martes, 20 de octubre de 2015

Cuando se pasa de afición a profesión

En el atletismo hay dos tipos de deportistas, los élite y los populares. Los primeros son deportistas profesionales que se dedican a entrenar y competir, mientras que los segundos corren cuando pueden, unos de una forma más seria, otros de una forma menos seria, unos con plan, otros sin plan, unos todos los días, y otros un día a la semana, pero con el único objetivo de pasárselo bien, disfrutar con lo que se hace y sabiendo que nuestra vida durante unos años no va a depender del atletismo, sino de un trabajo, que puede o no estar vinculado con el deporte, pero no con competir y ganar carreras. 
Los élite, como todos sabemos, se dedican de forma profesional a esto, con sus entrenamientos y sus entrenadores, enfocando todo a estar lo más adelante posible en carreras de cierto prestigio, o con el objetivo de lograr una mínima que les lleve a correr, por ejemplo, un Nacional o un Europeo. Estamos hablando de gente a la que unos pocos segundos o un puesto más arriba o más abajo les da o les quita la gloria, como suele decirse. Para ello, igual que otros trabajadores para sus respectivos trabajos, tienen que entrenar bajo una presión bastante interesante, pues es muy impotante para ellos ir cumpliendo a diario con todos los entrenamientos y ver que llegan a los objetivos más importantes en un buen estado de forma para lograr sus objetivos y seguir ganándose un sueldo como deportistas profesionales. 
Dentro del mundo de los populares, hay muchas variaciones respecto a los profesionales. Dentro de este grupo tan amplio vamos a encontrar a atletas que entrenan uno o dos días a la semana junto a otros que entrenan seis días semanales, con un plan de entrenamiento determinado para poder lograr unos objetivos cronométricos en 10.000, media o maratón, por ejemplo. Pero, seamos de un grupo o de otro, resulta que nosotros, por muchos planes de entrenamientos que tengamos, tenemos una diferencia de lo más importante con los élite: no nos ganamos la vida con esto. Nosotros peleamos por unos objetivos, vale, pero somos conscientes de que si estamos preparando una media para hacer 1h35' y llegamos al día de la prueba y en vez de hacer la marca que queríamos hacer, nos topamos con que el crono dicce que 1h38'49 no vamos a tener que rendir cuentas a nadie, igual que tampoco nuestro sueldo va a depender de que nosotros hagamos o no 1h35 en media. Hablo de medias, pero lo mismo sucede con las carreras de 5000, 10000 o maratón. Es cierto que es un rollo preparar una maratón con el objetivo de hacer 2h45" y llegar a meta con 2h58", pero, al no depender nuestra economía de ésto, sabemos hasta qué punto ésto es algo negativo. Nosotros seguramente no logramos un objetivo y al día siguiente ya estamos tan contentos, pero cuando nos ganamos el sueldo con esto, seguramente el día siguiente no estemos demasiado contentos.
Toda esta parrafada anterior sobre populares y élites tiene algún motivo. El primero, pues que me apetecía hablar sobre las diferencias que suelo hacer entre élites y populares. La segunda, y quizá la que más me ha llamado para escribir esto, es una pequeña conversación que tuve hoy con Teo tras completar el entrenamiento que tenía programado. Esta conversación me ha servido para darme cuenta de varias cosas... aunque quizá no en el sentido en el que Teo me lo quería decir. 
