Hoy habíamos quedado con Teo, el entrenador, a las 10:00 de la mañana en Valorio. Una vez que estuvimos todos los que habíamos dicho que íbamos, nos pusimos a rodar. En un principio, ése ritmo sería lento, pero, en cuanto nos adentramos en el bosque y empezamos a meternos por los andurriales y las subidas, éso cambió por completo, y poder mantener el ritmo del principio era algo difícil.
Nada más empezar, Teo nos empezó a hacer zig-zag por los árboles del bosque. Parecía mentira, pero, cuando cambié de cronómero (del de pulsaciones al normal) iban ya 8 minutos. No sé qué distancia llevábamos porque, con tanto meternos entre árboles, no sé cuánto mide ése recorrido. Nos tuvimos que meter por una "máquina" que había en Valorio para abdominales, y no fuí capaz de saltarla. "Alejandro, si no la saltas, no nos vamos. Si te caes, lo único que pasaría es que nos reímos un rato", me decía Teo. Seguimos rodando y hacen acto de presencia las subidas. Una nos tocó subirla a gatas porque no había manera de subir bien. Otras no se podían subir corriendo, así que, pese a que intenté no hacerlo, nos tocó andar. En otras, aunque despacito, se podía ir. Una vez había una bajada y una subida en forma de "V", ésas típicas del cross, nos tocó saltarla. En las dos veces que pasamos por allí me tocó repetirlo. Lo conseguí en las dos. En la segunda, Steven también tuvo que repetirlo.
En otra ocasión íbamos rodando, y no sé qué me pasó, que me fuí al suelo. Menos mal que caí en hierba, más que nada porque no llevaba los guantes y las manos las tenía algo frías...
Cuando faltaban unos 5 minutos para acabar, Teo empezó a meter cambios de ritmo y yo me fuí tras él.
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