domingo, 17 de enero de 2016

Bicicletas de montaña, de carretera... y de gravel

El mundo del ciclismo, como sucede con otros muchos deportes, está en un constante avance tecnológico. Hemos pasado de llevar los pedales con rastrales a llevar pedales automáticos, de llevar las palancas del cambio en el cuadro a llevarlas en el manillar, de las 10 a las 11 coronas, del acero al carbono pasando por el aluminio… Y por comentar algo fuera de lo que es la propia bicicleta, comenzamos con unos sencillos cuentakilómetros y hemos acabado utilizando sofisticados GPS que nos dan no sé cuántos datos de cada salida en bicicleta. Pero hemos llegado a un par de “inventos” que me parecen algo peculiares, como son el uso de los frenos de disco en carretera y la proliferación de las bicicletas “gravel”, lo que, al parecer, no es ni una bicicleta de carretera, ni una BTT ni una de ciclocross. Entonces, ¿de qué hablamos?
Está claro que la evolución tecnológica es algo positivo, pero quizá deberíamos empezar a plantearnos ciertas cosas. Nadie nos va a discutir que es más cómodo llevar los cambios en las manetas de freno en vez de tener que andar soltando el manillar para llevar la mano al cuadro y hacerlo desde ahí, o que es mucho más seguro (o por lo menos cómodo) llevar unos pedales automáticos que unos con rastrales, como los que se llevaban hace 30 o 40 años, aquellos que llevaban las correas a los lados y que, en caso de tener que sacar el pie en una urgencia, prácticamente era caída segura, no como sucede con los automáticos, que casi hasta salen solos. Pero una cosa es buscar comodidad o seguridad, y otra ir en busca de vender, vender, vender y volver a vender. Y la verdad, tengo la sensación de que, tanto con los discos en carretera como con las bicicletas “gravel”, sobre todo con estas últimas, es lo que se está haciendo, un negocio puro y duro.
Los frenos de disco vienen del ciclismo de montaña, donde se llevan utilizando desde hace ya muchísimos años. Bueno, ahí puedo ver más ventajas que inconvenientes respecto al ciclismo de carretera, éso sí es cierto. Por lo que tengo entendido, los frenos de disco no tienen más potencia para frenar respecto al freno clásico, pero sí es cierto que, a la hora de apretar la palanca, no hace falta hacerlo tan fuerte. Cuando nos metemos por una bajada por camino, necesitamos tener mucha seguridad con los frenos, y creo que en este caso los discos sí nos los dan, pues a poco que accionemos la palanca vamos a tener la bici a una velocidad mucho más reducida. Los veo lógicos casi hasta entre los aficionados a la BTT, pues quien más quien menos alguna vez nos hemos visto en alguna situación algo comprometida por algún camino, por el tema de velocidad y excesiva velocidad para ir circulando por tierra, por poner un ejemplo. Sin embargo, en el ciclismo de carretera no veo los frenos de disco tan importantes, sobre todo entre los cicloturistas, entendiendo por cicloturista al que sale a pedalear por el mero hecho de hacerlo, no saliendo en marchas cicloturistas a competir. ¿Por qué no veo lógico el uso de los frenos de disco en carretera? Para un uso aficionado, cicloturista como suele denominarse dentro del mundillo, solemos ser gente que tenemos nuestros piques en las cuestas y tal, pero que creo, por norma general, no nos ponemos en situaciones de tanta, tanta velocidad donde necesitemos un frenado tan rápido que el freno “de toda la vida” no pueda suplir. Me parece que para los niveles a los un cicloturista se va a desenvolver, el freno tradicional va a funcionar a la perfección, sin necesidad de complicarnos más. Personalmente, no me gustaría que se aceptaran los discos entre los ciclistas de carretera. El motivo es muy sencillo. Las bicicletas, hasta ahora, no han venido preparadas para utilizar este tipo de frenos. Por lo tanto, si me da la venada y decido empezar a utilizarlos, ¿tengo que comprarme una bicicleta nueva, teniendo mi bici de carretera tres años? Pues me da que conmigo no iban a hacer demasiado negocio, la verdad. Pero, dentro de lo que cabe, puedo entender que los ciclistas de competición decidan (o no, porque creo que tampoco han sido bienvenidos) los frenos de disco, pues se enfrentan a situaciones donde van a ir realmente rápido, y esa velocidad a la hora de parar la bicicleta en situaciones donde se va apurando al máximo puede ser francamente importante. Veremos cómo evoluciona esto, pero desde luego, conmigo que no cuenten a la hora de instaurar los frenos de disco entre los ciclistas de carretera. Si para unas cosas me gusta estar pendiente de los últimos modelos, debo reconocer que aquí me voy a quedar anclado en lo que, si finalmente se usan en serio, podremos denominar “vieja escuela”.
¿Y qué está pasando con las bicicletas “gravel? Bueno, llamadme cuadriculado, de la “vieja escuela”, como comentaba en el párrafo anterior, o como queráis, pero para mi, éso son bicicletas de ciclocross, con alguna supuesta variación, simplemente para sacar más dinero por parte de las marcas de bicicletas. Pero, ¿una bici de carretera con ruedas ni gordas ni finas pero con tacos y para meterse por barro no era una bicicleta de ciclocross? Éso mismo había pensado yo toda la vida hasta que han aparecido estas “gravel”. Y que me perdonen los que utilizan este tipo de bicicletas, pero me parece un sacadineros. Se ponen excusas con que si es que la geometría no es la de una bicicleta de ciclocross, pero tampoco la de una bici de carretera, que si no sé qué de los desarrollos… Vamos a ver, si queremos meternos por trialeras, tenemos las BTT, si queremos ir por circuitos de barro y curvas, tenemos las bicicletas de ciclocross, si queremos ir por carretera, tenemos las bicicletas de carretera, y si no nos metemos por caminos malos y en carretera no nos importan demasiado las medias, podemos encontrar alguna bicicleta híbrida que nos permitirá ir por ambos sitios, con bastantes limitaciones, pues no podremos rodar tan rápido como los que llevan bicicletas de carretera ni meternos por las trialeras como hacen los que llevan BTT, pero al menos podremos pedalear. Mi opinión sobre este tipo de bicicletas es que, lo primero, no deja de ser una moda, y lo segundo, que por mucho que me digan, son bicicletas de ciclocross. ¿Por qué? Bicicletas de carretera, con ruedas que no son ni finas ni gordas, pero con unos pequeños tacos para mejorar nuestro agarre en situaciones de barro o algo de tierra. ¿Acaso eso no es una bici de ciclocross? Para mi, sí.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.


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