lunes, 23 de enero de 2017

Crónica del IX Cross "Ciudad de Ávila"-Memorial José Soriano

Una vez más, y ya van nueve, el Club Atletismo Ecosport celebró ayer el ya tradicional Cross “Ciudad de Ávila”-Memorial José Soriano, una edición que vino marcada por el sol, aunque el viernes el tiempo empezó a amenazar con una nevada por la provincia, y porque este año, después de unas cuantas ediciones, los más pequeños han tenido un hueco en esta prueba de campo a través, corriendo desde 400 metros los atletas pertenecientes a la categoría Prebenjamín, hasta los 2500 de la categoría Cadete. Dentro de la categoría Absoluta, el vencedor fue Luis Miguel Sánchez Blanco, seguido de Jesús Antonio Núñez, segundo clasificado, y Sergio Salinero completando el podio. En la categoría femenina, la victoria correspondió para Jimena Martín, acompañada en el podio de Laura Segura y Helena Herrero, respectivamente.


Como no podía ser de otra manera, este año volvimos a correr al Cross de Ávila, con la intención, primero, de disfrutar de la carrera, y segundo, de hacerlo lo mejor posible. La verdad, no tenía muy claro a qué ritmos iba a poder manejarme ni cómo me iba a responder el cuerpo después de tanto tiempo sin colgarme un dorsal (la última carrera que hice fue la de El Encinar, a principios del mes de septiembre), por lo que estaba completamente lleno de dudas. Sí es cierto que, previamente, había hecho algún rodaje progresivo, habiendo acabado los últimos kilómetros tocando ritmos en torno a los 3'40-3'50, pero habían sido siempre sobre asfalto y, no vamos a negarlo, siempre con el terreno lo más favorable posible y buscando que el aire soplara lo más a favor posible. Por eso, a pesar de que había visto ritmos interesantes en el reloj, tampoco podía tener referencias demasiado objetivas, solo que sí había ido viendo mejorías según iba completando esos rodajes progresivos.

Con esto, llegamos ayer a la capital abulense. Tocaba recoger el dorsal, ver correr a mi primo, que este año se animó a competir, y calentar para la competición. Aunque creo que no ha sido de las ediciones más frías que he corrido, sí se notaba cierto frío, así que mejor hacer un buen calentamiento que y lograr entrar en calor, que no apurar demasiado y salir aun con sensación de frío. La recogida de dorsales, como siempre, bastante bien organizada, con un buen trato al atleta, aunque este año la bolsa de corredor fue un poquito más floja respecto a otras ediciones. Ya con él colocado en la camiseta del Club Atletismo Zamora, tocaba esperar un ratito y ponerse a calentar. El ambiente por la zona de los dorsales y alrededor iba en aumento, cada vez más corredores se iban acercando, muchos de ellos comentando cómo tenían previsto hacer la carrera. Por allí estaban algunas caras conocidas. Roberto, Raquel, Fernando, Codesal, los hermanos Núñez… En definitiva, muchos galgos por allí sueltos.

Con la llegada de los Prebenjamines chicos, decidí que era la hora de ponerse a calentar. Fuera toda la ropa, salvo la chaqueta del chándal, y a dar unas vueltecillas por El Soto, primero en busca de la línea de salida, y luego, en busca de alguna zona tranquila donde poder ir entrando poco a poco en calor. Como de costumbre, unos cuantos ejercicios de movilidad articular combinados con algo de carrera continua muy suave. Por allí me seguí cruzando con más zamoranos, como fueron Gago y Marcos, con quien calenté durante un ratito, hasta que ambos decidimos irnos a cambiar de zapatillas. Yo este opté, como en pasadas ediciones, por las zapatillas de clavos, y la verdad es que no me arrepiento de haberlas llevado durante los más de ocho kilómetros de carrera.

Y llegó el momento de llegar a la línea de salida. Decidí ponerme en primera fila, junto a Jesús Antonio Núñez, un atleta que desde siempre me ha parecido muy cercano, y junto al gran veterano Fernando Lorenzo. Con una puntualidad digna de alabar, se dio la salida. Pensé que había hecho un inicio rápido de carrera, hasta que, cuando llevaba dos zancadas, empezó a pasarme gente por todos los lados. Tuve la sensación de que, más que estar en una prueba deportiva, estaba en plena estampida de corredores. La verdad, me impresionó el ritmo que impusieron los primeros clasificados ya desde el primer metro. Y yo pensando que había hecho una salida rápida. Intenté buscar mi sitio enseguida, para evitar hacer excesos demasiado pronto, dejando que fuera mi cuerpo quien marcara el ritmo. Estos primeros metros tuve la suerte de compartirlos durante un buen tramo con Verónica, de Atletas Veteranos de Salamanca. A priori, me metí en un grupo bastante grande de corredores, que poco a poco, con el paso de los metros, se fue deshaciendo. Las sensaciones me iban acompañando, así que opté por hacer la carrera progresiva e ir adelantando puestos con el paso de los metros, siempre con la calculadora de la mano para evitar posibles excesos que pudieran pasarme factura. Como de costumbre, en las zonas donde teníamos los típicos cambios de terreno de las pruebas de campo a través, o en el momento que nos tocó saltar los obstáculos artificiales que la organización había colocado (nos troncos), perdía bastante tiempo, lo que creo que a la postre me jugó alguna mala pasada. Siempre me ha pasado lo mismo en este tipo de zonas, soy un pato y en cuanto la cosa se complica, me toca reducir algo el ritmo si no me quiero ir al suelo.

Logré ir avanzando posiciones, pero llegó un momento en el que ya me costaba ir acelerando en busca de que los corredores que acababa de pasar me cogieran, así que, una vez metidos en la zona de los saltos, tuve que dajarles ir, las piernas me dijeron que ellas ya no iban a perseguir a nadie más y que, como mucho, intentarían echar una mano para, por lo menos, mantener el ritmo que había llevado hasta entonces. Así fuimos hasta la recta de meta. Al girar, vi que venía un grupo por detrás bastante lanzado. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue “venga, dalo todo que solo te quedan 300 metros para llegar y si no aprietas te van a pasar todos en la misma línea de meta”. Llegué a la par con otro corredor, que al final me ganó, pero, al menos, no perdí demasiadas posiciones. Finalmente, logré entrar en el puesto 41 de la categoría Absoluta y tercero de la categoría Promesa. Los datos del GPS fueron: 8820 metros en 32'43, a 3'43 min/km.

En definitiva, creo que rendí mejor de lo que me esperaba, con bastantes buenas sensaciones y logrando correr por debajo de los 3'45 min/km. El balance general creo que puede ser positivo, aunque hoy sí me he notado algunas zonas bastante cargadas. En lo que al circuito se refiere, noté que algunas zonas estaban especialmente malas en comparación con otros años, aunque, curiosamente, las zonas que yo recordaba con peor estado, estaban mejor que como yo las recordaba de otras ediciones. ¿Algo a mejorar para otras ediciones? Creo que, por norma general, la prueba ha estado bastante bien organizada, aunque creo que las salidas de los niños (hablo de la Prebenjamín, que fue la que seguí) no deberían estar tan alejadas y con tan escasa señalización, y también mejoraría las explicaciones que una persona de la organización me dio al preguntarle por la localización de la salida de la categoría Absoluta. La bolsa de corredor sí ha flojeado un poquito respecto a otras ediciones, y, personalmente, me gustó más la camiseta que se nos dio el año pasado. Por lo demás, creo que no podemos poner ninguna pega a la organización.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

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