viernes, 10 de abril de 2020

Reflexiones de una cuarentena


En las últimas cuatro semanas nuestras vidas han no es que hayan tenido grandes eventos que nos hayan producido los suficientes motivos como para ponernos a escribir una entrada en un blog. No podemos salir de nuestras casas, lo que conlleva, como es evidente, que todo transcurra entre cuatro paredes salvo cosas muy contadas, como pueda ser acudir al trabajo (aquellos que tengan que acudir, dadas las circunstancias) o a comprar comida. A partir de ahí, no tenemos nada más en nuestras vidas, las cuales han pasado, en muchos casos, de ser muy ajetreadas, sin apenas momentos para desconectar, a tener todo el tiempo del mundo. Imagino que ésto sea uno de los motivos que me lleven a encontrarme sin ninguna idea, pero, a la vez, deseando poder escribir unos cuantos párrafos. Imagino que, de alguna manera, necesito ocupar el tiempo que antes empleaba para correr en otras cosas, y la escritura, sin duda, es una buena manera de hacelo. Como decía, no tengo ninguna idea clara, así que mi único objetivo para hoy es improvisar una serie de renglones. Lo único que tengo claro es que no quiero escribir de una forma explícita del dichoso coronavirus, pues bastante información nos llega ya a través de los medios de comunicación y de las redes sociales. Solo espero no aburrir. A ver qué sale.

En estos días le doy muchas vueltas al tema del deporte y de no poder hacer mi sesión diaria de kilómetros a orillas del Duero. El motivo, como siempre digo, es más que justificado, pero ésto no quita para que, como suele decirse, “me suba por las paredes”. Hoy viernes se cumplen cuatro semanas desde la última vez que me puse las zapatillas para completar un rodaje. Ahora mismo no caigo a qué ritmo me salió exactamente, pero fueron 15 kilómetros (de eso me acuerdo, pues llevaba ya mucho tiempo entrenando por distancia) en más o menos 1h17' (con el tiempo empleado ya es donde me entran las dudas). En un principio íbamos a estar un par de semanas sin poder practicar ejercicio físico al aire libre. Desde luego, una utopía sí que parecía viendo la que estaba cayendo por otros países. Seguimos avanzando y esto se nos alarga otras dos semanas más. Ahora tenemos ya confirmado hasta el día 25 de abril. A partir de ahí estamos escuchando comentarios de todo tipo. Parece ser que hay quien dice que a partir de ahí ya se podrá salir a practicar deporte al aire libre. Otros dicen que hasta mediados de mayo como mínimo nos tocará estar en el dique seco. Desde luego, nada confirmado, y tendremos que esperar a lo que diga el Gobierno en este aspecto, que al final son los que “dirigen” todo esto, y acatar lo que se nos diga, aunque ello, mal que nos pese, provoque que nos toque seguir sin salir a hacer kilómetros. En todo este tiempo, viendo también cómo se va alargando el estado de alarma en nuestro país y cómo el virus sigue avanzando (aunque parece ser que últimamente va “un poco” mejor, pero aun con muchos contagios), la verdad es que, como decía, me está costando muchísimo no poder salir de casa para rodar. Intento ver el lado positivo de las cosas y pensar que, con el rato que me quedo en casa, estoy ayudando a evitar una propagación del virus, pero, aun así, se me hace muy cuesta arriba.

Me resulta extraño no poder correr sin que me duela ningún músculo. Es la primera vez que tengo que dejar de correr y mi cuerpo no se está quejando por alguna de esas “burradas” hechas entrenando y que ahora tanto estoy echando de menos. Ains, mis kilómetros por la orilla del Duero, el bosque de Valorio y el Puente de los Poetas… La vedad es que vengo de un momento en el que estaba disfrutando de una manera especial de los kilómetros. Como decía, por primera vez en muchísimo tiempo había logrado encadenar varios meses seguidos de rodajes sin ningún parón. Tuve que parar los dos días del primer fin de semana de junio, cuando, estando en Soria, me levanté con la zona de la ingle de ambas piernas muy cargada y, tras pasar aquellos dos días, empecé a rodar el lunes de la siguiente semana. A partir de ahí y hasta el día 13 de marzo, rodando mis seis días semanales, haciendo en estas últimas semanas en torno a los 89-90 kilómetros. Ahora, cuando no tenía ninguna molestia, nos aparece un virus que nos impide salir de nuestras casa si lo que queremos es estar sanos y, por lo tanto, no contagiarnos.