Comencé en esto del atletismo hace seis años, y la verdad es que me costaba bastante correr rápido. No tenía problemas para rodar, pero las series y sobre todo los cambios de ritmo me hacían sufrir más de lo que yo me imaginaba, aunque es cierto que noté mejoría en un tiempo relativamente corto, y cada temporada, hasta la cuarta, fui en progresión, hasta llegar a hacer rodajes a ritmos de 4.00 min/km teniendo la sensación de ir rodando. También he hecho miles a 3.10-3.15 con facilidad, e incluso más de una vez he bajado hasta los 3.00-3.05, y puedo decir que he llegado a competir a ritmos de 3.10-3.15. Las cosas como son, reconozco que disfruté de aquella época de entrenamientos, éso no lo voy a negar. Pero igual que no niego éso, tampoco puedo negar que acabé saturado de entrenamientos y competiciones cuando decidí empezar a entrenar por muy cuenta. Me veía mentalmente cansado y físicamente tampoco estaba con la frescura de años anteriores. Decidí hacer un paréntesis, el cual no sabría cuánto iba a durar. Ahora, un par de años después, tengo varios temas bastante más claros y no me veo tan saturado de atletismo como llegué a estar.
Lo primero, o mejor dicho, lo que más me ha cambiado ha sido la mentalidad. He pasado de salir en las carreras a competir para hacerlo disfrutando. Ya no me planteo salir con una única idea, la de ganar. Ahora prefiero salir, primero, para disfrutar, y luego, para lo que salga. Éso me ha permitido que ya no haya llegado a mentener las 200 pulsaciones durante la competición, como llegué a hacer, por lo que no he vuelto a experimentar ese sufrimiento agónico que me llegó a suponer competir, algo que he agradecido especialmente, porque no es lo mismo ir a 185  pulsaciones que a 200... El hecho de comenzar a ser mi propio entrenado también empezó a aportarme bastantes beneficios. Por un lado, al comenzar a hacer solo rodajes, me despejé bastante de toda esa carga que tenía y que me había hecho modificar los entrenos. Más adelante, al comenzar a hacer series, comencé a conocerme más a mi mismo y, aunque ahora me cuesta centrarme con esos entrenos de calidad, sigo disfrutando de poder entrenar seis días semanales. 
Ahora, también es verdad, he comenzado a tener los problemas que tenemos los atletas de fondo que entrenamos a lo bruto. y es el de tener alguna que otra molestia por el cuerpo. ¿Preocuparme? Bueno, no llego ni a 20 años, y yo sigo empeñado en que la vejez deportiva me ha llegado antes de tiempo, pero, si os digo la verdad, ésto me da un poco igual. Estoy disfrutando del atletismo, que es de lo que se trata. Puede que ya no sea capaz de competir a 3.20 o de hacer miles a 3.00 minutos, pero puedo decir algo que un día no pude: disfruto. Es verdad que soy bastante bruto entrenando, que no entiendo nada de organizar entrenamientos y tal, las cosas como son, y que seguramente no llegue ni a los 25 años haciendo deporte. Pero bueno, el día que me toque dejarlo, supongo que hasta arriba de lesiones, al menos sé que he disfrutado. 
¿Creo que tengo cualidades para estar delante en las carreras? Pues he corrido bastante rapidillo, pero no creo tener tanta calidad deportiva como mucha gente me ha dicho. Tampoco he tenido cabeza suficiente como para plantearme objetivos serios, creo que siempre he sido más de ir viendo las carreras según iban llegando a ir a correrlas, sin más, y luego, según la época, ir con una mentalidad u otra, pero nunca con el objetivo, por ejemplo, de clasificarme para correr una gran prueba o de lograr una mínima. Físicamente creo que hay atletas que están mucho mejor preparados que yo para ir delante en las competiciones, es más, creo que a mi se puede aplicar eso de que yo era el último de los buenos y el primero de los malos. No me gusta aplicar la palabra de malos, pero quizá esa frase sírve para dar a entender lo que quiero decir. Ahora, a una edad en la que seguramente tendría que empezar a "estallar" como atleta me encuentro en un momento en el que los rodajes normales me salen a ritmos de 4.30 y las series más rápidas a 3.20, cuando antes las normales eran a esos ritmos. Pero, disfrutando como lo estoy haciendo ahora del atletismo, no me importa en exceso.
Nos vemos... haciendo deporte, claro.

No hay comentarios: