En
las últimas cuatro semanas nuestras vidas han no es que hayan tenido
grandes eventos que nos hayan producido los suficientes motivos como
para ponernos a escribir una entrada en un blog. No podemos salir de
nuestras casas, lo que conlleva, como es evidente, que todo
transcurra entre cuatro paredes salvo cosas muy contadas, como pueda
ser acudir al trabajo (aquellos que tengan que acudir, dadas las
circunstancias) o a comprar comida. A partir de ahí, no tenemos nada
más en nuestras vidas, las cuales han pasado, en muchos casos, de
ser muy ajetreadas, sin apenas momentos para desconectar, a tener
todo el tiempo del mundo. Imagino que ésto sea uno de los motivos
que me lleven a encontrarme sin ninguna idea, pero, a la vez,
deseando poder escribir unos cuantos párrafos. Imagino que, de
alguna manera, necesito ocupar el tiempo que antes empleaba para
correr en otras cosas, y la escritura, sin duda, es una buena manera
de hacelo. Como decía, no tengo ninguna idea clara, así que mi
único objetivo para hoy es improvisar una serie de renglones. Lo
único que tengo claro es que no quiero escribir de una forma
explícita del dichoso coronavirus, pues bastante información nos
llega ya a través de los medios de comunicación y de las redes
sociales. Solo espero no aburrir. A ver qué sale.
En
estos días le doy muchas vueltas al tema del deporte y de no poder
hacer mi sesión diaria de kilómetros a orillas del Duero. El
motivo, como siempre digo, es más que justificado, pero ésto no
quita para que, como suele decirse, “me suba por las paredes”.
Hoy viernes se cumplen cuatro semanas desde la última vez que me
puse las zapatillas para completar un rodaje. Ahora mismo no caigo a
qué ritmo me salió exactamente, pero fueron 15 kilómetros (de eso
me acuerdo, pues llevaba ya mucho tiempo entrenando por distancia) en
más o menos 1h17' (con el tiempo empleado ya es donde me entran las
dudas). En un principio íbamos a estar un par de semanas sin poder
practicar ejercicio físico al aire libre. Desde luego, una utopía
sí que parecía viendo la que estaba cayendo por otros países.
Seguimos avanzando y esto se nos alarga otras dos semanas más. Ahora
tenemos ya confirmado hasta el día 25 de abril. A partir de ahí
estamos escuchando comentarios de todo tipo. Parece ser que hay quien
dice que a partir de ahí ya se podrá salir a practicar deporte al
aire libre. Otros dicen que hasta mediados de mayo como mínimo nos
tocará estar en el dique seco. Desde luego, nada confirmado, y
tendremos que esperar a lo que diga el Gobierno en este aspecto, que
al final son los que “dirigen” todo esto, y acatar lo que se nos
diga, aunque ello, mal que nos pese, provoque que nos toque seguir
sin salir a hacer kilómetros. En todo este tiempo, viendo también
cómo se va alargando el estado de alarma en nuestro país y cómo el
virus sigue avanzando (aunque parece ser que últimamente va “un
poco” mejor, pero aun con muchos contagios), la verdad es que, como
decía, me está costando muchísimo no poder salir de casa para
rodar. Intento ver el lado positivo de las cosas y pensar que, con el
rato que me quedo en casa, estoy ayudando a evitar una propagación
del virus, pero, aun así, se me hace muy cuesta arriba.
Me
resulta extraño no poder correr sin que me duela ningún músculo.
Es la primera vez que tengo que dejar de correr y mi cuerpo no se
está quejando por alguna de esas “burradas” hechas entrenando y
que ahora tanto estoy echando de menos. Ains, mis kilómetros por la
orilla del Duero, el bosque de Valorio y el Puente de los Poetas…
La vedad es que vengo de un momento en el que estaba disfrutando de
una manera especial de los kilómetros. Como decía, por primera vez
en muchísimo tiempo había logrado encadenar varios meses seguidos
de rodajes sin ningún parón. Tuve que parar los dos días del
primer fin de semana de junio, cuando, estando en Soria, me levanté
con la zona de la ingle de ambas piernas muy cargada y, tras pasar
aquellos dos días, empecé a rodar el lunes de la siguiente semana.
A partir de ahí y hasta el día 13 de marzo, rodando mis seis días
semanales, haciendo en estas últimas semanas en torno a los 89-90
kilómetros. Ahora, cuando no tenía ninguna molestia, nos aparece un
virus que nos impide salir de nuestras casa si lo que queremos es
estar sanos y, por lo tanto, no contagiarnos.
