miércoles, 11 de septiembre de 2013

Las cosas de los eventos


Una de las cosas que tenemos los deportistas populares es que, a diferencia de los profesionales, a nosotros nos toca buscar las pruebas en webs, blogs, foros, revistas, entre los compañeros del grupo con el que salimos… y nos toca pagar el desplazamiento, la inscripción, el alojamiento (de ser necesario)… Casi todas estas cosas a los élites no les pasa porque van invitados. Claro, que ellos se ganan la vida con esto, por algo son profesionales del deporte, mientras que el resto nos dedicamos profesionalmente (los que estén en edad de trabajar y tengan la suerte de poder hacerlo. No es mi caso, pues soy estudiante) a otras cosas.

Ahora no hablaré de las pruebas profesionales, sino que voy a hablar del usuario que hace deporte para mantenerse, lo que habitualmente llamamos popular o, en términos más técnicos, cicloturismo ene l caso de las bicicletas. Yo, para evitar tener que usar tanto cambio de palabras, intentaré generalizar, aunque en algún caso también voy a concretar. Y, sobre todo, hablaré de esas pruebas populares tanto en el ámbito ciclista como en el atlético.

Muchas veces criticamos a nuestras ciudades porque no hacen eventos de grandes dimensiones, donde el dinero de nuestra inscripción se va para cubrir el gasto de los personajes invitados y otra parte hacia algún pequeño recuerdo. En muchas de esas pruebas nos dejamos llevar por el nombre o el supuesto prestigio que tiene, y nos olvidamos de algunas cosas, como puede ser qué es lo que a mí me van a ofrecer por desplazarme hacia una ciudad para hacer una prueba popular. Personalmente, me da igual, como popular, compartir pelotón con un atleta profesional o un ciclista que haya ganado alguna competición de mucha importancia.  Yo lo que quiero es que si en una cicloturista tengo una caída, un servicio médico me pueda ayudar, que me den un avituallamiento decente o que al llegar a meta me den algo más que una botella de agua y me digan “gracias por venir”. Además, quiero encontrarme cómodo en una prueba. Y cuando digo cómodo no es que salga poca gente, es que no se gaste el dinero en invitar a figurones y sí que se haga en cosas mucho más útiles para el deportista que va a participar (avituallamientos, una buena comida…)

Como atleta de competición no soy ningún Bekele. Pero he corrido pruebas que tienen algo de renombre y otras más “normales”. Os puedo asegurar que en más de una ocasión me he sentido infinitamente más cómodo en las pruebas populares que en algún cross donde te toca dar un viaje muy largo, darte la paliza corriendo y que solo te den una botella de agua y, como mucho, una naranja pasada y unos calcetines que, por talla, corresponden a los de primer año de la categoría anterior (doy fe, me ha pasado).

Estamos acostumbrados a darnos un viaje de muchísimas horas, pagar el desplazamiento, el hotel (de ser necesario), más la inscripción y, si no tiene licencia, añádelo al dinero de la de un día en el caso del ciclismo (y en ambos deportes cada vez son menos los que pueden permitirse el dineral de una licencia, con precios cada vez más caros). ¿Por cuánto nos sale la bromita? Eso sí, luego podemos ir y decirle a algún vecino, amigo o compañero de trabajo nuestra participación en tal o cual prueba. Sin embargo, no somos capaces de dar participación y el dinero de la inscripción a los organizadores de nuestras pruebas locales. No participamos en las pruebas que se organizan al lado de casa, donde nos ahorramos un dineral en desplazamiento y, además, podemos ir calentando hasta el lugar de la prueba. Pero no. ¿Por qué? Las pruebas que constan de grandes patrocinadores (seguimos hablando en populares) tienen un mejor presupuesto para los medios de comunicación y la gente las conoce.

Esto me revienta. No participamos en nuestras marchas, muchas veces diciendo “es que es mi lugar de entrenamientos” o “esa zona de la provincia no me gusta”. Si nosotros mismos, los populares, no somos capaces de ir a nuestros eventos, ¿quién si no? Pocos son los eventos multitudinarios, el resto son pruebas donde todo es mucho más familiar e informal, son las puras pruebas populares, y si los deportistas de esa provincia no participan, ¿quién sino? Debemos predicar con el ejemplo. ¿qué hay otra prueba en otra provincia el mismo día que una en la mía? Pues eso que nos ahorramos en el desplazamiento y, además, hacemos el favor al deporte local.

Me da la impresión de que no sabemos defender nuestros deportes en las provincias. No nos estamos dando cuenta de que muchos eventos están desapareciendo por ese motivo. Al final únicamente quedarán dos tipos: las carreras encubiertas y las carreras federadas, que son las de repercusión. Y no es cosa de las pequeñas organizaciones, que en muchos casos se desviven por el deportista. Es cuestión de mentalidad.

¿Y cómo afecta esto al deporte en general? Veamos. Si una agrupación, asociación, club, equipo… organiza un evento y solo  aparecen cuarenta deportistas en total, puede que solo 10 sean de fuera… Esto provoca que, de cara al exterior, no demos una imagen deportiva correcta. Así, la gente de fuera dirá que, si no van muchos participantes, será porque es una prueba aburrida o excesivamente dura. Si los locales no predicamos con el ejemplo, ya pueden desvivirse los organizadores.

Luego esto podemos verlo desde el punto de vista competitivo. En estas pruebas locales con tan escasa participación no se puede dar un gran espectáculo. El podio prácticamente está decidido antes de la salida, pues están los cuatro de siempre. Sin participación competitiva y sin participación popular, ¿qué sucede? En estos eventos los organizadores desisten y dejan de organizar la prueba. Luego siempre los hay que dicen: “es que en mi provincia casi no hay pruebas”. ¡No me fastidies! Si todos respondiéramos nos olvidáramos de tantos “intereses deportivos” (más de un deportista se queda sin tomar la salida en alguna prueba porque al equipo no le interesa que compita, aunque no lo tenga que hacer y se le vaya a tomar como entrenamiento) y nos quejáramos menos, poniendo de nuestra parte como voluntarios o participantes (o ambas cosas), desde luego que todo mejoraría.

En definitiva, y para acabar, ayudemos al deporte local y luego apuntémonos a los grandes eventos de otras ciudades. Si todos ponemos de nuestro lado en el deporte local, a nivel general seguro que mejora y conseguimos los objetivos que buscamos.

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