viernes, 29 de diciembre de 2017

Con ganas de poder volver


Me pongo hoy a escribir sin saber demasiado bien sobre qué voy a hacerlo. Hoy es uno de esos días en los que no tengo ninguna idea concreta que me permita juntar unas cuantas letras en este espacio. Por lo tanto, voy a tirar un poco de improvisación, y a ver qué es lo que sale. Como siempre digo, espero que el resultado no sea algo aburrido. A ver qué tal se da en esta ocasión.

El pasado 21 de noviembre me fracturé una costilla mientras iba rodando. Bueno, una fija, pues la doctora barajó la posibilidad de que hubiera dos, pero en la radiografía la segunda no se veía de una manera clara. El martes pasado se cumplieron cinco semanas parado por completo, sin poder hacer ni un solo metro con las zapatillas y las mallas. A lo largo de este tiempo, he ido viendo bastante mejoría, llegando al punto actual, en el cual no noto ninguna molestia. Es algo que me anima bastante, ver que la cosa va mejorando y que ya no hay dolor. Sin embargo, a pesar de notar esta mejoría, hay otros puntos que me hacen ver esto desde un ángulo mucho más negativo. He pasado de estar trabajando y entrenando, de acá para allá, a no poder trabajar ni entrenar, lo que me ha llevado a estar más horas en casa. Es cierto que he aprovechado para seguir estudiando unas oposiciones, pero es cierto que ese “movimiento” que he tenido hasta el pasado 21 de noviembre se ha visto muy, muy reducido, echando bastantes más horas en casa. Cuando te acostumbras a organizarte el tiempo para intentar aprovecharlo porque tienes que hacer varias cosas (trabajar o estudiar, entrenar…), estás en un constante “va y ven”. En ocasiones de mucha carga, la verdad es que podemos estar deseando descansar un poco, pero, al final, siempre acabamos echando de menos ese ajetreo. Eso es un poco lo que a mi me está pasando ahora. La verdad, intento mirar las cosas de una manera positiva, y ver que hoy ya me han dado el alta laboral y que, por otro lado, el martes podré empezar de nuevo a entrenar, pero, aun así, me cuesta bastante ver que todo acaba pasando y que, tarde o temprano, podré volver a hacer “vida normal”, entiendo por tal poder volver a entrenar los seis días habituales y durante unos cuantos kilómetros, y poder volver a trabajar.

Tras diversas citas médicas, hoy tocó la última. Por fin, empiezo a ver el final del túnel. El médico me dio el alta a nivel laboral. Buena noticia, que me permitirá volver a trabajar el martes. Una vez con el alta en la mano, mi pregunta fue clara: “Doctor, ¿y correr? ¿Ya podré volver?” (una pregunta muy habitual en estas citas médicas). La respuesta del doctor fue clara: “No tengas tanta prisa, tienes que cumplir el plazo de mes y medio para poder volver a correr”. Haciendo cálculos, el martes hace cinco semanas que estoy sin correr, así que el próximo martes se cumple ese mes y medio. Cuando me confirmaron la fractura, no me hizo falta preguntar, enseguida me dijeron que “vas a tener que esperarte el mes y medio para poder volver a correr”, pero debo reconocer que, en las citas anteriores, no perdía la esperanza de que se pudiera reducir ese tiempo, pero, lo primero, hasta hace semana y media más o menos, aun notaba ciertas molestias, y segundo, el plazo que siempre me han dicho para que el hueso suelde es de cuarenta días, así que, mal que me pese, me tocará esperar hasta el próximo martes para poder ponerme a encadenar zancadas.

Centrándome un poco más en el aspecto deportivo, que suele ser el tema principal del blog, la verdad es que me está costando bastante estar parado durante tanto tiempo. Desde que hago deporte de forma tan asidua (más o menos desde septiembre-octubre de 2009), nunca había estado sin hacer ningún tipo de actividad física durante tanto tiempo. Sí es cierto que, debido a alguna lesión, he estado parado por completo durante algún periodo de tiempo determinado, el más largo, diez días, cuando me lesioné el año pasado. Recuerdo otra vez que, tras un ingreso hospitalario, allá por el mes de agosto de 2011, estuve justo un mes en el cual, tras más o menos un par de semanas en las cuales no hacía mucho, empecé a salir algo en bicicleta (unos 30 kilómetros, más o menos día sí y día no), alternándolo con algunas caminatas por el carril bici y alrededores. La diferencia con entonces es que, al final, acabé haciendo algo de deporte, aunque tardara un mes en volver a calzarme las zapatillas. El año pasado estuve dos meses sin poder correr, pero ocurrió lo mismo que en el caso anterior, a los diez días de estar parado, empecé con la bicicleta y la natación, lo que me sirvió para evitar perder demasiado (tras ese tiempo, pude salir los primeros días a ritmos de 5' min/km, que tras dos meses sin correr, no me podía quejar). Para esta ocasión, no he podido hacer nada de nada a lo largo de las semanas. Desde luego, ésto no lo he llevado nada bien. Mientras iba teniendo mejorías en la costilla, tocaba seguir parado, sin poder encadenar zancadas, algo lógico, pues no he dejado de tener una fractura ósea (o dos, pues, como dije, no había estado muy claro) y ésto requiere su tiempo, pero también algo que a los corredores no nos gusta nada. Pero bueno, como dije en el párrafo anterior, el martes espero poder calzarme de nuevo unas zapatillas, que ya va siendo hora.

Me imagino que, después de tanto tiempo, la forma estará por los suelos. La idea para empezar a entrenar será la misma que utilicé cuando tuve que reiniciar los entrenamientos tras la lesión del año pasado, es decir, hacer doce semanas de carrera continua con el objetivo de hacer lo que los ciclistas llaman “la base”. Estoy barajando la posibilidad de modificar algunas cosillas respecto a la manera de hacerlo del año pasado. Entre esos cambios se encuentran a dejar el pulsómetro en casa y salir solo con el GPS y dejando que sea el cuerpo el encargado de decir los ritmos a los que ir en cada rodaje. Por otro lado, no descarto retomar los entrenamientos por distancia, en vez de por tiempo. Una vez completado este periodo, me gustaría intentar retomar los entrenamientos de calidad, de cara a preparar algún 10.000, mi distancia favorita.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

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