miércoles, 23 de diciembre de 2015

Las viejas historias de siempre

He estado unos días, para mi gusto demasiados, sin publicar en el blog. Hoy vuelvo a ponerme manos a la obra para escribir sin una idea clara, solo juntar unas letras según me vayan apareciendo las ideas. No sé si saldrá o no algo decente, pero al menos, voy a quitarme el gusanillo escribiendo algo, pues he comentado en más de una ocasión que para mi esto es como correr, me encanta hacerlo y cuando no lo hago, realmente noto que me falta algo.
Junto al ultrafondista José Manso tras un rodaje
de 15 kilómetros donde me dejó hecho polvo.
Me encuentro de nuevo en una situación que, casi por desgracia, tantas veces he visto, y que me niego a que se siga repitiendo. Me explico. Dije que estaba ante mi último asalto a esa vuelta a la competición de la que tantas y tantas veces he hablado. Por ahora, me he saltado un día la semana pasada la jornada de series largas para hacer un rodaje de 15 kilómetros, además de ponerme esta tarde de nuevo con otro rodaje cuando me correspondían unas series de 2000. Y es que, las cosas como son, no voy por el buen camino para volver a la competición al nivel en el que la dejé. Pero, como comentaba, ésta iba a ser mi última oportunidad de intento de regreso, por lo que si veo que la cosa no tiene pinta de ir por donde debería, ya habré gastado esa última bala de la recámara que comentaba hace unos días en el blog, dando por finalizado ese intento de vuelta a la competición. Por ahora, es una opción que veo bastante factible, pero habrá que esperar un tiempo para ver cómo se van desarrollando las cosas. Pero lo que tengo claro es que no voy a estar en un constante arranca-para como estuve la pasada temporada. O series o solo rodar, pero hacer tres semanas alternando ambas cosas y luego mes y medio solo rodando, no. O una cosa o la otra.
Es cierto que el otro día estuve haciendo series a ritmos de 3'30 notándome bastante bien, y sin que el pulso se disparara más de lo habitual (en torno a las 180 pulsaciones), pero debo reconocer que lo más normal es que no me note ni de lejos con la soltura que hace ya varios meses tenía, en aquella etapa en la que cual era capaz de hacer miles a tres minutos, series de 500 a poco más de 1'20 o rodajes por debajo de los 4'00 minutos. Será o no casualidad, pero desde que me lesioné no he vuelto a tener aquella capacidad para hacerlo. Además, me veo ahí anclado a los ritmos de 3'30-3'40 que, aunque están muy bien, cuando venía de llegar a hacer competiciones como aquel Cross del Ajo por debajo de los 3'10, me hace pensar que no estoy, ni de lejos, en mi mejor versión. Sé que por mi forma de organizar los entrenamientos tampoco hay demasiadas posibilidades de volver algún día a tocar aquellos ritmos. Pero, al fin y al cabo, si logro disfrutar de correr, éso me dará un poco igual. Es cierto que los corredores siempre queremos más y más rápido, y para cómo estoy entrenando, creo que puedo darme por satisfecho si soy capaz de ir a un ritmo de 3.30, pero, como me está pasando, sabes que cuando has estado bien de forma has podido tocar ritmos de 3'10 en aquel Cross del Ajo, o viendo los tiempos que hacía entrenando cuando gané en Bañobárez, te das cuenta de que realmente estás compitiendo a unos ritmos a los que antes ibas en un día de series normal. 
Con Víctor García en el Cross de Aranda de Duero en el año 2014.
El tiempo va pasando y me voy dando cuenta de que retomar aquellos ritmos no es algo imposible, pero sí algo muy, muy, muy lejano. Es lejano, principalmente, por mi forma de entrenar. Hasta que me lesioné, incluidos esos primeros meses, cuando comencé a entrenar de forma autodidacta, las sesiones solían ser bastante más cortas (he pasado de hacer 60-70 kilómetros semanales a hacer 90) pero con kilómetros bastante más intensos que los de ahora. Sin embargo, mis entrenamientos actuales los estoy enfocando más hacia la suma de kilómetros, lo que no es del todo beneficioso a la hora de obtener una mejora. En cierta medida, me sigo bloqueando a la hora de meter entrenamientos serios, pero sigo disfrutando de calzarme las zapatillas y perderme por Valorio, algo que realmente engancha. 
El tiempo va pasando y me voy dando cuenta de que retomar aquellos ritmos no es algo imposible, pero sí algo muy, muy, muy lejano. Es lejano, principalmente, por mi forma de entrenar. Hasta que me lesioné, incluidos esos primeros meses, cuando comencé a entrenar de forma autodidacta, las sesiones solían ser bastante más cortas (he pasado de hacer 60-70 kilómetros semanales a hacer 90) pero con kilómetros bastante más intensos que los de ahora. Sin embargo, mis entrenamientos actuales los estoy enfocando más hacia la suma de kilómetros, lo que no es del todo beneficioso a la hora de obtener una mejora. En cierta medida, me sigo bloqueando a la hora de meter entrenamientos serios, pero sigo disfrutando de calzarme las zapatillas y perderme por Valorio, algo que realmente engancha.
 Y debo reconocer que ésto acaba siendo un motivo para preocuparme. ¿Por? Sencillo. Las cosas como son, no veo la salida del túnel para algunas cosas, y el final lo veo muy, muy lejano. Quizá, debería dejarme en paz de historias y dar por perdidas todas mis intenciones de, algún día, volver a ser el que era. No quería, porque creo que aun soy joven y que si viendo que entrenando como he entrenado, he logrado entrar esta temporada en el podio en varias de las competiciones en las que he participado (segundo de la categoría en La Zarza de Pumareda y León, tercer absoluto en Villarrín de Campos y Carbajales), y quizá volviendo a entrenar con cabeza, reduciendo volumen e incrementando intensidad logro volver a hacer miles a tres minutos, pero hay momentos en los que veo que, quizá, ha llegado el momento de plantearme qué es realmente lo que quiero y dejar de buscar cosas que, quizá, deberían pasar a ser meros recuerdos de una época pasada, una época en la que anduve muy, muy bien, pero que, viendo el giro que mi cabeza ha dado y que ésta tampoco está muy por la labor de cambiar en algunos aspectos, lo más probable es que no vuelva y, como decía, todo se quede en recuerdos.
Toda esta parrafada viene tras ir viendo estos días que esa manía que le tengo a las series vaya cada en un aumento progresivo, llegando al mismo punto de siempre, a ese punto en el que decido que no sigo con las series. Entre unas cosas y otras, veo que para esto de ser estricto, ya no soy el de hace cuatro temporadas. Es cierto que estoy disfrutando muchísimo más que hace tiempo de esta forma más tranquila de ver el deporte o, más bien, el atletismo, porque con la bicicleta sigo siendo un picón, pero miro atrás, empiezo a recordar todos aquellos rodajes o series a ritmos endiablados, y no por menos sentir algo de envidia por mi mismo. Pero también me doy cuenta de que acabé bastante harto de todo aquello, que al fin y al cabo quizá fue aquello lo que me llevó a mi situación actual de no ser capaz de centrarme con los entrenos de calidad y solo me apetezca hacer rodajes a ritmo cómodo. Es verdad que soy muy picón, pero, quizá, tras aquella experiencia, debería ser consciente de que mi hueco está en otro tipo de entrenamientos. Lo iremos viendo.

Nos vemos... haciendo deporte, claro.

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