Nos tocará seguir aguantando unos cuantos días más. ¿Hacer ejercicios de fortalecimiento o estiramientos? Mientras escribo estas líneas estaba escuchando una entrevista a un gran corredor de maratón como es Pablo Villalobos, y en ella venía a decir que a él lo que le gustaba era correr, y que de verlo subido a una bicicleta o nadando, era porque la cosa estaba muy chunga en cuanto a los “achaques”. Algo semejante me está ocurriendo ahora a mi. Lo que me gusta es correr, y debo reconocer que, si bien es cierto que desde aquellas molestias que comentaba en la zona de la ingle he estado dedicando todos los días que he salido a hacer kilómetros un buen rato a los estiramientos (rondando la media hora gran parte de ellos), y mira que es difícil encontrar un atleta más reacio a estirar que el que escribe. Pero debo reconocer que, tras una sesión de carrera continua, dejaban los músculos bastante “descargados”. Mal que me pese, debo dar la razón a todos aquellos “adictos” a eso de andar “pierna para arriba, pierna para abajo” estirando los músculos. Lo que nunca he hecho, al menos de manera consciente, han sido ejercicios de fortalecimiento. Desde que comenzó esto del confinamiento, la verdad es que creo haber estirado tres o cuatro días. Y si los días estirando han sido estos, teniéndolo como rutina desde junio, os podéis imaginar cuántos han sido los ejercicios de fortalecimiento que he hecho. Soy consciente de la importancia de ambas cosas para que la vuelta a los entrenamientos sea menos traumática de lo que ya por sí será. Pero, como decía, lo que quiero es correr. En cuanto me vea con las mallas y las zapatillas, será el momento de retomar los estiramientos, que, las cosas como son, me vendrán más que bien para evitar posibles sobrecargas después de tanto tiempo sin hacer unos kilómetros. Pero, lo primero, los kilómetros. Eso por supuesto. Una vez duchado ya será el momento de ponerse con ellos. Pero los kilómetros… que no nos falten. Solo espero que dentro de poco nos podamos poner a rodar por nuestros lugares habituales de entrenamiento. ¡Yo ya lo estoy deseando!

Estos días también dan para ver cómo han cambiado las cosas a nivel deportivo. En mi caso personal, antes de comenzar a correr, estaba haciendo mis primeros pinitos en las salidas de Bicizamora. Empecé haciendo las marchas familiares que organizaba la asociación más alguna salida suelta que hacía con mi padre. El ciclismo por entonces me encantaba y mi idea era, en algún momento, poder llegar a competir en este deporte. Sin embargo, las cosas no se fueron tornando exactamente así. Poquito a poquito fui creciendo y empecé a hacer mis primeras rutas de los miércoles (qué tiempos aquellos con los piques por el carril bici…), alternándolas con algunas familiares, que por entonces solían acabar siendo rutas con un kilometraje prácticamente igual al de las rutas que hacíamos los miércoles, cuando, como nos ocurrió en alguna ocasión, salían más largas. Un tiempo después, un accidente con la bicicleta de carretera me llevó a estar tres meses apartado de este deporte. Volví y seguía con la idea de competir, pero, al no haber manera de convencer a mis padres, acabé, no sé muy bien cómo, de la mano de Teo de las Heras haciendo atletismo. No era sobre la bicicleta, pero al menos me iba a permitir competir, que era lo que yo quería, aunque aquí fuera corriendo. A partir de ahí, y de una manera progresiva, dejé de andar en bicicleta para centrarme por completo en el atletismo. Recuerdo que he tenido temporadas de, estando en la temporada de atletismo y ya con la llegada del buen tiempo, salir alguna semana un día del fin de semana (bien el sábado o bien el domingo), pero eran semanas esporádicas y, al final, siempre acababa volviendo a corretear. Circunstancias de la vida que uno nunca acabará de entender, empecé siendo un ciclista aficionado al atletismo y he acabado siendo un atleta aficionado al ciclismo. Desde luego que no me arrepiento de haberme centrado en el atletismo, y mientras mi “chasis” aguante (y una vez que pase esta pesadilla del coronavirus), mi idea es seguir centrado en esto de gastar la suela de las zapatillas a base de zancadas. Imagino, por lo agresivo que es el atletismo, que algún día alguna parte de mi cuerpo (rodillas, cadera…) dirán que no aguantan más carga de kilómetros corriendo, pero, mientras tanto, hay que aprovechar y, ya de paso, quitarse el gusanillo de todas estas semanas que no estoy pudiendo hacerlo.

Nos vemos… (o nos veremos)… haciendo deporte, claro.

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