viernes, 13 de julio de 2012

Cuando la dureza puede a la salud

Yo creo que todos, compitamos o no, sabemos cuál es la dureza de la competición, más cuando buscamos un puesto cabecero o una victoria. Vale, que cuando competimos, muchas veces lo hacemos porque nos gusta, porque es una afición. pero hay personas que se dedican de forma profesional a competir. En estos deportistas todo cambia, porque neccesitan unos resultados mínimos para poder tener un equipo con el que poder competir, por lo que las competiciones son muy rápidas y no nos debemos descolgar para evitar darnos una paliza excesiva luchando contra el viento o una climatología adversa. Pero debemos plantearnos una cosa: cuando vemos a ciclistas profesionales subir como lo hacen en puertos increíbles, como puede ser el Angliru, donde muchos aficionados tendrían que poner pie a tierra y ellos deben subir como balas para poder seguir en su equipo. ¿Forzamos demasiado a nuestros profesionales? ¿La dureza puede a la salud de nuestros deportistas? Muchas veces parece que sí. Las organizaciones de competiciones profesionales buscan que los corredores den todo el espectáculo que puedan y si en ocasiones se pone como asunto primordial a la dureza.
André Greipel, uno de los mejores sprinters del momento.
Debemos pararnos a pensar una cosa: ¿estamos abusando de nuestros deportistas? ¿Les exigimos más de lo que pueden dar en su trabajo? Personalmente creo que deberíamos tener muy, muy en cuenta sus opiniones, puesto que elols son los que están sufriendo en las competiciones. Están en su trabajo y quien quiere algo, algo le cuesta. Hasta ahí, todo de acuerdo. Pero una cosa es un esfuerzo que con masaje, comida y mucho descanso se quita, que un esfuerzo que noshaga hacer visitar al médico y nos veamos descansando más tiempo del deseado. Creo que lo tendríamos que pensar.
Vamos a plantearnos una solución: si los corredores no son escuchados, pararse y no seguir o hacerlo andando.
El otro día, que salimos en bicicleta para hacernos unos 60 kilómetros, nos econtramos con Valentín (seguro que más de uno lo conocéis) y fuimos rodando con él unos 40 kilómetros. él ha estado en muchas cicloturistas y ha visto muchos puertos, y nos dejó muy claro que él pensaba que habría que poner un coche abriendo la carrera en estos puertos a 12 km/h y se acabó.
Cuando nosotros somos aficionados todo cambia. Os pongo un ejemplo del atletismo: hay una competición donde se sube el Angliru corriendo. Vale, aquello es un infierno, pero todo cambia: podemos ponernos a andar, podemos hacer cualquier tiempo porque no nos tiene que renovar ningún equipo y noe s nuestro trabajo, solo disfrutamos y, lo más importante es que, si sufrimos haciéndolo, es porque nosotros así hemos querido. Un profesiona, aunque pueda escoger un poco de su calendario, sae que vaya donde vaya va a tener que hacerlo bien para renovar. Lo bueno es que a alguna carrera puede ir solo a rodar para coger forma para competir en otro lado u ahí puede sufrir algo menos.
Esperemos que la salud del deportista se ponga por delante del espectáculo.

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