con el objetivo de poder dejar distancia con la gente con las que nos crucemos, y siempre en solitario, para evitar posibles situaciones de riesgo. Distanciamiento social, vamos. Cierto que hay una parte social en esto del deporte, lo cual es muy importante para mucha gente, hasta el punto de que el mismo entrenamiento pueda suponer, al mismo deportista, un auténtico calvario si lo hace solo o el mejor entrenamiento de la semana en cuanto a sensaciones si lo hace con alguien. Pero debemos tomar conciencia de la importancia del distanciamiento social, más cuando no llevamos mascarillas, forzamos la respiración y vamos rodando junto a más compañeros.

A nivel personal, esta temporada que llevamos alejados de las competiciones tampoco es que me pille muy “de nuevas”. Entre lesiones y temas laborales, llevo bastante tiempo poniéndome un dorsal de guindas a brevas. La última vez fue en el mes de octubre, cuando participé en la media maratón de Ávila, lo cual ya venía precedido de un periodo de poco más de medio año sin tomar parte de una prueba (curiosamente fue en otra media, la de Zamora). Por lo tanto, el hecho de no tener objetivos a la vista no es algo que, ahora mismo, me agobie. Lo pasé mucho peor durante el confinamiento. Como otra mucha gente, estuve el mes y medio que duró esto parado por completo. Ahí sí que eché en falta la práctica deportiva, el poder calzarme las zapatillas y salir a rodar unos kilómetros a la orilla del Duero. Además, se daba la circunstancia de que me tocaba parar en un momento en el que mi “chásis” no se quejaba por nada, sino que era un virus desconocido el que nos obligaba a meternos en nuestras casas. A nivel personal, imagino que como todos vosotros, estaba un tanto “desubicado”, por decirlo de alguna manera. Al volver a rodar en la famosa “desescalada”, lo que más me preocupaba no era cuándo podría volver a colgarme un dorsal, sino que el cuerpo me respondiera después de este tiempo parado. No tenía otra preocupación a nivel deportivo más allá de que un día pudiera salir y al siguiente saliera de nuevo a rodar y no me doliera nada.

Cinco meses más tarde, mi objetivo principal sigue siendo poder salir a diario con el objetivo principal de que no me duela nada, aunque mentiría si dijera que en las últimas semanas si que se me ha pasado por la cabeza en más de una ocasión el hecho de comenzar algún tipo de preparación con la idea no de competir, porque la situación es la que es, sino de intentar ir, poco a poco, mejorando los ritmos e ir acostumbrando al cuerpo a sesiones algo más exigentes. Por ahora, viendo la situación, no se puede pedir mucho más, pues no es momento de participar en las escasísimas pruebas que no se han cancelado. Pero, quizá por eso, porque falta mucho tiempo para competir y a mi lo que me hace falta es tiempo para empezar a estar un poco “entonado” en cuanto a ritmos, sea el momento perfecto para ponerme manos a la obra. ¿Por qué no? Luego, ya habrá tiempo de plantearse pruebas de 10.000 o incluso de media maratón, pero, teniendo tiempo para intentar mejorar…

Nos vemos… haciendo deporte, claro.


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