Nos
tocará seguir aguantando unos cuantos días más. ¿Hacer ejercicios
de fortalecimiento o estiramientos? Mientras escribo estas líneas
estaba escuchando una entrevista a un gran corredor de maratón como
es Pablo Villalobos, y en ella venía a decir que a él lo que le
gustaba era correr, y que de verlo subido a una bicicleta o nadando,
era porque la cosa estaba muy chunga en cuanto a los “achaques”.
Algo semejante me está ocurriendo ahora a mi. Lo que me gusta es
correr, y debo reconocer que, si bien es cierto que desde aquellas
molestias que comentaba en la zona de la ingle he estado dedicando
todos los días que he salido a hacer kilómetros un buen rato a los
estiramientos (rondando la media hora gran parte de ellos), y mira
que es difícil encontrar un atleta más reacio a estirar que el que
escribe. Pero debo reconocer que, tras una sesión de carrera
continua, dejaban los músculos bastante “descargados”. Mal que
me pese, debo dar la razón a todos aquellos “adictos” a eso de
andar “pierna para arriba, pierna para abajo” estirando los
músculos. Lo que nunca he hecho, al menos de manera consciente, han
sido ejercicios de fortalecimiento. Desde que comenzó esto del
confinamiento, la verdad es que creo haber estirado tres o cuatro
días. Y si los días estirando han sido estos, teniéndolo como
rutina desde junio, os podéis imaginar cuántos han sido los
ejercicios de fortalecimiento que he hecho. Soy consciente de la
importancia de ambas cosas para que la vuelta a los entrenamientos
sea menos traumática de lo que ya por sí será. Pero, como decía,
lo que quiero es correr. En cuanto me vea con las mallas y las
zapatillas, será el momento de retomar los estiramientos, que, las
cosas como son, me vendrán más que bien para evitar posibles
sobrecargas después de tanto tiempo sin hacer unos kilómetros.
Pero, lo primero, los kilómetros. Eso por supuesto. Una vez duchado
ya será el momento de ponerse con ellos. Pero los kilómetros… que
no nos falten. Solo espero que dentro de poco nos podamos poner a
rodar por nuestros lugares habituales de entrenamiento. ¡Yo ya lo
estoy deseando!
Estos días también dan para ver cómo han cambiado las cosas a nivel deportivo. En mi caso personal, antes de comenzar a correr, estaba haciendo mis primeros pinitos en las salidas de Bicizamora. Empecé haciendo las marchas familiares que organizaba la asociación más alguna salida suelta que hacía con mi padre. El ciclismo por entonces me encantaba y mi idea era, en algún momento, poder llegar a competir en este deporte. Sin embargo, las cosas no se fueron tornando exactamente así. Poquito a poquito fui creciendo y empecé a hacer mis primeras rutas de los miércoles (qué tiempos aquellos con los piques por el carril bici…), alternándolas con algunas familiares, que por entonces solían acabar siendo rutas con un kilometraje prácticamente igual al de las rutas que hacíamos los miércoles, cuando, como nos ocurrió en alguna ocasión, salían más largas. Un tiempo después, un accidente con la bicicleta de carretera me llevó a estar tres meses apartado de este deporte. Volví y seguía con la idea de competir, pero, al no haber manera de convencer a mis padres, acabé, no sé muy bien cómo, de la mano de Teo de las Heras haciendo atletismo. No era sobre la bicicleta, pero al menos me iba a permitir competir, que era lo que yo quería, aunque aquí fuera corriendo. A partir de ahí, y de una manera progresiva, dejé de andar en bicicleta para centrarme por completo en el atletismo. Recuerdo que he tenido temporadas de, estando en la temporada de atletismo y ya con la llegada del buen tiempo, salir alguna semana un día del fin de semana (bien el sábado o bien el domingo), pero eran semanas esporádicas y, al final, siempre acababa volviendo a corretear. Circunstancias de la vida que uno nunca acabará de entender, empecé siendo un ciclista aficionado al atletismo y he acabado siendo un atleta aficionado al ciclismo. Desde luego que no me arrepiento de haberme centrado en el atletismo, y mientras mi “chasis” aguante (y una vez que pase esta pesadilla del coronavirus), mi idea es seguir centrado en esto de gastar la suela de las zapatillas a base de zancadas. Imagino, por lo agresivo que es el atletismo, que algún día alguna parte de mi cuerpo (rodillas, cadera…) dirán que no aguantan más carga de kilómetros corriendo, pero, mientras tanto, hay que aprovechar y, ya de paso, quitarse el gusanillo de todas estas semanas que no estoy pudiendo hacerlo.
Nos
vemos… (o nos veremos)… haciendo deporte, claro.
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